Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14


Mmmm...hace un buen rato sentía el frío recorrer todo mi ser, como si mi vida se estuviera llendo tan lentamente, pero unos minutos después de esa sensación volví a sentir calor en mi cuerpo.

Es tan extraño, así suelo sentirme cuando me hieren; sentir el frío opacar el calor que hay en mi es un poco molesto, como si mi poder se estuviera extinguiendo, eso me hace sentir como alguien inútil.

Ahora que recuerdo...aquel día, aquella noche donde la tristeza me dominaba, sentí tanto calor en sus brazos, era una sensación tan placentera. Estar en aquellos fornidos brazos me hizo tener el extraño deseo de quedarme en ellos hasta perder la completa noción del tiempo. Desde ese trágico día de hace 15 años no me había sentido tan viva.

Es extraño, ya que la última vez que sentí ese tipo de deseo fue cuando era joven. En ese tiempo fuí ingenua.

Desde la noche donde él me rodeó de una forma tan dulce con sus brazos no dejo de pensar ¿Por qué me había sentido así?

Y la verdad, la cual me cuesta admitir, es que...

Extraño aquella sensación que Meliodas me había transmitido...

_______________________________________

La mujer castaña abría sus bellos ojos azules haciendo que lo primero que viese fuera el blanco techo de la habitación. Se sintió confusa, pues hace un buen rato estaba junto a los demás luchando con un mandamiento, según recordaba su nombre era Galand; después de haber sido herida ya no recordaba nada de lo que había pasado después.

Se sentó en el cómodo colchón y recorrió la habitación con su mirada, ahí comprendió que no estaba en el Boar Hat; al ver los pequeños lujos supuso que estaba en el castillo de Camelot.

Al sentarse y hacer que la cobija bajará dejando la parte superior de su cuerpo expuesta, se percató de que solo tenía su sostén, estaba semi desnuda.

Frente a ella estaba lo que parecía ser ropa para ella, diferente a la que tenía puesta cuando llegó al reino. Se levantó quedando expuesta y tomó el atuendo, que al desdoblarlo se vió un vestido sin mangas, amarillo pálido.

Frunció el ceño.— Bueno, al menos el vestido se ve simple y no como los llamativos que usan las princesas.— pensó agradecida y sin más se colocó el vestido. Se movió por unos instantes— si, se siente cómodo.— pensó contenta. Vió hacia la cama y encontró unas botas marrones que a continuación se puso. Aquel calzado llegaba hasta por debajo de las rodillas.— ¿me pregunto en dónde estarán los demás...?. Siento que he dormido mucho.

Salió de la habitación y comenzó su camino hacia lo desconocido, pues no sabía en dónde estaban sus compañeros de viaje, por lo que daría un recorrido para recordar por dónde iba. Sus planes cambiaron al ver como una sirvienta del lugar se acercaba un poco apresurada a ella.

– ¡Disculpa! ¿Tu eres la mujer que viaja con Los Siete Pecados Capitales?– preguntó curiosa.

— si, soy yo. ¿Sabes dónde están?— preguntó con su semblante serio.

– ammm....si si, por favor sígueme– pidió amablemente la chica que parecía de 22 años de edad. Su contraria asintió y comenzaron a caminar por los pasillos del castillo.

No demoraron demasiado en llegar. La sirvienta abrió una puerta y dentro de la habitación estaba Merlín, o bueno, eso era lo que ________ creía.

— ¡Merlín, volviste a la normalidad!— exclamó para después dar un suspiro.

Merlín– _______, veo que ya estás totalmente recuperada.– comentó aún concentrada en sus extraños experimentos.– te equivocas, lo que vez ahora es una proyección, así me es más fácil comunicarme.

— oh bueno, espero recuperes tu cuerpo pronto. Por cierto ¿Dónde están los demás?— preguntó curiosa al no verlos presentes.— y, ¿Qué pasó con ese demonio Galand?. No creo que un ser como él sea capaz de dejar a sus oponentes con vida.

Merlín– buena observación. En primera, los demás están viendo a Diane, y segunda, Gowther intervino haciendo creer que estábamos muertos.– explicó dejando sus cosas de lado y observándola detenidamente.

— ¿Gowther no estaba mal de la cabeza o lo que sea?— preguntó con sorpresa.

Merlín– gracias a uno de mis objetos logré que él lograra mantenerse bajo control.

— ya veo. ¿Irisviel está en buenas condiciones, no?— preguntó inquieta al recordar el arma.

Merlín– tranquila, no sufrió daños. Al arreglarla la hice mucho más resistente que antes.– le comentó con una sonrisa superior.

— ah, muchas gracias Merlín— agradeció serenamente.— sinceramente, que alguien pudiera vencerme tan fácil es vergonzoso— confesó con un poco de desánimo.

Merlín– en estos momentos estás muy débil, así no podrás enfrentar a Los Diez Mandamientos. Por ello habrá que arreglar ese detalle.– le dijo con su típica sonrisa.

— ¿Y cómo?, No soy un objeto que puedas desarmar y después armar— le dijo de forma burlona.

Merlín– de hecho, hay algo...– dijo haciendo una pausa, pero al momento en que iba a continuar la puerta se abrió, dejando ver a sus compañeros.

Hawk– ¡Merlín tenemos un problema!– avisó un poco exaltado llamando la atención.

