
Capítulo 24
Una vez Meliodas se había retirado. Todos ingresaron al establecimiento, y una vez allí todos posaron vistas neutrales en la castaña, la cual no se inmutó de eso, estaba ida ante la situación.
Empezaba a oír las voces de todos como si estuvieran a kilómetros, pero solo pensaba en la sensación que la inundó al ver la oscuridad en los ojos del rubio. Le preocupaba, haría lo posible por ayudarle.
Meliodas... ¿Realmente me quieres?
La sensación que sentí cuando me miraste... Debo estar loca al pensar eso.
Qué él me viera con un extraño deseo.
¿Es eso posible?
Yo lo sentí así. Pero según sé el maldito Rey Demonio robó sus emociones.
Es tan extraño...
Un fuerte golpe en su mejilla la sacó de sus pensamientos, y la hizo enojar. Merlín molesta la observaba mientras su mano se encontraba en el aire.
- ¿Dime con qué derecho me golpeas?- cuestionó con cólera mientras se contenía en no devolverle el golpe.
Ban- Merlín, te pasaste de la raya.- dijo neutro poniéndose junto a la castaña.
Merlín- se lo merecía por lanzada- dijo molesta-. Dime tú ___________ ¿Con qué derecho te metes con el hombre de otra?
Diane- es mentira... ¿Verdad ___________?. Tu no harías eso...- dijo esperanzada.
La aludida se quedó callada, y no porque se sentía triste ante las miradas desaprobatorías de todos.
- ¿Qué te digo Diane?- cuestionó retórica.
King- no creí que serías una de esas...- dijo decepcionado.
- ¿De esas?. Disculpa, pero no tienes derecho a comprarme con una zorra, King.- le dijo molesta.
Merlín- pero eso es lo que eres.
- no sabes cuántas ganas tengo por ver tus huesos hechos polvo- dijo sádica.
Todo el ambiente se tenso, tanto que se podría cortar con un cuchillo. Pero Hawk habló para romper la tensión.
Hawk- oigan.. ahora que lo pienso, creo que Meliodas me dijo Rey Demonio.- comentó.
King- seguro lo imaginaste.
Hawk- seguro lo dijo porque mi poder es igual al del Rey Demonio- presumió.
Merlín- Hawk, acércate un momento.- pidió ante suposiciones.
Éste se acercó y quedó frente a Merlín mientras ésta lo inspeccionaba. Quedó sumamente sorprendida ante el descubrimiento.
Merlín- parece que estás conectado con el purgatorio.- comentó intrigada.
Ban- ¿Qué quieres decir con que el maestro está conectado al purgatorio?- preguntó mientras su ceño se fruncía ante tal comentario.
Merlín- Hawk es un nexo, es decir, conecta este mundo con el purgatorio.
Hawk se puso nervioso ante tal confesión.- ¿Yo conectado con el purgatorio?
Merlín- al parecer el Rey Demonio ha estado observando al capitán a través de tus ojos- comentó.
Diane- ¡Entonces podríamos ir al purgatorio a través de Hawk y quitarle las emociones del capitán al Rey Demonio!- exclamó emocionada.
Merlín- desafortunadamente, eso es imposible- dijo, creando confusión-. Aparte del capitán, que fue maldecido, solo conozco a una persona que entró al purgatorio y regresó.
Diane- al menos hubo una...
Merlín- a parte de que era mi padre, también era el jefe de la capital de los magos. Traspasó las puertas del purgatorio que descubrió en su investigación y, luego de tan solo un minuto regresó... Completamente decrépito. Hasta en sus últimos momentos continuó contando detalles del purgatorio como si estuviera delirando. Es un lugar donde el aire tóxico se siente abrasadoramente caliente y congelante y destruye el cuerpo de los vivos. El tiempo y el espacio se distorsionan. Un minuto se convierte en un año. Invade las almas de los muertos y se alimenta de ellas. Luego de perder toda sensación, solo contaba con su sexto sentido. Es una tierra caótica dónde se esparcen las almas de los muertos, dónde los monstruos merodean buscando presas. En un infierno como ese ¿Cómo encontraremos las emociones del capitán?. No olviden que fue el rey Demonio quien las tomó. Él es demasiado poderoso. Deberíamos darnos por vencido- culminó derrotada aquel relato.
- ¡vaya! Ese lugar suena bastante interesante, seguro es tan lúgubre como lo hizo ver.- pensó intrigrada mientras apoyada en la pared escuchaba la conversación.
Oía con un poco de fastidio las quejas de los demás, pero su vista se fijó en el albino.
- Ban. Tal vez no te conozca de años- empezó a hablar ella mientras se acercaba a él- y tal vez me odies- pensó.- pero imaginó la loca idea que cruzó tu mente- dijo con una sonrisa-. Irás al purgatorio ¿Me equivoco?
