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Papá - Bakugou Katsuki

Pedido por: Mei_Smith

No sé por qué, pero la imagen me causa mucha gracia xD

:-:


Las dos delgadas líneas rojas consiguieron que se desplomara al borde de la tina.

Debía ser una broma.

Por supuesto que no era una broma ni un maldito sueño.

La prueba era positiva y era tan real que dolía. Decir que se sentía estúpida era poco; culpable tal vez... Aunque él también tenía la culpa por siempre tener la libido por el cielo. Ya eran par de adultos jóvenes con trabajos estables, no adolescentes hormonales emocionados por vivir en un dormitorio con baños compartidos.

—Ya llegué. —La voz varonil hizo que diera un respingo y se apresurara para ocultar la evidencia—. ¿Estás en el baño?

—... —Se sintió perder la cabeza, intentando desaparecer la prueba casera sin hallarle un lugar convincente.

—¿Estás bien? —Sonó dubitativo, y hasta forzó un poco el picaporte.

—S-sí...

—No me mientas —dictaminó—. Voy a entrar.

—¡No! ¡Katsu...!

El pomo estalló y la puerta se deslizó sin realizar un sonido. La expresión de Bakugou era una mezcla de exasperación, y otro tanto de preocupación. La joven apenas alcanzó a ocultar las manos tras su espalda mientras él la escrudiñaba, procurando no perder la calma considerando que estaba demasiado cansado como para enfurecerse como en antaño.

—No tenías que explotar la maldita puerta —gruñó ella, para sorpresa de Katsuki.

—Explícame, si eres tú la que está ocultando algo tan obviamente, ¿por qué te estás enojando?

—El baño es un sitio sagrado, Katsuki. Si quiero cagar, déjame hacerlo en paz.

Bakugou alzó una ceja y, antinaturalmente, consiguió fruncir el entrecejo. La conocía demasiado bien como para saber que se ponía a la defensiva cuando se hallaba al borde un colapso nervioso, y había aprendido a lidiar con ello desde sus años en U.A., pero eso no quitaba que le daba una cochina rabia cada vez que tomaba esa actitud tan de la mierda.

En dos pasos rápidos y premeditados, estuvo a su lado, forcejeando con ella hasta que logró quitarle el aparato blanco similar a un lápiz. Bakugou, siendo más alto, se estiró para alejar el objeto de ella, examinándolo con el corazón en la boca.

—¿Qué significan las dos rayas?

—¿En serio, Katsuki? ¡Las dos malditas rayas significan que estoy embarazada!

—¿Qué? ¿Un mes y ya estás hormonal? —rodó los ojos, ganándose un puñetazo en el costado.

—Deja de ser un idiota por una vez en la vida. Es en serio.

—¿100% real, no fake?

(T/N) rugió, empujándolo para salir del baño y desplomarse en el sofá. Sabía que Bakugou era estúpido y rústico la mayoría de las veces, pero había traspasado la delgada fina de su enorme paciencia. No estaba de bromas, y menos cuando era tan serio.

—Oye, yo... —Katsuki se acercó aún teniendo la prueba entre los dedos.

—Si dices que no es tuyo, te corto los cochinos testículos —Se mordió el labio, sintiendo ganas de llorar.

—¡Deja de colocar palabras en mi boca! ¡Demonios! ¿Qué rayos te pasa? —Katsuki arrojó la prueba a un sofá individual, y se arrodilló frente a ella, obligándola a verlo a los ojos.

Desvió la mirada, incapaz de enfrentarse a la resolución que se reflejaba en las pupilas ajenas, siempre tan claras y certeras que le hacía cuestionarse si Katsuki alguna vez se había sentido perdido en la vida.

—... —Bakugou suspiró y tomó sus manos con suavidad—. Todo estará bien.

—No lo estará —musitó—. Este no era el plan. Y no me siento capaz de tener un hijo tan pronto... Además, somos héroes, no será tarea sencilla cuidarlo adecuadamente; y no voy a dedicarme a las tareas del hogar cuando mi sueño siempre ha sido ser una heroína.

—Estamos los dos —aseguró y curvó los labios—. Por ser héroes, debemos ser capaces de criar a un pequeño engendro.

—Es tu hijo, idiota. No le digas engendro —Una sonrisa se deslizó por sus labios—. ¿No te sientes inseguro?

