Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22: Pesadilla

Apenas pude conciliar el sueño en toda la noche. Pedí a nuestro chófer que me llevara a la empresa ya que no tenía ánimos de conducir mi motocicleta, observaba por la ventana viendo todo, pero a la vez no miraba nada en especial, excepto que casi hubo un choque donde dos adolescentes casi se dan contra una camioneta, pero el conductor giró de una manera espectacular evitando eso mientras era seguido de otros tipos también en motos.

Cuando llegué a la oficina vi a Mía acomodando unos papeles en el escritorio, suspiré y me acerqué a ella mantenimiento mi distancia. Me dio los buenos días siendo muy cortante.

—Lo siento.

—¿Disculpe? —dijo confundida con carpetas en sus brazos.

—Mi conducta fue inapropiada, me disculpo por todo lo que le ocasioné, señorita Bott.

—Sí, está bien…

Mía
Dante se ha disculpado conmigo, no lo entiendo, sé que fui muy directa con lo que pasó ayer, pero esta reacción suya es muy rara. Rodeó la mesa y se sentó tomando los papeles que dejé allí, pidió un café sin apartar la vista de los documentos, yo acaté y me retiré para seguir mis labores.

Luego de esto, todo el día estuvo mucho mas raro, no se acercó a mí siendo atrevido, tampoco hizo burlas, peticiones tontas, ni me ha mirado a la cara. Me informó que su prometida nos acompañaría al evento y que esperaba que no hubiera inconveniente con ello, volvió a disculparse por eso, viéndome a los ojos. Le expresé que no habría problemas y que estaba bien para mí.

—Mía, antes de irte —me dijo estando a un lado de mi escritorio, ya era mi hora de salida—. Me gustaría que aceptaras comer conmigo, no te lo pido como antes lo intentaba, esto es para hablar seriamente.

—No creo que sea correcto.

—Por favor, no te retendré mucho tiempo y sólo es al restaurante de la siguiente calle, luego de eso, te dejaré marchar sin protestar.

Sus ojos se veían tan desesperados por hablar que acepté, fuimos al establecimiento en mi auto para que cuando termináramos yo pudiera irme. Se comportó como caballero ofreciendo tomar la silla para que me sentara y luego pedimos la cena.

—Sabes bien cuáles son cada cubierto.

—No es tan difícil.

—A mí aún me cuesta saberlo —eso me hizo reír un poco.

Es una de las cosas que aprendí cuando estuve con el Señor. —Entonces, ¿de qué quiere hablar?

—Tienes razón, me comporté como un patán, jamás lo había hecho y no hay excusa que valga para mi actuar —en su mirar serio hay arrepentimiento—. Pero quiero pedirte que sigas en la empresa, mi madre te estima mucho y yo también, eres muy buena en tu trabajo y para ser sincero, no creo que encuentre a alguien que sea tan valiosa como tú y menos a alguien que pueda soportarme.

—Señor…

—Llámame Dante aquí afuera, por favor —sonrió levemente y suspiré.

—Dante, no creo que sea buena idea que sigamos juntos por varias razones.

—Te lo suplico, no quiero ser la razón de quitarte todo lo que has logrado en la empresa, además, si temes que vaya a intentar acosarte, te juro que no lo haré. Podemos tener un contrato extra entre nosotros para evitar estos inconvenientes por mi parte y que así estés cómoda.

En verdad que no comprendo qué le pasa, pensé por unos momentos lo que me dijo y acepté la propuesta, en su cara se dibujó una sonrisa de alivio, no sé cómo me hace sentir eso a mí, me retiré en mi auto una vez terminamos, él me despidió cerrando la puerta sin quitar su sonrisa.

Cuando volví a casa fui directo a mi habitación pensando en lo que pasó hoy, realmente estoy sorprendida por lo que sea que le haya hecho cambiar esa forma de ser. Prometió que ya no me tocaría más, se lo agradezco, pero a la vez… me deja una sensación de decepción, ¿acaso no era esto lo que quería?