Elizabeth– señorita Merlín ¿Interrumpimos algo?– preguntó al ver a la figura femenina delante de ella.

Merlín– si, pero no es nada de importancia– le dijo desinteresada respecto al asunto.

Meliodas– ¿Quién es tu amiga?, Se ve igual a  ________– dijo ladeando la cabeza mientras veía a la fémina que estaba frente a él de espaldas.

Elizabeth– ¿Eh?– miró a la mujer con detenimiento hasta que la misma se volteó para verlos.

— acertaste Meliodas— le felicitó con un poco de gracia.

Meliodas– jamás podría fallar– dijo de forma pervertida dándole gracia, y pone sus manos en las caderas.

Hawk– ¡Eres un pervertido de primera!– exclamó con enojo.

Elizabeth– no llegué a reconocerte por tu cambio de vestimenta ________– dijo un poco avergonzada, pero su contraria solo suspiró.

Merlín– a lo que venían.– dijo seriamente llamando la atención de todos.

Meliodas– a si. Al parecer Diane perdió la memoria.– dijo simple.

Merlín– seguro fue por el golpe que recibió.– dijo mientras analizaba la situación.

Elizabeth– Diane no pudo reconocerme, tampoco a Hawk, solo al señor Meliodas.– comentó un poco triste.

Hawk– y estoy seguro de que tampoco recordará a ________.– agregó.– pero que crueldad, nadie entiende mis sentimientos.– dijo al recordar que casi era comido por la gigante.

Meliodas– ahora que lo pienso, antes ella me llamaba por mi nombre.– dijo pensante.

— seguro antes de unirse a los pecados ¿No?— se cruzó de brazos y quedó pensante.— por ahora lo mejor sería refrescarle la memoria, si fue como dice Merlín, seguro la recuperará pronto.

Meliodas– de acuerdo. Ay, debiste ver la cara de King cuando fue a ver a Diane, estaba pálido– le comentó a la castaña, la cual se sorprendió.

— ¡¿Ban y King volvieron?!— preguntó curiosa.

Elizabeth– solo el señor King. Él apareció de la nada.

— comprendo, bueno.— dijo con ligera decepción.

Meliodas– ¿Qué tienes con Ban, eh?– preguntó un poco serio.

— nada nada. Solo que se fue tan de repente, quería pedirle una explicación— le respondió simple.— ¿Por qué te molesta?

Meliodas– no me molesta para nada– le respondió con su típica sonrisa.

Elizabeth– él señor Meliodas y ________ se ven tan unidos...– pensó al sentir celos de la mujer.– ¿Ella estará.... enamorada de él...?– pensó con temor a que la respuesta fuese positiva, pero el sonido de la puerta abriéndose interrumpió sus pensamientos.

— ¡King, volviste a ser gordo!— comentó con sorpresa.

King– ¡¿Y eso qué?!– dijo exaltado.– Merlín, ¡Diane está perdiendo sus recuerdos. No solo se está olvidando de mi, sino del capitán también!

Merlín– mmm...eso es muy extraño. Lo mejor que podremos hacer será observarla– propuso, a lo que todos aceptaron sin dudarlo.

Mientras tanto con Ban, éste caminaba en silencio mientras oía a su acompañante, Jericho, hablar entre tartamudeos.

Ban– ¿Por qué quisiste acompañarme a este viaje Perico?– preguntó con desdén.

Jericho– ¡Ya te lo había dicho antes imbécil, ¿Acaso no escuchas?!– le miró con el ceño fruncido y las mejillas ruborizadas.

Ban– eh...¿En serio?– preguntó confuso.– como sea, será mejor que apures el paso.

Unos pasos después se adentraron a una aldea, caminaron por el lugar escuchando la charla de la gente, pues no bajaban el volúmen de sus voces, parecía un centro comercial.

Ban tan solo ignoraba las conversaciones, pues no le interesaban en lo absoluto, lo que más le interesa es saber algo que haga revivir a un ser vivo.

Jericho– ¡¿Qué se supone que buscamos aquí?!– preguntó confusa, pero él solo la ignoró.

Ella iba detrás de él para no tener que verle la cara pues se pondría colorada por ello. Cayó de repente por la frenada de su acompañante, él cual veía a un grupo de personas a la izquierda.

Él se acercó un poco al grupo para poder escuchar mejor y le fue conveniente, pues el tema de conversación era justo lo que le interesaba.

Ban– oigan señores ¿Dónde escucharon ese rumor?– preguntó seriamente.

En el Boar Hat el grupo de pecados más sus acompañantes (incluído el rey de Camelot) se encontraban ya bastante lejos del reino en el que se encontraban anteriormente.

Resumiendo los acontecimientos: Diane se había escapado del castillo al perder la memoria, gracias a Gowther, y se dirigía a su lugar de nacimiento: Megadoza.

Estaban discutiendo sobre el reciente viaje hasta que sintieron un poder mágico a lo lejos. Todos salieron viendo el camino por donde iban.

Meliodas– ¡Detente mamá de Hawk!– le ordenó al gran cerdo que los transportaba y éste inmediatamente obedeció.

Hawk– ¡¿Qué te pasa idiota?!– se quejó al impactar su nariz con el lomo de su madre.