—Estoy un poco desquiciado, pero alguien debe permanecer cuerdo entre los dos.

—Vaya, que seas tú es una novedad —Bakugou entornó los ojos, molesto—. Estoy aterrada, la verdad; y no sé si estoy preparada, pero supongo que debemos responsabilizarnos.

—Sí, suena bien esa idea —Katsuki acarició sus labios—. Serás mamá.

—Y tú papá —dijo, sintiéndose tonta por recalcar la obvio—. Será un mini-Katsuki, dos Katsukis en el mundo... No sé si el universo sea capaz de soportarlo.

—Sería bueno si fuera niña —mencionó, empezando a fantasear un poco.

—Será niño, macho pecho peludo —rio—. Ser mujer es complicado, comenzando con la menstruación y terminando con la discriminación. Aunque una versión femenina de Katsuki...

—¿Es que no se parecerá a ti?

—Tus genes son más dominantes que los míos...

—El cabello rubio es recesivo.

—Pero como es tuyo, sigue siendo dominante —Sacó la lengua de forma juguetona.

Katsuki puso los ojos en blancos, cediéndole la victoria ante su argumento que haría a Mendel pegarse un tiro.

Más por impulso que por haberlo pensado apropiadamente antes, rodeó su cintura con ambos brazos, hundiendo la cara en su abdomen.

—Gracias —susurró, quedando las palabras ahogadas entre el suéter de su novia.

(T/N) parpadeó, tomada desprevenida. Enternecida, acarició el alborotado cabello.

—No. Gracias a ti.

:-:

El invierno había azotado tan fuerte en Musutafu que las líneas habían sido detenidas, el tráfico era insoportable, y las ambulancias transitaban de un lado a otro para rescatar a los incautos que habían tenido el infortunio de accidentarse.

Pero él estaba bien, frenético, a punto de hacer volar en pedazos el hospital; pero bien.

Bueno, no.

Se sentía en la mierda.

Su bebé había nacido hacía un día y él no había estado presente. Así que, después de que un enfermero cuyo kosei era estirar sus extremidades lo retuviera varios minutos para darle un sermón de por qué no podía correr en los hospitales luego de que otras dos enfermeras lo intentaran, simplemente intentaba apretar el paso hasta la habitación 707 sin empezar a trotar.

Con vaho saliendo de sus labios, deslizó la puerta con más brusquedad de la que quería. Se quedó sin aliento ante la escena de película.

Su prometida sostenía contra su pecho el pequeño cuerpo de un bebé envuelto en capas de mantas y cobijas. Sintió el corazón encogiéndosele, incapaz de soportar todos los sentimientos que desbordaban su cuerpo.

—Katsuki —Le sonrió, radiante como siempre; quizás más, creyó Bakugou—. No hagas ruido —pidió suavemente.

Asintió torpemente y se dirigió a la cama, para luego regresar sobre sus pasos cual autómata para cerrar la puerta.

—¿Estás bien?

—De maravilla... O sea, me duele todo, pero he estado peor.

—Lamento no haber estado a tu lado.

—Lo estás ahora, y eso cuenta mucho. Entiendo que estabas trabajando —Estiró la mano para tomar la de él—. Por cierto, ganaste la apuesta, es niña.

—Lo sabemos desde hace cinco meses —Sonrió, mirando a la pequeña acurrucada sobre el pecho de (T/N).

Ella alzó una ceja, notando la reticencia en los ojos de Katsuki mientras observaba a su hija. No esperaba que llegara a abrazarla, desbordando alegría y proclamando al mundo que era papá. Vamos, Bakugou era reservado cuando se trataba de sus emociones y su control emocional iba un poco más allá de lo que se esperaría con su actitud explosiva.

—¿No vas a cargarla?

—Parece que se romperá...

—Bueno, si la haces explotar, te mataré; pero dudo que lo hagas, Katsuki.

—¡No la haré explotar, bola andante!

—Disculpa que haya subido de peso, imbécil —Infló las mejillas, echándose a reír después de unos segundos—. No te burles, tonto. Ya verás que en pocas semanas estaré en forma y pateando traseros de feos villanos.

—Necesito a mi compañera de equipo —Se inclinó y besó su mejilla—. Por cierto, tenía entendido que los bebés se despertaban ante cualquier sonido...

—Ah, tiene sueño pesado. Demasiado pesado, supongo —se carcajeó—. Pero respira. Por favor, Katsuki quita esa cara.

