
Capítulo 26
Todos ponían todo de sí para terminar lo más eficiente posible.
En el templo del cielo, los pecados luchaban ferozmente contra quién se supone que es Estarossa, quién poseía cuatro mandamientos al matar a Derriere. Tiempo después Diane se les logró unir gracias a Oslo, el sabueso negro del Bosque del Rey Hada.
Gowther se vió involucrado y terminó contando los acontecimientos que terminaron la Guerra Santa. Gracias a ello se descubrió que Estarossa solo era un personaje falso, y en realidad era Mael, uno de los Cuatro Arcángeles, hermano de Ludociel.
Mael había asesinado a la amada del Gowther original, Glariza. Por esa razón, y por llegar al nivel de Meliodas, fue escogido por Gowther para el fin de la Guerra Santa.
Oslo murió tratando de porteger a King.
King logró al fin sacar su poder de rey y obtener sus alas y con ello, el total control de la lanza Chastiefol. Logró tal potencial para darle cara al Arcángel corrompido y así poder proteger a sus compañeros y amada.
...
Meliodas, Ban y Wild lucharon incontables veces contra el Rey Demonio, tratando de atravesar el portal que los llevaría al otro lado.
Wild al final pereció en batalla, dándoles paso libre a Meliodas y a Ban. Confiaba en que su hermanito, Mild, pero conocido como Hawk, estaría en buenas manos.
Cuando estuvieron cerca de ir al otro lado, el Rey Demonio evito que Meliodas saliera del purgatorio.
Ban estuvo dispuesto a volver, pero las palabras de su amigo lo detuvo. Con eso pudo volver en paz.
Mientras Meliodas, capaz de luchar, se enfrentó a su padre.
...
En Camelot, Merlín, Escanor y Ludociel se enfrentaban a los demonios de élite. Gilthunder y Hendrickson hacían de espectadores y protegían el cuerpo que usaba Ludociel, protegían a Margaret.
Zeldris, desesperado, utilizó su gran poder para así tratar de eliminarlos. Él luchaba, protegía a su hermano con la intención de que éste cumpliera su palabra. Lo hacía todo por ella.
Escanor detuvo a Zeldris, anulando ambos poderes de éste, y la musculatura que poseía se esfumó tras utilizar "the one".
Los maestros Chandler y Cusack, resultaron ser la división del antiguo Demonio Original, quién alguna vez se alzó contra el Rey Demonio y terminó siendo dividido, y cada uno con el deber de instruir a los descendientes del Rey.
King intervino en la batalla desde la distancia mientras junto a los demás iba en camino, pero no sé percataron de que los mandamientos también se dirigían hacia allá.
El capullo absorbió los mandamientos restantes, y solo era cuestión de tiempo para que el Rey que tanto esperaban renaciera.
Pero Merlín estuvo en el perfecto lugar para frenar ese proceso.
...
Los caballeros sagrados peleaban con todas sus fuerzas para proteger a las aldeas cercanas.
También estaban ellas. Elaine y ___________ igual peleaban para protegerlos.
La castaña siempre estaba al pendiente de Elaine, notaba que se esforzaba demasiado, pero si la detenía ella se sentiría impotente. Sabía cómo se sentía eso.
Estaban impacientes por la llegada de Ban, querían noticias de él, pero no había manera.
— ¡Elaine ¿Estás bien?!— gritó mientras acababa con un grupo de demonios—. Maldita sea... Siguen viniendo.
La aludida no emitió respuesta. Se sentía agotada por usar tanto poder en su cuerpo limitado.
Sus alas desaparecieron sin más y fue callendo, dónde una manada de demonios la esperaba.
Elaine– Ban... Quiero volver a verte... una vez más...– musitó.
Escuchaba los gritos preocupados de sus compañeros tan lejanos, pero sentía que uno se acercaba con prisa. Sabía de quién de trataba.
Elaine– __________... Estoy tan feliz de que Ban te haya conocido...– musitó enternecida por la castaña.
La castaña mataba a los demonios que se interponían en su camino, sentía la impotencia recorrer su cuerpo al ver descender al hada.
— ¡ELAINE!— gritó.
Y cuando dejó a un demonio partido en dos, ahí lo vió, cargándola. Se sintió tan feliz y aliviada al verlos juntos, pero culpable al ver el grave estado del hada.
Se acercó mientras sentía el picor en sus ojos. Ella aprecia a la pequeña hada, y verla morir sería un golpe fatal.
Temía fallarle a Ban.
Elaine– ¿Estoy soñando?– preguntó al sentir la calidez de los brazos del albino.
Ban– no.
Elaine– mi cuerpo y mis alas desaparecieron. Creo que usé mucha de mi fuerza– dijo agotada. se esforzó para tocar el rostro de Ban–. Pero estoy feliz. Quería que me cargaras... Así... Una última vez...
Su mano descendió ante la falta de fuerza y vitalidad.
La castaña, al fin frente a ellos, dejó escapar unas lágrimas. Agachó la mirada para no hacer contacto visual con Ban.
— perdóname Ban. No la cuidé bien, debí detenerla... Así nada de esto estaría pasando...— murmuró con la voz a punto de quebrarse—. ¿Tan inútil, tan tonta... Puedo llegar a ser?
Ban–tranquila. No será la última vez. No está ni cerca de ser la última vez. ¡Te cargaré así mucha veces más!
Ban empezó a desprender una gran energía vital, sorprendiendo a todos; dirigió la energía hacia Elaine, haciendo que abriera los ojos de a poco.
Elaine recuperó su vitalidad por completo logrando ponerse de pie, y miró a Ban con duda.
Elaine– ¿Estás seguro?. Haz dejado de ser inmortal...
Ban– no me importa. Mientras que cumpla la promesa que te hice, está bien– le dijo sonriente. La besó efímeros segundos para volver a verla–. Algún día te robaré.
Elaine lo abrazó con inmensa felicidad.
Ban– serás mía por el resto de nuestras vidas, Elaine.
Elaine– ¡Estoy tan feliz!
Después de un breve rato de amor entre ellos, Ban puso su atención en la castaña.
Ban– ¿Desde cuándo eres tan llorona?– le preguntó intrigrado.
Recibió un pequeño golpe en su frente, dejando salir un quejido.
— no me queda duda de que eres un tarado.— murmuró molesta.
Ban rodeo su cuello con el brazo y la apegó a él y a Elaine en un abrazo. La castaña se ruborizó ante ese acto de cariño, pero no se quejó.
Ban– pronto será tu turno de ser feliz, pequeña– le susurró a la castaña. Ella lo vió esperanzada–. Él volverá, te lo tengo garantizado.
Ella sonrió ante lo dicho, en parte porque se sentía feliz de que Meliodas volviera, pero otra parte le insistía que que no se ilusionara con un futuro con él, pues si lo hacía y eso no se realizaba, sería fatal.
Sin darse cuenta su expresión se entristeció, con una sonrisa, haciéndola aún más triste.
Ban– ¿Y esa cara?– le preguntó extrañado, pero al suponer el porqué, le susurró–. Tranquila pequeña, él vendrá. Estará contigo.
Ella lo miró sorprendida—. Ban ¿Tu lees la mente?
Ban– fue fácil descubrir en que pensabas con esa cara– dijo como si realmente hubiese leído su mente.
Ella tan solo se ruborizó un poco ante eso.
Elaine– _________, gracias por creer en mi y entenderme.
La mencionada la vió y no tuvo de otra más que darle una genuina sonrisa de orgullo.
— si te hubiese privado de participar, eso habría apagado tu moral y te hubieras sentido impotente— explicó sus razones con una sonrisa—. No siempre se puede depender de otros, así que hay que ser independientes.
Elaine soltó una risilla–. Tienes razón. Gracias de verdad.
— ¡Oye!, Las mujeres tenemos que demostrar nuestro valor por nosotras mismas.— dijo con orgullo.
Ban– tratas a Elaine como a una niña. Pero tienes razón, y empiezo a odiarte cuando la tienes...
— pues me odiarás mucho jajajaja- se carcajeó. Se calmó al pensar sus palabras iniciales—. En el pasado trataba de que Amaya aprendiera a tener confianza en sí misma, así aprendería a ser independiente con el tiempo. Siempre estuve orgullosa por lo fuerte que se mostraba ante todo.— contó con nostalgia.
Ban e Elaine la vieron con una sonrisa.
