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Kosei - Shinsou Hitoshi

Pedido por: themissneku (Lamento la demora y espero que te guste)

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Al igual que los otros cursos, la clase 1-C no fue absuelta de ser incluida en el plan de dormitorios de U.A., y al igual que los del curso de héroes sus miembros se ayudaban entre sí para sacar adelante sus estudios generales.

(T/N) vio de soslayo a Shinsou, de nuevo salía a las seis de la noche, para regresar, probablemente, a las diez. Nadie quería preguntarle qué se llevaba entre manos, después de todo, era taciturno y todos lo admiraban por haber sido el único capaz de llegar a la tercera ronda del festival deportivo. Así que, en un acuerdo silencioso y solemne, todos continuaban con sus actividades sin perturbar las actividades sospechosas del joven.

De alguna manera, el representante del curso había conseguido organizar a los caóticos adolescentes en un horario más bien estricto, pero eso no obstaculizaba la buena voluntad de (T/N) de quedarse esperando a Shinsou en el comedor principal. Y es que las primeras veces que salió en sus visitas nocturnas a quién sabe qué, había regresado hecho papilla; así que ella solo quería asegurarse de que se hidratara bien y comiera algo para mantener las energías.

—¿Es algo que tiene que ver con tu sueño de ser héroe? —le preguntó en una ocasión, y él solo la vio fijamente, asintiendo con la cabeza de forma ambigua.

A (T/N) le había bastado con saber eso para decidirse a ayudarlo.

A pesar de que las semanas pasaban tan rápido como el batir de las alas de un colibrí, ambos se sentían un poco más cerca con el transcurso de noches donde, cuando tenían ánimos, se contaban sus confidencias. (T/N) sentía que se habían vuelto más íntimos, y creía que no era solo ella quien lo pensaba.

No era como si se sintiera insegura —vale, sí lo estaba—, pero no quería romper la cadencia que orquestaba las tranquilas veladas que pasaban juntos, simplemente hablando. Que fuera Shinsou, tan hierático como era, que la considerara una amiga era una victoria. En alguna ocasión le había mencionado si no le temía por su kosei, pero ¿cómo alguien podría temer a un kosei así cuando el portador quería ser héroe? Era ilógico, y sus palabras sinceras fueron capaces de derrumbar los muros de protección alrededor del corazón de Shinsou.

Así que eso había bastado. Era algo como la prueba final para saber que ella no lo lastimaría. A finales del verano, le pidió que empezaran a salir para conocerse mejor, para acompañarse y para quererse. Tan simple como sonaba, las palabras que se profesaron ambos a modo de confesión habían sido suficientes para hacerlos feliz.

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Había sido emocionante, a pesar de que su rostro no le hizo el favor de demostrárselo a su mentor.

Aizawa lo había llevado a la Agencia nocturna en la que trabajaba, le había enseñado lo básico sobre el papeleo y el funcionamiento. Luego, habían ido a patrullar. Aparte de un par de ladrones de carteras, no hallaron más villanos, por lo que Eraserhead decidió darle unos minutos de práctica de combate con él.

Orgullosamente, Shinsou podía decir que era capaz de seguirle el ritmo y no salir tan apaleado como el primer mes de práctica. Se sentía fuerte y más seguro de sí mismo. Además, las prácticas conjuntas con el curso de héroes le habían dado más confianza sobre sus habilidades. Seguía estando varios pasos atrás, pero cada pequeña victoria lo acercaba más a sus metas.

Eran pasadas las siete, caminaba frente a una guardería que aún permanecía abierta. Ya casi era el final del año, si se aplicaba, podría ser transferido al curso de héroes; hasta había tenido la dicha de ser reconocido por Nezu.

Sin embargo, pasarse al curso de héroes significaba dejar los estudios generales; era dejar a (T/N) y, sí, tampoco era que se mudarían a extremos diferentes del mundo, pero no verla esperándolo todas las noches le haría falta. De alguna forma, se las arreglarían para llevar su relación muchos años después de graduarse.

Sonrió levemente, pensar en ella siempre le ponía una sonrisa en el rostro; era inevitable, y no le molestaba.

Se exaltó cuando chocaron contra su pierna. Sus pupilas se dirigieron a la pequeña que había caído al suelo por el efecto de rebote. A pesar de su apariencia, tenía un buen corazón, así que la alzó con ambas manos hasta colocarla de pie en el suelo.

—¿Estás bien?

—Sí. —Ella sonrió, clavando sus ojos de un extraño color rosado en los de él.

—¡Lo siento! —chilló una muchacha—. ¿Está usted bien?

—Sí... —Curvó una ceja por semejante pregunta.

—Mei, ¿qué te he dicho de alejarte? —Tocó sus hombros y sus ojos cambiaron a un color castaño—. Lamento las molestias.

—No es nada. —Inclinó la cabeza a modo de reverencia y continuó por el camino, preguntándose qué había pasado con todo ese extraño encuentro.

Esperaba que ese cambio raro en los ojos de la niña no fuera por un kosei. Era cierto que algunos niños no podían controlar sus particularidades, pero era cuando se trataba de cosas peligrosas, y no creía que cambiar el color de los ojos lo fuera.

Continuó caminando rumbo al campus. Había dejado el celular en su habitación y no podía ir escuchando música. Así que, como el muchacho enamorado que era, divagó un poco en su querida novia.

Sin embargo, la imagen mental que se le vino a la cabeza le perturbó.

Porque imaginarse a (T/N) invitándolo a su cama en una de sus camisas de la academia, dejando expuestas sus piernas, no era algo que soliera imaginar.

Sintió las mejillas arderle, y entró en pánico al sentir que la sangre le fluía a la pelvis para despertar al pequeño Hitoshi.

No se lo pensó mucho y echó a correr. No podía permitirse tener una erección en la calle sin razón aparente, y tampoco podía permitir que (T/N) lo viera en un estado tan desconcertante y vergonzoso. Porque se habían besado, estrujado y tocado sus cuerpos, pero no habían pasado de algún roce accidental cuando se acurrucaban en la cama de alguno de los dos; y todo lo que se le venía a la mente era digno de escena de hentai.

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Hitoshi entró a los dormitorios por la puerta principal. Los brazos de una ventisca se colaron por el vano de la puerta, pronto empezaría el invierno.

—¿Cómo te fue? —(T/N) lo recibió con una sonrisa, dejando a un lado el portaminas con el que resolvía unas derivadas.

—Bien... —susurró, apartando la mirada en cuanto sus pupilas se encontraron—. Yo... —Se llevó una mano al abdomen—. Por hoy, iré a mi habitación. No me apetece nada. Gracias.

Corrió escaleras arriba, al piso donde dormía. Se encerró en su habitación y se deslizó por la pared, sosteniendo su vientre con ambas manos, y es que la ansiedad no se le pasaba ni haciéndose bolita. Era como si todas sus terminales nerviosas se concentraran en su pelvis y volvieran sensible su piel hasta por el simple roce del pantalón.

Gruñó frustrado.

No era como si no se masturbara. Lo hacía las veces necesarias a la semana. Lo hacía pensando en su novia, como era normal. Sin embargo, la necesidad que lo embargaba en ese preciso instante terminaría por volverlo loco. Por lo menos, había tenido la sensatez de alejarse de ella en cuanto cruzó la puerta, porque allí, en su deplorable estado, temía hacer alguna estupidez con su kosei de villano.

Primero se desabrochó la camisa. Quizás con el frío del invierno se le pasaría; pero ni así su piel dejó de arder. Se mordió los labios. No quería darle cuerda suelta al rumbo de sus pecaminosos pensamientos, y tampoco a las posteriores acciones que lo obligarían a limpiar la baldosa del baño, o las sábanas de la cama, o hasta el piso de la habitación.

—Mierda —jadeó, sus manos adelantándose a sus pensamientos para encargarse del problema entre sus pantalones.

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(T/N) se mordió la uña del pulgar, rondando la sala. Shinsou había estado extraño. Si estuviera enfermo, quizás hubiera entrado pálido; pero la verdad era que las mejillas se le habían encendido cuando sus pupilas se encontraron. Hitoshi no era de los que se sonrojaba con frecuencia, es más, era difícil conseguirlo. ¿Quizás le dio fiebre? Aunque había estado bien todo ese tiempo, así que se le hacía raro.

Pensó que lo mejor sería dejarlo solo.

Sí, eso haría. Guardó los bocadillos en la nevera y se dirigió a su habitación en el primer piso. Aún tenía que adelantar la tarea de inglés, así que se abrigó y se sentó frente al escritorio a resolver la hoja de ejercicios.