King– capitán, ¿por qué nos detenemos?– preguntó desesperado por encontrar a la gigante.

— King, se nota tu preocupación por Diane, pero, ¿No notas nada?— preguntó bastante seria para su gusto, llamando la atención del hada.

King– ¡¿Qué son esas presencias?!– preguntó exaltado.

Meliodas– una de ellas es Galand, otra es de Monspeet...

— ambos están cerca de Diane...pero hay otra ¿Quién es?— le preguntó al rubio.

Meliodas– no lo sé.– le contesto seriamente.

La pobre gigante temblaba del miedo ante seres tan poderosos, no lograba reconocer a Galand, a lo que éste concluyó con que había perdido la memoria al no haberse convertido en piedra.

Monspeet iba a extraer su alma, pero fue golpeado al igual que Galand, dejándolos fuera de combate por poco tiempo, lo suficiente como para escapar.

Diane– Matrona...– pronunció con lágrimas deslizándose por sus mejillas. A continuación recibió un golpe de parte de su contraria dejándola inconsciente.

La llamada Matrona se iba retirando con Diane en su hombro y Gideon en su mano, pero Galand logró escapar de la prisión de rocas que ella había creado. Se escondió pero fue herida en medio del ataque del demonio, aunque no tan grave. Al final logró escapara con la menor.

— ¡Eso fue increíble. Jamás imaginé que la madre de Hawk pudiera hacer tal cosa!— exclamó con admiración hacia el gran animal.— ¡Tu estómago si que es resistente!

Elizabeth– ¿Te duele el estómago?– le preguntó a la gran cerda con preocupación, a lo que ésta respondió con sonidos.

Meliodas– eso sí no me lo esperaba, pero fue conveniente nishishishi– dijo alegre.

Merlín– capitán– le llamó apareciendo frente a él– será mejor cambiar de dirección.

King– ¡¿Pero y Diane?!– le preguntó exaltado.

Merlín– tranquilo King, ella junto a la presencia desconocida lograron escapar. Diane ya está a salvo– le respondió de lo más simple.

Slader– entonces superior ¿Ya tiene un lugar en mente?– preguntó él con curiosidad.

Merlín– si. Iremos a Istar a buscar el poder que le robe al capitán.– confesó tranquilamente, ganándose la sorpresa de todos, aunque una no se sorprendió tanto.

— algo me decía que Meliodas no daba el máximo, pero parece que esa es la razón.

Merlín– para esta batalla, necesitaremos la mayor cantidad de poder posible. Estás incluida tu también– miró a la castaña por unos segundos, seriamente.

— está bien, supongo que daré mis esfuerzos.— dijo serenamente.

Merlín– tu entrenamiento no será tan duro como el de los demás– le dijo.

— ¿porque siento que algo me ocultas?— preguntó bastante seria.

Elizabeth– bu-bueno...díganos señorita Merlín ¿Por qué robó el poder del señor Meliodas?– preguntó para romper lo tenso del ambiente.

Merlín– cuando fuimos acusados de traición, una niña se lastimó, el capitán iba a enloquecer, por eso yo me adelanté a que una catástrofe sucediera.– le explicó con una sonrisa a la princesa.

Slader– si usted hizo eso significa que el poder de Meliodas es más de lo que imaginamos– comentó con intriga.

King tan solo veía confuso mientras escuchaba y Gowther con su expresión monótona.

— no por nada es el capitán de los pecados ¿No?— susurró para sí misma.

Meliodas– te escuché– le susurró sonriente.

— siempre estás para escuchar lo que te gusta.— le dijo dando un suspiro.

[...]

Ya el grupo había llegado a un lugar lleno de estructuras de rocas, eso le daba un toque bello al paisaje.

Avanzaban tranquilamente, hasta que un arco de roca apareció frente a la princesa.

Elizabeth– ¡Que belleza!– exclamó deleite.

— yo solo veo rocas y más rocas, ni siquiera veo a alguien cerca.— dijo con desdén avanzando detrás de la princesa.— ¿Seguros de que aquí viven los druidas?

Meliodas– ¿Qué tal si avanzas un poco más y admiras la belleza del paisaje?– le preguntó alegre mientras avanzaba.– tienes que relajarte un poco ________.

— tu siempre estás relajado, no te entiendo.— le dijo mientras avanzaba junto a la princesa.

Al atravesar el arco, vieron un lugar totalmente diferente al que estaban hace un rato.

Meliodas– miren eso, la entrada estaba abierta– dijo con una sonrisa mientras ingresaba al lugar.

Hawk– ¿Y esas personas de allá?– preguntó al ver dos figuras femeninas y una masculina al frente.

Se acercaron hasta quedar frente a aquellos individuos.

– ¡Bienvenidos pecados capitales!– les saludó alegremente una chica de cabello claro.– para los que no me conocen soy Jenna, líder de los druidas. La que está a mi lado es mi hermana Zaneri, también líder de la tribu.

Hawk– yo soy el capitán...– no pudo continuar ya que Jenna había metido su bastón a su nariz, así empezando a jugar con él.

– ¡Yo soy Theo, el guardián de las líderes!– se presentó de forma infantil.

— ¡eres tan tierno Theo!— le dijo dulcemente, ganándose una sonrisa infantil de parte de éste.

