Improbabilidades (I) - Bakugou Katsuki
Pedido por: DannyTaboada.
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Había cosas improbables en la vida, y una de esas era que un héroe profesional atravesara la pared de tu casa en plena batalla con un villano. Pero, al parecer no era tan imposible como creía, no cuando el famoso héroe japonés, Bakugou Katsuki, había hecho estallar la pared del pequeño departamento donde vivía, con una sonrisa villanesca y cierto brillo animal en los ojos que auguraban un muy mal destino al perturbador de la justicia.
Ahogó un grito cuando una explosión estalló cerca del baño, reventando una de las tuberías. (T/N) entró en pánico al ver cómo el agua empezaba a deslizarse por el suelo, capturando todos los libros y revistas que tenía tirados. Corrió a cerrar la llave, importándole poco el estado del héroe; después de todo, se suponía que Bakugou Katsuki era de los mejores —a pesar de que su nombre de héroe careciera de sentido y todos prefieran llamarlo por su nombre real—.
Recientemente, se habían reportado varios incidentes girando en torno a un villano que se proclamaba a sí mismo como 'Reflexión'. Sus delitos abarcaban todas las clases de robo posible, siempre con una entrada alucinante y una salida que dejaba heridos y construcciones destruidas. Todo un personaje, si le preguntaban a (T/N). Sin embargo, jamás creyó que fuera posible que un villano de tal envergadura terminara en su país cuando sus objetivos principales siempre habían sido países asiáticos o, en su defecto, de Europa media.
Según tenía entendido, Reflexión se llamaba así por la capacidad de su kosei de repeler los demás koseis y hasta redireccionarlos, teniendo en cuenta la velocidad en el medio de propagación. Así que suponía que la repentina explosión se debía a eso y pidió que el héroe no tuviera una idea estúpida y empezara a disparar como loco, ya que eso terminaría por destruir sus pertenencias o, peor, dañaría la infraestructura.
—¡Debe haber un límite de cuánto puede soportar ese kosei de mierda que tienes!
(T/N) golpeó su frente con la palma de su mano. Bien, ese era el peor escenario posible y debía hacer algo para evitarlo. Tomando todo el valor que requería ponerse en una zona de peligro, habló:
—¿No crees que es mejor que cortes la distancia y tengan una batalla cuerpo a cuerpo?
Bakugou la miró y, por un segundo, su rostro pareció llenarse de comprensión; sin embargo, un profuso ceño fruncido se apoderó de su frente.
—¡Escóndete y no estorbes!
(T/N) separó los labios con incredulidad. Vaya que los rumores del héroe eran ciertos: Tenía un humor de perros, tanto que superaba a Endeavor. Aun así, buscó refugio tras una pared mientras Katsuki se cercioraba de su posición y procuraba evitar que los ataques fueran dirigidos hacia ese sitio.
La muchacha casi dio un grito victorioso cuando Bakugou logró cerrar la distancia entre él y el villano para atinarle una serie de golpes que lo dejó noqueado antes de poder escapar, como era usual en su modus operandi.
Bakugou sonrió salvajemente y se apresuró a inmovilizar al hombre. De inmediato, llegó la policía junto a un par de héroes y otro puñado de reporteros. (T/N), antes de que la entrevistaran, prefirió meterse en su habitación, haciendo de cuenta que no existía. Sin embargo, al parecer uno de los héroes tuvo la misma idea ya que necesitaba hablar a solas con el recién graduado héroe profesional.
—¡Había un civil! —chilló mientras Katsuki lo miraba como si tuviera loros en la cara—. ¡Pudiste haberla herido! Y no solo eso, entraste al país sin documentos. Best Jeanist nos acaba de llamar y nos informó que la agencia no cubriría ningún gasto de lo que pudieras dañar; y, ¿sabes qué? Nuestro gobierno no tiene para derrochar dinero en los caprichos destructivos de un mocoso.
(T/N) observó en silencio cómo Chtulhu, suponía ella por su semejanza al monstruo de Lovecraft, continuaba regañando al joven héroe mientras este entornaba los ojos, desconcertado. Fue ahí que se dio cuenta de todo y no pudo evitar carcajearse para desconcierto de ambos hombres.