Ban– me tienes que contar sobre eso después, y me imagino que al capitán también. Seguro ambos estamos bastante interesados.– le pide con una gran sonrisa.
— si.
Ban– por ahora hay una guerra con la cual terminar. Tengo que reunirme con los demás.– dijo al separarlas.
— ¡Yo voy contigo!— declaró con decisión.
Ban– ¿Eh?, No voy a ponerte en peligro.
— ¡Ban, no importa que trates de hacer, iré contigo!— gritó determinada—. Tal vez ellos me odien, pero aún así... No quiero quedarme de brazos cruzados. ¡También voy a luchar!
Ban– eso es...
— si, puede que sea demasiado para mí, pero estoy segura que puedo ayudar, que mínimo puedo protegerlos. Por favor— pidió poniendo una expresión tierna.
Ban desvió la mirada de ella– ahgg. ¿Desde cuándo pones esa cara?– cuestionó derrotado–. Está bien. A pesar de lo que diga o haga, eres capaz de seguirme.
— sabía que entrarías en razón.— dijo contenta.
Ban– maldita pequeña– murmuró indignado por la derrota–. Pero tú si no irás, Elaine.
Elaine– lo entiendo. No soy tan fuerte como ustedes, solo estorbaría. Pero confío plenamente en que volverán.– les dijo sonriente.
Ambos asintieron.
Ban– ¿Conoces una forma rápida de llegar a Camelot antes de que todos estén muertos?– preguntó animado a su compañera.
Ella se quedó pensando unos segundos hasta que una idea cruzó por su mente.
— ¡Tengo una creativa idea!— dijo emocionada.
Ban se puso un poco nervioso al oír eso y ver la cara de niña que puso.
Ella hizo aparecer su marca demoníaca, de su palma salió una llama oscura. Sopló y ésta se intensificó.
— obedece mi voluntad, fuego del purgatorio...— murmuró mientras extendía ambas manos hacia el fuego.— aparece ante mi, ¡Fénix de la Ira!- ordenó.
Las llamas tomaron la forma de un ave fénix, con apariencia imponente. Todos exclamaron con admiración al ver ese poder mágico.
Ban– tu y tus ocurrencias...– murmuró. Sintió la oscura mirada de su compañera–. ¿Recuerdas que ya no soy inmortal?
— si.
Ban– ¿Y pretendes que yo me suba a esa cosa?
— si.
Ban– ¿Estás loca?
— tal vez.
Ban– ¿Eh?
— es la primera vez que lo hago- comentó con una sonrisa—. Pero si salió bien a la primera, significa que todo estará bien.
Ban– ¿Y si muero?– preguntó medio molesto.
— ¿La inmortalidad era la que te hacía hombre?— preguntó bromista. Ban la fulminó con la mirada por lo dicho, pero a ella no le importó—. Tranquila nena, puedo manipular mis hermosas llamas a mi antojo, quiero decir, yo decido qué quemar.— explicó.
Ban– no me digas nena. Y lo hubieras dicho antes eh.– murmuró molesto mientras caminaba hacia la gran ave– ¿cómo lograremos montarla si el fuego no es sólido?
— una pregunta inteligente de tu parte, hasta estoy sorprendida— dijo bromista—. Yo soy capaz de complementarme con él. A pesar de que sea algo bastante avanzado, he logrado dominarlo. En fin, ya vámonos, yo te cargaré.
Ban se subió en la espalda de la castaña y ésta se montó en el ave de fuego.
Ban– estoy realmente sorprendido– comentó mientras miraba bajo sus pies.
— centrémonos— le pidió a su acompañante—. Llévanos hacia la fuente de ese gran poder mágico.— le susurró a las ardientes llamas.
Éstas comenzaron a aletear con increíble velocidad, dejando un rastro de fuego oscuro al avanzar, el cual se extinguía gracias a la castaña.
Todos les desearon suerte mientras se despedían con la mano hasta perderlos de vista.
Ban– ¡Esto va bastante rápido!– vociferó impresionado.
— ¡si. Llegaremos más rápido de lo que creemos!— comentó—. Ban, tengo algo que decirte antes de llegar, para que no te preocupes.— le dijo seria.
Ban se mantuvo espectante.
