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Furtivo - (Hawks, Nao, Tama, Shin, Shiga, Toko)

Hawks

La multitud se había dispersado después de que Hawks se lo pidiera. Como siempre el héroe que recién se había graduado y había tenido la osadía de crear su propia Agencia, causaba revuelo entre las masas. Era apuesto, extrovertido y complaciente, y eso enloquecía a las catervas.

Sin embargo, ese manto indescifrable que siempre lo rodeaba impedía que la gente se le acercara demasiado de forma más personal. Que su nombre no fuera público y su pasado estuviera oculto tras un borrón oscuro le añadía cierto misterio encantador. Pero, en contra de las recomendaciones de la Comisión de Seguridad Pública de Héroes, había una sola persona que, poco a poco, se había encargado de desvelar todo lo que ocultaba.

Se habían conocido en una cafetería, después de que Hawks se viera bañado en té helado. Sus ojos se encontraron y, con una sonrisa y muy poco pudor, le invitó a salir.

Se echó a reír con las mejillas ardiendo, pero aceptó verlo cuando terminara su turno. Desde entonces, Keigo se sentía con la dicha de aseverar que había encontrado a alguien capaz de animarle los días, de hacerlo anhelar el ambiguo futuro.

Como era usual, se hallaba patrullando por la zona donde trabajaba en otra cafetería. Sus miradas se cruzaron a través del cristal y se sonrieron con discreción. Las chicas de preparatoria sentadas en la barra se rieron, emocionadas, cuando Hawks las saludó con una de sus sonrisas arrebatadoras. Hizo un gesto con la mano que ellas no entendieron, pero sí la persona a la que iba dirigida.

Hawks se metió por un bocacalle y extendió las alas tanto como pudo entre la estrechez de las dos paredes. A los pocos minutos salió y le lanzó una mirada críptica.

—Un día de estos nos van a descubrir —bromeó, aunque era cierto que le angustiaba un poco el revuelo mediático que se formaría si se enteraban de que el gran Hawks tenía una pareja.

—Y eso es lo que lo hace más emocionante. —Le guiñó, recostándose casualmente de la pared.

Puso los ojos en blanco, pero aun así se aferró a la mano que él le ofrecía, para balancearla como los dos jóvenes enamorados que eran. Se sonrieron, pero, a los pocos segundos, se separaron ante un aviso de su jefe de que tenía que regresar a atender la cafetería.

—Nos vemos esta noche, ¿sí? —propuso, antes de entrar al local.

—¿Te vas a quedar a dormir?

Se sonrojó violentamente, pero entornó los ojos con agresividad muy mal ensayada. Keigo rio y agitó la mano. Sin embargo, cuando se disponía a regresar sobre sus pasos, una fuerza extraña le llevó por la cintura hasta Hawks. Sin poder ocultar su estupefacción, vio la pequeña pluma carmesí que le había empujado hasta él.

Con una sonrisa, Hawks enmarcó sus agradables facciones y juntó sus labios dulcemente, mientras sus alas los envolvían para salvarlos de miradas indiscretas.


Tsukauchi Naomasa

La lluvia caía a cántaros. El cielo nublado y la suave calima que descendía sobre la tierra les arrebataba el calor de sus cuerpos. Los estudiantes corrían de un lado a otro, entre risas al tener que arrojarse a la tormenta y sus caprichosos vendavales. Recordó sus años escolares con cariño, aquella época en la que la realidad no lo golpeaba con el ímpetu actual, pero también la época dónde la impotencia lo dominaba por las acuciantes injusticias que veía.

Sin embargo, no estaba allí por eso, sino porque el clima no parecía hacer más que empeorar y temía que su pareja se terminara empapando con el diluvio que se le venía encima. Y si se enfermaba, no podría trabajar, y también podría enfermarlo a él, y tampoco podría trabajar. Sí, admitía que era patético que todo se redujera a sus capacidades para trabajar, pero ambos eran obsesos sobre lo que hacían.