Meliodas– ¿por qué no me lo dices a mi?– se quejó en un susurro dando un puchero, pero volvió a su actitud común.– si que has crecido Theo.

Theo– ¡pues hace poco cumplí 15 años señor Meliodas!– le comentó.

Elizabeth– mucho gusto señorita Zaneri, soy Elizabeth, la tercer princesa de Liones.– se presentó dulcemente, pero su contraria solo la ignoró y fue hacia el rubio.

Meliodas– ¡Hola Zaneri! Al parecer aún seguimos pequeños– saludó agitando su mano en el proceso, iba a bajarla pero ella la tomó y la puso en su pecho.

Zaneri– es un gusto volver a verte Meliodas...– le dijo serenamente.

La princesa al ver eso apartó la mirada, la castaña lo vió y le pareció extraño, y en eso vió a Elizabeth triste.

— ¿acaso esa tal Zaneri es una ofrecida o qué?— se preguntó con fastidio.

Al final Meliodas retiró su mano e ignoró lo ocurrido. Se acercó al grupo de personas.

Jenna– muy bien, ahora díganme ¿Quién es esa mujer?– preguntó viendo seriamente a la castaña.– ¿Por qué trajeron a un demonio aquí?

La castaña la vió seriamente por ello.

Meliodas– tranquilas chicas. Jenna, no seas tan grosera– le dijo sonriente.

Merlín– ¿recuerdas que te hablé de una mujer, Jenna?– le preguntó, la contraria se sorprendió por ello.

Jenna– entiendo, ya todo está claro entonces– dijo sonriente.– ¿Quienes son aquellos dos Merlín?

Merlín– el rey de Camelot y uno de los pecados– explicó ella.

Jenna– bueno ya, a lo que vinieron. Meliodas, antes de recibir tu poder te daremos una prueba, no podemos permitir que lo de aquella vez se repita.

— ¿Eh?— miró a Meliodas confusa, él le devolvió la mirada y le dijo con la mirada que le diría después.

Zaneri– vamos a la torre del juicio– le dijo al rubio– tu también– le dijo a la princesa.

Elizabeth– ¡de acuerdo!– respondió rápidamente.

— bueno, que les vaya bien supongo.— les animó levantando sus pulgares.

Meliodas– ¿Eso es todo?– le preguntó fingiendo decepción.

Ella suspiró— bueno...buena suerte Meliodas, no vayas a fracasar tonto.— le advirtió con una sonrisa.— confío en ti, sé que lo vas a lograr— le golpeó suavemente el hombro en forma de apoyo— ¡Buena suerte Elizabeth!— le dijo antes de irse con los demás.

Meliodas– gracias ________– susurró antes de irse junto a Elizabeth y Zaneri.

La jefa druida había llevado al grupo  a entrenar, pues lo necesitaban. Cerca de la cueva de entrenamiento se encontraron con una sorpresa: los caballeros sagrados denominados como trío de problemáticos y Hendrickson.

King– ¡¿Cómo es que sigues vivo?!– le preguntó al antigüo gran maestro mientras se ponía en posición defensiva.

Como respuesta el contrario cayó sin más, notablemente cansado.

[...]

Rato después Jenna había sanado a los heridos con su poder mágico, dejándolos como habían llegado.

Gilthunder– vaya, están aquí– dijo refiriéndose a los pecados.

Howser– ¡no puede ser que hayamos fracasado!– se quejó entre dientes.

Griamore– eso fue duro...– se quejó entre dientes mientras se levantaba.

Jenna– les pediré el favor de que traten bien a Hendy.– dijo más específicamente a King.

— está bien.— aceptó con indiferencia.

Jenna– vaya, que rápido fue eso.– le dijo sorprendida.

— ¿cuando comenzamos a entrenar?— preguntó tronando sus nudillos.

Jenna– bueno, esto es más para hombres que para mujeres...

Merlín– además tu tienes algo mucho más importante que atender.

Jenna– ¡Muy bien, tienen que quitarse la ropa!

Gowther inmediatamente se desvistió por completo.

— debiste ser más específica— le dijo a la druida con la mirada en otro lado.

Jenna– solo con pantalones estaría bien.

Todos hicieron lo pedido e ingresaron a la cueva, con sus excepciones. El cerdito se veía bastante emocionado por aumentar su pobre nivel de 30, disfrazado por Merlín con 3.000.

Merlín– es hora.– le dijo a la druida.

Jenna– como prefieras, me quedaré a supervisar los enfrentamientos. Ya sabes el camino– le dijo a Merlín mientras miraba una bola de cristal que dejaba ver a los que habían ido al entrenamiento.

Merlín– vamos ________– le hizo un ademán para que la siguiera y así lo hizo. Caminaron un rato hasta ver otro arco de roca detrás de la cueva de entrenamiento.– debes calmarte ante lo que verás.– le advirtió seriamente.

— ¿Qué estás diciendo Merlín?— le preguntó completamente confusa.

Merlín– entra.– le indicó.

Ella atravesó el arco y al otro lado vió un hermoso campo de flores, el cielo era el mismo que en el otro lugar donde estaban los demás, era grande, pero a lo lejos se visualizaba las aguas que rodean el lugar.