—La muerte súbita en bebés es frecuente.

—Es nuestra hija. Es fuerte. Confía en ella, no se romperá si la cargas.

Bakugou chasqueó la lengua. Extendió las manos y alzó a su nuevo pequeño tesoro con cuidado, las manos temblándole un poco con una mezcla de ansiedad y alegría. Era diminuta, liviana y aguada.

—Tienes que acomodarla en tus brazos.

—¡Ya lo sé!

—Y habló el hijo único...

Katsuki rodó los ojos y consiguió cargarla como veía en las películas. Una sonrisa cariñosa se deslizó en sus labios, y de no ser porque (T/N) estaba acostumbrado a verlo sonriendo, asustaría a cualquiera.

—Se parece a ti, (T/N).

—Para nada, se parece a ti. Tiene tu cabello oxigenado.

Bakugou gruñó y la fulminó con desdén.

—Bueno, esta es la prueba de que es natural —Señaló a la niña—. ¿El nombre?

—Katsuko —dijo con naturalidad, y no aguanto la carcajada amenazando con estallarle la garganta al ver la expresión de incredulidad del joven.

—Dame un respiro, por favor.

—Dijimos que se llamaría Hikari, ¿no? —Alzó una ceja—. Bueno, estabas tan embriagado ese día que seguro no recuerdas lo que dijiste.

—Hikari porque será la luz que ilumine nuestros futuros —musitó.

—Eso mismo, tú siendo todo cursi me tomó desprevenida.

—Disculpa por querer ser sensible, maldición —Hizo, literalmente, explotar la suela de su zapato—. Mierda, se despertó.

Katsuki la miró unos instantes repletos de ansiedad, esperando que empezara a llorar, pero Hikari solo mantenía las pupilas clavadas en las de él, explorándolo con tanta inocencia y fragilidad que Bakugou se sintió flaquear unos instantes.

Era preciosa. Ni siquiera estaba seguro de cómo alguien como él, tan defectuoso como era, había conseguido crear junto a la persona que amaba a uno de los seres más hermosos que había en la faz de la tierra.

Sintió su pecho revolotear, con cada aleteo llenándose de un cálido sentimiento. Y, después de tantos años, finas lágrimas de felicidad empezaron a deslizarse por sus mejillas.

(T/N), conmovida, sonrió; contagiándose de la alegría de Katsuki. Siempre supo que, si era con él, todo estaría bien. Cuando Katsuki abrazó a su hija con firmeza y cuidado, sintió que ambos habían nacido para ese instante y para todos los que habían vivido y vivirían.

:-:

—Ya llegué —exclamó en cuanto estuvo dentro del apartamento.

Sonrió cuando vio a las dos personas que más quería yendo a darle la bienvenida. Bakugou le dio un beso breve con el delantal puesto y espátula en mano; mientras la pequeña Hikari de siete años la abrazaba.

—¿Cómo te fue hoy? —Katsuki balanceó su indumentaria de cocina.

—Estuve investigando un poco sobre los robos a bancos recientes; pero todo marchó bien.

—¡Papá está haciendo panqueques! —interrumpió Hikari, halando a ambos hacia la cocina.

—¿Alguna ocasión en especial? —(T/N) alzó una ceja.

—¡Tío Ei está aquí!

—Vino de improviso, realmente —explicó Katsuki, pasándose la mano por el cabello en un gesto meditabundo—. Quise sacarlo de la casa para tener un tiempo a solas, pero pensé que a ti y a Hikari les alegraría verlo.

—Si querías hacer otro pequeño Bakugou, me hubieras dicho. —Kirishima salió del baño, portando una sonrisa socarrona.

—No me... —Katsuki sintió las mejillas arderle un poquito, y solo atinó a darle un puntapié a Kirishima cuando lo tuvo cerca.

—Ver a Bakugou siendo tan honesto; no sé, me hace pensar que el fin está cerca.

—Es un milagro que ocurre cada mil años, idiota —gruñó, dándole un puñetazo y regresando a la cocina.

Kirishima se carcajeó, mostrando todos los dientes. Ver a Bakugou en su faceta hogareña era, en todos los sentidos, un espectáculo. Siguió a Hikari y (T/N) cuando lo invitaron a sentarse. Conversaron de todo, desde las vacaciones de Bakugou, hasta un nuevo brote de villanos.

Por su lado, Bakugou daba vuelta a los panqueques, colocándolos en un plato perfectamente apilados. Siendo su trabajo más bien el de un autómata, dedicó varios minutos a divagar en su relación con (T/N).

Si bien aún no estaban casados, solo comprometidos, habían pasado por muchas cosas juntas, desde los años en U.A. hasta compartir trabajo en la agencia que habían conseguido abrir junto a Deku y el estúpido Mitad y Mitad. Realmente, cuando era joven, no se había imaginado ser incapaz de pasar un día sin verla desde que ella le pidió que empezaran a salir. Poco a poco aprendieron a amarse y a añadir un nuevo miembro a la pequeña familia que ambos conformaban. Y se sentía pleno por ello, porque tenía algo más aparte del simple hecho de querer ser héroe; ellas eran su objetivo y su sueño.

—Katsuki. —(T/N) entró a la cocina, viendo cómo preparaba la comida con la destreza que lo caracterizaba.

—Dime.

—¿Te sientes mal? Estás súper sonrojado.

—Yo no... —Apartó la mirada mientras ella reía enternecida.

Definitivamente, seguía perdidamente enamorado de ella.

—¿Me extrañaste?

—Extraño poder hacer equipo contigo. Me asusta que algo pueda pasarte en mi ausencia.

—¿Acaso no confías en Midoriya? —Le lanzó una sonrisa ladina.

—El estúpido nerd siempre está poniendo la vida en la línea, claro que me preocupa.

—¿Midoriya?

—¡Obvio que tú! —gruñó Katsuki, malhumorado de solo pensar en el futuro Símbolo de Paz; aunque creía que él no podría ser capaz de cargar ese peso, así que mejor le cedía el título a Deku.

—Pues, Midoriya y yo hacemos un buen equipo; aunque me siento más cómoda cuando estoy contigo. Es decir, a donde sea que vaya él, siempre van los reporteros y me pone nerviosa...

—Ugh. —Katsuki lanzó un panqueque sobre la sartén de forma agresiva—. Me hiciste acuerdo del estúpido rumor de la prensa rosa sobre ustedes dos.

(T/N) se rio de buena gana, recostada del mesón, observando cómo los músculos de Bakugou se tensaban para realizar los diversos movimientos. Los años le habían sentado bien, y estaba más guapo que en su época de la academia. Seguía siendo algo explosivo y malhumorado, pero había conseguido seguirle el ritmo; y con la llegada de Hikari, se había ablandado mucho más cuando estaba en la casa.

—Katsuki.

—Dime.

—Te amo —susurró cálidamente.

Bakugou parpadeó un par de veces y sonrió.

—Yo también.

—Creo que llegamos en mal momento, Hikari-chan —bromeó Kirishima, sonrojado al escuchar la confesión de profuso amor entre sus dos amigos.

—Papá. —Hikari se acercó al adulto, tomando su brazo entre sus manos—. Dijiste que no podía casarme contigo porque ya eras de mamá, ¿cierto?

—Sí. —Bakugou sonrió con suficiencia por el comentario de su hija.

—Bueno, decidí que entonces podría casarme con Ei. —Imitó el gesto de su papá con las pupilas brillándole.

(T/N) se atoró con su propia carcajada, notando las pequeñas explosiones estallando en la mano libre de Katsuki junto al tic en su ceja.

—Empieza a correr, Kirishima —anunció la mujer entre risas.

—O-oye, espera, Bakugou. Yo no estaba enterado de nada de esto. —Alzó las manos en defensa.

—¡Muere! —vociferó, haciendo estallar la cerámica del mesón.

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Si bien el pedido de este OS había sido un Bakugou más maduro y tranquilo, creo que no lo conseguí porque supongo que Bakugou no dejaría de decir 'Shineeee' a la menor oportunidad xD

Sea como sea, me divertí escribiéndolo; así que espero que les haya gustado.

Para la siguiente ocasión, traeré a Tokoyami que está escrito por la mitad, y luego a Kirishima que está escrito el inicio.

Espero poder reanudar la escritura dentro de dos semanas que termino exámenes finales, ponerme al día con los pedidos, especiales y todo eso :D Hasta entonces, deséenme suerte (Tengo miedo T_T)

Cuídense mucho y que tengan una excelente semana.

¡Hasta la próxima! Y...

¡Plus Ultra! >.<

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