No tuvo que preocuparse cuando vio su figura salir del instituto bajo un paraguas transparente. Se sintió un poco tonto, como un adolescente enamoradizo, cuando sus ojos se encontraron. Le sonrió con calidez, y a él el corazón le dio un vuelco.

—Nao, ¿preocupado por mí? —Se paró frente a él en la acera, haciendo girar el paraguas entre sus dedos.

—Sabes que sí. —Su sonrisa, llena de cariño, lo delató ante el grupo de jóvenes que dejaba las instalaciones, quienes empezaron a cotillear y a reír de forma confidencial—. Creo que acabo de arruinar tu imagen estricta frente a tus alumnos...

—Es que no saben lo que les espera si siguen riéndose como una manada de hienas —alzó la voz, pero el estruendo de la lluvia impidió que la amenaza les llegara—. Pero no me importa, aquí lo importante es que fue muy dulce de tu parte venir por mí.

Tsukauchi vio cómo hizo amago de acercarse para besarlo. Y él no tenía nada en contra de castas demostraciones de afecto públicas, pero colocó la palma de la mano contra su boca, sonriendo apenado ante su mirada de reproche. En serio no quería arruinar su imagen, pero tampoco quería tener que lidiar con su muy probable exasperación.

Por ello, se metió bajo su paraguas y, usando el propio de color negro, lo usó para escudarse de la miradas indiscretas. A pesar de que no era su intención, los estudiantes vitorearon emocionados. Quiso apartarse, pero fue tomado por la corbata. Sus labios impactaron hasta ajustarse a un placentero beso que les aceleró el corazón. Por su kosei, pudo sentir su pulso acelerado y sus sentimientos honestos. Cuando se separaron, compartiendo sonrisas confidenciales, decidieron ignorar al mundo, y emprender su marcha juntos.


Tamaki Amajiki

El frío les calaba los huesos. Las bufandas y los abrigos gruesos no les brindaban nada de calor, y había empezado a caer aguanieve, arruinándoles la salida. Habían decidido ir a almorzar y luego al cine, para después prolongar el tiempo juntos y a solas paseando por el parque, por supuesto ninguno esperó el cambio climático tan brusco.

—Más nunca vuelvo a confiar en el reporte meteorológico —susurró, mientras él bajaba la mirada al sentirse culpable por no haber tomado esa precaución.

Habían hallado refugio en un templo. Tamaki se arrebujó entre su abrigo, preguntándose si su pareja tendría frío, pero sin hallar el valor de hacer un movimiento arriesgado que pudiera incomodarle. Sin embargo, se sorprendió cuando le vio quitándose su bufanda para colocársela alrededor del cuello, poniendo especial atención en sus orejas ateridas. La calidez del cuerpo ajeno lo llenó por completo, mientras algo dentro de él se despertaba como un fogón y se reflejaba en sus sinceras mejillas en un bello arrebol.

—N-no es necesario... Te va a dar frío, y eso no me lo perdonaría.

—¡No te preocupes por mí! ¡Yo ardo con la llama de mi pasión por ti!

Tamaki parpadeó varias veces, pero terminó soltando una discreta carcajada. Se quedaron en silencio. Le vio recostarse a una columna, exhalando con diversión al ver las volutas de vaho. Tamaki se puso a su lado, también inmerso en las pequeñas nubes, e intentando convencerse de hacer lo mismo, disuadiéndose más con cada segundo.

—Tamaki.

—¿Sí? —Ladeó el rostro para observarle, sus diáfanos orbes lo reflejaron y a él le flaquearon las rodillas un poco.

La distancia era tan escasa y sus rostros lucían sorprendidos. Tamaki intentó distanciarse para recobrar sus centímetros de seguridad, pero su acompañante lo tomó del brazo, en su rostro se leían sus intenciones.

—E-espera —pidió, sonrojado porque no sabía cómo debía besar a alguien y no quería terminar siendo una decepción.