Éste la miró y dió una sonrisa ladina-. Nada mal pequeña- felicitó despeinandola, aunque a ella no le importó, más bien la aliviaba-. yo iré.
Todos fijaron su vista en él y exclamaron sorprendidos su nombre.
Ban- desgraciadamente soy inmortal.- dijo con orgullo.
Merlín- ¿Oíste algo de lo que dije?- preguntó incrédula.- incluso si fueras, no estamos seguros si las podrás encontrar y recuperarlas, ¡Mucho menos que tú puedas volver!
Ban- quizás no.
- no seas pesimista zorro.- pensó como advertencia mirándolo.
King- ¡Merlín tiene razón! ¿Qué haría Elaine si algo te sucediera?- cuestionó.
Diane- ¡Ban, intentemos pensar en otra cosa!- pidió entre lágrimas.
- no sé por qué tanto drama- dijo llamando la atención de todos- yo creo que Ban debe hacerlo, y aunque le supliquen que no lo haga, él igual lo hará.
Merlín- nadie pidió tu opinión- dijo molesta.
- lo sé. Hablé por qué se me dió la gana.- le dijo fríamente a la maga-. Me odiarán y todo, pero saben que tengo razón.
Ban- es cierto. Quiero salvar a mi amigo con mis propias manos. Si no soy capaz de eso, ¿Cómo seré capaz de proteger a mi amada?
Todos callaron ante ello, y aunque les cueste admitirlo, ella tenía razón, y Ban se los dejó en claro con sus palabras.
Merlín- es inútil discutirlo- dijo derrotada e irritada-. Falta poco para que la maldición de Elizabeth se active.
Mientras que en el castillo de Camelot Meliodas entraba a la sala del trono imponente, saludando tranquilamente a su hermano menor, Zeldris.
Éste lo miró con una sonrisa fingida-. El criminal traicionero entra pacíficamente en territorio enemigo. Qué audaz de tu parte.
Cusack, el pasado instructor de Zeldris, se hizo notar con su voz-. Y trajo a esa diosa inmoral. Qué imprudencia. ¿Incluso con el demonio pacificador aquí?
Chandler lo miró molesto-. ¡Yo me opuse!. Le dije que nos deshicieramos de ella de inmediato.
Meliodas- ¡Suficiente Chandler!- dijo con frialdad, apaciguando la molestia del aludido-. Es simple. Estoy aquí para convertirme en el Rey Demonio.
Pero Zeldris frunció el ceño ante la declaración-. ¡Yo seré el Rey Demonio!
Pero una voz familiar llamó la atención de los hermanos.
- ¿Por qué me dejan fuera de esto?- preguntó con desdén-. Nosotros tres, hermanos, somos todo lo que tenemos en el mundo, ¿No?- dijo con cariño-. Siendo sincero, ni estoy interesado en el trono del Rey Demonio, pero, si van a pelear por él, cuenten conmigo.
Meliodas- sigues vivo, Estarossa.- dijo más frío que antes.
Elizabeth miró sorprendida-. ¡Fue el quién mató a Meliodas!- exclamó para sus adentros.- pero es raro, es como si lo conociera de alguna otra parte.
Estarossa iba a continuar hablando, pero se sorprendió al ver a Elizabeth junto a su hermano.
Estarossa- ¿Tu eres Elizabeth?- preguntó.
Elizabeth- ¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó confusa-. Es la primera vez que te veo.
Él suspiró-. Yo tampoco lo entiendo. Oigan, cambié de opinión. No competiré con ustedes para ver quién será el Rey Demonio. Pero, a cambio, quiero a Elizabeth.- dijo con una sonrisa.
Chandler- ¡Qué conveniente!- dijo alegre.
Meliodas- no vine aquí para una pelea de hermanos. Así que aclararé dos cosas: me convertiré en el Rey Demonio, y no dejaré que nadie toque a Elizabeth.
Pero en tan solo un segundo Zeldris atacaría desde abajo y Estarossa desde arriba.
Estarossa- ¡No seas tan codicioso, débil tonto!- exclamó.
Zeldris- ¡No dejaré que nadie como tú frustre mi ambición!- exclamó molesto.
Pero con su aura oscura logró someterlos, dejándolos impactados con el suelo. Cusack quiso intervenir, pero fue perforado.
Meliodas- esto es entre mis hermanos y yo. No te entrometas.- le advirtió.
Chandler se sentía orgulloso por su poder, y peronia, quién estaba cuidando de Estarossa, veía nerviosa.
Elizabeth- ¡Es suficiente Meliodas! Si sigues con eso...!- dijo ella preocupada.
Pero éste hizo caso omiso. Sin embargo, recordó a la castaña de mirada azulada, lo afligida que se veía al recordar la muerte de su pequeña hermana.
Por mi culpa ella está muerta...~ recordó su voz temblorosa.
Eso hizo que se calmara, disipando de a poco el aura oscura.
Meliodas- si los matara y ella lo descubriera, jamás me lo perdonaría-. Pensó con molestia.
Ver el ceño fruncido del rubio hizo pensar a Elizabeth que ella había logrado que se calmara.
Pero el rubio no se percató de las palabras que Estarossa había dicho por estar recordando cada facción de la castaña. No tenía emociones, pero eso no le evitaba recordarla y desearla.
Solo volvió a la realidad al escuchar a su hermano menor.
Zeldris- ¡para romper tu maldición y la de esa mujer!- logró escuchar el rubio.
Meliodas- así es. Vine por el poder mágico que nuestro padre te prestó. Pero ahora me doy cuenta. Para ser sincero, juzgué mal. Si robara el poder mágico prestado, no bastaría para romper la maldición.
Zeldris- ¡Cállate!- dijo llendo hacia él-. ¡Yo soy quien se convertirá en el Rey Demonio!- declaró furioso.
Mientras Zeldris lo atacaba, Estarossa iba tras Elizabeth, pero no sé lo permitió.
Detuvo a Zeldris con facilidad.
Meliodas- sé por qué te obseciona ser el Rey Demonio.
Zeldris- ¡Cállate!- exclamó.
Pero Meliodas le susurró unas palabras que lo dejaron sorprendido. El rubio se alejó lentamente, Zeldris se calmó y aceptó sin más colaborar con Meliodas, dejando pasmado a Cusack.
Zeldris- lo que dijiste era cierto. No bastaría con el poder que tengo. ¿Piensas entrenar hasta estar a la altura?
Meliodas- eso tomaría mucho tiempo y a Elizabeth solo le quedan tres días.- comentó pensante-. Zeldris y Estarossa. Quiero que recuperen a todos de Los Díez Mandamientos- pidió.
Estarossa- ¿a qué te refieres?
Meliodas- para gobernar, el vasto y caótico Reino de los Demonios, nuestro padre compartió la mitad de sus poderes con sus sirvientes para conquistarlo todo. Pero ese poder era tan masivo que planteó una amenaza a su propia situación. Para controlar el Reino de los Demonios con eficiencia, nuestro padre dividió el poder en diez fragmentos, así ninguna parte sería tan poderosa, y les otorgó diez guerreros... Esos serían Los Díez Mandamientos.- relató-. Absorber todos los mandamientos me daría un poder igual al del Rey Demonio.
Estarossa- ¿Eso realmente puede suceder, Zel?- preguntó intrigado.
Zeldris hizo aparecer tres esferas en la palma de sus manos, las cuales tenían la marca del mandamiento al cual le pertenecía cada una.
Zeldris- ya he recuperado los mandamientos de los traidores Gowther, Gloxinia y Drole.
Curioso Estarossa se acercó, pero Zeldris los hizo desaparecer. El albino pidió que le enseñara, pero el pelinegro solo puso un serio semblante. Zeldris intentó arrebatarle el mandamiento a Estarossa, pero nada sucedió.
Zeldris- para eso necesitas que el objetivo acepte la recuperación o que esté incapacitado. Una de las dos.- explicó.
Estarossa- debiste decírmelo antes, ¡Me asustaste!
Zeldris- a diferencia de Gowther, Gloxinia y Drole, los mandamientos restantes juraron lealtad eterna al Rey Demonio. Si se rehúsan no podremos recuperarlos.
Estarossa- ¿Podríamos recuperarlos si los matamos?- preguntó, pero recibió sorpresa por parte del pelinegro-. Eso no sonó bien. Me refería a si alguien llegara a matarlos.- aclaró.
Zeldris- se quedarían en sus cuerpos, pero recuperarlos sería más fácil. Empezaremos a recuperar los mandamientos de los vencidos Galand, Melascula y Grayroad.
Meliodas- ya tengo el de Grayroad aquí- informó él. Luego hizo aparecer la esfera con la marca del mandamiento, como evidencia-. Me aseguré de robarlo para esta situación. Ustedes encarguense del resto.
Estarossa- ¿Y solo serás espectador?- preguntó intrigado.
Meliodas- ¿Quién entregaría obedientemente su mandamiento a un traidor?- preguntó retóricamente dejando claro su punto.- cuento con ustedes.
Mientras tanto los pecados estaban nerviosos ante la próxima partida de Ban.
Merlín- ¿Estás listo?- le preguntó a Ban.
Ban- ¡Un momento!- dijo antes de que ella empezará. Se acercó a la castaña y la rodeo con su brazo en un medio abrazo.
- ¿Qué haces tonto?- cuestionó confundida.
Ban- solo quería pedirte que no hicieras nada imprudente mientras no estoy aquí.- le dijo sonriente.
- Ban...- ella lo miró incrédula, pero su semblante se volvió triste.
Ban- tal vez ellos te odien, pero yo no lo hago, pequeñaja- dijo mientras despeinaba el cabello de la mujer.
