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Edad - Aizawa Shota

Pedido por: ... No recuerdo quién, lo siento :'( 

Aun así, espero que lo disfruten.

:-:

Cuando Aizawa entró al salón, no se sorprendió al hallar a su estudiante sentada en el puesto de adelante, con la cabeza metida entre un libro. Iida dio la orden para que saludaran y, sin más, dio inicio la clase teórica.

Todo marchaba viento en popa, los alumnos participaban y prestaban atención, pero parecía que era él el problema.

—Sensei —llamó Momo con dubitación—. La respuesta debería ser 1492...

Aizawa miró la pizarra con movimientos perezosos y suspiró:

—Sí, mi error.

—Por cuarta vez en la clase —agregó Ashido sin una pizca de discreción—. ¿No será que está enamorado?

Todos en el salón contuvieron la respiración al darse cuenta de que el siempre monótono rostro del hombre se había teñido de un discreto rojo. Shota procuró mantener la calma y, entre avergonzado y molesto —quizás más molesto—, se giró al pizarrón y dijo:

—A los ejercicios que ya envié, agréguenles la página 345.

—¡¿Eh?! ¡¡Pero sensei...!! —se quejó principalmente Kaminari, siendo secundado por Mineta y Hagakure.

Aizawa los ignoró y continuó anotando ejercicios de física en la pizarra, a la par que los resolvía o pedía voluntarios para hacerlo.

Por su lado, (T/N) chasqueó la lengua al ser una vez más ignorada por el profesor.

—Es mi idea o Aizawa-sensei no te está permitiendo participar —comentó Tsuyu con curiosidad.

—... —Infló las mejillas y respondió—. Es porque estoy bien en esta materia, es una forma indirecta de decirme que debo darle oportunidad a los otros para que aprendan.

—Suena muy noble como para tratarse del mismo profesor que en las primeras clases prácticamente nos dio una lección de la ley del más fuerte...

—Asui, ya que estás tan conversadora con (T/A), pasa al frente y explícale a tus compañeros cómo se resuelve este ejercicio.

Tsuyu se irguió cual resorte, teniendo fe en sus conocimientos, pero lamentando su situación. (T/N) solo pudo sonreírle a modo de disculpa mientras notaba, una vez más, cómo Shota evitaba su mirada.

Decir que estaba furiosa era poco, y era factible culparlo a él porque, después de todo, la incomodidad de su situación era su responsabilidad.

:-:

(T/N) podía estar todo lo molesta que quisiera, y no solo eso, haber pasado toda la semana soportando los monosílabos de Aizawa y los comentarios de sus compañeros la tenían al borde de querer hacerlos estallar a todos —si su kosei fuera el de Bakugou—; sin embargo, no era culpa de sus dos amores que la esperaban en casa ajena y menos cuando el dueño los había dejado solos. Cuando abrió la puerta, los dos mininos acudieron a saludarla, fregándose en sus piernas con puro amor interesado. (T/N) sonrió, seguro no tenían comida y por eso estaban así de cariñosos.

—¿Cómo están, Atila, Kiara?

Los dos gatos maullaron en respuesta, pasándole por las piernas con más ímpetu. (T/N) rio, dejando los zapatos deportivos en la entrada y apresurándose a darles el alimento que podían oler a pesar de que estaba en su mochila.

Les sirvió la comida en sus respectivas tazas, sin sorprenderse cuando ellos perdieron su total interés en ella. Se estiró y dejó las cosas sobre el sofá, oteando el pequeño espacio donde Aizawa vivía como el ermitaño que era.

Algunas tazas sucias descansabas en el fregadero. El periódico estaba desparramado sobre la mesa baja. Los sofás llenos de pelos, cojines y mantas. Una planta debatiéndose entre la vida y la muerte en una esquina de la sala. El agradable olor de Shota inundando sus fosas nasales...

Agitó la cabeza, corrió las cortinas y abrió las ventanas para que circulara el aire. Para Aizawa, su pequeño estudio cumplía lo que haría un hotel. Era el sitio donde regresaba a dormir y mimaba a sus gatos. Contrario a lo que creerían, tenía una regla autoimpuesta de no llevar trabajo a su casa de no ser necesario.

Por supuesto, no era algo que pudiera cumplir del todo; pero lo intentaba. Y (T/N) también lo agradecía, ya era de por sí un tanto inquietante verlo con los ojos irritados y las ojeras a segundos de convertirse en el rasgo más distintivo de su cara.

Se dejó caer sobre las sábanas alborotadas de su habitación, mirando el techo.

No era usual para ella pensar mucho en cómo su relación con Aizawa había cambiado a lo largo de esos diez años. Quizás había sido una simple casualidad, pero sin importar si era cuestiones del azar o no, de un ente superior al que se le había antojado cruzar sus caminos, sentía que Shota era una parte esencial de su vida.

Siempre lo recordaba mayor que ella, adulto, maduro, con deslices infantiles en su época y con esa amabilidad desinteresada que siempre perseguía. Era natural que le gustara, por varias razones. Claro que hubo un tiempo que creyó que ese cariño era simple amor fraternal, pero no eran hermanos; y la idea de pensar que lo eran le incomodaba.

La invadió el recuerdo de las cuidadosas y tibias manos de Aizawa acariciando su cabello mientras vigilaba el estado febril que siempre la atacaba cuando sobrepasaba los límites de su kosei. Tal vez ese era el momento en el que recordaba con más ímpetu que lo quería, porque él se preocupaba honesta y abiertamente por ella, sin importarle lo que dijera el resto.

Se había esforzado por no dejar aflorar un sentimiento que sabía no sería recíproco. Es decir, Aizawa era un héroe, el símbolo más cercano a la justicia que pudiera imaginar, el tipo de persona que continuaría trabajando a pesar de ser su día libre, si se enteraba de que la pequeña que se había mudado al edificio contiguo, con los balcones de sus habitaciones dispuestos tan cerca que bastaba con un salto para estar en la otra casa, estaba enamorado de él... Pues quizás él mismo llamaría a la ONU para evitar cualquier malentendido.

Aizawa era ese tipo de hombre, demasiado sincero y justo como para ser verdad.

Sin embargo, Hizashi se había dado cuenta. Obviamente que él lo haría siendo tan perceptivo como solo él podía ser. Por supuesto que él le explicó con calma y delicadeza lo que implicaba estar enamorada de Aizawa, insinuando que algo jamás pasaría —más con Aizawa tan enfrascado en su trabajo—. Sin embargo, a (T/N) le bastaba con estar a su lado, apoyándolo a su manera y cuidándolo tanto como él lo hacía.

Aunque, en ese preciso instante, la incertidumbre la carcomía, porque ambos —más Shota— habían hecho algo que se suponía nunca debía pasar, considerando la diferencia de edad, su relación como amigos, y, más importante, el simple hecho de ser alumna y profesor.

:-: Flashback genialoso >.<

Sábado por la mañana. Shota con ojeras de mapache, somnoliento, envuelto en su saco amarillo patito. Todo normal, considerando que probablemente tenía resaca y había olvidado los eventos del día anterior después de irse a tomar con Present Mic, Midnight y Cementoss.

—¿Qué quieres?

—Mamá te manda esto. —Le señaló un envase lleno con un solitario trozo de lasaña que había sobrado del día anterior, pedazo que se había salvado de ser devorado por (T/N).

—... Gracias —murmuró, recibiéndolo.

—¿Vas a comerlo ahorita?

—...

—Lo calentarás, ¿verdad?

—... Sí...

—Shota, ¿estás bien?

—... —Aizawa suspiró—. Me duele la cabeza, ¿quizás me golpeé con algo?

—A eso se le llama resaca. —Alzó las cejas, entre divertida y preocupada—. Te ayudaré calentándolo. Debes comer. Ya tienes treinta, no puedes descuidar tu salud.

Aizawa murmuró algo ininteligible mientras la dejaba pasar. Sus gatos saludaron a la recién llegada con maullidos y frotes de pierna.

—Ni siquiera les has dado comida...

—Están gordos, no creo que no comer el desayuno les haga daño.

(T/N) negó con la cabeza, sirviéndoles comida mientras ambos agradecían con una sucesión de ronroneos. Sin más dilaciones, se apresuró a calentar la lasaña mientras Aizawa se salía de su saco y se dejaba caer en el banco junto a mesón de la cocina.

—Ayer te trajo Hizashi.

—Supongo.

—Estaba preocupada porque no llegabas; es decir, estás en vacaciones de la Agencia.

—No tienes que estarlo, sé cuidarme solo —murmuró, sobándose las sienes con los dedos.

Era cierto que había noches que Aizawa no regresaba por trabajo o por otros motivos que (T/N) prefería no pensar demasiado.

—Lo digo por los gatos —se excusó de inmediato, dándole la espalda para disimular el rubor en sus mejillas.

—Sabes que dejo el balcón abierto, puedes entrar si quieres.

—A Atila no le gusta que lo haga...

—Un par de rasguños no le hacen mal a nadie. —Dejó deslizar una sonrisa burlona, sus ojos siguiendo sus movimientos cadentes.

—Sí, claro, porque como el nombre de Atila le queda corto...

No estaba segura de la historia tras Atila, pero Aizawa se había conseguido un gato con kosei, cosa que era rara. Para mala suerte de quien no le agradara o lo encontrara de mal humor, sus pequeñas garras se convertían en unas más grandes y de acero.

(T/N) colocó la tapa en la sartén, viendo cómo la lasaña se calentaba, rogando porque lo hiciera rápido. No podía soportar por más tiempo la intensa mirada de Aizawa clavada en su espalda. Sentía que se quedaría sin respiración a ese paso.

Y, de hecho, dejó de respirar cuando Shota se acercó a su lado, igual de interesado por la sartén crepitando. Las manos le temblaron y sintió su kosei queriéndose activar para rechazar a Aizawa.

—(T/N). —La aludida se encogió en su lugar, demasiado consciente de la calidez que desprendía su cuerpo, intentando convencerse que solo era la estufa encendida—. Muchas gracias por estar a mi lado.

Bien. Era algo así como ver a un cerdo volar cuando Aizawa agradecía algo sin sarcasmo, y, por supuesto, era sentido común girar para ver si hablaba en serio. Lo que nunca esperó es que Shota la besara, suavemente, como temiendo romperla.

El pecho se le lleno de un agradable burbujeo, en un revoloteo que le subió desde el vientre, se concentró en su estómago y terminó por llegarle hasta el cerebro, nublándole un poco los sentidos. Tan solo eran él y ella, en una fracción de segundo que se hizo eterna.

Aizawa sumergió los dedos en su cabello para afianzar el tierno tacto, como si quisiera asegurarse de que no estaba soñando.

Rompió el contacto lentamente, preparado para ir por el segundo asalto tan solo para completar el deseo que lo perseguía hasta en sueños desde hacía varios meses. Sin embargo, se fijó en las pupilas sorprendidas de la joven.

Parpadearon con una mezcla de dubitación, confusión y estupefacción, experimentando un sinfín de emociones contradictorias. Shota la dejó ir, y ella dio un paso hacia atrás.

(T/N) se sonrojó con violencia y se apresuró a apagar la hornilla.

—Ya... Ya está. Yo... —Se trabó con sus propias palabras, su mente tan confundida como su corazón—. Come, por favor. Tengo... Tengo tareas que hacer.

Aizawa boqueó un poco, buscando alguna excusa, mientras se sentía palidecer.

Esta vez, ambos habían cruzado una línea que, socialmente, era inaceptable que pasaran.

:-: Fin del flashback genialoso >.<

Pues, eso era lo que había pasado. Cada uno actuando como par de inmaduros por no saber cómo lidiar con la situación. (T/N) se excusaba pensando que, al estar enamorada de Aizawa, no se había dado la oportunidad de salir con otros chicos, por lo que era una completa neófita en el tema; mientras Aizawa alegaba que jamás había tenido una pareja fija, y besar a la chica que vio crecer no era un acontecimiento tan usual como para saber lidiar con él.