—Estás jodido. —(T/N) señaló a Katsuki, quien arrugó el entrecejo profusamente, quizás preguntándose qué había hecho mal.
—¡Pero si capturé a...!
—No me sorprendería si te deportaran. —Se burló nuevamente y giró a ver al otro héroe—. Señor, no sé si se habrá dado cuenta, pero él no sabe hablar español.
—¿Es en serio?
—Sí. Es un completo idiota.
—¡Eso lo entendí! —vociferó Bakugou, captando que estaba en una situación que dependía de la muchacha.
—Cállate. —(T/N) le sonrió de una forma escalofriante; odiaba brindar sus servicios sin paga—. Soy (T/N) (T/A). —Se presentó al héroe y le tendió una tarjeta de negocio.
—¿Eres...? —Chtulhu parpadeó estupefacto.
—¡La misma! —fanfarroneó con una sonrisa de orgullo.
—¿Qué mierda dice aquí? —Se quejó Bakugou, intentando descifrar el significado del idioma comparándolo con sus conocimientos de inglés.
—Que soy políglota, idiota. —(T/N) infló las mejillas por su falta de respeto.
—¿Eh?
(T/N) puso los ojos en blanco y suspiró para empezar a explicar:
—Mi kosei me permite entender y reproducir todos los idiomas; y estoy certificada para asistir a conferencias a nivel internacional como traductora simultánea. Aunque no lo creas, rubio oxigenado, he resuelto más conflictos sin daños colaterales que tú.
—¡Tú, mal...!
—Cuida tu lenguaje —atajó con otra sonrisa malévola—. En este preciso instante, la única que puede mediar entre tú y él, soy yo, ¿de acuerdo? Y estoy en deuda contigo porque procuraste que no volara en mil pedazos, así que colabora.
Bakugou sintió un tic en su ojo mientras procuraba mantener la calma. Y es que odiaba admitir que ella tenía razón. De mala gana, asintió levemente. (T/N), más tranquila, le explicó todo lo que había dicho el otro héroe. Sin embargo, Bakugou volvió a explotar.
—¡¿Qué?! Que tengan héroes de mierda en este país, incapaces de lidiar con un villano famoso que acaba de aparecer en sus calles, no es mi problema. Más bien, deberían agradecerme por haberlo derrotado.
—¡Tranquilo, eminencia! —dijo de forma sarcástica, haciéndolo exasperar—. Te hago acuerdo que tu país es una pinche isla que un día de estos terminará por hundirse.
—¡¿Qué dijiste?! —retó, acercándose más a ella de forma amenazante.
—¡Lo que oíste! ¡Perro rabioso! —(T/N) aceptó el desafío, dando un paso adelante.
Chtulhu suspiró, incrédulo; aunque debía entenderlos porque apenas eran un par de niños enfrentándose a la sociedad a pesar de ambos ser bastante famosos a nivel mundial. Con sus tentáculos, rodeó el torso de cada uno y los separó contra su voluntad.
—Bien, niñas, ya sabemos quién es la más linda. Así que paren.
(T/N) enrojeció un poco mientras Bakugou miraba con desconcierto al mayor y luego veía cómo (T/N) reía con soltura. Bien, podía jurar que se estaban burlando de él y que cuando lo soltara, pondría en su sitio a la chica.
—Lo siento —dijo (T/N) avergonzada por su infantil actitud—. Sin embargo, él tiene razón; derrotó a Reflexión y sería injusto que recibiera un mal trato de nuestra parte.
—Estoy consciente de ello —repuso mientras estrujaba más a Bakugou para que dejara de forcejear tanto—. Aun así, todos los daños que han sufrido las calles y este edificio no serán cubiertos por el gobierno japonés ya que se trataba de un villano internacional.
—¿Cree que él tenga suficiente dinero como para reponer todo?
—Ciertamente no —admitió—. Es de los mejores héroes de esta era, pero aún no es tan famoso como para tener tanto.
—Pero... —(T/N) volvió a sonreír de forma maliciosa—. Hay algo que sí tiene, ¿verdad?
—¿Podrías referirte...?
—Exacto. —(T/N) asintió y ambos giraron a ver a Bakugou de forma sospechosa.
Katsuki no tenía ni la menor idea de qué ocurría, pero sabía que esos dos no tenían planeado algo muy bueno para él.
