8- ¿Por qué?
Su cuerpo estaba entumecido, aún no podía abrir los ojos y su mente no registraba lo que sucedía a su alrededor...
Fue tomando conciencia de su situación cuando al, finalmente abrir sus ojos, se vio en un lugar extraño, un galpón o cobertizo bastante grande y en penumbras...
Escuchaba voces a lo lejos, no conocía ninguna ni podía ver a esas personas... intentó moverse, sólo para darse cuenta que estaba atado de pies y manos, sintiendo un súbito temor...
Él era un caballero dorado pero había renunciado y no podía hacer uso de sus poderes, mucho menos frente a personas comunes...
Una cinta pegada a su boca le impedía hablar o pedir ayuda... unas incontenibles náuseas vinieron de pronto y el vómito se acumuló en su boca, amenazando con ahogarlo...
Se movió como pudo con desesperación y con sus pies, logró tirar un recipiente, llamando la atención de los hombres que hablaban...
-Quítenle la cinta de la boca, se está ahogando en su vómito!
Rápidamente lo voltearon y quitaron lo que tapaba su boca, dejándolo tirado, descompuesto y desorientado, tosiendo, mientras recuperaba el aliento.
Viendo que su estado no mejoraba y que seguía expulsando el contenido de su estómago, decidieron llamar al jefe...
-Señor, el chico está muy descompuesto, no para de vomitar y se retuerce de dolor... ¿qué hacemos?
-...
-Bien, señor... lo esperamos aquí...
Dándose vuelta, se acercó a Camus y le puso una toalla húmeda en la frente.
-Chico, tranquilízate que te lastimarás y el jefe nos matará... ya está en camino... te doy un consejo y espero lo tomes... haz lo que te diga y no lo enfrentes... puede irte realmente mal chico y,... es una lástima que haya puesto sus ojos en ti... te conozco poco pero me caes bien...
Camus lo oía todo como a la distancia, le costaba entender sus palabras, se sentía mareado y la sensación de ahogo no se le iba.
Focalizó su mirada en el hombre que le hablaba y no le resultaba conocido pero eso era lo que menos le importaba en ese momento... lo trataba bien y le aconsejaba, le decía que lo conocía y que le caía bien...
Tal vez era uno de los tantos jóvenes que iban a la biblioteca...
¿Pero qué hacía participando de un secuestro?
Sus cavilaciones se vieron interrumpidas por el ruido de la puerta de aquel lugar e inmediatamente el muchacho se puso de pie para luego alejarse de él...
Sintió la ansiedad momentánea de saber por qué estaba allí, quién le creía tan importante como para secuestrarlo...
Por fin todas sus preguntas internas se vieron respondidas al ver al alcalde acercarse hacia donde se encontraba...
Minos lo observaba desde su posición de parado y se veía aún más imponente y peligroso...
-Te dije que me aceptaras, sólo te pedía una cena en mi casa... mira lo que me obligaste a hacer...
Camus lo miraba sin poder creer lo que escuchaba... todo se resumía a la cita que no había aceptado? Todo era una locura, un mal sueño y deseaba despertar.
-¿Por qué... por qué me hace esto?
El alcalde se agachó hasta ponerse a su altura y lo miró directo a los ojos, los que se encontraban apagados y con grandes ojeras...
-Eres tan hermoso como inocente... perfecto...
Camus pudo ver en esos ojos azul profundo lo mismo que había visto en los de Deathmask cuando intentó violarlo: deseo y lujuria...
Ese solo pensamiento le dio terror y como pudo se movió tratando de alejarse
-Eres consciente que no puedes huir de mí y lo que viene ahora... ¿creíste que porque me dijeras que tu corazón tiene dueño yo renunciaría a mis deseos de tenerte?
-...
-Veo que no quieres hablar... bueno, mejor para mí...- dándose vuelta, llamó a uno de sus hombres y le pidió la cajita que había dejado sobre una mesa a la entrada...
-Ahora serás mío y no lo podrás evitar.
Camus sentía que su cabeza explotaría en cualquier momento, se sentía enfermo y podía sentir cómo el alcalde se agachaba a su lado y le ponía una pastilla en la boca... se negó a tragarla pero el hombre tapó su nariz y boca hasta dejarlo sin oxígeno y cuando quitó sus manos para darle espacio al aire, le vertió el contenido de un vaso de agua en la boca haciéndolo tragar el medicamento.
Para su horror, como si fuese en cámara lenta, lo vio desatar sus pies y quitar su pantalón de pijama junto a la ropa interior, dejando expuesta su intimidad...
Lo volteó y sin mediar palabras, separó sus glúteos y metió un dedo en su ano, empujándolo hasta el fondo, haciendo gritar a Camus de dolor y sacando las primeras gotas de sangre de su interior...
Camus sentía que veía borroso, le costaba entender lo que le decía Minos y su miedo se acrecentó cuando el dedo volvió a entrar en su interior, lastimando su entrada y provocando mucho dolor...
-"Kanon... Kanon ayúdame... no me puedo defender... creo que me drogaron... por favor..."
Una plegaria silenciosa que esperaba fuera oída porque su cosmo estaba adormecido..
Minos lo levantó del piso donde estaba y lo condujo a un privado de aquel lugar donde lo tendría para él sólo sin testigos ni interrupciones...
Había esperado demasiado para tener al chico y ya no deseaba perder más tiempo...
Lo recostó sobre un sillón y se tiró a su lado, observando la belleza del galo...
-Eres precioso... perfecto... y ahora ya te tengo para mí...
Camus estaba ido completamente, su mente no registraba nada de lo que sucedía a su alrededor pero, cuando unas manos grandes acariciaron su pecho y abdomen se sintió asqueado.
No era su hermoso toro quien lo tocaba y acariciaba... no eran sus manos, ni sus labios... todo estaba mal...
-Alde...
-No digas otro nombre en mi presencia!- y una cachetada resonó en el lugar
Le había partido el labio y ahora limpiaba con su lengua el trazo de sangre que salía de la abrasión...
-Por favor... Alde... Kanon...- Camus no escuchaba a su alrededor, su mente se perdía más y más en la oscuridad...
-¿Qué te dije?- los golpes se sucedieron brutales y cuando ya vio que el chico no respondía a nada, se acomodó entre sus piernas y empezó a penetrarlo.
Una luz encegueció el lugar y un triángulo dorado apareció junto a una persona que desprendía un aura de odio y dolor...
El peliazul tomó a Minos del cabello y lo arrojó lejos de Camus, que estaba semi inconsciente y se movía apenas en el lugar...
Minos tomó un arma dispuesto a asesinar al intruso y terminar lo que había comenzado, pero el muchacho frente a él esquivaba sus balas y golpes como si nada...
Kanon lo tomó del cuello de la camisa y lo arrastró hasta fuera del lugar, lejos de la mirada de Camus...
Un resplandor fue todo lo que se vio y el alcalde desapareció... los secuaces espantados, corrieron sin dirección queriendo escapar de esa máquina de matar que era el peliazul...
Sólo un joven se quedó y cuando Kanon se le acercó, él le dijo quién era antes de correr la misma suerte que los demás.
-No me mates... yo quise ayudarlo... él es amigo de mi esposa y Minos estaba celoso de su relación... me obligó a trabajar para él a cambio de no asesinarla ni a ella ni a mis hijos...
Ella está ciega señor y no puede defenderse, el joven Camus le enseña braille y la acompaña todos los días hasta mi casa...
Yo me siento muy mal por todo esto, pero en ningún momento le hice daño y he tratado de estar con él dándole agua, aconsejándolo... no soy mala persona, sólo una víctima de las circunstancias... haría cualquier cosa por mi familia...
-Te creo... llévate lejos a tu familia y gracias por cuidar de mi amigo... por favor, no cuentes nada de lo que ocurrió aquí con nosotros dos...
-Mis labios están sellados, joven... gracias...
Kanon levantó el cuerpo de Camus, el hombre le dio unas cobijas para que cubriera su desnudez y otra vez, un triángulo dorado apareció frente a ellos y desaparecieron.
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