—No —dijo con simpleza, esbozando esa sonrisa que hacía estragos en su interior.

Esa respuesta no se la esperaba, y no sabía qué hacer. Solo cerró sus ojos y contuvo el aliento. Su corazón dio un vuelco cuando la respiración ajena rozó su piel suavemente. Le escuchó reírse porque seguro debía tener una expresión graciosa. Juntó sus labios suavemente, apenas dándose tiempo para explorar la zona, mientras todo él temblaba por el aluvión de emociones que le llovía encima y distraía su mente.

Se separó y le sonrió. Él dejó escapar un sonido raro mientras volvía a respirar.

—Sabes que puedes respirar cuando besas a alguien, ¿verdad? —Curvó una ceja, sujetando con más fuerza su antebrazo.

—Y-yo no...

Ahí, lejos del mundo, refugiados en el otro, se volvieron a besar una vez, y otra vez más, hasta saciar el hambre por cariño de sus corazones.


Shinsou Hitoshi

Había rescatado a otro gato. Se lo había conseguido en una de sus patrullas y no tuvo corazón para dejarlo vagando por las calles cuando lo persiguió por dos cuadras...

Lo que Shinsou se negó a contar fue que el gato lo había estado persiguiendo para atacarlo porque se había osado a intentar a acariciarlo contra su voluntad. Pero eso era lo de menos.

El gato era huraño, pero, de alguna forma, se llevaba bien con su otro gato. A veces los veía jugar o dormir acurrucados, pero, en cuanto se hacía obvio que los estaba observando, el nuevo gato le reprochaba con la mirada y dejaba de hacer lo que sea que estuviera haciendo. Como comentó su pareja, era todo un tsundere.

Esa tarde de inicios de junio, estaban sentados en la alfombra de la sala, disfrutando algunas palomitas de maíz mientras veían una película. Shinsou no podía creer que una película fuera tan lenta y sin ninguna clase de giro argumental interesante; un fiasco total. Curvó una ceja al notar a su pareja prestando atención de una forma espectacular, quizás con la esperanza de que el director de la película pudiera ofrecerle algo que valiera la pena rescatar. Ladeó el rostro al otro lado. Se sorprendió muchísimo ante la imagen junto a él.

En el árbol para gatos que habían comprado entre ambos, su gato más viejo estaba hecho un ovillo, profundamente dormido en una de las plataformas afelpadas; mientras tanto, el gato huraño se acercaba sigilosamente. Separó los labios cuando el gato empezó a amasarle la panza al otro, preparando el terreno para dormir.

Con la mano contraria a la dirección donde estaban los gatos, tanteó la alfombra hasta dar con su celular, apresurándose a encender la grabadora de video. Esa toma era excelente y ya se imaginaba el furor que iba a crear en el grupo de gatos en el que estaba. Sin embargo, el felino se percató de sus intenciones y giró a verlo de esa forma endemoniada que tenía, le bufó y se echó, asegurándose de preservar su dignidad.

Shinsou guardó el video con una sonrisa; sin embargo, no esperó que fuera tomado bruscamente de la barbilla para que girara el rostro. Unos labios que conocía muy bien se estrellaron contra los de él en un beso más bien hosco.

—Estás conmigo —se quejó.

—Vamos, no celes a los gatos. —Sonrió, esta vez besándole más dulcemente.

—Para colmo, esta película está malísima —suspiró, apagando el televisor.

—Bueno, ¿y qué quieres hacer?

Le sonrió de forma coqueta, rodeando su cuello con los brazos.

—No sé~ ¿Qué me ofreces?

Shinsou imitó su gesto en menor medida, inclinándose para extenderle en el suelo, acariciando su rostro. Se le acercó a la oreja y susurró:

—Todo.


Shigaraki Tomura

Desde su enfrentamiento con Re-Destro, Shigaraki parecía perdido en sus pensamientos, como si estuviera frente a una grandiosa epifanía que no terminaba de comprender. El resto de los miembros originales de la Liga de Villanos no se animaba a hablarle, a pesar de que su actitud hacia ellos no había cambiado. Lo respetaban profundamente y seguían haciendo sus estropicios alrededor de él, porque, con el paso del tiempo, habían empezado a confiar los unos en el otro.

A Shigaraki, ciertamente, no le molestaba que lo dejaran tranquilo, porque tenía tanto que pensar. ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? Y, la verdad, le asustaba y entusiasmaba la idea de someterse al legado de su maestro. All for One prometía demasiado y, a pesar de que anteriormente no se creía digno, ahora estaba seguro, y quería creer que ese poder también lo había escogido.

Lo había decidido, iba a someterse a los procesos de Garaki. Iba a informárselo, cuando sus miradas se cruzaron, se volvió a desplomar en su asiento cuando le vio acercarse.

—Tomura. —Curvó los labios muy levemente, sentándose a su lado en la barra que habían puesto, en honor a Kurogiri, en una esquina de todo el complejo que les había ofrecido Re-Destro para los miembros originales de la Liga de Villanos.

Él no dijo nada, pero claramente le estaba poniendo atención. Se sirvió un vaso con jugo de naranja, escanciándolo dramáticamente para imitar a un bartender. A pesar de que los dos estaban conscientes de que ninguno tenía edad para beber alcohol y no debía ser algo que les importase al ambos ser villanos, era una de las pocas reglas de la sociedad que seguían.

—Así que ya decidiste aceptar todo ese poder y toda la responsabilidad que conlleva, ¿eh?

—Sí.

Shigaraki siguió con los ojos cómo tomó un mechón de su níveo cabello.

—Deberíamos cortarlo. Vas a estar un buen rato en un tanque como rata de laboratorio.

—No es que me importe.

—Bueno, sí, tu pinta de vagabundo está sexy —bromeó, mientras Tomura desviaba la mirada con una expresión indescifrable—. ¿Qué es eso? ¿Un sonrojo?

—No hables estupideces —espetó, alejando su mano.

Arrugó el entrecejo cuando su mano fue atrapada en el aire. Esa era una de las pocas personas que no temía tocarlo, y él tampoco temía desintegrarle.

Sus pupilas se encontraron en una cruenta batalla de miradas. A pesar de que podía verle de soslayo, Shigaraki no dio el brazo a torcer cuando le observó llevándose su mano hasta los labios, depositando un beso que le aceleró el corazón, generando un sentimiento confuso que lo revitalizaba. Los osadas labios se deslizaron por su piel lastimada hasta posarse sobre su pulso, en la arteria radial, sonriendo sin apartar su mirada, tentándolo. Tomura no aguantó más tiempo su intensa mirada y deslizó las pupilas hasta una de las etiquetas de los licores en la despensa, alejó su mano cuando aflojó el agarre. Se sintió estúpido, aunque la sensación disminuyó solo un poco cuando notó el rubor en las mejillas ajenas.

Sin mediar palabras, se puso en pie, sin saber si esos nuevos sentimientos eran buenos o no para él. Quiso posponer el asunto, y centrarse en lo realmente importante. Aun así, le dedicó una última mirada antes de desaparecer tras la puerta.


Tokoyami Fumikage

Tokoyami no sabía cuántas veces había escuchado a sus compañeros de clases chismear como ancianas por su relación. Eran amigos, y le sorprendía haber congeniado con alguien en U.A. de esa forma. No eran iguales y sus gustos distaban mucho, pero siempre hallaban la manera de interesarse en el otro, ampliando sus conocimientos del mundo. Era una relación constructiva y a él le gustaba.

Como era usual, esa noche no se quedaron cortos en insinuaciones, sobre todo por parte de Mineta que parecía no conocer la palabra prudencia por mucho que Iida le recriminaba, junto al resto de chicas, por su comportamiento.

