Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13: Llamada en la madrugada

Estoy acostada en la cama, tapada con las sábanas como si fuera una niña con su protector mágico.
Ya ha amanecido y Lisa se quedó conmigo toda la noche al igual que Nicolás, pero él se quedó dormido en un sillón al lado de la cama. Con mucho cuidado de no despertarlos me levanté para ir a la cocina por un vaso con agua. Luego volví a la habitación y tomé mi bolso, me metí al baño poniendo seguro a la puerta y coloqué el vaso en la repisa de los productos de baño para buscar un frasco de pastillas dentro de mi bolso. Lo saqué y abrí tomando dos píldoras que me detuve viendo en mi mano y dudando en tomarlas.

Son calmantes, sólo que estos se consiguen de forma prescrita, y la forma en que logré obtenerlas no fue legal. Recetas falsas que Taylor me enseñó a hacer.
Hace tiempo que dejé de tomarlas debido a que estaba creando una dependencia a ellas. Antes tomaba unas parecidas a estas que eran más leves por el constante estrés que me producía la situación en la que estaba. Estas que tengo ahora son más fuertes, y conozco estas pastillas porque el Señor me las daba después de que un psiquiatra me las recetara por el trauma que tuve cuando vi morir a Austin. Esas pesadillas ya habían dejado de atormentarme… ¿Por qué volvieron?

Apretaba mi puño con las píldoras en él a la vez que cerraba con fuerza mis ojos y deseaba que esa imagen de Dante estando muerto desapareciera. Las tomé y me metí a la tina a llorar en silencio.

×~×~×~×~×

—¿Mía? —la voz de Lisa llamaba a la puerta. Rayos, me quedé dormida.

—¿Sí? —dije levantándome y escondiendo las pastillas en mi bolso— ¿Qué pasa? —agregué abriendo la puerta con una sonrisa.

—¿Cómo estás?

—Muy bien, sólo fue una pesadilla. Lamento haberlos preocupado.

—No, descuida —me tomó el rostro con ambas manos—. Vamos, tienes que comer algo.

Bajamos a la cocina y Nicolás terminaba de preparar el desayuno, con estos episodios casi no me da apetito, pero cuando despierto después de tomar este medicamento me lo abre en un santiamén, así que no fue difícil degustar cada bocado. Debido a que era el día libre de Nicolás, él pasaría todo el día con nosotras.

×~×~×~×~×

—Estoy bien. No era necesario hacer esto —reí bajo, pues ellos me trajeron a un centro comercial para distraerme. Ahora mismo estamos en un restaurante, mi favorito.

—Lo hacemos con gusto —expresó Nicolás llevando a su boca una copa de vino.

—Sí, además de que nos encanta este lugar —habla Lisa comiendo un pedazo de su Bistec.

—Después de todo, fue aquí que le pedí a Lisa ser mi pareja, y luego ser mi esposa.

Estos dos son realmente espectaculares, no han dejado de verse con esa chispa después de tres años.
A Lisa la conocí a los veinte y un año después conocimos a Nicolás, vi como en seis meses ellos ya tenían un cruce de miradas bastante obvio. Tuve que ayudarlos que se enteraran de eso.

×~×~×~×~×

Ya pasó una semana y las pesadillas han vuelto un par de veces, y no puedo dormir completamente, pero trato de despejar mi mente de esto.
Ahora mismo estoy terminando de hacer junto con Lisa los preparativos para darle una sorpresa a Nicolás por su cumpleaños. Él ha vuelto y nosotras estamos cada una al lado de la puerta de la cocina con serpentinas.

—¡Felicidades! —dijimos al unisonara— Felicidades amor —mencionó Lisa dándole un beso muy apasionado.

—Si quieren puedo comer el pastel mientras se van arriba —dije provocando la risa en ellos.

—Muchas gracias a ambas.

Los tres nos pusimos a comer el pastel cuando fue que la puerta principal sonó, yo me ofrecí a abrir, y mi sorpresa fue que encontré al padre de Nicolás en la entrada.

—Tú… —mencionó sorprendido el hombre, yo también lo estaba, pero se reflejaba más mi enfado.

—¡Nicolás, tu padre está aquí! —lo dejé en la puerta y me retiraba a mi habitación.

—¡Espera por favor! —dijo el tipo tomándome mientras se arrodilla— Perdóname, por favor, cada día me arrepiento de haberte dejado.

—¡Papá! ¡¿Qué crees que haces?! ¡Suéltala! —Nicolás lo apartó de inmediato— Te dije que no hicieras esto.

—Necesito disculparme con ella…

—¡¿De qué me sirven sus disculpas?! —repliqué iracunda con mis ojos derramando mi dolor.

—Lo siento, pensaba que en verdad te iba a cuidar.

¡¿Qué mierda está diciendo?! ¡¿Acaso una niña suplicando ayuda se veía que estaba siendo cuidada?! ¡¿Sabe lo que ese maldito hizo después de que se fue?! ¡Me llevó a su habitación y se puso encima de mí asfixiándome con sus manos a la vez que me abofeteaba! ¡Pataleaba, le jalaba de su ropa, trataba de quitar su agarre! Me hizo desmayar en pocos segundos. Luego de eso pasó cada noche en mi cama, abrazándome como medida preventiva de que no escapara. Tenía doce años y él hizo eso hasta mis trece. ¡Todo un maldito año sintiendo miedo incluso de respirar!
Mi estrés se había elevado tanto que me arrancaba el cabello, una vez intenté suicidarme tomando un montón de pastillas para dormir, el Señor llamó a su médico de cabecera, al cual obviamente tenía comprado su silencio, pues no reportó mi estado de salud después de hacerse un lavado de estómago, además, tenía todo el equipo que requería para tratarme en casa. Después de ese incidente, el Señor era una poco menos agresivo, pero seguía con los mismos tratos controladores, aunque ese trato más suave se debió a que me amenazó con tenerme amarra en la cama y con darme castigos más severos.

Mi estado mental se estaba desgastando, por eso me trajo a un psiquiatra que me suministraba los tranquilizantes y medicamentos que requería. Nadie me ayudaba, tenía pánico a cada segundo, puede sonar irónico, pero a pesar de que matarme era la mejor opción, por no decir la única, que yo veía en ese momento, no lo volvía a intentar por miedo a fallar otra vez y que el Señor cumpliera su advertencia.
Fue entonces, que con un llanto silencioso en la madrugada tapada con las sábanas aferrada a abrazarme a mí misma, decidí someterme al destino que él tenía impuesto para mí. Hubiera terminado realmente loca de no haber sido por Austin, el único que verdaderamente trató de salvarme.

Descargué toda mi furia acumulada durante años, le grité al padre de Nicolás por ese día en que me abandonó.
¿Quiere morir con la conciencia tranquila? Esto parece una broma, yo nunca deseé una casa enorme ni vestidos lindos, nunca me importó el dinero. ¡Sólo era una niña que quería dejar de recibir insultos, humillaciones y golpes! Ahora llevo una vida falsa viviendo con un terror constante cada maldito día.

Ya no soportaba verlo más, Nicolás lo alejó de mí y Lisa me llevó arriba hasta mi habitación.

—¡Mía, por favor, perdóname! —me rogaba llorando

—¡Papá! ¡Basta! ¡¿Acaso no ves que la estás lastimando?

Los podía escuchar abajo discutiendo, yo ya estaba acostada en la cama con Lisa abrazándome. Al final Nicolás y su padre salieron de la casa y después de llorar mucho quedé dormida, por alguna razón que no entiendo, deseaba que Dante estuviera a mi lado.

×~×~×~×~×

Ya es de madrugada, el reloj dice que son las tres, Lisa sigue a mi lado y Nicolás volvió a estar en el sillón, ambos siempre me cuidan. Dios, parezco más su hija. Solté una pequeña risa contenida para no despertarlos. Me levanté tomando mi bolso y yendo al baño, primero me di una ducha caliente, la necesitaba, una vez salí, saqué dos pastillas del frasco con duda que decidí ignorar y me las tomé.
Salí del cuarto de baño y Nicolás y Lisa estaban despiertos.

—Se supone que vine de vacaciones para divertirme —reí bajo—, pero parece que estoy causando problemas.

—No digas eso —Lisa se paró para abrazarme con su cálido apoyo—. Somos básicamente familia.

Familia… En cierta manera es lindo oír eso. Agradecí a ambos por soportarme.

—Nadie te soporta —dijo Nicolás sonriendo gentil—. Si lo hiciéramos es porque estaríamos considerándote una molestia o un estorbo, y jamás hemos pensado eso de ti, al contrario, eres alguien muy especial para nosotros.

Realmente soy afortunada de tenerlos. —Bien, ya es tarde, vamos a dormir.

Volví con una sonrisa para relajarlos. Me costó hacer que ambos fueran a su habitación pero al final aceptaron. Yo regresé a mi cama pero no podía conciliar el sueño aún después de tomar ese medicamento, fue entonces que sentí la necesidad de hacer una locura.

¿Mía? —llamé a Dante y no sé porqué.

¿Qué estoy haciendo? No tengo idea de qué decirle —Buenas noches—. Soy idiota.

¿Qué ocurre?

En verdad que soy idiota —Eh. ¿Cómo van las cosas con el evento?— ¡Una gran idiota!

¿Llamaste a las tres de la mañana para preguntar por el evento? hubo un silencio incómodo por mi parte— Dime qué sucede.

—N-Nada, sólo tenía curiosidad por… —me interrumpió riendo bajo.

Ya veo lo que ocurre. ¿Por qué no lo admites?

—¿Admitir qué?

El hecho de que me hayas marcado a esta hora es porque me necesitas. Y considerando lo que te atreviste a hacer la última vez que nos vimos, es más que claro que me deseas ahora mismo.

—Oh —intuí traviesa—. Está delirando, señor. Veo que tiene un ego bastante grande. Sólo hablé para… —volvió a interrumpirme.

Dante
Ahora mismo estoy manteniendo una conversación con Mía después de días de no verla ni escucharla, y debo decir que en cierta forma es como un deleite oírla, sin embargo, no le voy a dar el gusto de saberlo, así que continué hablándole.

«Sé bien porqué llamaste, y no puedes ocultarlo. Mía, déjame decirte que puedo sentir tu anhelo. Te gustaría que ahora mismo te tomara de la cintura y te pegara a mí como siempre lo hago cada vez que te tengo cerca, sé cuanto te gustan los besos que deposito en tu cuello, los susurros que expreso en tu oído, y sobretodo, sé lo mucho que te estremecen las caricias que otorgo a tu cuerpo con los que te arrebato suspiros de apetencia.»

Oh, podía escuchar perfectamente su respiración entrecortada que trataba de controlar, estaba callada, pero atenta a lo que le decía, así que continué. «Mía, mientras más distancia pongas entre nosotros, tu deseo será más fuerte, el tiempo que estés separada de mí, será lo que acrecentará ese momento del que tanto huyes, y ten por seguro que sabré como aprovecharme de eso» Colgó sin decir nada.
Reí porque la tengo donde quería, sólo rezo por que el resto de sus vacaciones terminen rápido. En verdad la necesito ahora.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro