Capítulo 27: Prueba de la Espada
Tras encontrar la espada negra en las ruinas de Polove, Riyo Gudako decidió probar su poder en un entorno controlado. Su curiosidad por el extraño brillo carmesí y la energía oscura que sentía de la espada la impulsaba a descubrir de qué era capaz realmente. Con su grupo de Servants reunidos y el área asegurada, eligieron un lugar apartado, un claro en las afueras, donde no atraerían demasiada atención.
—Será mejor probarla aquí, lejos de todo, —dijo Gudako con una sonrisa casual, girando la espada entre sus manos, con la misma despreocupación de siempre.
Después de un breve rato esperando, un lobo salvaje apareció, hambriento y agresivo, perfecto para el experimento. Cuando intentó abalanzarse sobre Gudako, ella se movió con rapidez, blandiendo la espada negra con un corte rápido y preciso. La hoja atravesó el lobo con facilidad, dejándole una herida profunda en su costado.
El animal soltó un gruñido agonizante mientras retrocedía tambaleándose, y a pesar de que la herida no parecía mortal, el dolor era visible en sus ojos. Pero lo más extraño fue que, aunque el sangrado era leve, la herida no mostraba signos de cicatrización.
Emiya, quien observaba a una distancia prudente, se acercó con cautela, su mirada fija en la herida del lobo.
—Eso no es normal, —comentó con tono grave—. Esa espada tiene algo más... La herida parece más profunda de lo que aparenta, y no se está curando.
Intentaron sanar al lobo con magia curativa básica. Mash Kyrielight, que estaba presente, utilizó sus habilidades defensivas y de curación para intentar restaurar al lobo, pero la herida seguía sin cerrarse. El dolor del lobo persistía, y su sufrimiento aumentaba.
—Esto es raro... debería haber funcionado, —dijo Mash con preocupación. Gudako, sin perder su calma habitual, observaba con interés, su curiosidad creciendo cada vez más.
Después de varios intentos fallidos de sanar al lobo, Emiya sugirió una solución diferente:
—Quizás sea necesario algo más poderoso... o algo con propiedades sagradas.
Un rato más tarde, trajeron a un Caster que podía canalizar magia con características sagradas. Con un hechizo dirigido especialmente hacia la herida del lobo, algo finalmente cambió. La energía oscura que impregnaba la herida se disipó, y la herida comenzó a cerrarse lentamente.
—Parece que las heridas causadas por esta espada están imbuidas con una maldición o algún tipo de energía oscura, —concluyó Emiya—. Las curas normales no pueden eliminarlo, pero la magia sagrada parece contrarrestar su efecto.
Gudako sonrió, satisfecha con los resultados.
—Así que no es una espada cualquiera... deja una marca dolorosa, difícil de sanar. Interesante.
Guardando la espada nuevamente, ella sabía que había encontrado un arma poderosa, capaz de causar un daño profundo a cualquier enemigo que no pudiera manejar las energías oscuras. Para alguien como ella, que siempre buscaba herramientas útiles para sus propósitos, esto era una nueva ventaja a su favor.
—Esto puede ser muy útil más adelante, —comentó, mirando la hoja negra con interés renovado. Sus Servants se mantenían alerta, sabiendo que el poder de la espada era más siniestro de lo que parecía a simple vista.
El poder de la espada maldita ahora era evidente, y Gudako estaba decidida a utilizarlo en el momento adecuado.
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fin de capitulo.
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