El tiempo se detiene para los enamorados, más no así para los que sienten que la vida se les escapa por laberintos oscuros y siniestros de los que no pueden salir...

El temor a lo desconocido te llena de dudas y te traiciona la razón... crees que no puedes confiar más allá de tí mismo pero hasta tú te has convertido en tu propio enemigo, atropellando tus sentimientos... ya no sabes quién eres porque dejaste una parte tuya en algún lugar del camino, en el recuerdo de una persona que nunca supo lo que significaba en tu vida...
Ahora estás solo, sintiéndote peor que nada y no sabiendo qué hacer con tu vida, tu futuro, ya que todo tu ser estaba a sus pies...

Ya sabes la verdad, la realidad que era obvia y por la que estás feliz, pero no por eso puedes arrancar lo que sientes y decides alejarte... te han ofrecido una salida, un escape... un refugio donde aclarar tu fragmentada mente y lo aceptarás porque sabes que es lo mejor para ti y para ellos...

-¿Estás listo, Kanon?- Shaka veía las profundas ojeras del gemelo y no podía evitar sentirse mal y renegar contra el destino...

No, él no podía hacer eso, era un ser espiritual, había aprendido que todo sucede por una razón, que las piezas del universo se mueven como en un tablero de ajedrez y que cada quién decide cómo mover sus fichas...

Él no podía ayudar a Kanon con su mal de amores, pero sí lo podía llevar a un lugar que le diera la paz interior que necesitaba...

Le había propuesto un viaje a su India natal, lo llevaría a un templo budista para que se sintiera bien consigo mismo y volviera a ser el hombre del que se había enamorado...

No esperaba nada más que eso, deseaba con todo su corazón que el gemelo menor volviera a su naturaleza divertida y franca, siempre atento a las necesidades de los demás, sin perder su sonrisa...

Le lastimaba verlo en ese estado lastimoso, desarreglado, sumido en una depresión constante y volcándose a la bebida para paliar su dolor...

-Sí, Shaka... ya estoy listo pero... tú te quedarás conmigo, verdad?

-Claro... te enseñaré a meditar y veremos monjes que te guiarán a la luz y paz que tanto anhelas...

-Gracias Shaka... eres un gran amigo!

Esas palabras calaron hondo en el joven rubio pero, era de esperarse, el gemelo no tenía ojos ni corazón más que para Camus...

Suspiró y le dio una sonrisa triste, que Kanon no comprendió pero sí notó...

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Aldebaran se sentía feliz, tenía a su gran amor acurrucado entre sus brazos, después de haberse entregado varias veces...

Había sucedido al fin y había sido fantástico, mucho mejor que lo que su mente imaginó tantas veces...

Su respirar pausado y profundo le decían que se había dormido y eso lo llenaba de ternura y más amor si es que eso era posible...

Lo besó suavemente, quitando mechones de cabello de su rostro y lo observó, detallando cada línea y ondulación de su rostro, delineando luego con su dedo índice...

-Eres perfecto... ¿cómo pudiste fijarte en mí?

Suspiró resignado... nunca estarían juntos como una pareja normal, se verían a escondidas del santuario...

-Si supieras lo mucho que te amo, Alde, no preguntarías eso...

Te he amado por tanto tiempo, jamás me fijé en el exterior de nadie porque sólo es una coraza que tapa el verdadero ser de las personas, pero aún así, yo te encuentro muy atractivo y sexy...

Le sonrió ladino y agregó

-Y tienes algo que me gusta mucho...

-¿Y qué es eso?- preguntó el toro, aún sin creer que su Acuario le hablara así

-Tus ojos son los más dulces y sinceros, tienes una mirada pura que sólo habla de amor y calidez humana...

-Creí que hablabas de otra cosa...- dijo sonrojado

-Eso también me gusta mucho- y sin mediar palabra, fue bajando por su cuerpo hasta el miembro en cuestión y lo tomó con su boca, sonriendo a su pareja de modo pícaro...

