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Capítulo 31: Revelaciones del Mar

Había pasado algún tiempo desde que Gudako y sus Servants habían comenzado su incursión en el Continente de la Niebla bajo la fachada de comerciantes. Durante este período, lograron obtener información clave y de suma importancia sobre el reino y las deidades que dominaban el lugar, entre ellas, la enigmática diosa del mar, Poseidón.

Gudako estaba sentada en la sala de reuniones improvisada en su base temporal, rodeada por sus fieles Servants. Delante de ella, una mesa llena de pergaminos y escritos antiguos con la información que habían recopilado. Mash estaba leyendo los informes en voz alta.

—Parece que, según los registros y los rumores, esta diosa Poseidón solía ser una de las deidades más importantes en el panteón de la Chief God... pero algo cambió, y ahora es una diosa mitad mamono, —dijo Mash, con cierta inquietud en su voz.

Gudako sonrió de forma enigmática mientras analizaba la información.

—Así que, originalmente era una diosa completa, pero ahora ha caído bajo la influencia de la Reina Mamono, convirtiéndose en algo intermedio, una diosa mamono, —murmuró Gudako, mientras jugueteaba con un Saint Quartz en sus dedos.

Emiya, que permanecía de pie en una esquina, observaba con calma el intercambio. —Lo más interesante es por qué cambió de bando, —comentó, cruzando los brazos—. Se supone que estas deidades son inmortales e impasibles, pero algo o alguien la hizo traicionar a la Chief God.

—Eso es lo que no queda claro, —respondió Mash—. Los detalles de su traición no están completamente registrados, al menos no en los documentos que encontramos. Solo se menciona que hubo una serie de eventos, y Poseidón decidió unirse al lado de la Reina Mamono.

Gudako se reclinó en su silla, pensativa. —Interesante. Una diosa traidora... Y ahora está causando problemas en el mar. Si no fuera por ella, nuestras operaciones en el Continente de la Niebla habrían sido más fáciles.

Apep, que había estado descansando cerca, levantó la cabeza y habló con su tono grave y profundo. —Lo que sea que haya pasado, está claro que no es la misma diosa que una vez fue. Si su esencia se ha mezclado con la corrupción mamono, es probable que sus decisiones sean mucho más emocionales y menos divinas.

Mash asintió, volviendo a mirar los documentos. —De lo poco que sabemos, parece que su cambio no fue repentino, sino gradual. Algo o alguien la fue empujando hacia la Reina Mamono.

—Eso plantea una pregunta interesante, —intervino Malef (Alter), con su voz áspera—. ¿Qué tan fuerte sigue siendo esta Poseidón? Si ha sido corrompida, su poder divino podría haber disminuido, aunque dudo que sea menos peligrosa.

Gudako sonrió de manera siniestra. —No importa cuán fuerte sea. Si es mitad mamono, sigue siendo vulnerable a la caída... y cuando llegue el momento, nosotros lo aprovecharemos.

Un momento de silencio cayó sobre la sala, mientras todos los presentes absorbían la gravedad de la situación. Poseidón, una diosa que una vez estuvo al lado de la Chief God, ahora se había transformado en una enemiga mamono. Su poder y control sobre el mar podrían representar una gran amenaza para sus planes futuros en el continente, pero a la vez, ofrecían una oportunidad única para desafiar y derrotar a una divinidad caída.

Mientras tanto, en su palacio submarino, Poseidón observaba las tranquilas aguas del océano desde su trono de coral. Aunque su apariencia seguía siendo la de una diosa majestuosa, los pequeños signos de corrupción eran evidentes: su piel tenía un leve brillo perlado que no era natural, y su cabello se movía con la miasma del maná mamono que la rodeaba.

Sus pensamientos eran un torbellino de emociones conflictivas. Recordaba su antigua lealtad a la Chief God, pero esas memorias parecían lejanas y desdibujadas, casi como si pertenecieran a otra vida. Ahora, al lado de la Reina Mamono, había abrazado un nuevo propósito. Sin embargo, había algo en su interior, una chispa de duda, que le susurraba al oído, recordándole lo que había perdido.

Un general mamono se acercó para informarle de algunos disturbios en el mar, pero Poseidón apenas lo escuchó. Sus ojos, antes llenos de poder divino, ahora reflejaban la tensión interna entre lo que había sido y lo que se había convertido.

—Déjalos acercarse... —murmuró en voz baja, como si hablara para sí misma—. Quiero ver quién tiene el valor de desafiar a una diosa del mar.

El general asintió, sin comprender del todo las palabras de su diosa, pero sabiendo que cualquier decisión de Poseidón traería consecuencias para aquellos que se atrevan a navegar por sus mares.

De vuelta en la base de Gudako, el equipo estaba afinando sus preparativos para la siguiente etapa de su misión. El enfrentamiento con Poseidón parecía inevitable, y aunque su plan aún no estaba completamente claro, Gudako no podía evitar sonreír al pensar en lo que les esperaba.

—Sea lo que sea que le haya pasado a Poseidón, pronto lo descubriremos. Y cuando lo hagamos, ese mar será mío también, —dijo Gudako con determinación, mientras guardaba los documentos y se preparaba para el próximo paso.

El mar, y la diosa que lo gobernaba, pronto conocerían el verdadero alcance del poder de Gudako y su codicia insaciable.

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fin de capitulo

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