Ella le sonrió en agradecimiento- asegúrate de encontrar las emociones de ese tonto, también de volver con Elaine... Por favor.
Ella lo abrazó con cariño, hace mucho no sentía esa clase de confianza.
Ban- tenlo por seguro- le susurró.
- cuídate. Confío en ti.
Eso fue lo último que llegó a decirle.
Hawk le pidió que volviera para que le preparara más sobras.
Ban- cuiden a Elaine mientras no estoy- pidió antes de ser transportado al lúgubre lugar.
[...]
Elizabeth- ¡no debes convertirte en el Rey Demonio en absoluto!- le suplicó.
Meliodas- no hay otra forma. Entiende, Elizabeth. Romperé la maldición a como dé lugar. Fue nuestra promesa- declaró.
Elizabeth- yo temo morir... No, temo perder mis recuerdos actuales, temo olvidar a todos los que he querido. ¡Pero lo que más me aterra es no volver a verte!- le comentó preocupada- ¿Sabes lo que pasará si te conviertes en el Rey Demonio?
Meliodas- el poder del Rey Demonio es devastador. Es probable que no pueda seguir viviendo en este mundo.- respondió.
Elizabeth- ¿Cuál es el punto de romper la maldición entonces?- le cuestionó dolida-. No quiero vivir en un mundo sin ti.
Meliodas apretó los puños, se sentía frustrado ante las palabras de Elizabeth.
Meliodas- no tienes que preocuparte por eso. Porque debido a la maldición de tu madre, estás obligada a enamórate de mi cada vez que renazcas. Cuando la maldición se rompa, ya no volverás a tener ese sentimiento- trató de convencerla, pero sabía que sería inútil.
Elizabeth- ¡Si crees que estoy obligada a enamorarme de ti ¿Por qué no me ignoraste cuando te pedí ayuda?. Si lo hubieras hecho te hubieras enamorado de alguien que no fuese yo!- vociferó molesta.
Meliodas- no creí que eso fuese a pasar alguna vez, pero estaba equivocado- confesó al ver que no habría otra salida.
Elizabeth- ¿A qué te refieres?- preguntó con las lágrimas al aire libre y una voz bastante temblorosa.
Meliodas hizo desaparecer la marca, solo dejando que la oscuridad cubriera la parte inferior de su cuerpo.
Él la miró con una triste mirada notablemente fingida-. Me enamoré de cada Elizabeth, pero esta vez fue diferente- comenzó su confesión-. Cuando ella llegó a mi vida, lo cambió todo.
Elizabeth- ¿Ella...? ¿A-a quién te refieres?- preguntó asustada.
Meliodas- __________.
Cuando escuchó el nombre de aquella mujer salir de sus labios, recordó cada momento que él estuvo con ella. Notó en sus recuerdos que pasaba más tiempo con ella, que la miraba con un brillo en sus bellas esmeraldas, un brillo que se obligó a ignorar.
En ese momento se sentía tan estúpidamente ingenua al no percatarse antes.
Entonces finalmente recordó el momento que tuvieron antes de llegar al castillo. No logró escuchar lo que él le susurró, pero aquel toque en su mejilla no era por una simple amistad.
Meliodas- ella cambió mi vida, la empecé a ver diferente a como veo a una amiga. Le prometí hace poco que terminaría con tu maldición para estar a su lado, y la cumpliré a cualquier costo.- dijo haciendo que su marca apareciera- la deseo a mi lado. Deseo que ella sea mi reina, que reine a mi lado.
Elizabeth- no...no...puede...ser... ¡Apenas la conoces!- exclamó con las cascadas que salían de sus ojos.
Meliodas- el tiempo pasa. Elizabeth, no quiero a nadie más que ella a mi lado.
Elizabeth- ¡pero tú también estabas obligado a amarme!- vociferó. Ya no sabía que decir.
Meliodas- ella rompió esa parte de la maldición.
Elizabeth- ¿Cómo podría hacer eso? Ella no tiene poder para ello.- dijo incrédula.
Meliodas- al besarme. Ahí lo supe, lo sentí.
Elizabeth se quedó más pálida al recibir aquella información. Se tambaleó al sentir menos fuerzas.
Elizabeth- tu...- es lo único que logró decir.
Meliodas- a pesar de no sentir nada, por alguna razón que desconozco, la deseo. Por eso, cuando acabe con la maldición, la buscaré para tenerla conmigo, ella será mi esposa.
Elizabeth sintió miles de cuchillos atravesarla, sintió como si cada muerte que tuvo en sus anteriores vidas llegaran de golpe.
Elizabeth- no... Solo lo dices... Por qué el Rey Demonio te cegó. Sé... Qué cuando encontremos otra forma de romper las maldiciones... Tu... Te retractaras de esas cosas... Y te quedarás conmigo...- dijo con temblorosas pausas.
Meliodas- la realidad es cruel.