×~×~×~×~×

Los días siguieron y ahora estamos en el evento de nuestro cliente. Vaya que la esposa y dueña de la marca de perfume está muy feliz, pues nos estrechó la mano agradeciéndonos a Dante y a mí por esto. Las modelos estaban espectaculares y las cosas estaban yendo bien. Esta campaña fue hecha en otro estado, por lo que tuvimos que viajar y hospedarnos en un hotel. En todo este tiempo Dante ha cumplido su palabra, no más acercamientos ni toques de ningún tipo que no sean profesionales.

—Vaya, sí que eres asombrosa, Mía —dijo la prometida de Dante muy sonriente.

—Gracias Samanta, por cierto te ves genial —y eso es verdad, su vestido blanco es muy bonito.

—Y tú también.

Llevo puesto un vestido rojo largo al igual que las mangas con un pequeño escote por el frente, mientras tengo recogido mi cabello en un chongo. Y Dante, pues su traje negro que le hace ver bastante guapo.
Me disculpé con Samanta ya que fui por un trago de champagne y a responder una llamada de Lisa, por lo que me aparté por unos momentos.

Dante
Terminé de hablar con invitados en la fiesta, Mía me dio toda la información que necesitaba para saber quiénes eran, ella realmente lo hace fácil de recordar.

—Hola Samanta. ¿Y Mía?

—Tuvo que atender una llamada, dijo que volvería cuando terminara.

—De acuerdo, unos minutos más y podremos irnos al hotel, mi madre de hecho ya se fue.

—¿Te gusta Mía? —ok, esa pregunta sí que me tomó por sorpresa.

—¿Qué? No, Yo…

—He visto cómo la miras y cómo actúas con ella, sonríes de una manera que jamás te había visto —me siento en aprietos, y mal sobretodo, aunque en su cara parece tener serenidad.

—Samanta, espera, yo no…

—No sabes el alivio que eso me da —suspiró acrecentando un poco su sonrisa.

—¿Qué? —dije confuso.

—Hace tiempo que he querido hablar contigo sobre esto, pero no sabía cómo.

—¿Estás terminando conmigo?

—Perdón Dante.

—¿Por qué? Si es por Mía, no tengo nada con ella.

—No es eso, hay alguien del que me he enamorado.

—Vaya sorpresa… Lamento haberte hecho esto, hacer que vinieras hasta acá —me tomó del rostro con una mano.

—Eres un gran hombre, siempre atento y caballeroso, estoy feliz de haberte conocido. Y creo que esa chica también.

—Yo no lo creo —sonreía con tristeza, ella lo notó—. Sólo le he causado problemas. Y al parecer no soy tan caballeroso como crees —Samanta estaba confundida, le conté como conocí a Mía y lo que le hacía desde que la conocí.

—Oh, sabía que eras —buscó la palabra correcta— apasionado, pero esto me sorprendió. ¿Quieres mi consejo?

—Por favor.

—Bésala —alcé una ceja ante su consejo—. No me mires así. Dijiste que en todo este tiempo no te dejó que la besaras, pues tengo una teoría que siento más como verdad. Si logras tomar sus labios, eso significaría que te estuviera aceptando.

—Yo no creo que…

—Tú hazme caso, también he notado como te ve ella, ambos tienen una chispa que uff.

Samanta en verdad me hace reír, y una vez más me demuestra lo buena mujer que es, le agradecí por su apoyo y fui a hablar con otros invitados que pedían mi atención.

Mía
Terminé mi llamada con Lisa, llamó para preguntarme cómo iba con el asunto de estar con Dante cerca. Ya le he dicho sobre el trato que hemos tenido estas últimas semanas, no tengo nada más que contarle excepto que ahora lo veo riendo bastante feliz junto a Samanta, y eso hizo que volteara y tomara mi trago rápido.

