— Vamos Dilo.

— Por favor Klein, esto es humillante — suplico arrodillado.

— Mientras más te demores, mayor será tu sufrimiento — aporta maliciosamente Agil detrás de la barra de Dicey Café.

— ¿Quie...quieres casarte conmigo? — cedo mi dignidad al decir éstas palabras y al ofrecerle un anillo de fantasía.

— ¿Ves?, no era para tanto escándalo — ríe Klein mientras toma su vaso — pero aún así no me siento convencido.

— ¡¿Qué?!, ¡Es la cuarta vez que lo hacemos! — me levanto bruscamente.

— Klein tiene razón, Anzerg, no me casaría contigo ni en un millón de años con tu aburrida propuesta de matrimonio — Agil destruye lo último que me quedaba de orgullo.

— Lo sé, lo sé, lo sé — bebo un sorbo de mi bebida — debería ser pan comido, pero no hallo las palabras ni los movimientos correctos para decírselo.

— Debes actuar natural, cuando le propuse matrimonio a mi esposa, tuve las mismas dudas que tú, pero actúe de manera relajada y todo salió bien — mira Agil la foto de su esposa al costado de las bebidas alcohólicas.

— Los envidio chicos — reclama Klein — son tan afortunados, quisiera estar en la misma situación que ustedes ahora.

— ¿No que estabas ligando a una chica que habías conocido? —pregunto extrañado.

— Así es —  infla su pecho de orgullo — es una chica bastante hermosa y fenomenal(...)

— Vamos Klein, no nos desviemos del tema...por cierto Anzerg, no nos has hablado del anillo que compraste en Alfheim.

— Es verdad, Agil, compré uno de los objetos más raros y ocultos de A.L.O — saco el teléfono de mi bolsillo y busco el anillo en sitios externos al juego — estoy seguro que le encantará el anillo de Andvarinaut.

— ¡Wow!, ¡Es increíble! — exclama Klein detrás de mí y apoyado en mi hombro — ¿Que habilidades tiene?.

— No tiene grandes habilidades, solo puede convertir las armas en oro, aunque es decorativo, es perfecto para los herreros.

— Creo que a Lisbeth le encantará.

— Gracias Agil, también lo creo.

— ¿Cuántos anillos de esos quedan en A.L.O? — pregunta Klein.

— No lo sé, pero no deben ser muchos, ya que se incentivó a los jugadores para que lo devolvieran.

— Vaya, debe ser un objeto muy raro y difícil de conseguir.

_ Lo mismo dije, pero tú no deberías quejarte, tienes una espada legendaria en tu poder.

— Es cierto — dice con orgullo — ahora soy un samurái más fuerte que antes.

La alarma de mi teléfono está sonando.

— ¡Oh casi lo olvido!, ¡tengo que reunirme con Lis en el parque!.

—Cada día estás más olvidadizo — ríe Agil mientras limpia uno de los vasos.

Salgo corriendo por la puerta, pero me detengo antes de salir.

— No lo olviden, mañana nos reuniremos a las 2 en el lugar que acordamos para realizar nuestro picnic.

— Claro, claro, no lo hemos olvidado Anzerg, suerte con Lisbeth — se despide Klein antes de salir.

— Vaya, creo que esta vez Lis, si me matará — miro la hora de mi teléfono — será mejor apurar el paso.

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— ¡Lo siento, lo siento!  — trato de respirar. Apoyo mis manos en mi rodilla, haciendo una reverencia sin intención alguna.

Disimuladamente elevo la vista para ver la reacción de Lisbeth, tal cual como me lo imaginé, luce molesta. Está de brazos cruzados y realiza un movimiento de indignación con sus pies.

— ¿40 minutos de retraso?, ¡Esto es inaceptable! — me regaña delante de todos los visitantes del parque Ueno.

— Lo siento mucho Lis, estaba un poco ocupado con Klein y Agil en el café.

Sin decirme nada, estrecha su mano para que pueda recuperarme.

— Has estado muy ocupado estos días, no quiero imaginarme en que éstas planeando — muestra esa sonrisa pícara de su rostro.

Como siempre, me sonrojo ante esa expresión.

— Cosas de Caith Sith — muestro una sonrisa boba.

— Ya veo — entrecierra sus ojos en actitud de sospecha - ¡Está bien!, lo bueno es que cumpliste tu promesa de pasar tiempo conmigo.

— Solos tu y yo, como lo había prometido, pero ¿Por qué elegiste el parque Ueno y no uno de A.L.O?

Ambos nos tomamos de las manos y caminamos debajo de los árboles de cerezos, que botan sus pétalos rosados por todo el camino, incluso caen al lago que está a mi derecha.

— Creí que era buena idea caminar por el mundo real de vez en cuando, Kirito y Asuna lo hacen todo el tiempo, ¿Por qué nosotros no?

— Tienes razón, aunque a partir de lo sucedido en S.A.O tengo problemas en diferenciar el mundo real del virtual.

— ¿De veras sientes eso?.

— Claro, mis dos años dentro de ese juego hizo que rompiera el pacto de verosimilitud existente, ya no se trataba de un juego donde podias perder la vida y revivir; esto era de vida o muerte.

— Yo también tengo algunos problemas en diferenciar lo que es real y lo que no. Pero el estar contigo hace que todo sea real.

Abro los ojos al comprender sus palabras.

Miro a mi derecha hacía el lago, y me detengo al ver que hay botes a pedales disponibles.

— ¿Quieres ir? — pregunto a Lisbeth que observa a la misma dirección que yo.

— ¡Por supuesto!, pero debemos correr para alcanzar un lugar — toma de mi mano y corro detrás de ella a su ritmo. Al ver su sonrisa y su alegría al correr, no puedo dejar de repetirme lo afortunado que soy al estar con ella.

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Al finalizar el día, tomamos el autobús que nos llevará a nuestros respectivos hogares.

Por primera vez, Lisbeth, o bien, Rika, se apoyó en mi hombro y durmió plácidamente.

Hoy fue un día de aquellos que se recuerdan para siempre, después de subirnos a los botes de pedales, comimos helado, recorrimos el Museo Nacional de Tokyo que se encuentra en las inmediaciones del parque y visitamos las distintas esculturas que ofrece este magnífico lugar.

— Realmente fue un gran día(...) — miro la noche caer a través de la ventana del autobús en movimiento — (...) pero mañana será mejor.

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Todos nos reunimos en el parque como lo habíamos acordado. Por primera vez en mucho tiempo, el grupo está completo: Kirito, Asuna, Klein, Agil, Leafa, Silica, Sinon, Lisbeth e incluso Yui que nos puede ver y escuchar a todos por medio de una cámara web que Asuna lleva consigo en su hombro.

Mientras que Klein muestra en su teléfono una foto de la chica con quién está ligando a Lisbeth y a Silica; Asuna y Kirito charlan en el césped a unos metros de nosotros.

En cambio, yo ayudo a trasladar los almuerzos junto a Leafa, Sinon y Agil.

Me siento un poco nervioso, hoy es el gran día.

— ¿Ocurre algo Anzerg San? — pregunta Silica al verme.

— No, nada…¿Crees que deberíamos tomarnos una fotografía como grupo?

— ¡Que gran idea! — comenta Sinon.

— ¡Oigan ustedes dos! — grita Lisbeth hacía Asuna y Kirito — vamos a tomarnos una foto.

— Vengan — gritamos todos para que ambos se acerquen — ¡rápido, rápido!.

Entretanto, agarro el anillo de fantasía dentro de mi bolsillo derecho.

El momento se acerca.

Kirito y Asuna ya están con nosotros.

— Yo tomaré la foto — saco mi teléfono de mi bolsillo izquierdo — nos tomaré una foto grupal.

Nos reagrupamos mirando fijamente la imagen de mi teléfono hasta que apreto el botón de la cámara.

Antes de que nos dirigamos a comer. Tomo del brazo a Lisbeth que se alejaba.

— Lis...

— ¿Ocurre algo? — comenta asustada por mi comportamiento.

De inmediato me arrodillo sobre mi izquierda y saco de mi bolsillo el anillo.

Todos se voltean ante tal peculiar escena.

— Lis, no tengo palabras para explicar lo que siento por tí, eres una mujer fuerte y valiente. Conocerte fue lo mejor que me pudo pasar dentro de S.A.O, tu cambiaste mi vida por completo, me hiciste valorar la vida desde otro punto de vista, con tu alegría y tu esfuerzo, y por todas esas magníficas cualidades me gustaría pasar el resto de mis días contigo, tanto en este mundo, como en el virtual. Rika Shinozaki, o bien... Lisbeth -— inhalo profundamente — ¿Quieres casarte conmigo?

Los ojos de Lisbeth se tornan húmedos. Traga un poco de saliva antes de hablar.

— ¡Claro que me casaría contigo!.

Me levanto entusiasmado ante su respuesta.

Coloco el anillo en su dedo índice y sin importar nada, la beso apasionadamente.

Al retornar a la realidad la expresión de todos era de asombro.

Las chicas se abalanzaron felizmente a Lisbeth para felicitarla.

— ¿Qué fue eso amigo? — pregunta Klein — creí que le propondrías matrimonio en A.L.O.

— ¿Cuál es la diferencia? — respondo sonriente — no hay diferencia entre lo real y lo virtual.

— En eso tienes razón Anzerg — Kirito me abraza — con el paso del tiempo ya no habrá diferencias.

— Tenemos que festejar — aporta Agil.

— Por cierto Anzerg, ¿Ya eligieron a la dama de honor? — se entromete Silica.

_ Pues… todavía no lo hemos conversado.

— ¡Entonces yo seré tu padrino de bodas! — dice Klein.

— ¿Por qué tú?, ¡Yo soy el mejor amigo de Anzerg! — se enfurece Kirito.

— Chicos, vamos, todavía no hemos decidido la fecha, además creo que es mejor comer en este momento.

— ¡Buena idea!, me muero de hambre — comenta Leafa.

Todos nos acercamos a nuestra área de picnic.

Tomo a Lisbeth de su brazo y la llevo hacía mí para robarle un beso antes de ir a comer.

— Eres lo mejor que me ha pasado — susurro a su oído.

— Lo sé, es por que tienes a la mejor herrera a tu lado — devuelve el susurro.

Muestro una sonrisa antes de ir a comer.

Quién diría que jugar un juego que perfectamente pudo costarme la vida, que me obligó a convertirme en un mercenario y un asesino, trajo consecuencias positivas a mi vida, como conocer a la chica más hermosa de todas y rehacer mi vida por completo.

Tanto en el mundo real como en el virtual, soy afortunado...

... ya no hallo la hora de vivir el resto de mis días junto a la herrera del piso 48.