Pasadas las diez, los faroles fuera del dormitorio disminuían la intensidad de la luz, del mismo modo que el ruido cesaba paulatinamente. Le gustaba ese momento de la noche donde todo quedaba en silencio y casi se podía escuchar la respiración tranquila de sus demás compañeros —o quizás era solo ella exagerando—.

Continuó escribiendo y ojeando el diccionario para buscar el vocabulario. Al igual que sus otros compañeros, tenía objetivos. Entrar a U.A. le aseguraría ir a una buena universidad para especializarse en aquel campo que tanto le llamaba la atención.

La academia de héroes ofrecía muchas ventajas y, hasta cierto punto, era un poco sanguinaria la lucha constante por permanecer en la cima; sin embargo, entre todos aprendían a dejar atrás el egoísmo para ayudar a todos a conseguir y compartir ese primer puesto que ansiaban.

Además, jamás pensó ser capaz de encontrar el amor allí. Realmente se hacía la idea de que los del curso de héroes serían los populares y los de estudios generales tendrían su pizca de nerds, pero no, esos eran los del curso de gerencia. Sin embargo, conocer a alguien tan genial como Shinsou la había descolocado; deseaba descubrir los pensamientos tras una mente tan compleja, y destruir las barreras de un corazón herido por comentarios imprudentes.

Se acercaba la medianoche y, a pesar de considerarse un ave nocturna, pensó que sería prudente ir a dormir. Estiró la espalda y guardó la parafernalia escolar, lista para apagar la luz.

El fuerte sonido de la madera al ser golpeada le hizo dar un respingo. Y se asustó de verdad cuando intentaron girar el pomo.

—¿Quién?

—Soy yo...

Por un segundo se planteó gastarle una broma, pero sabía que era Shinsou; quizás quería hablar por lo sucedido hacía unas cuantas horas.

Abrió sin mucha prisa, encontrándose con las mejillas encendidas de Hitoshi en primer plano. Separó los labios para pronunciar algo, pero él le cubrió la boca y la empujó dentro de la habitación, sus manos estaban calientes y la espiración que le chocaba contra la mejilla era cálida.

—No hables —dijo con la voz ronca.

(T/N) vio la puerta cerrarse por el soporte mecánico que tenía. Luego, se concentró en las pronunciadas ojeras de Shinsou, ya hasta se parecía a ese personaje de aquel anime de ninjas que veía.

Volvió a intentar hablar, pero él presionó su mano un poco más, como si despertara de un trance y su piel estuviera más sensible.

—No lo hagas. Yo... Mi kosei... Si me respondes ahora, temo por lo que podría pasarte.

Ella lo observó dubitativa, intentando concentrarse en sus palabras y no en la cercanía de sus cuerpos, ni cómo rozaba su zaga con caricias de amante.

—De camino... Una niña... —Agitó la cabeza, como si el movimiento consiguiera hilar las palabras de forma coherente—. Creo que es por el kosei de una niña. Y... Lo he hecho varias veces ya y no se me pasa... —su voz se quebró un poco, y (T/N) no supo si era por la frustración o por los efectos del kosei.

Quiso preguntarle a qué se refería, pero captó el mensaje cuando apretujó un poco más su cuerpo y sintió algo extraño chocando contra su abdomen. Sintió que le hirvieron hasta las orejas; lo observó unos segundos mientras él era incapaz de enfrentarse a su mirada inquisitiva, presa de la vergüenza, incredulidad e impotencia.

Era cierto que antes se habían tocado, se habían besado fogosamente e intentado darse placer con manos inexpertas, pero en cuanto alcanzaban cierto punto, decidían dejarlo porque sabían que no era el momento, y admitían que ninguno tenía algún anticonceptivo a mano. No eran tontos como para permitirse deslices de ese tipo.

Sin embargo, (T/N) jamás pensó verse inmiscuida en una situación de tal envergadura.

—(T/N)... —llamó su nombre en un tono casi hambriento, buscando algún gesto que aprobara sus instintos más bajos.

La muchacha asintió levemente, entendiendo por qué no quería que hablara. Aunque ella creía que él jamás sería capaz de ordenarle algo con su kosei en una situación como aquella, era mejor no arriesgarse.

Al principio, fue ella quien rozó sus labios de forma tentativa. Casi grita cuando él la tomó por la nuca y la besó de forma desesperada, trazando con la punta de la lengua los sitios que sabía que la harían sentir bien; después de todo, al menos estaba consciente de que no se trataba solo de él, sino de ambos.

Las manos de Hitoshi consiguieron sentarla sobre el escritorio que se quejó un poco por el peso, y ciertamente la parte consciente de sus alrededores de (T/N) temió que terminara rompiendo la madera. Pero nada de eso importó cuando los hábiles dedos de Hitoshi arremetieron contra la piel de su cintura, recorriendo un camino que deseaba pronto llegara a su destino.

Se separaron por unos segundos para observarse a los ojos. Los orbes púrpura parecían reflejarla y estaban adornados por un brillo que mezclaba el cariño con la lujuria; sentirse así de deseada hizo que se sonrojara un poco más.

Shinsou deslizó sus labios por la suave piel del cuello, extasiándose por el olor a jabón mezclado con champú. No se contuvo, marcó el camino de su desbordado arrebato de pasión, a pesar de que ella chasqueó la lengua al imaginarse usando una bufanda por varios días.

Un suave gemido se escapó de sus labios cuando los callosos dedos jugaron con la tela del sostén, como si se debatieran sobre desabrochar la prenda o realizar su empresa sobre la pieza. Shinsou tarareó una tonada de aprobación al notar que (T/N) empezaba a entrar en calor, no tanto como él, pero sí lo suficiente.

Antes de que se le escapara su nombre en los labios ajenos, la besó, un poco más suave pero igual de profundo. La joven, que creía tener a merced de sus besos y caricias, lo sorprendió al tirar de su cadera por la trabilla del pantalón, juntando sus caderas como si no cupiera el pudor entre ambos en ese instante; y a él solo le quedaba admitir que la fricción contra su entrepierna se sentía tan correcto que no deseaba separarse.

—Mierda —susurró, temblorosos sonidos obscenos escapándose de sus labios.

(T/N) sonrió triunfal, y se mordió los labios de forma coqueta. Si tan solo pudiera hablarle, bromearía sobre lo bien que se sentía verlo hacer esos gestos, y también le exigiría no mostrarle esa expresión vulnerable, con el alma expuesta, a otra persona; porque se pertenecían.

Puso manos a la obra e intentó concentrarse en desabrochar el cinturón mientras Hitoshi hacía lo mismo con su sostén, sin siquiera detenerse a pedir permiso para levantar la camiseta del pijama; y que no preguntara, era mejor el uso que le estaba dando a su boca complaciendo las demandas de sus senos.

Después de unos segundos de total desconcierto por no poder desabrochar el botón y mucho menos bajar el cierre, Shinsou sonrió, lamiéndose los labios sensualmente, incitándola a devorarlo y probarlo con frenesí.

—Estás un poco torpe —comentó, haciendo él mismo el trabajo mientras las profundidades de su pelvis celebraban que por fin serían capaces de cumplir sus caprichos más perversos.

La temperatura seguía subiendo en su cuerpo, y Hitoshi no se creía capaz de soportarlo hasta terminar exitosamente el juego previo. A pesar de que escuchó el reloj marcando la medianoche, se acercó para besarla y acortar la distancia entre ambos; de todas formas, (T/N) se veía dispuesta a hacer más de lo normal esa noche.

La muchacha extendió los dedos, borrando todo rastro de pudor que pudiera restarle en ese punto de la noche; sin embargo, ahogó un grito cuando la frente de Shinsou chocó contra su hombro y sus piernas perdieron la fuerza. Apenas si logró sostenerlo por las axilas para que no acabara en el suelo.

—¿Shinsou? —No hubo respuesta, a pesar de que respiraba agitadamente y podía sentirle el corazón latiendo desenfrenado—. ¿Shinsou? —Lo agitó un poco.

Había dos opciones. La primera era que se había desmayado; y la segunda era que los efectos del kosei hubieran acabado y ese fuera el resultado final. La verdad era que parecía más dormido que inconsciente —aunque en los últimos minutos no era como si estuvieran siendo muy conscientes sobre sus actos—.

—... —(T/N) lloriqueó—. Hitoshi... —Hizo un mohín, queriendo patearlo—. ¡No me dejes así! ¡Vestida y alborotada!

:-:

En la mañana, Agoyamato casi se ahoga con su propia saliva al ver a (T/N) saliendo de la habitación de Shinsou; suponía que no habían perdido el tiempo. Sin embargo, nada pareció encajarle cuando vio a Hitoshi descendiendo por las escaleras, frotándose la cabeza como si tuviera la resaca del siglo.

