Tras dejar su equipaje en Acuario, siendo recibido por su alumno Hyoga, Camus se dirigió al templo de Athena, donde el patriarca lo esperaba.

Aldebaran se retiró a su propio templo y allí recibió la visita de Mu...

-¿Qué fue todo eso, Alde?¿Camus vino a quedarse?

El taurino no sabía la respuesta y decidió obviarla del mejor modo posible...

-No lo sé, Mu... Camus tiene una vida fuera de aquí y es feliz... creo que merece esa paz que aquí le falta desde hace mucho...

-Pero sigue siendo un caballero dorado y tiene obligaciones con Athena...

-Él renunció antes de irse, no porta ya su armadura aunque sí conserva su cosmos...

-Eso es extraño, no crees? Yo suponía que al dejar de ser caballero, se te quitaban tus poderes...

-Pero Mu, nosotros nacimos con este poder, nadie nos lo dio... no se puede sacar...

Mu pensó en las palabras de Aldebaran, era cierto, ellos eran elegidos por las estrellas y tenían un rol que cumplir en la Tierra, ser caballeros eran designios del cosmos que latía junto a sus corazones...

-Puede que tengas razón, pero el hogar de Camus es aquí, no en el exterior...

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El patriarca se hallaba sentado en el trono y desde allí observaba al menor de la élite dorada, pues a su juicio, el aguamarina seguía siendo el único portador de Acuario y representante de la constelación de Ganimedes.

Además que le tenía un profundo cariño, prácticamente lo había visto crecer...

Le vio sufrir injusticias pero nunca denunció a sus atacantes, lo tacharon de traidor y fue al único que no perdonaron sus camaradas y, aún así, su frente se mantuvo en alto, con orgullo como el digno caballero que era...

Ahora estaba frente suyo y se veía distinto, lucía diferente... sólo su inocente expresión e indudable inteligencia eran remanentes en su fría personalidad...

-¿Qué te trae por aquí, Camus?

-Patriarca, debía arreglar ciertos asuntos en persona, por eso he venido...

-¿Asuntos personales?

-Sí, patriarca... deseo acabar con los malos entendidos que me incumben y también necesito ver a Kanon de Géminis...

-Me alegro que te decidas a poner en claro tantas cosas que te ensucian siendo mentiras... eres, siempre has sido un digno representante de Ganimedes y nadie tiene derecho a insultar tu nombre ni tu constelación...

En cuanto a Kanon... él no se encuentra en el santuario desde ayer...

-¿Está en una misión?- el corazón de Camus le daba la respuesta, él podía sentir que no estaba luchando, al menos no contra enemigos.

-No, no es una misión... pidió permiso para acompañar a Shaka a la India, no se estaba sintiendo a gusto aquí y el viaje de Virgo a los templos budistas, fue su oportunidad para despejarse...

El corazón de Acuario se aceleró al mismo tiempo que una punzada de culpa le invadía...

¿Tan mal estaba Kanon por él, por amarlo?

Debía buscarlo y hablar con él, pedirle perdón por hacerle daño se manera inconsciente.

La voz del patriarca lo trajo de vuelta de sus cavilaciones

-No creo que sea prudente que lo busques ahora, dale tiempo para que se amigue con la idea de no poder tenerte.

-¿Usted lo sabía, patriarca?

-Kanon es tan transparente para mí como lo eres tú, Camus... yo crié a esos gemelos y Kanon siempre fue el más extrovertido pero también el que más ocultaba sus sentimientos... sin embargo, a mis ojos no tiene secretos.

Su amor por tí lo ha llevado a cambiar y querer ser mejor persona cada día... claro que también sabe que no eres para él y debe buscar la iluminación para ver más allá y encontrar la verdadera felicidad...

No te sientas culpable porque le has hecho mucho bien, aunque no lo veas así en este momento, aunque él tampoco lo vea... sólo dale y date tiempo...

-Gracias patriarca... usted sabe entonces que Aldebaran y yo...

-Están juntos? Sí, lo sé y me alegro... su relación ha sido de las cosas más hermosas y puras que he visto en el santuario, siempre juntos, siempre amigos, con ese cariño que fue mutando en amor a través de los años...

-Nunca creí ser tan obvio...

-No lo eres... sólo que no siempre puedes ocultar las reacciones de tu cuerpo y cuando lo mirabas, tu alma se reflejaba en tus ojos y tu sonrisa...

Camus no pudo evitar el sonrojo que cubrió su rostro al saberse descubierto por la máxima figura paternal que conocía desde que tenía memoria.

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Los templos eran majestuosos, infraestructuras increíbles pero por dentro la austeridad se mostraba sin un dejo de deshonra, por el contrario, la sencillez y aura de paz y calidez humana era lo que ennoblecía cada recinto.

Shaka caminaba en silencio, parecía flotar con sus pies descalzos y sus ojos cerrados...

Lo llevaba de la mano mientras pasaban al lado de monjes meditando, que no perdían su concentración si él, en un descuido, los rozaba o pisaba sus túnicas...

Kanon sintió su corazón oprimirse y sin poder evitar que sucediera, sus lágrimas cayeron raudas cuando Shaka se detuvo frente a la gran figura de Buda.

El rubio llevó su mano hacia su pecho y saludó a su Dios, con profundo respeto; luego se acercó al gemelo, que seguía allí parado, conteniendo el aire de sus pulmones y con el rostro empapado.

-No es tu Dios por lo que no tienes la obligación de ofrecerle tu respeto...

-Deseo hacerlo, siento esa necesidad sin importar quién sea pero sí lo que representa... tengo una fuerte opresión en el pecho, ganas de llorar y purgar todo lo malo que he hecho en mi vida... expiar mis culpas, porque siento que esa es mi condena, el que no pueda tener el amor de Camus...

Shaka lo observó con tristeza y entendimiento... el amor no correspondido era difícil de sobrellevar...

-Verás amigo, el que Camus no te ame no tiene nada que ver con tu pasado sino con el hecho de que Alde estuvo siempre con él desde que era un niño, lo protegía y ayudaba y eso transformó un sentimiento de amistad en amor, pero... de no estar Aldebaran, seguro estarías tú en su corazón...

-¿En verdad lo crees?- su rostro mostraba un asombro sincero a sus palabras

-Sí, claro... ¿quién no se enamoraría de alguien como tú?- se dio cuenta de sus palabras al momento de soltarlas pero ya era tarde y el gemelo lo había oído y entendido perfectamente.

-No me creas tan ganador en el amor... no he estado con muchas personas y la única que me vio como soy, la que me leyó el alma, no me puede mirar más que como amigo...

Shaka tenía deseos de abrazarlo, darle confort pero sabía que no era el lugar correcto y, por otro lado, el gemelo le había dado un dato que jamás hubiese imaginado...

Él tenía una imagen muy distinta de Kanon y su vida sentimental, lo creía un don Juan, que de seguro había dejado estela de corazones rotos...

Y resultaba que no era así, más allá de su apariencia de Dios griego, en el interior sólo era un joven sensible que sufría un desamor.

-Kanon... desahoga tu pena y luego, si es tu deseo, podemos pasar a un lugar privado donde puedes descargar toda tu frustración conmigo...

-Jamás te pondría una mano encima, Shaka, aunque según lo que tengo entendido sobre tí, es más que seguro que me detendrías los ataques sin despeinarte...

El peliazul lo miró con ojos cansados pero con una sonrisa sincera, quitando su aliento...