Elizabeth- ¡Colaboraré con los Siete Pecados Capitales para detenerte!- vociferó entre sollozos. Estaba tan molesta con la castaña que no se molestó en incluirla.
Meliodas agarro sin delicadeza su muñeca-. No hagas una tontería, Elizabeth- le advirtió neutro.
Elizabeth- esto no se quedará así Meliodas, te traeremos de vuelta juntos...- le dijo con molestia, y sin más le dió una fuerte bofetada con la mano llena de luz.
Ella sin más salió de allí.
En algún momento tendría que saberlo, ya sea de mi o de otra boca. Preferí ser honesto, tal vez así me deje hacer esto.
Pero estoy consiente de que tú no me lo permitirás. Tan terca, así eres ___________.
Sé paciente.
[...]
Todo estaba tranquilo, ya que la causante de la tensión no se encontraba ahí precisamente.
La castaña miraba la hermosa noche, le deseaba inmensa suerte a Ban para que lograra su objetivo.
Se miró por un momento, la armadura que tenía estaba perforada, no era la gran cosa. Pero se la quitó con molestia, no quería nada que provniera de la maga, de tan solo pensarlo se molestaba.
Pero tan repentinamente sintió un abrumador poder, y supo que los demás también al oír murmullos desde adentro del establecimiento.
Vió como Merlín salía, se acercó un poco para oír la conversación, y en ese momento vió a Zeldris.
- es... El hermano de Meliodas...- pensó lo obvio para sus adentros.
Pero al oír lo que dijo Zeldris, ella tanto como los demás se sorprendieron.
Zeldris- así que tú eres la chica que recibió la bendición del Rey Demonio y la Deidad Suprema.
- por eso tan maldita...- susurró mientras los demás balbuceaban.
Recibió una fría mirada de la ahora niña maga, pero no hizo efecto en ella.
Zeldris la observó con detenimiento, y sintió un poder bastante familiar, pero simplemente lo ignoró. Pero recordó que ya la había visto.
Merlín- hablemos en otro lugar, a solas. Aquí hay mucho ruido- propuso.
Zeldris- sabia desición.
Se alejaron por los cielos, pero antes Merlín dejó un mechón de cabello, el cual se convirtió en una rara planta.
Desde esa extraña criatura, empezaron a oír el relato del demonio sobre Merlín, cosa que los dejó intrigados.
Pero se concentraron en lo importante: negociar.
Merlín- sé qué quieres esto- dijo mostrando el tubo dónde Melascula estaba, pero la encerró en un Cubo Perfecto.- pero dártelo fácilmente no igualaría las cosas.
Zeldris- te escucho.
Merlín- quiero que nos entreguen a Elizabeth. Solo le quedan mínimo dos días.
Zeldris- aunque quisiera, no creo que mi hermano esté dispuesto. A pesar de que me he dado cuenta que ella ya no le importa en ese aspecto.
Merlín frunció el ceño molesta, pensando en la única culpable, para ella.
Zeldris- parece que esa mujer no te cae bien- comentó con burla.
Merlín- ella solo es una piedra en el camino- comentó fría.
Zeldris- entonces hagamos este trato más atractivo- dijo-. Entrégame al mandamiento y a la mujer que tanto te molesta. Eso no será problema para ti. Y tranquila, estando con Meliodas, nadie tocará a esa diosa.
Merlín- confiaré en ti. Pero, entonces no hay trato, además, aunque quisiera, no puedo entregarla.
Zeldris- ¿Y por qué no?
Merlín- ella es útil a pesar de lo que pienso. Además, no le daré ese gusto a Meliodas.
Zeldris- en fin. Pide otra cosa.
Merlín- bien, entonces, quiero que me entregues al rey de Camelot.
Zeldris- no puedo hacer eso. Desafortunadamente no conozco al rey. Por lo tanto, no puedo garantizar nada- le dijo-. Me han molestado estos últimos días porque un atacante desconocido ha dejado muchas víctimas. No puedo garantizar la seguridad de un tipo cualquiera.
Merlín- bien. Entonces libera a los caballeros sagrados y a los esclavizados por tu mandamiento.
Zeldris- fácil.
Merlín- y, asegúrate de que tus demonios no interfieran.
Zeldris en tan solo segundos, liberó a los humanos esclavizados y ordenó calma en los demonio.
Zeldris- es tu turno.
Merlín- ay, espera. Por alguna razón me duelen los hombros al adquirir está forma- dijo con una ladina sonrisa.
Zeldris- ¡deja la actuación y hazlo de una vez!- ordenó impaciente.- te advierto que me he concentrado en cada nervio tuyo. Si haces algo, arremataré de inmediato.- le advirtió.
Pero un ataque desconocido fue a su dirección.
- ¿Qué mierda fue eso?- cuestionó extrañada ante el ataque percibido.
King- ¿Qué es esta explosión masiva de poder mágico?- cuestionó igual de extrañado.