—Hola —Samanta me sorprendió llamando mi atención—. Dante dijo que pronto nos iremos.

—¿En verdad? Bien —contesté sonriendo.

—Hemos terminado nuestra relación —eso me sorprendió aún más.

—Lo siento —ella rió con el puño cerrado cerca de su boca.

—No, está bien, era algo que ambos queríamos. ¿Sabes? Él es alguien bastante molesto para muchas personas que no lo conocen, pero una vez lo haces es adorable. Un maravilloso hombre que cualquier mujer va a ser afortunada de tenerlo.

No sé a qué vino ese comentario, pero no podía dejar de ver esa sonrisa amable con la que Samanta habló de él, vi mi reflejo en la copa de champagne esbozando una pequeña sonrisa como una forma de respuesta neutra a nuestra conversación.

—Bien, vámonos —Dante se apareció de repente por detrás, sacándome un pequeño susto—. Les juro que si vuelvo a tener una charla sobre lo relajante que es el golf voy a gritarles a esos viejos todas las cosas mejores que existen.

No pude evitar reír por eso, nos retiramos en taxi hasta nuestro hotel en el que tengo entendido, Elizabeth se fue primero.
Mientras Dante pagaba, Samanta y yo nos adelantamos dentro, me comentó que Dante y ella se quedarán en cuartos separados, Samanta en la planta bajo la mía, al igual que Elizabeth.
Bueno, sobre el cuarto de él si sé cuál es, pues está justo al lado del mío.

Todos nos dirigimos a nuestras habitaciones, este es el primer día que estamos aquí, y pasaremos en total tres. Me tumbé en la cama a descansar, luego fui al baño para darme una ducha, pero primero fui al lavabo a desmaquillarme.
Apenas abro la manija y la tubería se rompió empezando a botar el agua. Llamé rápido a los encargados y para cuando vinieron y cerraron el paso del agua, toda esta se había regado por el piso.

—¿Y no pueden darme otra habitación? —pregunté estando empapada al encargado.
Dante estaba al lado mío poniéndome su saco, hacía lo que fuera para no reírse de mi cara corrida de maquillaje. Yo lo fulminaba con la mirada, pero él sólo mantenía su sonrisa nerviosa forzándola a qué no se abriera en carcajada.

—Nos encantaría, pero todas están ocupadas —dijo apenado el encargado.

—Perfecto. ¿Y dónde voy a dormir?

—Puedes usar mi habitación —dijo Dante, volteé mi vista rápido—. Es mejor a que vayas a buscar otro hotel —se acercó a mi oído—. No te haré nada, en verdad.

—Voy por mi maleta —tomé mis cosas y fui con él, me ofreció el baño y con gusto lo tomé. Al salir secando mi cabello con la toalla lo vi acomodando una almohada y sábanas en el sillón largo.

—Yo dormiré aquí, tú puedes usar la cama.

—Gracias, pero yo puedo dormir en el sillón, después de todo este es tu cuarto —hice una pequeña pausa mirando a un lado—. O podemos dormir juntos, la cama es grande.

—No, está bien —sonrió—. Así no tendré la tentación te tocarte —eso último lo musitó con intención de que no lo oyera, me volteé para que no viera mi sonrisa y fingir que no lo oí.

—Yo… supe que tú y Samanta terminaron.

—Sí, bueno, ella fue quien me terminó. Dijo que se enamoró de alguien más, y creo que es mejor así, después de todo no la merecía cuando trataba de tomarte.

—Lo siento.

—Tú no tuviste la culpa, mi ruptura ya era algo que iba a pasar. Mía —se acercó a mí acariciando mi mejilla con delicadeza—. Aun quiero tener algo contigo.

—Lo siento —me sonrió y dijo que estaba bien, le agradecí una vez más y nos pusimos a dormir.

Lo siento mucho, Dante, aunque también lo desee, no debo. Cerré mis ojos sumergiéndome en la oscuridad, negrura que trajo de nuevo mis pesadillas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro