Casi no he visto a Avery, y cómo lo predijo, se fue a la cabaña de Stella para quedarse, era eso o terminar discutiendo con su madre y prefirió la paz a la guerra, otra cosa que no ha cambiado de ella.

   —Skylar —levanto la vista y la veo— ¿Has escuchado al menos algo de lo que he dicho? —me pregunta la rubia de Em.

  —No —ella suspira y se deja caer hacía atrás en la silla.

  —¿Qué pasa? —aparto la mirada— Algo pasa, Bambi —así siempre me han dicho mis dos amigas, por mis ojitos de venado algo grandes, y mi apariencia tierna— ¿Qué es lo que ocupa lugar en tu cabeza? —me toma la mano por encima de la mesa.

  ¿Cómo voy a decirle ese "algo" es un alguien llamada Avery? ¿Cómo puedo confesarle a mi mejor amiga que extraño a mi cuñada más que a mi novio y que pienso más en ella desde que volvió?

   —Nada es solo que estoy pensando en la boda, en que quiero que todo salga bien —su expresión se relaja y se traga mi mentira suspirando.

  —Es eso —toma su taza de café y aprieta mi mano—. Todo saldrá bien, Bambi, porque Nat y yo te ayudaremos a que tu boda sea todo lo que has soñado y más, eres nuestro venadito bebé. Queremos que todo sea perfecto para ti, te lo mereces.

  —Gracias, Em. Hablando de eso tienes que ir a probarte el vestido de dama de honor esta tarde. Así que voy a llevarte para que te lo pruebes —sonríe y dibuja una sonrisa algo siniestra en su rostro.

  —Hablando de vestidos, no te has probado el tuyo y no creas que se me ha pasado por alto, aún me quedan dos días más aquí y no pienso marcharme sin que te hayas probado al menos un vestido de novia.

   Suspiro y claro que estuve esquivando el tema, Emily y sus gustos, más mi poca o casi nula capacidad de decirle que no, harán que termine con un enorme vestido de princesa Disney, súper llamativo y grande que de seguro me quedará de infarto, pero no quiero algo de infarto, quiero algo cómodo y discreto, por eso quiero ir a verlo con Nat.

   —Hola amor —entra Yavery besándome—. Hola Emily —la saluda seco y le da la espalda, ella blanquea los ojos y ni siquiera lo saluda.

   A ninguna de mis mejores amigas les cae bien y supongo que es porque lo conocen desde la secundaria y saben que él era un idiota, pero ha cambiado. Aunque al inicio me usaba para que hiciera sus tareas, luego con el tiempo nos hicimos amigos, bueno realidad la relación de interés era mutua, él quería que le hiciera las tareas y yo quería acercarme a su hermana, que siempre me pareció exótica y me resultaba misteriosa y me atraía. Claro que tarde un poco en darme cuenta que ese "interés" por Avery Sinclaire, era más un crush y que ella me gustaba más que para ser su "amiga".

   —¿Qué haces aquí temprano?

  —Vine a traerte tus flores favoritas —saca un ramo con tres rosas amarillas, lo irónico es que ni siquiera son mis favoritas y simbolizan la amistad. Sonrió apenas y las tomo—. Hace mucho que no salimos y quería que tuviéramos una cita esta noche ¿Qué me dices?

  —Claro —me besa y se va feliz.

  —Ni siquiera son tus favoritas —dice mi amiga—. Iré a cambiarme y ¿te parece que salgamos así me llevas a la medición del vestido? —asiento.

  Colocó el pequeño ramo en un florero. Llevo siendo su amiga hace años, su novia hace unos pocos años más, vamos a casarnos y ni siquiera sabe cuál es mi flor favorita... Quizás le estoy dando demasiadas vueltas al asunto, él me conoce, me ama y al menos me trajo flores. Pero una voz en mi cabeza me dice «¿De verdad vas a valorar el mínimo esfuerzo?».

   Emily se mide el vestido, mientras la modista le hace los último retoques atiende una llamada, se pone a discutir y sale descalza afuera mientras la vemos con la modista gritar por y al teléfono. Entra una vez que se repone de la pelea telefónica.

  —Lo lamento Sky, debo irme. La novia de Fred se opera mañana de implantes mamarios, y tengo que ir por mis hijos, no cree que lo ideal sea que los niños estén ahí cuándo salga de la operación, ya que no va a poder cuidarlos y cuidar de ella. Lo lamento, vendré unos días antes para tu despedida de soltera y para la boda.

  —No hay problema, Em. Estaré bien, Nat llegará en unos días y lo que haga falta ella me va a ayudar, y sí —agrego antes de que me lo pida—, te mandaremos fotos por el grupo y te mantendré informada, porque Nat no te dice nada.