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—¡Ugh! Bakugou, apestas.
—¿Segura que no eres tú? —replicó de inmediato, limpiándose el sudor que escurría por su frente—. Mierda, en serio tengo que encajar esto allí...
—Si eres brusco, te mato. —(T/N) le sonrió.
Katsuki puso los ojos en blanco y empujó el último bloque para completar la pared que cerraba el agujero que había ocasionado en el apartamento. Desde su ardua batalla con Reflexión, no había descansado nada con la excusa de que no podía permitir que la privacidad de una dama —¿por dónde (T/N) era una dama si era más rústica que él?— se viera perturbada de ese modo.
Exhaló con hastío, limpiándose el sudor que bajaba con su barbilla. Mentiría si decía que no estaba exhausto y quería echarse una siesta o comer algo, y también bañarse.
—Toma. —(T/N) le ofreció un sándwich de queso y un vaso de jugo, frotándose los ojos: se había quedado en vela esperando a que él terminara.
—Bien —musitó Bakugou, dejándose caer en un sofá y comiendo decentemente, contrario a lo que creía que haría la muchacha.
—Es una suerte que no dañaste ninguna columna. —(T/N) cerró los ojos, cansada. Lo suyo no era pasar muchas horas despierta—. Pero tienes mucho trabajo por delante.
—Retiraron mi licencia de héroe —musitó, recordando con amargura cómo el pulpo le había pedido su licencia.
—Temporalmente.
—Maldito, Jeanist.
(T/N) no dijo nada a pesar de tener un par de palabras para su compañero. Escuchó cómo Bakugou se paró para dejar el plato y vaso en la cocina, sorprendiéndose al oír el sonido del grifo abierto mientras él lavaba los trastes. Vaya, quién hubiera imaginado que pudiera ser tan diligente...
Decidiendo que pronto amanecería y lo mejor sería descansar, también podría permitirle a Bakugou que se acomodará para que descansara —sus ojeras no eran normales—, se puso en pie enérgicamente para ser recibida por un montón de lucecitas blancas y negras y el constante giro que se les había antojado hacer a las paredes. Sintió un fuerte agarre en su antebrazo, firme pero amable.
—Ten cuidado.
(T/N) se quedó sin respiración unos segundos y, un tanto abrumada, se apartó un par de metros mientras las mejillas se le encendían poco a poco. No podía creerlo. En tan solo ese toque, Bakugou le había transmitido tanta energía que la había atontado; aunque también debía admitir que no estaba acostumbrada a que los del género opuesto la tocaran.
—S-sí —trastabilló torpemente y, por un segundo, vio una sonrisa malvada surcar los labios de su acompañante para luego retornar a su usual expresión constipada.
—Si quieres, puedes bañarte y te presto algo de ropa que dejó mi papá —dijo, metiéndose al cuarto para sacar un par de toallas limpias—. Y por hoy puedes dormir en el sofá. Debes estar cansado.
—De acuerdo —aceptó y recibió las toallas de algodón.
(T/N) retiró las manos de inmediato al sentir el suave roce de Bakugou, quien la miró extrañado por haber reculado tantos metros. Nuevamente, las mejillas se le fueron enrojeciendo y él, haciendo caso omiso, dio media vuelta para ir al baño que, previamente, había reparado después de lograr comprar un repuesto antes de que la ferretería cerrara.
—Por cierto, espera a que te dé la ropa. No quiero que pasé la escena cliché del baño —dijo (T/N), apresurándose a sacar un pantalón y una camiseta manchada con quién sabe qué del armario.
—¿Crees que entraré allí, fea? —Alzó la voz innecesariamente y ella rodó los ojos.
—Que solo es un poquito más grande, quejumbroso oxigenado.
—¡Deja de decirme así, joder!
—Tú fuiste el que comenzó, mano de obra barata.
Bakugou sintió una ligera explosión en su mano libre. La mataría, juraba que lo haría, pero no por ahora. Indignado y con la risa de (T/N) de fondo, se dirigió al baño, maldiciendo su destino pero sobre todo a su acompañante, ¿quizás debió dejar que Reflexión la enviara al hospital?