Todos observaron a Merlín aparecer de repente.
- ¿Qué fue eso mocosa?- le dijo burlona mientras descendía hasta ellos.
Merlín chistó molesta-. Eso fue un ataque iniciado por uno de los Cuatro Arcángeles después de que detectó a Zeldris.
King- ¿Cuatro Arcángeles?- preguntó intrigado.
Merlín- es hora de actuar.- avisó.
Todos llegaron a Camelot en cuestión de minutos gracias al poder mágico de Merlín. Vieron y escucharon a todos los esclavizados, era notable que estaban aterrados.
Hawk y Escanor los detuvieron, pero por precaución Diane los detuvo amenazándolos con comérselos.
Merlín, con ayuda de King, fue teletransportado a todos a Liones.
- ¡Deténganse si no quieren morir!- dijo fría la castaña.
Pero tiempo después oyó a Merlín declarar la retirada.
Fue abordo, y al ver a Elizabeth una sorpresa la embargó. Sin embargo, ella no la veía del todo feliz.
Sintió un fuerte golpe por parte de la albina, le ardió, ya que sintió su poder mágico.
- ahora se han dedicado a pegarme justo en la cara- dijo sintiendo su mejilla arder, seguro estaba roja.
Elizabeth tenía evidencias de que había llorado, ella lo notó.
- te dijo todo.- afirmó al verla.
[...]
Volvieron a Liones, pero notaron que el ambiente se había tensado más de la cuenta con la llegada de una Elizabeth totalmente informada.
El rey los recibió junto a su gente, quiénes gritaron de gozo ante sus presencias.
La incertidumbre invadió al rey al lo ver a algunos pecados, pero sus dudas fueron respondidas por Merlín.
Pero entre tanto hablar, un caballero informó de la llegada de su hija y Gilthunder, quién fue secuestrado anteriormente por Vivian.
Gilthunder- le he causado muchos problemas, su majestad.
Bartra- lo importante es que estás a salvo.
- voy a dar a Vivian por muerta.- comentó llamando la atención.
Elizabeth- alguien controla el cuerpo de mi hermana. Padre- le comentó poniéndose frente a él, el cual iba a recibir a su hija mayor.
Margaret- veo la reencarnación eterna impuesta por tu madre, Elizabeth. Al parecer aún está activa.
Elizabeth- eres tu ¿Verdad?
Bartra- ¿Quién eres?
Ella, junto los otros dos que se encontraban ahí. Se presentaron como realmente eran.
Ludociel, Tarmiel y Sariel, tres de los Cuatro Arcángeles.
Elizabeth- estás aquí por la Guerra santa.- afirmó.
Ludociel- si. Estamos para unir fuerzas con el Reino humano y los Siete Pecados Capitales- reafirmó- o debería decir ocho. Se rumorea que han enfrentado a los demonios y han salvado al reino muchas veces. También que tienen a un aliado de la raza enemiga y aparte Meliodas sea el capitán de esa famosa orden. Al parecer Meliodas los ha traicionado al no estar aquí, eh.
Elizabeth- ¡Retira lo dicho!- le ordenó.
Ludociel- la mano de la oscuridad y la mano guía de la luz siempre estarán destinados a destruirse mutuamente- le dijo ladino- si unimos fuerzas lograremos vencer ¿No les atrae esa propuesta?
- el punto es detenerlo, no matarlo- habló fríamente ella.
Elizabeth- pero tienes razón. No podremos detenerlos nosotros solos.
Y de ahí formaron una alianza: Stigma y Los Ocho Pecados Capitales se unirían.
[...]
Los Arcángeles no me dan buena espina.
La castaña caminaba por las oscuras y solitarias calles de Liones calmada. No pretendía reunirse con los que ahora debían odiarla, tampoco se reuniría con los caballeros que estaban con los Arcángeles. Pero se había robado una botella de alcohol entre la discusión de las pléyades y los Arcángeles.
- serán muy divinos y todo, pero no me convencen.- dijo con desdén.- ¿me llegará la hora en esta guerra?- se cuestionó para sus adentros.- jamás había estado en una guerra, esto será una extraña experiencia.
- un demonio aliado con los humanos, no se ve todos los días.- comentó una voz femenina.
La castaña volteó encontrándose con el detestable arcángel, Ludociel.
- ¿Qué se te ofrece?- le cuestionó fría.
Ludociel- desde que puse un pie en este lugar sentí la maldad en tu interior, eso me aclara que eres un demonio. Pero es extraño, siento un poder humano en ti.
- soy semi demonio.- le respondió su duda.
Ludociel- ¡Ah, pero que interesante!
- deja los juegos y dime qué quieres.
Ludociel puso una sonrisa ladina-. Los demonios son tan impacientes. Noté como todos tus compañeros sentían incomodidad con tu presencia, también como reaccionó Elizabeth al siquiera oírte. Me da intriga saber que pasa.