  Ella sonríe, llegamos a casa, toma sus cosas y la dejo en el aeropuerto. Sé que está mal pensarlo, pero siento alivio de que se vaya, necesito unos días a solas y descansar tanto de los preparativos de la boda, como de cada charla sobre la que solo se habla de eso. En la noche, Yavery me lleva a nuestra cita, que termina siendo en el bar abarrotado "Mandy's" el cuál siempre odie, es noche de papas fritas, la cuáles tampoco me gustan porque aquí particularmente chorrean aceite, y la comida chatarra siempre me ha caído mal, encima se pone a ver la final de su equipo de fútbol Américano y yo no estoy nada cómoda en el ambiente.

   —Me iré a casa —le digo.

   —¿Estás segura? Solo quedan 20 min y vamos ganando —asiento— ¿Te importa si me quedo con los chicos? Llévate mi Jeep y después le digo que me acerquen a casa —tomo las llaves, lo beso y salgo, respirando el aire cálido de primavera.

  Manejo y sin darme cuenta no estoy yendo a casa, me encuentro en la ruta que va hacía el camping del lago, donde pasábamos los días cuándo eramos adolescentes. Pero quizás es lo que mi mente necesita, despejarse un poco. Entro al lugar y como lugareña, y ser la tierna tierna Sky, que casi todos conocen, me dejan pasar. Me siento en uno de los troncos a la orilla del lago, hay poca gente y supongo que debe ser porque es fin de semana y los jóvenes de ahora no hacen planes de venir al lago.

   —No sabía si eras tú realmente —la sonrisa del diente chueco que conozco se hace presente— ¿Puedo? —Avery me señala el tronco y la invito a sentarse a mi lado— ¿Qué hacés aquí a esta hora?

   —Necesitaba despejarme un rato —siento como se acerca y nuestras manos quedan a milímetros—. No te he visto en unos días.

  —Yo también te extrañé Sky —me sonríe y estoy a punto de negar que la extrañé cuando la veo sonreír, y no lo niego porque si la he extrañado—. No quería discutir con tu amiguita, sé que los Sinclaire no somos del espacial agrado de ellas dos —tambien se refiere a Nat—y preferí evitarte a ti y a mí el mal rato. ¿Dónde está?

  —Tuvo un inconveniente y tuvo que viajar de vuelta a su casa ¿Cómo has estado? —con la orilla de la mano y de manera "distraída" toco la suya— ¿Avanzaste con tu libro? —levanta su mano y con el índice dibuja círculos en el dorso de la mía, eso me relaja y no me aparto.

  —Algo así, creo que ya tengo una idea más clara de a dónde va ir la trama del libro. Estuve pensando mucho en ti —volteo a verla—, no sé porqué solo he pensado en ti. No sabía que te vería hoy, pero te hice esto —baja la mano al suelo atrás del tronco y toma un ramo de tulipanes rojo de papel.

  Tulipanes, mi flor favorita y rojas que símbolizan una alegoría del amor, también de papel, osea que no van a marchitarse. No sé si ella lo sepa, pero no solo me ha hecho feliz su gesto, sino que me hace imposible no dibujar una enorme sonrisa. Cuándo pensé que la noche terminaría mal y triste, tiene estos detalles.

  —Me encantan —digo en un hilo de voz y al olerlo tienen su perfume— ¿Les echaste tu perfume?

   —No, los envolví en mi chamarra para que no los vieras antes de que te los diera. No sabía si dártelos o no. ¿Siguen siendo tus favoritos? —asiento—. Genial, una vez dijiste que los tulipanes eran tu flor favorita y como son difíciles encontrarlos en un pueblo tan chico, los hice.
 
   —Gracias Avery, me has alegrado la noche.

   Me acerco y le dejo un beso en la mejilla, al separarme, ella me mira fijo y estamos demasiado cerca, tan cerca que siento su aliento en mi rostro ¿Cuántas veces había soñado con este momento cuándo era chica? Demasiadas veces. Quiero acortar la distancia entre nosotras, miro sus labios y ella mira los míos, no debería hacerlo, no debería desear hacerlo, no debería no importarme que sea la hermana de mi prometido, pero quiero hacerlo, deseo hacerlo, y no, no me importa que sea la hermana de mi prometido, quién después de años de no vernos recordara un dato que le dije en una charla casual, en vez de que la persona con la que me voy a casar lo supiera. Sé que no es motivo suficiente para justificarme, pero ya dije que quiero hacerlo y ese es motivo suficiente y si ella quiere, lo haré, besaré a Avery Sinclaire.