1- Cuando te vi
Cómo deseaba ir hasta su templo y ver si estaba bien, si necesitaba algo...
Pero no podía... sus compañeros de armas le habían solicitado "amablemente" que no saliera de sus aposentos y mucho menos, que fuera hasta dónde él...
¿Cómo habían llegado a ese punto? ¿En qué momento todo se vino abajo y acabó la camaradería?
Aldebaran recordó con un suspiro lleno de nostalgia el día que lo conoció...
FLASHBACK
El patriarca había elevado su cosmos, avisando que llegaba y que los quería reunidos a la entrada del santuario.
Era un día de mucho calor, el sol abrazaba y no había lugar con sombra suficiente donde resguardarse mientras esperaban...
Los más pequeños de los postulantes a ganar las armaduras doradas, contaban con cinco años... y todos estaban allí esperando.
Era una algarabía cada vez que llegaba un nuevo candidato y Aldebaran con su habitual timidez, se quedó en un costado, mirando con expectativa...
Los mayores seguían entrenando y pronto se les unirían, pero no todavía.
El cosmos del patriarca se hizo enorme y de pronto allí estaba, caminando hacia ellos, imponente a sus pequeños ojos y traía a un niño de la mano...
Era demasiado pequeño a los ojos de los demás y las burlas no tardaron en llegar...
-Lo trajo para cambiarle los pañales, patriarca?- el pequeño león se reía con ganas de su propio chiste, secundado por Milo, el escorpión...
Estos dos chiquillos eran de temer, unidos para hacer travesuras y bromas, eran el terror del santuario...
-No es un bebé, si a eso te refieres Aioria! Es el candidato a obtener la armadura de Acuario y su nombre es Camus...
Es apenas menor que ustedes, así que reciban a su nuevo compañero como se merece...
Los primeros en acercarse fueron Mu de Aries y Shaka de Virgo, quienes le saludaron cordialmente y recibieron una tenue sonrisa de regreso.
Milo y Aioria se les unieron pero a ellos no les devolvió la sonrisa, sólo hizo una mueca y mantuvo su postura seria...
Aldebaran no se animaba a acercarse y cuando al fin se decidió, llegaron los mayores.
Afrodita de Piscis lo miró de arriba abajo y sólo dijo "Hola, soy el caballero de la doceava casa"; Camus sólo asintió.
-Deathmask de Cáncer precioso, a tus servicios...- el menor se sintió intimidado por sus palabras pero asintió devolviéndole el saludo.
-Yo soy Shura de Capricornio y soy tu vecino de la casa diez, eres bienvenido y cualquier cosa que necesites, cuenta conmigo...- Camus sonrió esta vez y agradeció cortés...
-Yo soy Aioros de Sagitario, pequeño, y él es Saga de Géminis, somos los mayores aquí y estarás bajo nuestro cuidado... nos puedes llamar o pedir lo que precises siempre...
-Gracias...
-Vaya! Creíamos que eras mudo!- otra vez la burla en boca de Aioria...
Shion lo hizo callar y, como ya se habían presentado todos, se retiró a sus aposentos puesto que Aioros lo llevaría hasta la onceava casa.
Ya lo tenía de la mano para llevarlo, cuando el pequeño Acuario se soltó y volvió sobre sus pasos...
Se acercó a la única persona que no lo había saludado hasta ese momento. Se paró frente al imponente chico de cabellos castaños, robusto y de mirada tímida y le extendió la mano.
-Hola, soy Camus... cómo te llamas?
-Ho-hola... soy Aldebaran de Tauro...- su mano estrechó la más pequeña que se le ofrecía...
-Eres muy fuerte ¿sí?... yo no soy fuerte, necesito entrenar mucho si voy a usar esa armadura
-Yo te puedo ayudar a entrenar... no sé de tus técnicas pero le puedo preguntar a Saga y ayudarte...
-¿Lo harías?- sus ojos se abrieron enormes y el taurino se perdió en ellos...
Camus era muy delgado, no era alto aún como los demás niños de su edad pero su mirada, esos hermosos ojos azul violaceos, hablaban de decisión para ser fuerte y lograr sus metas.