—Buenos días, (T/N) —murmuró, deteniéndose frente a ella.

—Tenemos que hablar. —Se cruzó de brazos.

—Sí; bueno, gracias por dejarme tu cuarto.

—De nada —dijo casi tajante, y es que tener que cargar con él hasta su cama, lidiar con su excitación y tener que escurrirse a la habitación de él le había hecho la noche.

Shinsou notó la mirada de su compañero sobre la única pareja de la clase C. Antes de que tuviera tiempo de percatarse de las marcas que revelaban lo que había pasado anteriormente, rodeó con su brazo el cuello de su novia.

—¿Tu habitación o la mía?

—Ya que estamos aquí; entremos a la tuya. Si nos disculpas, Agoyamato. —La muchacha realizó una inclinación con la cabeza, ocultando a su vez las delatadoras sugilaciones.

El muchacho se quedó boqueando un rato, sin palabras, hasta varios minutos después de que la puerta fuera cerrada.

—Lo siento —Fue lo primero que dijo una vez estuvieron solos.

—¿Lo sientes? —Infló las mejillas y le mostró las cinco manchas oscuras en su cuello—. Y para colmo caíste K.O. en la mejor parte...

—Te aseguro que esa no iba a ser la mejor parte. —Le dio una sonrisa descarada.

—En este punto, no me sorprendería si esa hubiera sido la mejor parte... Seguro me sales con que eres eyaculador precoz.

—¡Oye! —Entornó la mirada y arrugó un poco el entrecejo.

—Lo siento, tenía que decirlo. —Rio y besó su mejilla en busca de su condescendencia—. ¿Tal vez era un efecto secundario del kosei?

—Probablemente. No sé si quieras ir a preguntar...

—Suena vergonzoso; pero creo que es lo mejor. No sabemos con certeza si las aventuras del insaciable pequeño Hitoshi acabaron hoy.

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La joven maestra chilló cuando Shinsou le describió sin mucho detalle lo que había ocurrido la noche anterior; pero tampoco se debía tener cuatro dedos de frente para entender que algo había pasado entre ambos adolescentes.

—¡Lo lamento! —Hizo un dogeza dramáticamente.

—N-no se preocupe. —(T/N) se apresuró para ponerla en pie—. Solo queremos saber si Hitoshi estará bien.

—Sí. —La mujer suspiró—. Los efectos del kosei de Mei ceden a la medianoche. Como ya sabrás, es un kosei para despertar los instintos sexuales que todos tenemos, pero afecta más a las personas que tienen a alguien que les gusta y todos sus deseos se enfocan en dicha persona. —Sus ojos se movieron hacia la jovencita.

—Entiendo. —Shinsou desvió la mirada de la de (T/N), las mejillas ruborizadas por lo que implicaban las palabras de la maestra—. Muchas gracias y tenga un buen día.

—Muchas gracias. —(T/N) realizó una reverencia breve y le sonrió antes de darle la espalda.

Entrelazó sus dedos con los de Hitoshi, tarareando una alegre melodía.

—Así que afecta más a lo que tienen a alguien que quieren...

Hitoshi iba a reponer algo, pero escuchó unas fuertes pisadas tras ellos. Ambos ladearon el rostro para notar la presencia de la maestra, de nuevo.

Con la cara totalmente roja, consiguió decir.

—Chicos, si quieren les compro la pastilla; después de todo, es mi culpa de que todo esto hubiera pasado.

Ambos quedaron atónitos por las palabras de la adulta, pero se echaron a reír a los pocos segundos. La verdad es que no querían intimar por culpa de un kosei, a pesar de que este había abierto un mundo de posibilidades que anteriormente temían explorar.

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Fue extraño escribir esto; pero me divertí xD Espero les haya gustado.

Al principio, me pidieron que fuera un lemon y acepté hacer un lime porque se me da muy mal el género, pero creo que esto quedó decente.

Por cierto, amo el nuevo arco del manga; ver a Shinsou de nuevo y como pupilo de Aizawa me gusta, espero que de aquí en adelante su personaje se siga desarrollando igual de bien.

En fin, para la próxima ocasión traeré a Todoroki. Por fin quedan pocos pedidos por hacer, espero conseguirlo para antes de empezar clases la siguiente semana.

¡Cuídense mucho y tengan una excelente semana!

¡Plus Ultra! >.<

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