Cuando Aizawa entró a su apartamento, agradeciendo haber terminado su jornada más rápido de lo que esperaba, supuso que (T/N) estaba por allí porque sus gatos no fueron a saludarlo, tomando en cuenta sus zapatos a la entrada y la mochila caída en el suelo.

No tenía tanto sueño como era usual, quizás podría calificar los últimos reportes de sus estudiantes.

Se pasó la mano por el cabello, notando que estaba más largo que antes. Mientras cavilaba sobre cómo lidiar con su joven amiga cuando la viera, se hizo una cola desordenada, deslizando los pies hacia su habitación para buscar los reportes.

Se quedó a medio camino al notar la figura durmiente de su estudiante, respirando plácidamente mientras Kiara dormía entre sus piernas y Atila, siempre más osado, dormía sobre su abdomen.

Agitó la cabeza, esgrimiendo una leve sonrisa. Con cuidado de no hacer ruido, cerró la ventana que había dejado abierta y la cubrió con una cobija hasta donde los gatos le permitieron.

Antes de darse cuenta, se hallaba inclinado hacia ella, tocando su mejilla como si esta fuera etérea. Se perdió un instante en la suavidad de sus labios y volvió a reprenderse mentalmente por sus pensamientos pecaminosos.

—... —Arrugó el entrecejo—. Sé que estás despierta.

(T/N) soltó una breve carcajada, abriendo los ojos para verlo, sin poder controlar el color en sus mejillas arreboladas.

—Vaya, no es un monosílabo.

—Tenemos que hablar.

Ante esas palabras, parpadeó rápidamente, como si estuviera más lúcida. Quitándose a los gatos de encima, se sentó apropiadamente en la cama mientras Aizawa lo hacía en la esquina contraria. Ambos se acomodaron el cabello, pensando en lo que él otro podría decirle.

—Lo que hicimos no fue correcto.

—Sé que nunca tendría oportunidad contigo.

Ambos parpadearon, dejando escapar una sonrisa al coincidir. Contrario a lo que esperaban, (T/N) había sido la primera en catalogar lo que había ocurrido como incorrecto; mientras Shota se resignaba a no ser correspondido.

—Espera, espera... —(T/N) alzó una ceja—. Yo debería estar diciendo que no tengo chances contigo.

—Del mismo modo que estoy consciente de que es incorrecto, inmoral, o como quieras tildarlo —puntualizó, cruzando los brazos—. Pero nuestra diferencia de edad es lo que más me preocupa.

—Pues a mí lo que podría pasarte si se enteran que besaste a una menor...

—No lo digas así —gruñó—. Sueno como efebófilo, pedófilo... No sé ni en qué maldita categoría entro.

—Supongo que en efebofilia —meditó unos segundos—. ¿A menos que se remonte a mi infancia? ¿Eso me daría miedo?

—No te hagas tantas ilusiones —repuso sardónico—. ¿No te molesta que yo sea mayor?

—A mí me gustan mayores, de esos que...

—No empieces, por favor. —Rodó los ojos, incapaz de ocultar el esbozo de una sonrisa divertida—. En fin, me disculpo por lo que pasó. Admito que no estaba en mis cabales.

—También es mi culpa por no decirte nada —replicó de inmediato.

—Seguro era tu primer beso...

—¿Qué te hace suponer eso? —Aizawa alzó una ceja—. Bueno, sí; pero no estuvo mal. Solo me dejaste en las nubes todo el día.

—Ese no es el punto. —Se frotó la barba de tres días que tenía—. No debí hacerlo; odiaría perderte por ser así de impulsivo.

—No creo que por eso me vayas a perder —musitó y le sonrió abiertamente—. Solo me molesté porque no tuvimos esta conversación antes... Lo que me lleva a pensar que no sabías que me gustas.

—No fuiste especialmente obvia...

—Pensé que Hizashi te lo habría mencionado.

—... ¿Ese maldito lo sabía? —Sus ojos se tornaran brevemente carmesí, exasperado.

Aizawa suspiró, quedándose en silencio varios segundos, sus labios titubeando para decir algo que no sabía si podría salir de su boca con tanta facilidad como conseguía transmitirlo con su cuerpo.

—Está claro que me gustas —empezó, mirándola fijamente en un intento de incomodarla para que existiera alguien más en la habitación más incómodo que él; pero ella no pareció inmutarse a pesar de llevar un buen rato encendida como un semáforo en un brillante rojo—. Y me acabas de decir que es recíproco.

—Eso creo.

—La cuestión es que no puede haber nada entre nosotros, a pesar de eso.

—Aún —agregó ella, queriéndose sostener de ese fino hilo de esperanza que Shota le extendía a su extraña relación—. En un año seré mayor de edad...

—Tienes que concentrarte en tus estudios; y, en lo personal, no quiero tener pareja en este momento, no con todos los disturbios que hay por la Liga.

—Shota, también estaré inmiscuida con la Liga. De hecho, ya lo estoy.

—Que hayas derrotado un Nomu junto a Tokoyami no significa nada.

—Eso lo dices tú porque eres un cabezota. —Infló las mejillas—. Y es tu excusa para zafarte de tus sentimientos cuando ambos sabemos que eres más sensible de lo que aparentas.

—No soportaría que te colocaran en la mira porque saben que pueden lastimarme si lo hacen.

—¡Seré una heroína! —exclamó—. Soy tan competente como tú. No me subestimes. No pasará nada, aprendí del mejor profesor en U.A.

Con esas últimas palabras, Aizawa enderezó la espalda con orgullo; sin embargo, no se dejó distraer y continuó blandiendo su argumento en una discusión que se prolongó por varios minutos.

—¿Sabes qué? —saltó (T/N), molesta—. Cuando sea mayor de edad, te seduciré.

—Careces de encantos.

—Eso créetelo con la sucia consciencia que debes cargarte por haberme besado...

Aizawa sonrió, soltando un suspiro de derrota. Alzó las manos como rindiéndose.

—De acuerdo, espero que lo logres. Hasta eso, nada de insinuaciones, gestos o...

—Entiendo.

—Recuerda que soy un hombre.

(T/N) parpadeó, riendo un poco mientras se ruborizaba aún más.

—Vaya que estoy consciente de ello.

:-:

Aizawa sostenía la puerta mientras (T/N) se despedía cariñosamente de ambos gatos, brindándoles los últimos mimos antes de partir a su casa. Sintió su pecho estrujarse cuando ella le sonrió radiantemente, como si fuera capaz de alejar todos los miedos que lo atosigaban desde que había visto qué era realmente ser un héroe.

—Nos vemos mañana.

—Sí... —Aizawa sostuvo su muñeca antes de que ella se marchara—. Antes de que empiece nuestro trato, una última vez, ¿podríamos...?

Ella captó el mensaje y sonrió a la expectativa, esta vez queriendo ser quien tuviera la iniciativa. Lo besó con seguridad, abrazándolo cariñosamente mientras él correspondía de igual manera, añadiéndole una pizca de pasión que la dejó deseando más.

—E-entonces me voy...

Aizawa inhaló profundamente, cerrando la puerta con el cosquilleo de un último beso en los labios.

Era cierto que le había pedido que no lo provocara. Sin embargo, ¿sería capaz de resistir todos esos meses?

Quizás, sería él quien volvería a romper los términos del contrato implícito que ambos compartían.

Y la idea empezaba a hacérsele terriblemente tentadora.

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Tenía años sin actualizar, pero mis excusas serán la universidad y bloqueo de autor xD

Cosas curiosas de este capítulo: 1. Mi gata se llama Kiara :P 2. Lo que le dijo Ashido a Aizawa, se lo dije yo a un profesor de cálculo xD

Este capítulo me costó mucho escribirlo, al principio iba a ser algo con más acción; pero preferí centrarme en las complicaciones en una relación con tantos años de diferencia. Espero que haya quedado decente, considerando mi mes de inactividad.

La próxima vez, creo que traeré a Tetsutetsu, Fatgum, Kaminari o Tokoyami. De hecho, de Tetsutetsu se me ocurrió algo interesante, pero no sé si decida escribirlo al final.

¡Cuídense mucho y excelente semana!

¡Plus Ultra! >.<

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