La idea le pareció tentadora, pero la desechó al percatarse de que estaba libre y sin nadie reclamándole nada por ayuda de ella. Sin embargo, eso no borraba el hecho de que su licencia había sido retirada hasta que se restaurara toda la calle y el edificio que había dañado, lo cual, con mucho empeño, quizás terminaría en un mes. La idiota y el pulpo habían decidido que él no tenía suficiente dinero como para aportar en la reparación —era cierto— y habían terminado proponiéndole que usara su fuerza física para ayudar a los obreros a cambio de que la noticia no fuera tan catastrófica ni que su reputación se viera perjudicada por sus acciones imprudentes.
Parecía un buen trato, ¿no? Todos ganaban, pero eso no quitaba que apestaba. Por lo pronto y después de descubrir la debilidad de (T/N), se encargaría de hacer su trabajo y recrear el infierno para ella.
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(T/N) no podía evitar sentir una sonrisa burlona surcarle los labios cada vez que veía, desde la ventana de su apartamento sin terminar, cómo Katsuki era regañado por el jefe de la obra y, después de una serie de insultos compartidos, se daba la vuelta con una expresión entre molesta y arrepentida para arreglar lo que había hecho mal. Luego, cuando se percataba de la mirada incauta de la muchacha, se tomaba el tiempo de sacarle el dedo medio con un gesto aterrador que ella devolvía sin dilaciones.
Sin embargo, no era como si (T/N) no tuviera nada que hacer, más bien, se había propuesto aprender japonés con cursos en línea gratuitos, debía admitir que no le estaba yendo muy bien; pero cuando el complejo idioma la frustraba, pues continuaba haciendo un par de traducciones que tenía pendientes. Su vida se reducía a eso, a estar rodeada de cantidades exorbitantes de letras y lo peor era que le gustaba, era dinero fácil gracias a su kosei.
Las horas pasaron volando y la hora del almuerzo llegó con un rugido de su estómago. Después de desperezarse, se sumergió a las complejas labores culinarias mientras se preguntaba por qué no había ordenado pizza.
Mientras cortaba el pimiento en finas julianas, tocaron la puerta de forma agresiva. (T/N) dejó lo que hacía y abrió, sabiendo de antemano quién podría ser tan descortés.
—¿Qué haces aquí, Katsuki?
—Vine a pintar la pared, tonta —respondió, pasando como si se tratara de su casa.
—Pero deberías ir a comer, es tu hora de descanso, ¿no?
—No tengo hambre —gruñó mientras empezaba a mover los muebles y colocaba papel periódico de forma casi compulsiva. Si iba a hacer ese trabajo, pues lo haría bien. No. Lo haría mejor que cualquier otra persona.
(T/N) alzó las manos en forma de derrota. Bueno, podría hacer almuerzo para dos; se sentía capaz. Mientras tanto, Bakugou ya había empezado a pasar el rodillo por la pared, tiñendo todo de un impoluto blanco que serviría como base para el color con el que sería pintado finalmente. En silencio y con todo lo tsundere que podía llegar a ser, agradeció a Best Jeanist por haberle enseñado cosas tan superfluas como esa.
A los pocos minutos, un aroma extraño le llegó a la nariz. Arrugó el entrecejo aún más y dejó lo que estaba haciendo para correr a la cocina, encontrándose con una escena sacada de película.
—¿Qué demonios...?
Bakugou, antes de que (T/N) hiciera más desastre con el aceite y el empanizado, la empujó lejos del caldero y apagó la cocina. Observó con horror el montón de cebolla y pimiento mal picados, la olla de arroz quemada y camarones húmedos apilados en un plato, casi pidiéndole que los rescatara.
—¡¿Qué mierda intentabas hacer?! —gritó, escandalizado.
—El almuerzo —dijo, encogiéndose de hombros.
—Lo que querías era envenenarte.
—N-no está tan mal —se defendió.
—No está mal. ¡Está pésimo! Si no sabe cocinar, ¿por qué te arriesgas a hacer camarones apanados? Ya sé que eres idiota, pero esto va más allá.
—¡Tenía ganas de comer camarones, rubio oxigenado! ¡Perfeccionista de mierda!
—¡¿Ah?! ¡Si vas a hacer algo, hazlo bien!
—¡Soy de las que cree que el esfuerzo vale más!
Katsuki gruñó y tomó el cuchillo, haciendo que (T/N) retrocediera un poco y finalmente se ocultó tras la puerta cuando la apuntó con este.
—¿Qué era lo que ibas a hacer?
—Camarones, arroz y una ensalada de pimiento, cebolla, tomate y aguacate...
Bakugou asintió y empezó a trabajar, deslizando el cuchillo con la agilidad de una madre avezada en la cocina. (T/N) admiraba, a una distancia prudente, la destreza con la que hacía todo mientras le parecía inverosímil que alguien con el carácter de Bakugou tuviera la paciencia y delicadeza que cocinar requería.
—¡¿Qué haces ahí?! —(T/N) dio un respingo y se acercó con cautela—. Ayúdame con los camarones, por lo menos eso debes poder hacer.
—Discúlpeme, eminencia —dijo con sarcasmo, poniendo atención a lo que él hacía.
—No tientes tu suerte —ladró, haciendo los camarones con experticia mientras (T/N) lo imitaba torpemente—. Deja que yo los fría, no creo que seas de confianza con el aceite caliente. Aún no entiendo cómo has sobrevivido hasta ahora.
—La comida a domicilio y para llevar son mi especialidad.
—Eso explica todo —dijo con una sonrisa socarrona.
—¡¿A qué te refieres?! —reclamó, inflando las mejillas mientras bañaba en huevo los camarones.
Bakugou se encogió de hombros y apagó el arroz después de cerciorarse de que estuviera listo. Como si tuviera otro par de brazos, se encargó de hacer la ensalada mientras se cercioraba de que el aceite no se quemara. (T/N) tenía que admitirlo, Bakugou era genial.
—¿Y todo esto es para ti? —cuestionó Bakugou, pareciéndole sospechoso.
—Y para ti —respondió con una sonrisa—. Como dijiste que no comerías, pensé que si hacía algo, por lo menos no regresarías a trabajar con el estómago vacío.
—También planeabas asesinarme...
—Supongo que no ibas a comer porque no sabes cómo pedir la comida, ¿cierto? —ignoró su comentario, sintiendo que había ganado la contienda cuando él la observó con los ojos como platos, un tanto desconcertado y cuestionándose cómo había logrado dar en el blanco.
(T/N) rio mientras disponía un par de platos en la mesa para servir la ensalada y el arroz. Sin querer y descolocando aún más a Bakugou, soltó:
—Eres tan lindo cuando quieres, Katsuki.
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—La próxima vez que me digas 'lindo', te mataré —amenazó Bakugou mientras veía con frustración la pared a medio pintar.
—¿Me pregunto si habrá próxima vez? ¿Quieres que haya? —molestó, hallando divertido el repertorio de expresiones del héroe.
—¡Me vengaré!
—Inténtalo si puedes.
Bakugou sonrió de forma autosuficiente y capturó su mandíbula entre sus dedos, acercándose peligrosamente a su rostro. (T/N) se encendió en menos de un segundo mientras sus manos intentaban colocar distancia entre ambos. Finalmente, Katsuki se alejó, ensanchando su sonrisa victoriosa.
—Nos vemos.
—¡No te abriré la puerta! ¡Pervertido! —gritó, sacándolo a empujones débiles de su hogar.
—Pero si mi venganza aún no inicia, (T/N).
—¡Y no lo hará!
(T/N) cerró de un portazo, deslizándose por la madera mientras su corazón latía de forma errática y su rostro enrojecía más. Y es que no era justo que él actuara así cuando estaba tan desgraciadamente bueno. Sin embargo, ese juego lo podían jugar entre dos, ¿no?
¡Muchas gracias por leer!
N/A: Y después de unos días, les traigo al buen Bakugou. Me divertí mucho escribiendo este capítulo, tanto que estaba sonriendo como desquiciada xD Y sí, estoy obsesionada con imaginar a Bakugou trabajando con Best Jeanist.
Creo que habrá una o dos partes más, aún no estoy segura; así que esperen una segunda parte un día de estos.
Para el siguiente capítulo, creo que traeré a un personaje sorpresa mientras trabajo algo para Tamaki. No sé ustedes, pero con el último capítulo del manga, me dieron ganas de escribir algo de Tintin, digo, Mirio xD
¡Nos leemos pronto!
¡Plus ultra! >.<
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