
Capítulo 18
La noche es tan hermosa, tan bella con su oscuridad, tan resplandeciente con sus adornos brillantes.
Después de un incómodo momento entre Ban y Meliodas, el tiempo había pasado lentamente, al menos para mí.
Ansiaba tanto hablarle, e incluso ahora me encontraba buscándole el rastro; pero sentía temor por lo que fuera a pasar, tanto, que temía que en cualquier momento me despertara, dejándome claro que solo había sido un sueño, o, alucinación creada por estos sentimientos.
Quería estar bien.
...
Creo que había encontrado su paradero, no estaba del todo segura, pero me encaminé hacia el lugar donde se perdía el humo de alguna fogata.
Y bueno, al llegar ví lo que había quedado de la taberna Boar Hat, y también lo ví a él, resguardado de la lluvia bajo los escombros que lograban cubrirlo a él y su fogata, a punto de cocinar algo, por lo que interviene inmediatamente.
•
La castaña se acercó a él con una pequeña sonrisa, y al pisar un pedazo de madera logró llamar su atención, sorprendiéndolo un poco.
— ¿Me permitirías estar aquí?— pregunta gentil, pues sabía que él había venido para acá con el fin de estar en soledad, por lo que si él le daba una negativa, se iría comprensiva.
Meliodas– claro, siempre serás bienvenida.– le dijo sonriente mientras palmeaba un lugar a su lado para que ésta se sentara.
Ella acató el pedido, y al ya estar a su lado se dispuso a preparar bien los dos pedazos de carnes que estaban en los palillos. Unos minutos después ya estaban bien asadas, cada uno tomó una y al masticarla descubrieron el buen sabor que tenía.
— ¿Qué te parece?— le preguntó medio divertida, sabía la respuesta, pues el rostro del rubio delataba deleite.
Meliodas– está muy buena, ¿Desde cuándo sabes cocinar?– preguntó con la boca medio llena.
— desde siempre.— le respondió simple tomando un bocado.
Meliodas– ¿Por qué jamás me lo dijiste?– le preguntó extrañado.
— jamás preguntaste.— lo miró un poco burlona.
Él sirvió cerveza en un tarro, dejándolo hasta la mitad, se lo entregó a la mujer y se quedó con la botella.
Meliodas– ¿Cómo te sientes?, Elizabeth me comentó lo que te pasó...– habló mientras veía la fogata.
— ah... Eso... Estoy bien, solo necesito un poco más de tiempo para volver a la normalidad.— le dijo antes de darle un sorbo al licor.
Meliodas– estaba preocupado...– musitó, llamando la atención de la mujer.
— ¿Cómo te sientes tú?— le preguntó mirándolo fijo.
Meliodas– me siento bien... Pero pienso que ya perdí el juicio...– habló suave, pero con un tono lastímero. – ni siquiera pude ver a mi mejor amigo a los ojos...
— Meliodas...— murmuró comprensiva.
Meliodas– cuando maté a Fraudrin sentí tanta satisfacción, inclusive ahora...– dijo al dejar caer su pedazo de carne a medio comer.
— es normal que te sientas así después de hacerle lo mismo a la persona que te quitó a alguien amado...— dijo con una sonrisa triste ganándose la mirada del rubio.— pero... No importa lo bien que se sienta haberlo matado, eso no te devolverá lo que te quitó.
Meliodas– _________....– murmuró con compresión, en ese momento sus miradas se conectaron.
— te comprendo Meliodas, tal vez no nos haya pasado igual, pero ambos perdimos a personas importantes.— le sonrió dulce.— yo estoy contigo.
Él no lo soportó más, ver cómo ella lo apoyaba fue lo que hizo que derramara sus lágrimas.– soy un idiota... No quiero lastimarla, pero siento que ya lo hice. No puedo evitar querer cumplir la promesa que le hice para no lastimarte a ti, ¡Siento que soy un maldito egoísta!– exclamó con enojo hacia sí mismo.
— a veces no es malo ser egoísta para ser feliz— habló suave, llamando la atención del rubio— desde que te conocí, noto lo mucho que te interesas por los demás, como luchas para protegerlos a todos, y siempre mostrando una feliz sonrisa, aunque estés sufriendo en lo más profundo de tu corazón.— tomó las manos de él y le sonrió con una lágrima rodando por su mejilla.— no te culpes por querer ser feliz, Meliodas.
Meliodas– ¿aún si eso llega a herir a alguien más...?– le preguntó afligido.
— tal vez la búsqueda de la propia felicidad deje heridas en algunas personas, pero lo que al final cuenta es que seas feliz, así sabrás que aunque fué doloroso, habrá valido la pena.
Él la miró con entendimiento, sabía que era cierto.
Se abalanzó a ella con necesidad, donde fue recibido gustosamente.– si me convierto en aquel tipo del pasado... ¿Tu seguirás ahí...?– le preguntó un poco asustado, haciéndolo notar.
— por supuesto, Meliodas, yo estaré.— le dijo de lo más dulce.
No sé con exactitud a qué se refiere, pero estaré apoyándolo como él lo había hecho conmigo.
[...]
Al día siguiente se encontraban en la torre donde hace díez años los pecados hacían sus reuniones. Meliodas, ________ y Ban miraban como Escanor masajeaba a Merlín, ésta estaba en una bañera mientras leía un libro. Elizabeth también estaba, pero mantenía la mirada agachada, estaba un poco desanimada.
Merlín– no importa que se sienta bien por la victoria, capitán.– le habló tranquila.
Meliodas– si, por supuesto.– concordó con una leve sonrisa.
Ban tomó a Meliodas de los hombros y empezó a darle coscorrones.– ¡ya no esté así capi, después contagiará a todos!.
Meliodas– Ban...– habló sorprendido por la actitud del albino.
Ban– perdón por la actitud de ayer, es que no supe que decirte en ese momento, ¡Pero nuestra amistad no cambió en nada!– le dice risueño, haciéndolo sentir mejor.
Meliodas– no hiciste nada malo, Ban.
Ban– ¡Es cierto!, Pero es que me estaba empezando a preocupar...– habló, pero fue a parar en la pared gracias al golpe del rubio.
— eso te pasa por hablar de más idiota.— habló con gracia por verlo aún estampado en la pared.
Escanor– oh noble ira, oh buen amigo, aunque la maldición corrompa nuestros cuerpos, jamás corromperá la flor de nuestro corazón. ¡Oh galante pecado!
— lindo poema Escanor.— felicitó dando breves aplausos.
Él se inclinó en forma de agradecimiento. Posó la vista en el rubio.– no pretendo ser egocéntrico al decir que comprendo el sentimiento, pero quiero que sepa que no está solo, así que anímese.
Él tan solo lo miró simple.– tienes un ocho.
Escanor– ¿D-de cuántos puntos hablamos?– preguntó confuso por la calificación.
La castaña miró a Elizabeth, la cual permanecía bastante callada.— ¿estás bien?— le preguntó confusa.
Elizabeth– a-ah... Si, si, estoy bien...solo un poco cansada...– se excusó dando una falsa sonrisa.
— si tú lo dices...— le dijo un poco dudosa, pero fijo su vista en el rubio cuando escuchó su nombre.
Meliodas– muchas gracias.– habló eufórico mientras tenía sus brazos detrás de su nuca.
Mientras que en las celdas subterráneas del castillo, el pecado de la lujuria era liberado por dos de las pléyades del cielo azul, Deathpirce y Waillo.
Gowther– soy el pecado de la lujuria, la cabra, Gowther, ¡Kipin!– habló mientras salía de la celda.
Deathpirce– que aún te quede claro que no hemos eliminado las sospechas de que eres un mandamiento gracias a la información que conseguimos.– habló con enojo.
Gowther se detuvo y su semblante se tornó más serio de lo habitual.– soy Gowther, el mandamiento del desinterés, Kipin...– murmuró, para finalmente retirarse del lugar.
[...]
Al día siguiente los pecados estaban en una aldea, gracias a las pistas que Ban y Meliodas habían conseguido en su misión nocturna. La princesa y la castaña los acompañaban para ayudar.
Escanor se encargaba de un gran demonio anaranjado, el cual había quedado atónito al ver la fuerza del musculoso pecado.
Merlin se hacía cargo de un extraño demonio, mitad rojo y mitad blanco. Usaba la propia habilidad del enemigo en su contra para así terminar derrontándolo.
Mientras que los mejores amigos se encargaban de un pequeño grupo de demonios, mandados por un ahora desfigurado, (gracias a Gowther) demonio.
Y _________ terminaba con todos los demonios que estaban a punto de atacar de un solo golpe, llamando un poco la atención de los demás.
Al terminar el trabajo se dirigían con Elizabeth, quién curaba las heridas de todos.
— ¿Ya casi terminas Elizabeth?— preguntó impaciente. Su contraria le asintió para que se calmara.
Ban– ¿tan desesperada estás por irte?– preguntó con su tono risueño.
— pensé que habría más emoción, pero bueno.— se quejó mientras veía a los demás conversar, entre ellos, al rubio con un niño llamado Pelliot, pero que se hacía llamar Pelliodas, dándole gracia a ella.
Por un momento sintió una mirada clavada en su espalda, pero simplemente lo ignoró ya que Ban empezó a platicar con ella, pero al sentir un toque en su hombro se volteó para ver quién era.
Ban miraba confuso al hombre que estaba ahora frente a ________.
– disculpa... ¿Tu nombre es _________?– preguntó con una extraña emoción y nervios un hombre más alto que ella, (por unos quince centímetros) peli negro de ojos ámbar
— así es, ¿Quién pregunta?— preguntó seriamente, por alguna razón el señor se le hacía conocido.
– je, es normal que no reconozcas quien soy, después de todo pasaron veintidós años...– murmuró un poco más nervioso.– soy Shirou, _________.
En ese momento a la chica le dió un escalofrío, se quedó pasmada unos momentos asimilando la identidad de aquel sujeto. Enojo y tristeza, eso fue lo que sintió al oír el nombre.
Ban en seguida notó el repentino cambio de actitud de su compañera, preocupándolo un poco.
Shirou– bueno... Entiendo que no sepas que decirme, después de todo te lastimé con mis palabras en aquel momento...– al decir eso hizo que Ban supusiera quien es.– pero con el tiempo me he dado cuenta de mi gran error al dejarte sola y en peligro... En ese tiempo yo era un completo...
— estúpido— terminó por él, llamando la atención del hombre.
Shirou– exacto. Bueno, quería disculparme por todo lo que te dije, no merecías eso, nada de lo que dije fue cierto. De verdad perdóname _________...– habló un poco dolido al recordar aquel entonces.– yo de verdad te amaba...y no he dejado de pensar en ti cada día... No he olvidado tu rostro llenó de lágrimas y dolor...
— oh vaya, ¿de verdad tu crees que con esa maldita disculpa lo voy a olvidar?— habló con gracia, aunque en el fondo sintió el dolor que su yo del pasado había sentido al ver como la abandonaba.— lo dicho dicho y hecho hecho está. No te odio, pero créeme cuando te digo que lo último que deseo es hablarte, mucho menos mirarte.— se volteó para volver a Liones, ya sea sola o acompañada.
Shirou– ¡_________!– llamó un poco dolido, iba a ir tras ella, pero el pecado de la avaricia se lo impidió.
Ban– si de verdad quieres hacerle un favor, jamás la busques.– sugirió, pero se oyó más como una orden que como una sugerencia; lo miró seriamente, dándole al señor un escalofrío.
Todo eso había logrado captar la atención del rubio, quién veía extrañado la retirada de su amigo junto a la castaña. Una errónea idea viajo por sus pensamientos, pero al ver la ridiculez de aquel pensamiento sacudió su cabeza para despejarla.
Meliodas– volvamos a Liones.– pidió al ver que la princesa había terminado.
Todos acataron aquel pedido.
Al llegar cada uno tomó su camino, en caso del rubio fue en la búsqueda de su mejor amigo y su amiga, claro, después de preguntarle a la princesa su estado de ánimo.
Ban– ¿de verdad estás bien?– le preguntó a la castaña mientras andaba junto a ella por las calles del reino.
— si, ¿De verdad creíste que eso me afectaría?— le preguntó con gracia.
Ban– bueno... Por como te pusiste cuando lo viste... Pensé...– habló con algunas pausas.
— tranquilo Ban. Si me puse rara, pero fue por la sorpresa y enojo, pero todo está bien.— le sonrió sinceramente.
Ban– si tú lo dices– habló con su tono risueño.
Un fuerte abrazo la extrañó y le molestó un poco, iba a quejarse, pero al ver quién era se tranquilizó.
— ¿sabes Michel? Hay otras formas menos sorpresivas de decir "hola"— habló un poco incómoda, pero tranquila.
Michel– ¡Es que me alegro de verte bien. Había escuchado que te desmayaste y que no habías despertado durante siete días!– habló con rapidez.
— ya, ya, cálmate.— dijo mientras le daba palmadas en la espalda.
Después de una breve plática, ella junto a Ban se encaminaron al castillo para la presentación del capitán interino de los caballeros sagrados. Allí se encontraron con los demás pecados.
Meliodas– ¡________ ¿Cómo estás?!– preguntó con una sonrisa afable.
— estoy bien, ¿Por qué?— le preguntó confusa.
Meliodas– solo preguntaba– rió levemente, con disimulo rozó su mano con la de la fémina, haciendo que ella lo vea con una serena sonrisa.
La ceremonia dió inicio, el rey empezó con su discurso, todos escuchaban atentamente cada palabra con respeto. Al final oyeron el nombre de Howser ser mencionado, él sería el interino.
Todos aprovecharon para molestarlo un poco.
Al terminar la ceremonia todos se retiraron, excepto los pecados y compañía, por petición del rey.
Baltra– pecados, he tenido un nuevo presagio– habló, llamando la atención de todos.
Meliodas– ¿Qué fue lo que vió?– preguntó seriamente
Baltra– cuando la niebla se alce y la luna ya esté en su punto más alto, ocho pecadores se reunirán dónde los siete fueron unificados.
Merlín– debe referirse a King y Diane– habló mientras analizaba lo contado– ¿pero quién es el otro?– se cuestionó extrañada.
Baltra– su identidad será revelada cuando el momento llegué– habló seriamente.
Hawk– no veo la luna, tampoco niebla.– habló confuso viendo el cielo.
— pues es obvio que eso no es ahora Hawk.— habló pensando en lo dicho.— ¿Ocho pecadores...?— pensó confusa.
Meliodas– bueno, no nos queda de otra más que esperar.– habló sonriente.
Volvieron a la nueva taberna, la cual tenía una apariencia de tarro y a la vez de sombrero.
Pero, aunque no lo demostraban, se preguntaban quién sería su nuevo compañero.
[...]
En el bosque de rey hada, su monarca, Harlequín, se encontraba dándose un baño en un lago.
King– ay... ¿Por qué no me crecen...?– se quejó por el hecho de aún no tener alas.
Sintió que algo ingresaba al lago, y ese algo creaba olas, extrañando al hada.
Diane se estaba quejando por no poder realizar el baile de los gigantes de la forma adecuada, pero grande fue su sorpresa al ver a King en el mismo lugar, desnudo, al igual que ella, por lo que echó un grito por la vergüenza.
Los siete pecados volverán a reunirse para acabar con la amenaza de Los Díez Mandamientos y salvar a toda Britannia.
Solo quiero que esto se acabe.
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¡Holaaaaa!
Duré un poquito más de lo normal (?) Pero al final les traje el nuevo capítulo.
Ufff, espero que de verdad les haya gustado este capítulo, lo hice con amor, ¡de verdad!
Pero bueno, sin más que escribir, nos vemos en el siguiente capítulo!
Se cuidan por favor!
¡Bye bye!
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