A Aldebaran le pareció adorable, pero lo que más le gustó de su nuevo compañero de armas, fue que se le acercó a saludarlo y no le preguntó, como todos lo hacían, porqué era enorme, ni hizo bromas sobre su timidez... ese chico era diferente...
Se despidieron con una sonrisa, mientras Camus era llevado a Acuario y los demás caballeros regresaban a sus respectivos templos.
Aldebaran se quedó mirando a la nada, con una sonrisa en su rostro...
FIN DEL FLASHBACK
Tantos años habían pasado de aquel día, tantas cosas que ahora los separaban... pero Aldebaran prefería quedarse con los lindos recuerdos, los que le hacían sentir feliz...
Como cuando, pasados unos meses, el pequeño Acuario ya había mejorado notablemente su físico, se habían tonificado sus músculos y podía mantenerse hasta el fin en una pelea...
La batalla había sido trabada y ambos estaban cansados y todos magullados pero al final, Camus quedaba en pie frente a Aioria, que lo miraba con rabia.
-No es justo... hizo trampa... de otro modo no me hubiese vencido nunca este debilucho...
-Te vencí porque reservé mis fuerzas para el final, como me enseñó Aldebaran...- y volteando hacia donde estaba el torito, le dedicó una sonrisa sincera -Muchas gracias Alde!
Sí, era mejor quedarse con aquellos recuerdos que le llenaban el alma de una infinita ternura...
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Reposaba en su cama, su frente ardía y su cuerpo se quejaba por las heridas internas que de seguro tenía...
Lo habían atacado a traición, sabiendo que llegaba exhausto de una misión de dos meses y habían sido varios...
Ya no importaba nada, estaba solo, nadie vería por él pero como siempre, se sobrepondría y saldría adelante de nuevo, con su aire orgulloso, a enfrentar a quienes alguna vez, fueron sus camaradas y hoy eran desconocidos, enemigos...
Sabía que aún tenía dos personas que compartían su deshonra y lo visitaban a escondidas...
Shura y Saga, los otros dos traidores...
También sabía que dos caballeros se preocupaban por él aunque no lo visitarían por temor a represalias...
Y estaba él... el único de los caballeros que en verdad le importaba, el que deseaba volver a tener como amigo... el que lo evitaba o esquivaba su mirada cuando salía de su templo y veía a sus ex camaradas...
Le dolía no tener sus palabras de aliento y confort, su sonrisa sincera...
Hacía mucho que no cruzaba palabras con Aldebaran, años que no compartían una fiesta, un cumpleaños, pero él nunca lo olvidaba... cada siete de febrero al amanecer, Camus encontraba un ramillete de flores silvestres, sin tarjetas... nada...
Pero él no necesitaba que la tuviese para saber quién las había dejado...
FLASHBACK
-Mira Alde, ven conmigo! Mira lo que descubrí!- Camus lo traía del brazo y el torito se dejaba guiar por su mejor amigo...
-¿Qué hacías aquí, Camus? El patriarca te castigará si descubre tus escapadas!
-No me escapé... huía de Aioria y Afrodita y caí por esa pendiente, siendo cobijado por estas hermosas flores silvestres... ¿no son bellas, Alde?
El lugar estaba en los límites del santuario, escondido entre los peñascos y parecía que nadie lo había descubierto porque sus flores crecían hermosas, silvestres y el aroma era increíble...
-Sí... son muy bellas y huelen muy bien... se parecen a ti...
Un fuerte sonrojo se instaló en el rostro del torito, pero Camus sonrió y contestó
-Gracias Alde... pero en realidad, yo creo que se parecen a ti... son silvestres, eso significa que no conocen la mano del hombre... son puras, inocentes y muy bellas... únicas como tú...
Aldebaran sonrió tímido y abrumado por la honestidad del Acuario... un sentimiento agradable creció en el pecho de ambos aquel día... eran los mejores amigos pero también algo más...
FIN DEL FLASHBACK
Una leve sonrisa se instaló en el rostro magullado del príncipe de los hielos y se entregó a un descanso reparador, soñando con un hermoso campo de flores silvestres y la sonrisa del gran toro...
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