-Esta vez no sólo yo disfrutaré- en un rápido movimiento, levantó el cuerpo de Camus y lo posicionó sobre el suyo, de modo que quedaron invertidos y se podían dar placer uno al otro.

Aldebaran perdido entre los glúteos de su adoración, su lengua conquistando ese orificio que lo hacía delirar, mientras Camus ahogaba sus gritos de placer succionando el falo delante suyo con desesperación...

Cuando sintió los dedos del toro dentro suyo, casi lo mordió...

Aldebaran simulaba embestidas con sus dedos mientras la otra mano lo masturbaba y con su boca succionaba los testículos...

Camus gimió fuerte esta vez y eyaculó en la mano de su toro; aún agitado, se posicionó sobre sus muslos y se sentó sobre su sexo autopenetrándose, de espaldas a Aldebaran.

Tauro no podía con tanto placer, con la visión ante sus ojos de la espalda perlada de sudor de su amado Acuario, sus movimientos sensuales y las sonrisas que le dedicaba al voltear sugestivo...

Era suyo, totalmente suyo... ya no había dudas del amor de Camus y eso lo hacía inmensamente feliz...

Pasada otra ronda de pasión, se ducharon juntos entre sonrisas y besos y volvieron al pueblo con Aldebaran llevándolo estilo princesa porque sus caderas pasaron cuentas de tanta lujuria...

Antoine los recibió contento, más cuando vio los rostros felices de la parejita, que se dispensaba besos y sonrisas todo el tiempo...

No tenía que preguntar para saber lo ocurrido en la cabaña y se alegraba de ver a su hijo feliz...

Hablaron por mucho rato entre pasteles y cafés y llegó el momento del adiós...

Antoine los dejó solos tras despedirse del nuevo miembro de la familia y se dirigió a su habitación... tenían mucho de qué hablar...

Camus miraba la alfombra como contando la cantidad de hilos que la formaban, Alde lo observaba de reojo sin romper el silencio entre ambos...

-Cam... debo irme... prométeme que te cuidarás mucho y que-

-Iré contigo, Alde... debo dejar el pasado atrás y solo lo haré enfrentando al patriarca y asegurándome que Hyoga estará bien...

La cara de felicidad de Aldebaran era el empujón que necesitaba para saber que era lo correcto.

-Prepararé mi equipaje y nos vamos...

-Te espero, hermoso mío...

-Tú eres hermoso, Alde!

Sonriendo subió a su habitación y de pasada, habló con el señor Devereaux sobre la decisión que había tomado...

-Me hace muy feliz que lo hayas meditado pero no te olvides de este viejo...

-Eres mi padre, recuerdas? Jamás me olvidaría de ti!

Lo abrazó con cariño y fue por sus cosas.

Ya en la salida de la biblioteca, se despidieron y fueron a la parada de autobús que los regresaría al santuario.

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Mu salió a recibirlos feliz en la entrada del santuario...

-¿Cómo has estado Camus? Vienes a quedarte? Te hemos extrañado!

-Sólo he venido a ver al patriarca y dejar algunas cosas en claro, luego me marcharé...

-Te deseo suerte... ha estado bastante extraño, sobretodo después que Shaka y Kanon se marcharon....

-¿Se marcharon? ¿Adónde?

Camus también había visto su visita al santuario como una oportunidad para hablar tranquilo con el gemelo menor.

-Se fueron ayer por la noche, Shaka lo invitó a un viaje a la India, a conocer el budismo y así calmar su alma atormentada...

-Lamento que todo esto es por mi culpa...

-No lo pienses así, no tienes que hacerte cargo de sus sentimientos, pero sí estar feliz con Alde para que al menos, Kanon sepa que valió la pena su sacrificio y pueda salir adelante...

-Tienes razón... y espero que él encuentre a quién en verdad merezca su amor...

-Lo hará, pero primero debe sacar su dolor y ver más allá de su amor por tí.