Comenzó a escuchar todo lo que ella le explicaba. Se sorprendió ante lo dicho, pero no se opuso, porque sabía que a pesar de oponerse a esa idea, ella no le haría caso.
Ella albergaba un nuevo amor, y ese era para el rubio por el que todos estaban luchando, eso él lo sabía. También sabía lo impotente que se sintió el la batalla contra Hendrickson, por lo que no quería repetirlo.
Ella quería luchar no solo por el rubio, sino también por aquellos que aún les quedaba un futuro que construir.
Por Ban, Elaine, Hawk, Gowther, Escanor, Diane, King. Incluso por Elizabeth y Merlín. Ellas debían odiarla bastante, pero a ella no le importaba.
Ban– ¿Estás segura de que estarás bien?– cuestionó dudoso.
— si. Ban, voy a luchar, al igual que ustedes, arriesgando mi vida para triunfar.
Ban– esa perseverancia es admirable– le comentó.
Ella no dijo nada, tan solo sonrió.
Entonces vieron el castillo de Camelot en ruinas, y a un grupo de personas debajo de ellos, uno destacaba.
Ambos fruncieron el ceño al ver a Hawk en grave estado siendo agarrado por algo que desconocían completamente, que pertenecía a alguien que la castaña no logró identificar, pero Ban sí.
Ban dió dos palmadas en la espalda de la mujer, ésta asintió y él se lanzó hacia el campo de batalla. Rescató a Hawk con agilidad.
Ban– ¡Capitán ¿Me escucha?!. Voy a sacarte de ahí.– declaró con una sonrisa ladina.
— ¿Tu solo piensas sacarme a mi, el Rey Demonio?, ¿Cómo piensas hacer eso?
— ¡Ay, pero que imbécil más charlatán!— gritó desde el aire.
Todos miraron sorprendidos a la castaña, ella solo los miró por efímeros segundos.
Hawk– Ban... Volviste... Realmente volviste por nosotros...– murmuró adolorido– y __________ también...
Ban– y tú siempre presionándote. ¡Cuiden del maestro!– dijo lanzándolo hacia el grupo.
— Ban, eres un idiota. ¿Cómo se te ocurre?— pensó.
King– ¡Ban, no importa que seas inmortal, no hay nada que puedas hacer contra él tu solo!– advirtió preocupado.
Ban– ah, sobre eso, dejé de ser inmortal– dijo, impactando a todos–. Reviví a Elaine, eso usó todo el poder de la fuente de la vida eterna. En fin, ¿Debería sacarte de ahí?– se cuestionó estando frente al Rey Demonio.
– estúpido, idiota... ¡Esto es el poder de un Dios!– exclamó.
Un aire inundó sus alrededores, apresándolos a todos. King utilizó Chastiefol para proteger al grupo, pero Ban y __________ se quedaron afuera
Elizabeth– ¡¿Están todos bien?!– dijo viéndolos preocupada.
Diane– si. ¡Pero Ban y __________ siguen afuera! ¡¿Qué deberíamos hacer?!
Escanor– seguro... Estarán bien...– dijo esperanzado.
Merlín– ahí fuera hay una tormenta de energía extremadamente tóxica y cáustica. No creo que haya ningún ser viviente capaz de resistirla.
Escanor– ¡No puede ser!
Pero en el interior de aquella tormenta, la demonio y el humano seguían igual.
— ¿Se supone que esto debería de matarme?— le cuestionó al Rey Demonio mientras su cabello volaba.
– oh, ¿Así que pueden resistirlo?– cuestionó fingiendo impresión–. Aunque era de esperarse de ella.
Ban– comparado con el purgatorio, esto es como una suave brisa.
—tienes razón Ban. Es tan suave y cálida— agregó fascinada—. Hay algo de mi familia, más específicamente de mi padre, que desconozco. Con lo que dijo ese vejete y el Rey Demonio, está más que claro—. Pensó con seriedad.
Sin avisar él Rey Demonio atacó a ambos por separado, pero ambos lograron esquivarlo. Ban empezó a luchar cara a cara con su oponente, ocasionando el final de la tormenta. La castaña solo hacía de espectadora hasta el momento justo.
Todos vieron asombrados a ambos sujetos que creían muertos.
— no importa que te tengan prisionero, a pesar de todo sigues luchando— pensó con alegría.
– ¿De verdad creíste poder enfrentarme tu solo?– le preguntó burlón, pero salió un gemido de su boca.
Ban– Ja... idiota. No estoy solo en esto– respondió con determinación.
Escanor– ¡Los ataque de Ban le están afectando!– comentó emocionado.
Gowther– eso no es todo...
Diane– ¡está sensación...!
Elizabeth– no hay duda, la presencia que sentimos dentro del Rey Demonio es...– murmuró emocionada. Por inercia su vista se instaló en la castaña. A pesar de la lejanía pudo visualizar una sonrisa.
La albina borró su sonrisa y sintió el cuerpo tenso.
En el interior del Rey Demonio, éste luchaba con su primogénito, el cual estaba determinado a vencer a su padre a toda costa.
Merlín– al igual que Ban, Meliodas está luchando dentro del Rey Demonio. Él es el tipo de persona que no se rinde.– explicó.
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Meliodas esquivaba y atacaba numerosas veces. A ese paso obtendría la victoria.
Meliodas– ¡Tengo a alguien que me espera, un lugar al cual volver!– gritó mientras atacaba.
– ... Ahora que me han expulsado del purgatorio y hayas despertado el poder del Rey Demonio no podrás permanecer en ese mundo más de un día.
Meliodas– no me importa. Eso es más que suficiente para romper la maldición de Elizabeth, despedirme de los pecados y pasar mis últimos momentos con ella.
– ¿Ella?– cuestionó lo que ya sabía.
Meliodas– no te hagas el confundido, sabes muy a quién me refiero– dijo molesto–. Sé que sabes que ___________ me liberó de enamorarme de Elizabeth eternamente, después de todo seguro no era al único que observabas. Sabes lo que siento por ella.
– ella– murmuró molesto. Vió la cara de satisfacción de su hijo. Enojado, se le ocurrió una idea–. No hay necesidad de ir a buscar a nadie.
Meliodas– ¿Qué quieres decir con eso?– cuestionó frunciendo el ceño.
– esas dos mujeres están muertas– dijo con simpleza–. Elizabeth murió cuando la maldición fue rota, y esa mujer, __________, pereció en batalla. Incluso si llegas a volver, no podrás ver a la persona que amas.
Meliodas– ¡Deja tus mentiras...!– gritó incrédulo.
Poco a poco empezó a creer en esa mentira, bajando considerablemente su espíritu de lucha.
Perdóname Elizabeth.
Y perdóname ___________. Perdón por arrastrarte a mis problemas.
Pensó mientras recibía el ataque de su padre.
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Ban– ¡¿Qué pasa Rey Demonio? ¿Tienes problemas para controlar el cuerpo de tu hijo? ¿O simplemente estás siendo rechazado por él?!- cuestionó burlón.
— Ban, tienes la lengua muy larga...— pensó con gracia.
Ban– solo para que lo sepas, no eres nada comparado con el Meliodas original.
Por efímeros segundos, Ban y la castaña intercambiaron miradas que aprobaban lo que él había dicho.
Pero lo que ninguno esperó es que el Rey Demonio reaccionara. Atrapó a Ban impidiéndole moverse, con su fuerza volviendo a su cuerpo. Sus dedos atravesaron un poco el abdomen de Ban, mientras el Rey Demonio sonreía.
— ¡MALDITO!— exclamó molesta.
Sus manos, junto a su espada, estuvieron envueltas en un intenso fuego.
Se lanzó e intentó partir ese extraño tentáculo para liberar a Ban, pero no logró nada. Dió golpes una y otra vez, intensificando su fuerza de a poco.
Ban– pe..que..ña..– logró articular.
El oponente la golpeó con su mano libre, llevándola hacia el grupo.
Ella se levantó de la tierra, su marca demoníaca se extendió, cubriendo la mitad de su rostro.
Elizabeth– ¡Meliodas detente. No te permitas herir a Ban de ese modo!– pidió preocupada.
– no importan sus deseos inútiles, Meliodas nunca podrá oír sus voces.
– ¡Hijo de puta!– insultó con cólera.
Gowther– ¡Oigan todos, tengo un plan!
Todos lo observaron. Gowther transmitió su mensaje sin la necesidad de hablar gracias a su poder mágico.
— gran idea.
Él le sonrió.
Elizabeth la miró neutral, transmitiendo lo que quería decir con su expresión.
Gowther– ¿Listos?
— vayan ustedes. Al parecer mi presencia es la menos deseada.— dijo sonriente.
Gowther– pero...
— tranquilo Gowther. Yo trataré de ayudar a Ban— dijo mirando con seriedad al Rey Demonio. Volvió la vista la muñeco y señaló su cabeza.
Él empezó a leer sus pensamientos, y al finalizar asintió, aceptando su petición.
Ella volvió y siguió atacando al Rey Demonio con su poder más allá del límite.
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Todos encontraron a Meliodas a punto de rendirse.
Elizabeth se acercó y lo ayudó a levantarse, haciendo presencia.
Meliodas– ¿Qué es esto? ¿Un sueño? ¿Cómo están aquí?– cuestionó perplejo.
Merlín– no. Estamos aquí en carne y hueso... O mejor dicho espiritualmente.– explicó.
Escanor– ¿Realmente es usted capitán?– cuestionó feliz.
Diane lloriqueaba de alegría al ver a Meliodas.
King– Ban está allá fuera luchando por ti.
Elizabeth– es verdad. Así que no te rindas Meliodas, porque todos te estamos esperando.– dijo contenta al verlo, pero asustada de lo que podría pasar.
Meliodas la miró con una sonrisa llena de tristeza y de culpa, pero se alegraba de saber que ella seguía con vida. Sin embargo, parte de esa tristeza y culpa se debía a qué la castaña no estaba entre ellos, y nadie la ha mencionado. Pensaba lo peor.
El Rey Demonio estaba incrédulo, no hallaba explicación a la presencia de ellos.
Los iba a atacar, pero Meliodas se le adelantó.
– ¡¿Tu me hiciste esto a mi?!
Meliodas–su existencia y emociones me han dado las fuerzas que necesitaba. ¡Ya no tienes posibilidades de ganar!
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El Rey Demonio sintió una punzada en su cabeza.
Molesto, dirigió un ataque hacia el grupo que se encontraba en la mente del rubio.
— ¡Eso es de cobardes!— exclamó molesta.
Iba a ir a protegerlos, pero Ludociel se le adelantó.
— ¿Quiénes son esos dos?— se cuestionó— esas alas... ¿Son dioses?
– ¡¿Cómo es que ustedes, los Cuatro Arcángeles, se atreven a alzar sus espadas contra un Dios?!– cuestionó molesto.
Creó una criatura sobre ellos. Ban trató de destruirla, pero recibió un golpe del Rey Demonio.
La castaña se lanzó a atacarlo, pero todo sucedió al revés.
Mael– ¡No hay forma de defendernos de eso!
Cuando la criatura nombrada "Sabio Suspirando" disparó un potente ataque, Ludociel logró cubrir a todos.
Ludociel– ¡No perderé a mis amigos... Ni a mi hermano otra vez!
– ¡En cinco segundos no quedará nada de ti!- dijo con burla.
Ban– no si yo...– no logró terminar la oración al recibir un golpe.
– ¡Inténtalo!
La castaña interfirió recibiendo un golpe del Rey Demonio, pero sorprendentemente quedó en pie.
Ban– ¡__________ ¿Estás loca?!
— ¡No dejaré que mueras!— gritó molesta.
El Sabio Suspirando iba a atacar una vez más, pero alguien logró destruirlo.
Hendrickson– ¡¿Alguien más fue capaz de resistir ese bombardeo de magia?!
– ¡¿Tu?!– cuestionó incrédulo–. ¡¿Qué significado tiene esto, Zeldris?!
Zeldris, desde lo alto, lo observó serio–. Tengo asuntos que tratar con Meliodas. Quiero solicitar que no te metas, padre. Pero antes de eso, hay algo que quiero preguntar... ¿Me mandaste a ejecutar al Clan Vampiro sabiendo de mi relación con Gelda?
– eres un tonto. No puedes comprender cómo se siente ser un padre que trata de salvar a su hijo de una enfermedad mortal.
Zeldris– ¿Qué?
– eres débil. La debilidad es una enfermedad... ¿Quién crees que soy? El mandamiento que te otorgue me contó todo, hasta el más mínimo detalle. Que intentabas ocultármelo mientras continuarás tu pequeña aventura con esa chica vampiro y que desobedeciste mis órdenes sellando a los vampiros en vez de eliminarlos, esperando robar el trono, sin mencionar el hecho de que ¿Tu realmente querías crear un submundo dónde todos puedan vivir en paz y armonía? ¡Eso es absolutamente absurdo!. Pero desde que te hizo obediente, lo pasé por alto, pero eso se acaba ahora.
— el hermano de Meliodas es muy diferente de lo que todos piensan. Luchó con todas sus fuerzas para salvar a su ser amado, aparte de que quería crear un mundo sin guerras. Los seres vivos son capaces de juzgar antes de conocer.— pensó.
El Rey Demonio empezó a atacar a su hijo. Él logró evitarlo, pero un ataque le llegó de lleno.
—– ¡BASTARDO!—– exclamaron Ban y la castaña a la vez que se lanzaban para atacar.
Ban– ¡Ese es tu hijo, tu propia sangre!
— ¡¿Por qué mierda le haces eso a tus propios hijos?!
– ¡No necesito débiles en mi linaje. Soy el Rey Demonio!– respondió mientras resistía los golpes.
—– ¡¿Y eso qué?!—– cuestionaron molestos.
Ambos se observaron y asintieron.
Ban tomó a la castaña, empezó a darle vueltas y con una gran fuerza la lanzó hacia el Rey Demonio. Ella al momento de ser lanzada se cubrió de fuego oscuro, llegó a impactar en el cuerpo del Rey Demonio, con su poder potenciado por el lanzamiento y el fuego.
—– ¡Ataque en conjunto, Lanzamiento Explosivo!—– exclamaron ambos.
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Meliodas atacaba con todo al Rey Demonio, ahora estaba mucho más motivado en deshacerse de él al escuchar el mensaje que Gowther le había transmitido.
¡Idiota, no te atrevas a rendirte, que todo el mundo te está esperando!
Ban está luchando sin detenerse para salvarte, al igual que yo.
¡No creas que moriré tan fácil!
No estoy ahí para que me veas ya que no soy muy querida, además, estoy aquí ayudando a Ban.
Quiero verte, pero no de esa forma.
Quiero verte aquí, al mi lado.
Si aun lo deseas, cumple la promesa que me hiciste.
Seguiré esperando.
Meliodas– ¡Este es tu fin!– declaró.
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El Rey Demonio empezó a enloquecer al perder de a poco el recipiente. Salió disparado de un lado a otro.
Ban– ¿Ahora qué pasa?
— se volvió loco...
– no... Es la muerte del Rey Demonio.
Ambos voltearon y vieron al grupo de regreso.
Merlín– está planeando arrastrar con él al capitán. ¡Debemos expulsarlo ahora mismo de su cuerpo!
Hawk– ¡¿Todo está bien con Meliodas?!– preguntó preocupado.
Elizabeth– si. Pero Hawk ¿Por qué no fuiste?
Hawk se desánimo por la pregunta y empezó a tartamudear.
Ban– ¡Ahora hay que evitar que se mueva!
Ban se puso en su camino y lo detuvo, luego lo pateó hacia arriba.
Elizabeth, King y Merlín lo encerraron en una prisión triple. Salió de aquella prisión y se puso frente a Ban.
Estaba dispuesto a usar su técnica final pero Hawk se lo impidió.
— ¡Hawk!— exclamó preocupada.
Diane atacó al Rey Demonio creando una torre. Ban dió un gran salto y dió el golpe final, destruyendo parte la torre.
La castaña miraba con una amplia sonrisa la cima de la torre mientras tenía a Hawk en su regazo.
— al fin te veo... Meliodas.
Meliodas– ¡Ay, mi cuerpo viajó al infierno!
Ban– viajó al infierno y volvió~
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Hola!
Espero que todos estén bien!
Espero que hayan disfrutado este capítulo!
Se aproxima el final!
Espero estén disfrutando de toda la historia.
Y!
¡¡¡Tengo una propuesta!!!
Pero no la leerán hasta el final de esta historia ;)
Bueno, sin más que decir, nos leemos en el siguiente capítulo!
Cuídense!
Bye Bye!
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