— vaya, debo de admitir que es...— se quedó completamente quieta al ver lo que estaba no muy lejos de ella. Recobró sus sentidos y corrió a aquella vitrina que era decorada por las hermosas flores del lugar, se apoyó en el cristal para ver el cuerpo que estaba dentro de ésta. Le destrozaba y a la vez le alegraba que estuviese en aquel lugar; abrió la vitrina y tomó el pequeño y conservado cuerpo de la niña, se tiró con él y lo abrazó con todo el amor y tristeza del mundo mientras lloraba sin consuelo.— ¡TU, MALDITA MERLÍN!— miró a la mencionada con odio.

Merlín– sabía que reaccionarias de ese modo.– dijo con una sonrisa.

— ¡DAME UNA MALDITA EXPLICACIÓN A ESTO!— le ordenó mientras la ira y tristeza dominaban.

Merlín– primero cálmate, no querrás quemar el cuerpo.– le advirtió aún sin quitar su sonrisa, su contraria la miró con el mismo sentimiento.– bueno, al momento en que reduciste a cenizas aquel reino ahora inexistente, sentí tu poder explotar, por lo que me dirigí allí de inmediato. Al llegar ví solo cenizas del lugar, y a lo lejos te ví a ti cargando el cuerpo, en ese momento supe que tú eras la responsable.

— ¡¡¡ENTONCES TU FUISTE LA MALDITA BRUJA QUE ME GOLPEÓ ESE DÍA!!!— dijo con más ira, ya no sabía que más sentir.

Merlín– ante la visión del rey, creí que nos serías de ayuda en el futuro, por eso te sorprendí y te quite la mayor cantidad de tu poder y, al quedar inconsciente me llevé el cuerpo para mantenerlo más seguro.– explicó con normalidad.– si dejaba a un peligro como tú suelto por ahí sería un problema, al menos me asegure de convirtirte en alguien inofensiva.

— viví inquieta después de despertar del golpe que me habías dado, no sabía ni quién era yo exactamente. Al recordar todo, ese horrible día, pensé que había incinerado el cuerpo de mi propia hermana, no me podía perdonar por eso...por más bien que pareciera, mi consciencia no estaba tranquila...¿alguna vez lo estuvo?— pensó lo último con dolor— y todo este maldito tiempo...su cuerpecito estuvo aquí, reposando tranquilamente...¡¡¡¿Y NO FUISTE CAPAZ DE DECIRME NADA DE ESTO?!!!

Merlín– no era el momento adecuado para ello, sabía que tarde o temprano vendríamos aquí, por ello decidí esperar.

[...]

Perdí la noción del tiempo, no me importó, lo que realmente me importaba era abrazar el cuerpo de mi hermana. A pesar de no tener vida me sentía bien con ello.

Al menos sé que había pasado un buen rato desde que llegamos a este campo de flores. A pesar del tiempo esa bruja seguía ahí mirándome.

Aunque no puedo decir que en parte no se lo agradezco, todo lo contrario. A Amaya le gustaba mucho corretear por el bosque, tirarse a ver el cielo y escuchar el bello canto de las aves, también hacia bonitas coronas de flores. A ella le encantaba estar al aire libre, seguro por eso era muy traviesa.

Le agradezco a Merlín por traerla aquí y a las druidas por permitir que se quede. ¡Pero no voy a olvidar el hecho de que me lo había ocultado!

¡Sabía de mi pasado y se quedó callada la maldita bruja!

Y...tan solo pensar en la idea de que los demás también sabían...en que él sabía...me llenaba más de ira.

— Merlín...— le llamó con la voz un poco ronca, sentía la falta de líquido, sus labios la delataban, y también como sus ojos ardían un poco por tanto llorar.

Merlín– ¿Qué sucede?– preguntó curiosa, pues la mujer frente a sus pies no había hablado hace bastante rato, se atrevía a decir que ya había pasado una hora.

— mencionaste algo sobre una visión del rey ¿A qué visión te referías?— le preguntó seriamente.

Merlín– supongo que no hace daño decirte– pensó en voz alta.– la verdadera razón por la cual Los Siete Pecados Capitales fueron formados, es porque el rey ya sabía de la llegada de Los Diez Mandamientos. Son demonios poderosos de élite, es obvio que necesitaríamos ayuda para hacerles frente, por eso te ví como una útil aliada al ver tu nivel de poder.

— y llevarte el cuerpo de mi hermana era un seguro para ti.— agregó con fastidio viendo a la mujer con el sentimiento.

Merlín– la verdad si.– admitió con normalidad.– espero que nos ayudes a enfrentar a Los Diez Mandamientos.

— supongo que me devolverás lo que me pertenece.

Merlín– así es. Pero, si intentas algo en contra nuestra estaré preparada para ello.– le amenazó con una sonrisa.

— no planeo atacarlos, a ti no podría por tu actual estado.— le dijo con fastidio.

Jenna– ¡Oye Merlín, Meliodas solicita tu presencia!– le dijo desde el arco de roca.– ¡como notaste hace unos minutos recuperó su poder!

Merlín– dile que ya voy para allá.– le dijo.

Jenna– ¡Está bien. Ah y pregunta por esa chica!– avisó antes de volver al lugar de antes.

— quiero que me devuelvas mi poder aquí, Merlín.— le exigió con la voz ronca.