- no es de tu incumbencia.- dijo. Trataba de ser lo más cortante para dejarle claro que le molestaba su presencia.
En un efímero segundo Ludiciel posaba la espada que tenía a un costado del cuello de la castaña. Ella no se inmutó ante eso, lo veía venir.
Ludociel- eres muy confiada.
- no, tu eres el confiado al querer asustarme con esto.- dijo relajada.
Ludiciel- ya que no pareces muy cercana a toda esta gente, ¿Qué tal si tú y yo colaboramos?.
- ¿una "divinidad" asociándose con un demonio?- cuestionó burlona.
Ludociel- admito que me desagrada, pero me pareces útil. Unamos fuerzas para ejecutar a Meliodas, nadie sospechará.
- un dios hablando de ejecutar, eso no se oye todo los días- comentó con burla-. Pero me niego- dijo fría- jamás haría algo para dañar a Meliodas, además, no me apetece unirme a ustedes. Solo lo hago porque los demás se unieron, pero si fuera por mi, no lo haría.
Ludodiel- Meliodas te mataría en cuestión de segundos.- le dijo burlón.
- eso sería al revés. Él no estará del todo conciente, pero no creo que me haría daño- dijo egocéntrica.
Ludociel- los demonios son demasiados arrogantes.
Él la atacó, pero ella se defendió con su espada. Ambos pusieron en sus respectivas armas su esencia, tratando de hacer daño. Eso llamó la atención de algunos.
Y en Camelot, Meliodas veía con molestia ese cruce de poder. No sé imaginaba ser quien derramara la sangre de la castaña.
Meliodas- Arcángeles, le tocan un pelo a ___________ y ya tendrán la fecha de su muerte.- advirtió.
Sin embargo, en Liones el arcángel emanó una luz que hizo que la piel de la castaña se irritara.
- maldito seas...- se quejó y se cubrió con sus llamas.
Ludiciel- semi demonio, el poder de la oscuridad siempre estará en ti.
- ¿y crees que eso me importa?- dijo burlona.
Ludociel- debí suponerlo.
La mano guía de la luz y el linaje de la oscuridad siempre estarán destinados a destruirse.
Sonará cursi, pero quisiera hacer la diferencia.
Meliodas, ¿Realmente esto terminará bien?
... Es raro, pero me siento observada.
[...]
Mientras en el castillo de Camelot Zeldris recién llegaba, pero no con buenas noticias.
Zeldris- lo siento pero fallé. La hija de Belialuin me engaño. Lo peor de esta situación es que los Cuatro Arcángeles revivieron.- informó.
Meliodas- si. Vi el pacto de Liones. Los Ocho Pecados Capitales y Stigma unieron fuerzas.
Zeldris- ja, se te escapó tu mujer- se burló.
Meliodas- no digas eso.- dijo con molestia.
Zeldris- ¿Te molesta?- le preguntó retóricamente-. Llegué a ver a la chica nueva de Los Ocho Pecados Capitales.- comentó.
Chandler- ¡¿Hablas de esa mocosa?!- cuestionó molesto-. Esa chica es demasiado entrometida.
Cusack- Jo, ¿La enfrentaste?- le preguntó a su compañero.
Chandler- esa mocosa no paraba de proteger a esos tontos. Es una traidora de la raza demoniaca.
Zeldris- ¿Es un demonio?- cuestionó sorprendido.
Chandler- en parte es humana. Pero lo más intrigante de esa mocosa es que es del linaje de Fëanor.
No pudieron quedar más impactados ante tal información.
Zeldris- creí que ese linaje había quedado extinto. Mi padre ejecutó a ese hombre- dijo molesto.
Cusack- ¿Es ella de quién hablaba el Rey Demonio?- le preguntó a su antiguo alumno.
Él iba a responder, pero el rubio se adelantó.
Meliodas- no importa cuál orden te haya dado nuestro padre respecto a ___________, que no se les ocurra hacerle nada.- ordenó con demasiada frialdad.
Zeldris- creí que te importaba más esa diosa.
Meliodas- no tengo porque dar explicaciones- dijo frío.
Zeldris- en fin, ¿Cómo esperas que no le hagamos nada si ella también es tu enemiga?- le preguntó intrigado-. Para que ella te importe tanto me sorprende que no sea tu aliada.
Meliodas- ella ve que lo que hago es una locura. Pero le hice una promesa y la voy a cumplir.
Chandler- ¡Señorito, ella no merece pararse a su lado!- se quejó mientras lagrimeaba.
Pero Meliodas lo miró molesto-. Chandler, no creas que no sé que la heriste. Si no estuviera viva, la historia sería muy diferente- le dijo.
El aludido sintió la sangre helada.
Meliodas- tomaré Los Díez Mandamientos y me convertiré en el rey demonio- declaró-. Así todo acabará.
[...]
Ya la media noche había llegado. Pero las celebraciones aún seguían por la llegada de los dioses.
La castaña no podía dormir cómodamente. Se encontraba acostada en el césped, en el interior del bosque.
Pensaba las cosas con calma, todo había pasado tan lento.
- es como... Si todo eso solo hubiese sido un sueño...- musitó para sí misma.
Pero no imaginó que alguien la observaba, mucho menos quien.
- Meliodas...- murmuró preocupada.
Cerró los ojos, pero sintió como alguien acariciaba su mejilla. Se sobresalto y se puso a la defensiva, pero quedó pasmada al verlo ahí, aún con ese aspecto siniestro. Se acercó lentamente, tocó con la yema de sus dedos su rostro neutro, y acaricio su cabellera rubia.
Meliodas la miraba neutral, veía un hermoso brillo en esos hermosos ojos azules.
Meliodas- eres tan hermosa...- le dijo con su voz grave e imponente.
- ¿Qué haces aquí...?- preguntó incrédula al verlo.
Meliodas- vine a ver si estabas bien.- respondió- me iré.
Iba a retirarse haciendo aparecer sus alas oscuras, pero los brazos de la castaña lo envolvieron.
- detente por favor. Meliodas.- le suplicó.
Meliodas- sabes que no puedo detenerme ahora.- le susurró.
- ¡Esto es una locura!- le dijo medio molesta.
Meliodas- lo sé. Pero tranquila, todo acabará si hago esto. Por favor entiende.
- pero... Elizabeth... comentó lo que te podría suceder si haces esto.- susurró.
Meliodas- ¿Las cosas no estuvieron bien con ella?- le preguntó intrigrado.
- pues no. ¿Qué esperabas?. Es normal que me odie por esto.
Meliodas- si, lo esperaba.
- Meliodas, por favor házme caso... Quiero lo mejor para ti...- le dijo preocupada.
Meliodas- y yo lo mejor para ti, para ambos.- se alejó un poco del abrazo para verla a los ojos.
- todo esto... Parece un sueño... Uno muy raro...- murmuró.
Meliodas- soñemos juntos...- dijo.
Sin avisar él la besó, ella respondió a ese beso, el cual se volvió salvaje. La tomó de las caderas y la apegó más a él.
El calor del ambiente se sintió en sus cuerpos, el rubio posó sus manos en los muslos de la mujer, haciendo que ella diera un pequeño salto y rodeara su cintura con sus piernas.
Separaron sus labios al necesitar aire, Meliodas aún la veía neutro y ella lo veía medio sonrojada mientras salían jadeos.
Él no dejó que alguna palabra saliera de su boca ya que volvió a sellar sus labios con los de ella. Comenzó un recorrido por su espalda con una de sus manos.
Luego de recorrer toda su espalda la recostó en el césped y siguió con los besos. Acarició su abdomen y dejó mordidas en el cuello de la castaña creando marcas rojizas en su piel.
Y al separarse para verse a los ojos, el rubio desapareció su marca y dió una pequeña sonrisa que hizo sonrojar a la castaña.
Volvió a besarla de igual forma, provocando más calor en el ambiente, incluso sintió la temperatura de la castaña subir un poco más de lo normal.
Se volvió a separar para observarla y acarició su rostro.
Meliodas- tranquila. No es el momento ni el lugar. Y aunque no lo hagamos, sigues siendo mía. Recuérdalo.- le dijo con su voz aún grave.
Ella tan solo se quedó callada, se sentía avergonzada por ese momento.
Meliodas- es hora de irme.
Ambos se pusieron de pie, pero ella volvió a detenerlo.
- déjanos ayudarte Meliodas, no hagas esto...- suplicó.
Meliodas- preciosa, no puedo permitirlo. Ya no me insistas- le dijo neutro haciendo aparecer la marca demoníaca.
- está bien. Te detendremos a la fuerza entonces.- declaró seria.
Meliodas- veremos.- dijo.
Y antes de irse, volvió a besarla con fiereza mientras acariciaba el rostro de la mujer. Lamió sus labios y mordió levemente la parte inferior de éstos haciéndola soltar un gemido espontáneo.
Meliodas- vendré por ti cuando todo esto acabe- le dijo.
Y sin más desapareció de la vista de la castaña.
- Meliodas...- musitó
Maldición... Eso fue...
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Hola!
Espero que todos estén de maravilla.
Aquí le traje un nuevo capítulo!
Y comentarles lo de la trama y eso. Cómo algunos ya saben lo que pasa, trate de centrarme en lo importante del anime y lo que yo agrego. Así la lectura no será tan tediosa al leer algo que ya saben.
Espero que así les guste!
También espero que les haya gustado este capítulo (el final fue un regalito ;). Las cosas se pondrán interesantes uwu.
Y si quieren completen la frase que puse de la rayis ;3
Sin más que agregar, nos veremos en el siguiente capítulo!
Cuídense!
Bye Bye (◍•ᴗ•◍)❤
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