Reticencia - Todoroki Shouto
Aclaración: Es un AU sin koseis.
Desde el instante en el que el fragor floral inundaba el Kinteki-dojo cuando el viento soplaba en su dirección, Todoroki estuvo seguro de que las ruedas del destino habían empezado a girar. Había sido como un ligero acaricia, como una risa tenue acariciándole los oídos. La brisa transportaba consigo sensaciones indescriptibles que, a pesar de desconcertantes, sosegaban su alma y aumentaban la pericia de su arco.
El sonido de las flechas impactando en seco en la diana sonaba distinto para cada persona. Sabía que el sonido de Todoroki era el que se deslizaba con más gracia por el aire hasta clavarse contundente en el objetivo. Sus movimientos eran calculados, sin desperdiciar ninguno, siguiendo cada paso ceremonial. Era la serenidad que lo envolvía lo que la atraía.
Después de todo, muchas de sus tardes las pasaban entre conversaciones triviales y silencios apacibles, disfrutando de la energía peculiar del otro que se entremezclaba y creaba un ambiente perfecto para ambos. Habían aprendido a conocerse y a buscar hegemonía en el otro, pero ninguno parecía querer romper el encantamiento de su relación sin título, o al menos había sido así hasta ese día.
La sección del club de jardinería de la que se encargaba estaba cerca del club de Kyudo, así que era normal que su camino y el de los miembros del equipo se cruzara la mayoría de las veces. Esa era la excusa perfecta para Todoroki, aunque no era como si tuviera que explicarle a nadie por qué hacía las cosas.
Se acercó a ella, quien estaba acuclillada junto a unos crisantemos, arrancando los hierbajos que habían crecido. Todoroki hacía girar entre sus dedos el sobre de una carta, quizás para deshacerse de un nerviosismo que no se había percatado que sentía. La joven alzó la mirada cuando la figura de Shouto eclipsó el sol.
—Buenas tardes, Todoroki —saludó, curvando levemente los labios.
Sus ojos viajaron al sobre que giraba en sus manos y su corazón se aceleró al creer que era una carta de amor, tal y como lo había leído varias veces en los mangas. Se puso en pie a la expectativa.
—Las flores lucen bien —comentó, pasando su mirada a los diversos colores que se desplegaban en las jardineras como si se trataran de un arcoíris.
—¿Verdad que sí? —Se limpió el sudor de la frente—. Estamos teniendo un concurso para ver quién logra cultivar las mejores flores antes de salir a vacaciones de verano.
—¿Y qué ganas?
—¡La satisfacción de haber hecho un buen trabajo! —Rio, bajando la mirada porque, a veces, sentía que las personas la juzgaban por participar en concursos cuyo premio no era metálico.
—Si ganas, te invitaré a cenar. —Él curvó los labios para animarla.
—Oh... ¿Y a qué se debe el repentino premio? —preguntó, lanzándole una mirada discreta a la carta que reposaba en sus manos.
—A que simplemente quiero pasar algo de tiempo extra contigo. —Se encogió de hombros—. Por cierto, a lo que venía.
—Ah... Claro. —Se enderezó, notando cómo el rubor empezaba a hacer estragos en sus mejillas.
—Creo que me gustas —dijo sin más, arrugando el entrecejo como si aún el hecho lo confundiera y no hubiera terminado de resolver el significado aritmético de esos complejos sentimientos—. Pero no tienes por qué responder. Solo quería comentártelo.
—Ah... Sí... Pero...
—Ah, esto también es para ti. —Le entregó la carta y la miró fijamente—. Ábrela.
—¿Eh? ¿Estás seguro? —preguntó sin poderse creer que quisiera que leyera su carta frente a él, si a ella le avergonzaba se preguntaba cómo se sentiría él, pero la verdad era que él permanecía tan estoico como siempre.
Todoroki asintió y la vio abrir el sobre. (T/N) se sorprendió al hallarse con una carta impresa porque creía que las confesiones se hacían a mano, pero a ella nunca se le habían confesado, así que no era muy ducha en el asunto. Empezó a leer y los frenéticos latidos de su corazón se amainaron de a poco hasta encontrarse con pura decepción.
—¿Malas noticias? Aizawa-sensei me pidió que te la entregara —preguntó él al notar cómo su rostro perdía el brillo de hacía unos instantes.
—No, no —se recompuso con una sonrisa—. Más bien son buenas. El director dice que se aceptó mi petición de quedarme un año más estudiando acá.
—Entonces, ¿vas a acabar preparatoria acá? Felicidades. —Le sonrió tenuemente.
Ella lo vio unos segundos y asintió, imitando su gesto. A pesar de que se había ilusionado por tener una carta escrita por Todoroki, no podía obligarse a amainar la dicha que generaba la noticia.
—Ah, Todoroki, respecto a lo que dijiste...
—No te preocupes —negó mientras emprendía el camino hacia el dojo.
—Pero es que...
—Nos vemos.
Todoroki apuró el paso hasta entrar al dojo. Se quitó los zapatos cuidadosamente y se encontró con Midoriya, ataviado en su impecable Kyudogi, quien tensionaba la cuerda de su arco como probando que estuviera bien puesta. El chico se sorprendió al ver a su mejor amigo arrodillado sobre piso de madera pulido de la entrada, como si le hubieran arrebatado todas la energías. Dejó el arco contra el soporte de la pared y se acercó a él.
—Todoroki, ¿estás...?
Shouto alzó la mirada para encontrarse con la de Izuku, y el último separó los labios, anonadado. El rostro de Todoroki, siempre pálido como la nieve, estaba encendido en un rubor que le viajaba hasta las orejas.
—Le... ¿A (T/N)-san? —Ató cabos de inmediato—. ¡¿Y qué te dijo?!
—... —Todoroki consiguió respirar cuando escuchó la voz de Midoriya rompiendo con la bola de vergüenza que era—. Le dije que no era necesario que me respondiera.
—¡¿Cómo?! —chilló Midoriya, siguiendo a su amigo a los vestuarios—. Pero cómo vas a saber lo que siente por ti si le dices eso...
—Bueno, siempre está ocupada estudiando y con el club, así que pensé que quizás me rechazaría por eso.
—Pues yo creo que eso y esto son muy diferentes —comentó, viendo cómo Todoroki se empezaba a colocar el uniforme—. Y si a eso vamos, tú siempre estás estudiando y cumples con tus actividades del club.
—Sabes que yo no estudio, solo...
—Sí, sí, solo prestas atención a clases. Pero, en serio, debiste dejarla hablar. —Todoroki desvió la mirada y Midoriya comprendió todo—. ¿Estabas demasiado avergonzado como para esperar su respuesta?
—No —espetó, el rubor en sus mejillas delatándolo—. Ya te dije por qué lo hice.
—Pues no hay nada de malo. Es más, te admiro mucho por haberte confesado.
—Midoriya, debemos practicar. Luego podemos seguir hablando sobre esto.
Izuku gruñó algo por lo bajo, pero no insistió. Sin embargo, quería evitar a toda costa que él y ella cometieran un error por la falta de comunicación. De algún modo convencería a Todoroki de darse una oportunidad.
:-:
Cada vez que (T/N) recordaba las palabras de Todoroki, sentía su corazón acelerarse. Era emocionante pensar que alguien como él gustaba de ella. Aceptaba que eran amigos, pero Todoroki siempre había parecido inalcanzable, y más cuando veía todas las chicas que admitían sin pudor alguno que era apuesto. Así que, a pesar de su palpable emoción, no pudo evitar pensar en que quizás era una broma. No creía a Todoroki capaz de hacer eso, pero tampoco podía afirmar con total certeza que lo conocía tanto como para negarlo.
Quería preguntarle si hablaba en serio, exponer sus corazones al otro esperando que no lo lastimasen, y decidir qué hacer con su relación. Si seguirían siendo amigos, si se harían pareja, o simples conocidos. Ambos estaban ocupados, y la incertidumbre de la etiqueta bajo la que estaban le molestaba sobremanera.
Sin embargo, no estaba segura de cómo abordarlo, porque iban a clases diferentes y juraba que iba a desmayarse si volvía a enfrentarse a la mirada severa de Aizawa, el tutor a cargo del club de Kyudo, si le pedía hablar con el joven. Él siempre había sido el que se acercaba a verla cuidando las flores y a escucharla hablar de cualquier trivialidad del momento. Podría intentar buscarlo en su salón, pero la verdad era que el grupo de rostros desconocidos girándose todos a la vez para verla nunca le había gustado.
En ese instante, maldecía un poco su introversión. Pero ya habían pasado cinco días sin mencionar nada puesto que el club de Kyudo había ido a un torneo de dos días el lunes y Todoroki había tenido la brillante idea de confesársele el viernes. Pero de ese día no pasaría.
Al entrar en U.A., vislumbró la enorme pancarta de felicitaciones que colgaba desde el balcón que compartían los de tercer año. Al parecer, el club de Kyudo había ganado en varias categorías. No era muy ducha en el asunto, pero creía que había eventos en grupo y solitarios. Se contagió un poco del ambiente festivo con el que los estudiantes hablaban entre sí.
Un par de amigas la saludaron brevemente y también lo hicieron algunas chicas de la clase 2-A, a la que iba Todoroki.
De repente, atisbó su característico cabello bicolor. Estaba junto a un chico de espesa cabellera alborotada y otro muchacho más alto que realizaba movimientos robóticos de forma curiosa. Reunió el poco valor que le restaba después de que su acelerado corazón se encargara de hacer flaquear su ya de por sí escasa osadía y se dirigió hacía el terceto, buscando la oportunidad perfecta para interrumpir. No fue hasta que uno de ellos se percató de su silueta que pudo hablar.
—¡Ah! —Midoriya frenó, sosteniendo a Todoroki de la muñeca para obligarlo a detenerse junto a él—. Eres (T/N)-san, ¿verdad?
—Sí... —Parpadeó sorprendida—. Uhm... Yo...
—Buenos días —saludó Iida con una sonrisa amable.
—Buenos días. —Inclinó la cabeza respetuosamente, terminando de perder su aplomo al ver a los tres chicos erigiéndose frente a ella, sus ojos cayeron sobre Todoroki como si esperara que él dijera algo—. Yo...
—¿Necesitas hablar con Todoroki? —cuestionó Midoriya sin desaprovechar esa oportunidad.
—¡Midoriya! —reclamó el aludido.
(T/N) respingó al notar su expresión exasperada y se quiso reír de su propia credulidad. No había forma de que Todoroki le hubiera dicho esas palabras en serio. Eran incipientes amigos y se sintió un poco inepta por permitir que su corazón se desbocara por él y que su estómago revoloteara y la hiciera separar los pies del suelo solo un poco. Confundir amistad con amor romántico era una de las cosas que consideraba más atroces en las amistades, a pesar de estar consciente de que era el temor intrínseco que le generaba arruinar la relación especial que tenían por sus caprichos.
—No —negó, armándose con una sonrisas—. Solo quería felicitarlos por el torneo. ¡Seguro se lucieron!
—Muchas gracias —habló Iida al notar cómo sus otros dos amigos parecían estar enfrascado en una lucha de miradas—. ¡Ten un buen día!
—Ustedes igual.
Con esas palabras se marchó, y Midoriya entrecerró los ojos de forma acusatoria. Ante la mirada atónita de Iida, le atinó un zape en la cabeza a Todoroki, claramente molesto.
—¡Tienes que hablar con ella! ¡La estás lastimando!
—Pero...
—Nada de peros, no es divertido que se confiesen, te ilusiones y luego se burlen en tu cara.
—No me estoy burlando de ella.
—No, pero ella no lo sabe. Bien podría creer que se trata de alguna apuesta que tuviste que cumplir o algo así.
—Tranquilo, Midoriya —dijo Iida al notarlo tan exaltado.
Izuku suspiró y desvió la mirada, dejando caer los hombros como derrotado.
—Lo siento. Lo tomé muy personal —se excusó—. Ya casi eres un adulto, Todoroki, supongo que sabes lo que haces.
—Está bien —susurró Shouto, sintiendo un pinchazo en el pecho al descubrir que no le gustaba que su amigo se disculpara con él cuando, muy en el fondo, sabía que tenía la razón.
Continuaron caminando mientras Iida intentaba difuminar el ambiente enrarecido. Todoroki entendía lo que le pasaba, y consideraba normal tener miedo al rechazo. Era la primera vez que le decía a alguien lo que sentía y eso implicaba exponer su corazón a ser herido. Acarició su cicatriz. Su madre ya le había dado una buena probada de qué significaba el rechazo y era algo que no quería volver a experimentar.
Pero tampoco quería lastimarla porque, con el paso del tiempo, se había vuelto importante para él. Y herir a la persona que empezaba a querer, era caer tan bajo como alguna vez lo había hecho su padre.
A pesar de estar consciente de ello, los días continuaron transcurriendo entre los exámenes y las actividades del club, no había conseguido reunir el valor para hablar con ella apropiadamente. Sin embargo, era el último día de clases antes de salir a vacaciones de verano y consideraba que no habría vuelta atrás si no aclaraba todo ese día.
El sol brillaba, irradiando tonos naranjas en el horizonte mientras iniciaba su puesta tras una montaña. En total silencio, vislumbró su silueta acuclillada, recogiendo las flores mustias que habían caído sobre la tierra. La luz teñía su piel en un espectáculo de luces y sombras que le hicieron desear ser alguna clase de pintor para eternizar ese instante, para mesmerizar a generaciones futuras.
Caminó hacia ella de forma sigilosa hasta arrodillarse a su lado, sin importarle que el uniforme se le ensuciara. Ella se percató de su presencia, pero no hizo amago de saludarlo ni sonreírle, y verse desprovisto de su sonrisa lo hizo sentir desdichado.
Sin decir nada, la ayudó a quitar las flores marchitas, acumulándolas en sus manos. El silencio se hacía más pesado y prolongado, al punto de que algo se removió, incómodo, en su pecho.
—¿Qué tal te fue en el concurso? —preguntó al fin, sorprendiéndose al hallarse rompiendo el silencio cuando prefería sumergirse en este hasta ahogarse.
—No gané. —Se encogió de hombros.
—Puedes intentarlo de nuevo.
—No sé si quiera estar el siguiente año en el mismo club. Tal vez lo mejor será regresar a casa pronto.
Todoroki apretó los labios. ¿Cómo podía decirle que quería verla allí, encontrarse con su dulce voz al salir del club y atreverse a pedirle que regresaran a casa juntos? ¿Cómo admitir que quería compartir sus días con ella tal y como lo hacían antes? No era bueno expresando sus sentimientos, pero las palabras llegaron a sus labios como una serendipia.
—Lo siento. Por no ser más claro y por todo esto. —Los señaló a ambos—. Nunca fue mi intención hacer que nuestra relación se alienara.
Ella suspiró, sentándose con las piernas cruzadas mientras le arrancaba los pétalos a una camelia marchita.
—¿Hablabas en serio aquella vez?
—Sí.
—¿Y entonces por qué no me dejaste responder?
—... Porque tenía miedo y estaba avergonzado —admitió y su alma se sintió ligera al hacerlo.
—¿De qué? Solo había dos respuestas: sí o no.
—De que me rechazaras y de perder los momentos que podríamos compartir juntos.
—No ibas a perder nada —musitó—, pero hiciste que me enojara porque pensaba que solo estabas jugando conmigo.
—¡Jamás haría eso! —repuso con vehemencia—. Eres importante. Eres una de mis primeras amigas.
Si lo pensaba bien, Todoroki tenía razón, él también había sido unos de sus primeros amigos en Japón. Se habían hablado tan fácilmente, que se permutaron en la comodidad de la compañía ajena. Pero ahora estaban así, tanteando sus palabras como si el otro se fuera romper ante el más mínimo desliz.
De repente, se echó a reír como si le hubieran contado en mejor chiste de la historia. Era tan irónico que todo se hubiera trastocado por no saberse comunicar, por asumir los sentimientos del otro en vez de buscar esclarecerlos. Todoroki curvó una ceja, preguntándose si esa era una clase de risa nerviosa, pero también se cuestionó si eso significaba que ella correspondía sus sentimientos. No entendía muy bien sobre el romance porque nunca le había interesado, apenas sabía algo gracias a sus amigas, así que no podía esperar algo en particular, tan solo dejaba que todas esas emociones se entrecruzaran en su pecho, orquestando una miríada de descubrimientos asombrosa.
Al no esperar nada en especial, no pudo contener un jadeo de sorpresa cuando ella, luego de calmarse, lo tomó del cuello de la camisa del uniforme para llevarlo hasta su altura. Sin siquiera poder reaccionar, sus labios fueron presionados por otros, suaves y cálidos. Estaba sorprendido, tanto que se sintió paralizar, cayendo en cuenta de que ese era su primer beso y no sabía qué hacer. Sin embargo, cuando ella soltó su camisa y deslizó sus dedos por su mejillas para acunar su rostro, pudo relajarse y simplemente disfrutar del nimio gesto que lo asediaba con un sinfín de emociones sin nombre, que esperaba que cobraran significado a su lado.
Ella se separó cuidadosamente, saboreando los últimos rastros del casto ósculo sobre sus labios. Todoroki inclinó la cabeza, dubitativo.
—¿Eso es una afirmación de mis sentimientos?
—¿Tú qué crees?
—Bueno, los besos no se comparten solo entre personas que se gustan... Así que no estoy seguro, pero quiero creer que estás aceptándome a mí y a estos sentimientos —dijo con la mirada perdida en algún punto del infinito hasta enfocarla sobre ella, transmitiéndole aquello que no tenía nombre y ambos parecían entender.
Ella le sonrió y asintió muy levemente, soltando un suspiro quedo. Shouto curvó los labios, aliviado. Aún estaban cerca, más cerca de lo que jamás lo habían estado, al punto de que podían sentir el calor irradiando del otro. A pesar de que Todoroki no estaba acostumbrado a que invadieran su espacio personal, se sentía cómodo, hasta el punto de inclinarse un poco más hacia ella para frotar su frente en el ángulo de su cuello y hombro.
Ese simple gesto bastó para que se diera cuenta de que la mejor decisión siempre había sido escuchar su respuesta en vez de simplemente arrojarle sus sentimientos y huir, porque ese momento era perfecto en una escala mundana que trascendía el plano terrenal y cobraba todo el sentido del universo. Era su serendipia de toda una vida, el epítome de lo que podría empezar a llamar los días más felices de su vida.
Y a pesar de que todavía lo asustaban esos sentimientos y la incertidumbre de los de ella, se propuso descubrirlos poco a poco hasta poder apreciar sus verdaderos colores y dejarse contagiar para pintar el lienzo en blanco emocional que era.
¡Muchas gracias por leer!
N/A: Y con esto, concluyo mi cumpleaños xD Pensé que no alcanzaría a publicar esto antes de que acabara el día aquí.
Me encanta el Kyudo y la arquería en general, así que tenía que agregar algún elemento al respecto en este OS, espero les haya gustado. En lo personal, siento que quedó un poco flojo...
Ahora sí, tengo dos cosas que decir:
La primera es que necesito que me digan seis personajes de los que les gustaría que escribiera por Navidad y si tienen alguna idea de una temática sencilla, lo apreciaría mucho. Quiero escribir todo con tiempo para hacer un bonito especial para esas fechas.
La segunda es que vengo a hacer spam para informarles que tengo dos nuevas historias. Una es sobre Midoriya, que publicaré a lo largo de todo octubre; y la otra son OS de varios fandoms como Kimetsu no Yaiba, Shingeki no Kyojin, HxH y demás. Si les interesa, pueden ir a leer ^^
¡Tengan una maravillosa semana y cuídense mucho!
¡Plus Ultra! >.<
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