Merlín– le diré a Jenna que venga para dártelo, aunque no estará del todo completo...pero será suficiente.– dijo antes de salir del lugar.

— ay hermanita...pasan tantas cosas...¿Te gusta este lugar, verdad?, Es más bonito que el bosque ese que estaba cerca de nuestro anterior hogar— acarició la mejilla de la niña y la abrazó con amor.— espero disfrutes este lugar...¡prometo no olvidarme de ti Amaya!— le dijo comenzando a botar un río de lágrimas y aferrándose más al cuerpo.

Meliodas– ¡Los Siete Pecados Capitales acabarán con ustedes!– declaró con una sonrisa ante Los Diez Mandamientos, pues Merlín lo había teletransportado por corto tiempo, el cual se acababa.

Zeldris– ¿ah sí?, ¡Ya lo veremos!– dijo con enojo, al ver la sonrisa del rubio se enojó más y fue hacia a él al igual que Fraudrin, pero ya había desaparecido para entonces.

Galand cayó al suelo vencido, estaba herido a causa de Meliodas, e indignado ante la derrota.

Mientras Meliodas se mostraba de lo más normal ante sus compañeros.

King– ¡¿A qué fuiste con ellos?!– preguntó alterado al verlo intacto.

Meliodas– a charlar.– le respondió de lo más tranquilo.

King– ¡¿A charlar?, ¿qué les dijiste?!– preguntó con enojo.

Meliodas– solo les advertí que si hacían algo estúpido los acabaríamos.– respondió mientras miraba el alrededor topándose con las caras de sorpresa de los demás.

Howser– ¡¿Fuiste a provocarlos?!– preguntó con un leve escalofrío.

Meliodas– tranquilos tranquilos.– dijo sonriendo como era costumbre.– ahora, ellos tomarán la desición de separarse en parejas para cubrir más terreno, entonces cuando eso suceda los acabaremos de a uno o dos.– les explicó detenidamente– si ellos están juntos no tendríamos oportunidad.

Ellos comprendieron lo que había querido hacer, pero King aún desconfiaba de él.

Mientras que Jenna hacia aparecer un ámbar de diosa, no tan grande como el que almacenó el poder del rubio, pero almacenaba un increíble poder. La castaña apartó el cuerpecito de la niña y se puso de pie, su mirada era totalmente inexpresiva.

La druida comenzó a recitar unas palabras y tras eso el ámbar de diosa se rompió, dejando ver una pequeña pero brillante llama negra.

— ¿Ese es mi poder?— le preguntó intrigada con un toque de obviedad.

Jenna– si. Es más grande de lo que parece, hasta yo me sorprendí un poco viniendo de alguien como tú, pero bueno, eres una semi demonio que heredó el poder del fuego del purgatorio, al pensar en eso no sorprende tanto.

Al terminar su comentario, la llama se hizo más grande y cubrió por completo a la castaña. Ésta se fue disipando lentamente hasta ver a la mujer intacta.

— ahora sí me siento completa, aunque Merlín dijo que no estaba del todo completo.— dijo con fastidio al mencionar a la maga.

Jenna– no tienes que preocuparte por eso, es suficiente para hacerle frente a los mandamientos. En fin, volveré con el grupo para ver qué está pasando en mi ausencia. Ve cuando estés lista.– se volteo para irse, pero la voz de la contraria la detuvo.

— antes, ahora que estamos a solas, quiero darte las gracias, jefa de las druidas, de verdad le agradezco que haya permitido que el cuerpo de mi hermana repose aquí.— dijo con la mirada baja.

La druida se volteó y la miró.– no hay problema. Puedes colaborar con Los Siete Pecados Capitales, así pagarás ese pequeño favor.– le sugirió con un tono alegre, y se alejó sin más.

La castaña quedó una vez más a solas, se acercó al cuerpo, se agachó y lo abrazó dulcemente una vez más— voy a hacer lo que esté en mi mano para que te quedes aquí, Amaya.— le dijo al cuerpo de la menor.— mereces estar en un lugar tan bonito como este. Estoy segura de que te encantaría princesa.— comentó con unas rebeldes lágrimas bajando por sus mejillas. Se levantó cargando delicadamente el cadáver y lo depósito donde lo había encontrado, arrancó una flor y la puso en el cabello de éste y sin más cerró la vitrina.— adiós hermanita, disfruta este bello jardín— volteó y lentamente se alejó— un jardín digno de ti.— dijo al voltear para ver una última vez el lugar. Salió de éste sin más.

Limpió sus lágrimas antes de seguir el camino, no quería que la vieran de ese modo, prefería mantener un semblante sereno y a la vez serio ante los demás. Caminó un poco y en ese instante la notaron, ella lo ignoró y solo se colocó entre ellos.

Elizabeth– ¡_______, que bueno que has vuelto!– exclamó feliz la princesa.

Meliodas– ¿Dónde estabas?– preguntó alegre mientras dejaba de manosear a la princesa.

Ella tan solo mantenía callada y con la mirada baja para que nadie la viese a los ojos, los cuales están un poco irritados por tanto llorar. Eso le extrañó al rubio, de hecho, a casi todos, pero decidieron no hablar.

Merlín– jefas druidas, muchas gracias por atendernos, nos han ayudado bastante.– agradeció formalmente la mujer.

Meliodas– ¿Y dónde está Theo?– preguntó al no verlo con las hermanas.

Jenna– está tomando su siesta.– le respondió simple.

Hawk– ¡pero que bebé!– dijo el animal cambiado de apariencia.

Zaneri– Meliodas...– susurró ésta tímidamente, levantó con emoción la mirada al escuchar la voz del hombre, pero se entristeció al ver como consolaba a la princesa, lo que su hermana pudo notar.

Cosas pasaron en el extraño entrenamiento; Griamore se había convertido en un pequeño niño, Hawk había obtenido escamas de dragón, cuernos y usaba sus orejas como alas, Arturo había obtenido a un nuevo compañero, el cual no se despegaba de su cabeza por más que Gowther lo tironeaba. Otros habían conseguido subir su potencial.

Ya todos se estaban despidiendo de las druidas, y Hawk tuvo que ahorrarse su pequeño discurso al ser jalado de la oreja por Meliodas, y sin más salieron del lugar.

Jenna– sigues enamorada de Meliodas ¿Verdad Zaneri?– preguntó seriamente a su hermana mientras veía por donde se habían ido sus invitados. Su contraria se quedó callada ante ello.– la semilla, la sacaste del cáliz que le diste a la princesa...¡¿por qué lo hiciste Zaneri?!– preguntó elevando la voz, pero calló al ver a su hermana llorar.

Zaneri– ¡No importa lo que yo haga, por más que ame a Meliodas él no se apartará de la princesa, aún si ella fuese una inútil!. La razón...de que él la cuide tanto...¡Es que esa princesa es la reencarnación de Liz!– dijo a gritos, su voz se había quebrado– él es un hombre tan bueno que se preocupa por sus compañeros ¡¿Cómo no amar a un hombre así?!

Jenna– ay Zaneri, actúas como una niña.– susurró al ver a su hermana.

Afuera de Istar, todos aprovechaban a tomar aire fresco, excepto ________, la cual se encaminó sola a la taberna.

Al rato todos habían vuelto al bar, sin rastro de la mujer castaña. Se prepararon y partieron sin un destino totalmente fijo.

Elizabeth les brindaba bebidas a todos con una dulce sonrisa, eso le pareció considerado a Meliodas, pero eso ya se lo esperaba viniendo de ella.

Pero el rubio no comprendía el por qué del actuar de la mujer castaña, ella estaba bien antes de ir a Istar, pero después fue todo lo contrario.

Seguía metido en sus pensamientos hasta que la princesa lo sacó de ellos– ¿Qué pasa Elizabeth?

Elizabeth– bu-bueno...me preguntaba si usted querría algo de tomar señor Meliodas...– le dijo dulce y tímida.

Meliodas– no te preocupes, estoy bien. Iré arriba, bajaré en un rato.– le avisó y sin más se fue.

Elizabeth– seguro le preocupa ________...ella actuó muy extraño...– pensó preocupada por su amiga.

El rubio ya estaba en el segundo piso, abrió la puerta de su habitación y vió a la castaña sentada en el suelo mientras apoyaba su cabeza en el colchón y la escondía entre sus brazos. Él se sorprendió al verla de ese modo y escuchar sollozos de su parte, cerró la puerta y se acercó a ella.

Meliodas– ¿Qué te sucede _______?, Cuéntame– la vió preocupado al no recibir respuesta más que sus sollozos. Él se sentó a su lado y se quedó ahí en silencio mirando a un punto muerto de la pared.

Ella al ver que él no se iría, aprovechó la oportunidad de preguntar lo que la tenía inquieta.— ¿Tu lo sabías...?— aún sin quitar su posición habló con su voz un poco quebrada.

Meliodas– ¿Saber qué?— preguntó aún sin verla.

Ella sintió un poco de ira al momento, apretó las sábanas que cubrían el colchón para tratar de calmar aquel sentimiento— ¿tu sabías que la maldita bruja de Merlín se había llevado el cadáver de Amaya?— preguntó sin disimular el odio que la recorría.

Meliodas– ¿Qué dices?— preguntó sorprendido ante lo que dijo, aunque no sabía toda la historia detrás de eso.

— cuando eso pasó, Merlín había aparecido y me noqueó, por ella perdí la memoria y no ví el cuerpo de Amaya donde sabía que lo había dejado. Pero al no verlo ahí pensé que fué mi imaginación... pensé haberlo quemado junto a ese reino.

Meliodas– yo no estaba enterado de eso _______– le dijo sincero.

— ¡¿No me estarás mintiendo?!— preguntó con enojo levantando la vista y dejando ver sus ojos irritados.— ¡¿Cómo sé que no me mientes?!— preguntó un poco dolida por aquel pensamiento.

Meliodas– te lo juro. ________, de haberlo sabido te lo hubiera dicho, no podría ocultarte algo así.– le dijo con una sincera sonrisa.– yo sé lo importante que ella fue para ti.– acercó su mano al rostro de la mujer y  con su dedo pulgar barrió las lágrimas que habían salido, sin importarle que salieran más.

— ¿Por qué...eres así conmigo...?— preguntó repentinamente ante la actitud del hombre.

Meliodas– te aprecio ________– le sonrió dulcemente.– además, pienso que ya sufriste demasiado.

Ella no lo soportó más, se abalanzó a él buscando consuelo y aquel calor que antes le habían brindado sus fuertes brazos. Lloró sin control en el pecho de él, pero tranquila al ser recibida y sentir sus brazos rodearla y como acariciaba su espalda.

— gracias...— susurró la mujer consiguiendo un poco de calma ante sus sollozos.

Tan patética me veo en este instante, en tus brazos buscando consuelo como una niña desesperada.

Consiguiendo calmarme con su actitud tan apacible, con sus palabras sinceras.

No me importa que me veas vulnerable en momentos así, no deseo que nadie más que tu me vea de este modo.

Al lograr calmarme sé que recuperaré la compostura, lograré presentarme ante los demás como me conocen, y este momento se quedará entre tu y yo.

Eres un hombre tan bueno Meliodas, sé que puedo confiar en ti, pues tus palabras suenan sinceras para mis oídos.

De verdad me gusta el calor que me transmites, me gustaría tenerlo por más tiempo.

Las lágrimas de la mujer cesaron después de un rato, el calor que sentía junto al rubio la calmaba, le gustaba. Solo se despegó un poco para verlo a los ojos.

Él le sonrió dulce, de verdad amaba estos momentos con ella, creía que no disfrutaría tanto la presencia de otra mujer que no fuese Elizabeth. Era tan tranquila, que sin darse cuenta se perdió en sus hermosos ojos azules y viceversa.

Él creía estar atado a amar a la misma mujer eternamente, aunque no le molestaba por saber que aquella mujer era tan dulce y gentil, con una voluntad tan fuerte, al igual que su perseverancia. Pero ahora se cuestionaba:

"¿Realmente amaré a aquella diosa hasta el final de mis días?"

Una parte de su ser le exigía que si, pero había otra que le pedía, o mejor dicho, suplicaba que abriera bien los ojos y luchara contra aquella maldición. ¿Su voluntad sería tan poderosa como para ignorar la maldición que lo persigue desde hace aproximadamente tres milenios?

Aquella parte de su ser deseaba que así lo fuera, quería escuchar el latido de su corazón.

¿Echaría 3.000 años a perder por otra mujer?, Esa era la pregunta del destino para nuestro querido rubio.

¿Cuál sería su respuesta?

Meliodas– ________.....– la tentación era grande, con tan solo dirigir la mirada a los rosados labios de la mujer crecía más. Una parte de él le ordenaba que no lo hiciera, que se alejara de aquella mujer y recuperará la compostura, pero, otra parte le pedía a gritos que lo hiciera, que hiciera esa idea tan loca que fue capaz de pasar por su cabeza. Ambas partes luchaban entre sí para decidir cual tenía el mando.

— Meliodas...— le llamó dulcemente para ayudarle sin darse cuenta.

Eso fue lo que hizo rendirse ante la oposición. La ira del dragón, líder de Los Siete Pecados Capitales, Meliodas, no soportó la tentación e hizo lo que lo tenía indeciso, sorprendiendo a la chica.

"Es mejor vivir con remordimiento que con arrepentimiento"

Pensó el rubio para desaparecer la culpa, pero ésta ya había desaparecido al probar los labios de la mujer de la habitación.

Si, nuestra protagonista se encontraba en un tierno beso con el capitán de los pecados. Sus movimientos eran tan delicados y dulces, que tentó a la mujer a corresponder.

Aquel contacto era tan suave, tierno y placentero para ambos, simplemente perfecto. Él tenía una de sus manos acariciando la larga cabellera de la fémina mientras la otra estaba rodeándola, ella tenía las manos en el pecho de éste, pues el beso fue un poco repentino, además de que él dió el paso.

Ambos se separaron para recuperar un poco de aliento, se quedaron mirando unos segundos para después abrazarse con amor.

¿Qué acaba de pasar?/¿Qué acabo de hacer?

Pensaron ambos con sorpresa, y un poco de gusto, a veces era bueno ser egoísta.

En el momento en que él tocó sus labios, sintió libertad, por eso continuó con ese beso. Pero aún así sabía que la aventura continuaba.

Ella sintió tanta calidez, una que pensó en no volver a sentir después de las cosas que habían pasado en su juventud. El calor que Meliodas le brindaba era recoforntante, le fascinaba.

Bueno, ambos sabían que ese momento no saldría de la habitación, se quedaría en sus adentros, al menos por un tiempo. No querían lastimar a cierta chica, pero no sé arrepentían.

Y aquella dulce y tierna princesa, pensaba en que el hombre que la enamoró ayudaba a su amiga a sentirse mejor de lo que sea que haya pasado. En parte así fué, pero pasó otra cosa que era mejor que no supiera.

Por ahora, pues tarde o temprano las personas se enteran de las cosas.

_____________________________________________________________________
____________________
___________
|

Hello people's!

Ay, de verdad espero les haya gustado este capítulo. ¡Le puse mucho amor!

Ah, eso que puse de "es mejor vivir con remordimiento que con arrepentimiento" fue porque me acordé de una canción llamada "Dommage" (está en francés). Aún así les invito a escucharla, es muy buena y lleva razón.

Gracias por leer está historia gente hermosa!

Si les gustó, no olviden votar por fiss.

Bueno, es un gusto traer nuevo capítulo para ustedes preciosas!

Se me cuidan!

¡Bye bye!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro