Kanon transportó a Camus de nuevo al pueblo, a la biblioteca... habían pasado cuatro días desde que había despertado y ya era hora de volver...

Camus le explicó lo sucedido con el alcalde Minos y le confesó la verdad de su procedencia al señor Devereaux, quién lo recibió feliz y escuchó en silencio...

Le presentó a Kanon, le contó que él lo había salvado y  al despedirse, el hombre mayor fue testigo del poder del gemelo, que frente suyo abrió el triángulo dorado y, con una sonrisa dirigida a ambos pero sus ojos no se despegaban de Camus, desapareció en un segundo.

-Señor Devereaux... yo entenderé si no quiere que me quede aquí, no le traeré problemas...

Camus apenas susurró con la cabeza baja... entendería si al mayor le asustaba o no entendía lo sucedido...

Un abrazo fuerte y sentido recibió a cambio

-Te he extrañado mucho Camus! Me tenías tan preocupado!
La ciudad estaba convulsionada, decían que un hombre extraño había aparecido en los galpones de las afueras, unos propiedad del alcalde y que había golpeado a los matones de Minos como si de niños se tratara y que éste había desaparecido de pronto...

Yo sabía que tenía que tener relación con tu repentina desaparición pero no tenía pruebas y, ahora entiendo todo...

Ese muchacho llegó justo y te salvó...

-Así es, Kanon es muy fuerte y poderoso, gracias a eso ahora estoy aquí sano y sin heridas que pueda lamentar... ese hombre casi logró su objetivo de poseerme...

-Ese joven te quiere mucho, te respeta...

-Sí... es un gran amigo...

El mayor miró a Camus con cariño y sonrió para sí mismo, mientras pensaba en lo que había presenciado...

Se preguntaba si Camus habría tenido alguna persona especial en su corazón, como para no darse cuenta del amor conque el peliazul lo miraba...

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Se acercaba el cumpleaños de su amado toro y Camus deseaba hacerle llegar un presente, algo sencillo pero especial...

Ya sin ocultar sus poderes pero sí su cosmos, juntó flores silvestres en el jardín que rodeaba su casa y las encerró en un jarrón de cristal, hecho con sus propias manos delante del señor Devereaux, que lo observaba encantado...

Jamás había visto una belleza semejante y se sentía agradecido de que ese chico, ese caballero, confiara en él...

Camus armó el paquete con cuidado y lo entregó en la casilla postal poniendo el nombre del destinatario, pero sin dirección ni datos del remitente...

Sonrió feliz y allí estaba la respuesta a la pregunta del mayor... sí había alguien especial en el corazón de Camus...

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El día amaneció gris como si supiera el secreto dolor del ocupante de la segunda casa...

Era un día especial pero no estaba su gran amigo para celebrarlo con él... habían sido años de no poder juntarse por culpa de los demás, pero ahora ni siquiera sabía dónde estaba...

Un golpe suave en la puerta lo sacó de sus sombríos pensamientos y salió para recibir a su amigo y vecino de Aries.

-Feliz cumpleaños, Alde!- y le entregó una cajita adornada con una cinta lila y otro paquete envuelto en papel aguamarina...

Este es mi regalo y éste lo acabo de recibir en la entrada del santuario, llegó a tu nombre...

Aldebaran abrió el regalo de su vecino con una sonrisa, mientras se adentraba al templo... era una hermosa bufanda hecha en telar por Mu, quién sabía que el toro sufría mucho el frío al provenir de tierras tropicales...

-Gracias Mu! Es hermosa! No tenías que molestarte!- Aldebaran siempre era muy agradecido

-Por nada amigo, espero la disfrutes cuando llegue el invierno...- le sonrió y Aldebaran por un momento, creyó ver la sonrisa de su aguador...

¿No piensas abrir tu otro regalo?

El toro se sentó junto a la mesita en el centro de la sala y con cuidado de no romper el hermoso envoltorio, fue abriendo la caja.

Sus ojos se abrieron enormes y luego se llenaron de lágrimas...

Mu creyó que era algo malo, tal vez malas noticias, pero luego vio que esas lágrimas eran de emoción y felicidad...

Aldebaran tenía en sus manos un hermoso jarrón de hielo lleno de flores silvestres... lo miraba una y otra vez y luego sus ojos se posaron en Mu

-No olvidó mi cumpleaños! No lo hizo y mira lo que me ha obsequiado!

La tarjeta sencilla confeccionada a mano, con letra muy prolija, decía:

Querido Alde, feliz cumpleaños!
No creas que he olvidado esta fecha, para mí es muy especial aunque estemos lejos... te deseo todo lo mejor y que seas muy feliz!
Te quiero mucho, Alde!
Camus

-Camus jamás olvidaría una fecha tan importante! Él te quiere mucho, eres su mejor amigo desde que éramos niños!

-Sí... pero las cosas cambiaron con el tiempo... él ya no está aquí, se fue con una mala impresión mía...

-¿Crees que si tuviera mala voluntad contigo, te hubiese enviado un regalo tan hermoso y especial hecho con sus propias manos?

Aldebaran sonrió tímido pero feliz... Mu tenía mucha razón, Camus no lo odiaba...

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Kanon escuchaba hablar a todos desde lejos, fastidiado de oír la voz chillona de Afrodita riendo a carcajadas para llamar la atención...

Casi todos los caballeros estaban allí, de todos los rangos y también las amazonas...

Saga era el homenajeado, era su cumpleaños también pero él, como cada año, pasaba desapercibido por los demás, salvo unos cuantos dorados que le tenían en alta estima, como lo eran Shaka, Aldebaran y Mu...

Se estaba aburriendo, Shaka ya se había retirado, no sin antes desearle un feliz cumpleaños y darle un rosario de regalo... era hermoso y de un material extraño que nunca había visto...

Un click en su mente lo sacó de sus pensamientos y excusándose, se retiró a sus aposentos...

Allí se sentó en su cama y apenas encendió su cosmos para escuchar lo que le decían...

Camus le pedía ayuda, que fuera lo antes posible...

Sin dudarlo, se alistó y le dijo a Saga vía cosmos que iría con Poseidón, cosa que no extrañó a su gemelo...

Abrió el triángulo dorado y en segundos estaba junto a Camus, que le daba la espalda...

-Camus... ¿qué sucedió? ¿Pasó algo malo? ¿Te han vuelto a molestar? Porque si es así, yo les voy a...

-FELIZ CUMPLEAÑOS, KANON!

Se le tiró a los brazos en un arranque de felicidad y el gemelo lo recibió gustoso y encantado...

-¿Cómo te acordaste? Creí que ni sabías cuando era...

-Bueno, en realidad, lo sé por Saga pero eso no es importante ahora... ven conmigo...

Kanon se dejó conducir hacia atrás de la biblioteca, al recinto privado y allí, se encontró con una mesa con mantel, donde había platillos con pasteles, galletas y una torta de cumpleaños...

Los ojos del gemelo se aguaron y buscó con la mirada al menor, que le sonreía con ternura...

-Todo es para ti, lo hice yo solo, aprendí a hornear tortas y galletas...

-Gracias... muchas gracias... nadie había hecho esto antes por mí...

-Lo sé y por eso quería darte esta sorpresa... te has portado tan bien conmigo, siendo mi amigo y hasta salvándome... te mereces esto y mucho más...

Las hermosas esmeraldas de Kanon brillaban de felicidad y se sentía en el cielo, como hacía mucho tiempo no lo hacía...

Se sentaron juntos los tres, el señor Devereaux le regaló un libro sobre la mitología griega y las antiguas civilizaciones bajo el agua... el gemelo menor no deseaba que el tiempo pasara y disfrutó como jamás lo hizo en su vida...

El hombre mayor veía con disimulada tristeza que Kanon amaba a Camus hasta con las miradas y sonrisas que le dedicaba, pero el chico no se daba cuenta y terminaría rompiéndole el corazón a su gran amigo...