—¡Ya cállate de una puñetera vez, maldición! —gritó Bakugou, haciendo sonar varias explosiones en su mano a modo de amenaza a punto de ser cumplida.

—Mineta, ¿no ves que incómodas a Tokoyami y a (T/N)? —acotó Kirishima.

—Si me preguntas —empezó—, a mí no me importa. ¿A ti, Tokoyami?

—Vale más un cero a la izquierda... —alegó Fumikage, enfrascado en su partida de ajedrez.

—Pero los ceros a la izquierda no valen nada... —musitó Todoroki, confundido.

Rio, y Tokoyami solo se le quedó viendo mientras le explicaba a Todoroki a qué se refería. No quiso prestarle atención a la mirada sugerente de Mineta mientras se iba. Sus sentimientos eran problema suyo, y quería disfrutarlos a plenitud. Aunque, era cierto, que estaba a punto de desbordarse, esperando con ansias qué pasaría cuando ya no pudiera contener sus emociones.

Continuaron jugando, obviando el barullo del resto de la clase mientras veían Another, gritando de forma exagerada ante cada muerte. Cerca de medianoche, todos se marcharon, dejándolos solos porque necesitaban desempatar los marcadores de sus partidas de ajedrez. Volvieron a quedar en tabla y suspiraron al unísono. Le sonrió con diversión y Fumikage solo devolvió la mirada al tablero para controlarse.

—Creo que voy a dormir —comentó, empezando a guardar las piezas, mientras Tokoyami no hallaba las palabras para expresarse correctamente.

Se limitó a asentir, permaneciendo tan rígido como una estatua aun cuando su acompañante se puso en pie. Se despidió de forma extraña, quizás sin entender por qué su amigo continuaba sentado.

Se alejó un par de metros, pero su corazón se aceleró cuando le atajaron por el abrazo. Giró, sorprendiéndose al encontrarse con que Dark Shadow había sido el que le había detenido. Curvó una ceja.

—¿Dark Shadow?

A pesar de que era una criatura hecha de oscuridad, notó el arrebol floreciendo en su rostro. No era frío ni caliente al tacto, pero eso no le importó, se inclinó para ver a Fumikage.

—¿Pasa algo?

Tokoyami quería ir a encerrarse en su habitación porque no entendía por qué Dark Shadow siempre exponía sus sentimientos sin darle tregua. Sin embargo, era un cuervo... No, no, un hombre, y como uno le haría frente.

Separó el pico para decir algo, pero se quedó callado, medio atontado, cuando sintió unos tiernos labios rozando el plumaje de su rostro. Dark Shadow hizo el trabajo de ponerse rojo y cubrirse la cara por él, porque él estaba demasiado pasmado como para reaccionar.

—Así que eso era. —Le sonrió, para luego guiñarle un ojo—. Buenas noches, Tokoyami, Dark Shadow. Descansen bien.

Tokoyami solo movió el pico para intentar vocalizar algo, pero no pudo, todos sus esfuerzos estaban dedicados a controlar el caos de emociones en su interior. Sin embargo, le dedicó una mirada críptica a su fiel compañero, sin saber si estar agradecido o no.

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Hace como dos semanas empecé mis clases en línea (sí, medicina en línea es un buen chiste xD) Pero ayer empecé a sentir el peso de las clases jajaja

Uhm... Esto de escribir intentando no colocar un género es difícil... En fin, siento que mi favorito de estos pequeños escenarios fue el de Naomasa y el de Shigaraki quien, si les soy sincera, no me había percatado de que su cabello había cambiado a blanco, pensé que eran cosas de Horikoshi, nada más xD

En este momento, estoy escribiendo algo para Dabi, también sigo con el personaje secreto que mencioné anteriormente porque quiero hacerle algo bonito, y, pues, tengo pendientes dos pedidos de Monoma y Shinsou... Además, de que estoy trabajando en otros proyectos jaja

Después de semejante testamento, ¡me despido, cuídense mucho!

¡Plus Ultra! >.<


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