20% - Midoriya Izuku
La joven fijaba el trípode a la superficie. Como era usual, todos los viernes, cercano al ocaso, estaba allí con cámara en mano. Tomaba fotos de cualquier cosa que llamara su atención, como si tan solo existieran ella y esa pequeña parte del universo.
De igual manera, desde hacía un mes, Midoriya había optado como rutina salir a trotar a esa hora. A pesar de que ese parque estaba lejos de los dormitorios de U.A., se tomaba la molestia de rondar por el vecindario. De tan solo pensar en los motivos que lo llevaban a hacer eso, se sonrojaba; pero no era su culpa que quisiera verla, hablarle de ser posible.
Sin embargo, era incapaz de acercarse o siquiera saludarla como hacía la mayoría de personas que frecuentaba el lugar.
¿Cómo llegó a esa situación? Pues lo recordaba como si hubiera ocurrido el día anterior.
Hacía un mes, algunos de sus compañeros estaban reunidos frente al televisor. Veían Siempre a tu lado, Hachiko por canal nacional mientras intentaban contener las lágrimas, al punto que Bakugou prefirió irse a la cocina y picar cebollas para disimular el llanto. Kirishima abrazaba un cojín, sorbiéndose las lágrimas; Todoroki mantenía su seriedad a pesar de sentir un nudo estrujándole la garganta; Uraraka y Tsuyu compartían una caja de pañuelos; Momo había decidido no ver la película; y Midoriya estaba a segundos de inundar la estancia por su llanto incontenible, al punto que Momo empezó a creer conveniente materializar una balsa por si acaso.
—Comerciales —susurró Todoroki, aliviado por tener la oportunidad de recobrar la compostura.
De repente, un comercial de afeitadoras fue interrumpido por un reportaje que titulaba: 'De interés social: La sociedad y los kosei'.
—Vaya título para prensa amarillista —opinó Sero que iba de paso.
Una joven reportera se paseaba por las atestadas calles de Musutafu, haciendo la pregunta del millón: '¿Qué opina sobre las personas que no poseen kosei?'. Parecía un tema delicado, puesto que varios evadían la pregunta, pasaban de largo y, en el peor de los casos, se burlaban de la mala suerte de aquellos que no eran especiales.
La mujer captó la figura de una muchacha que intentaba evadir el trayecto que la conducía hacia la cámara, pero la ola de personas terminó arrastrándola hasta el sitio de la entrevista; no se salvó del micrófono y los millones de ojos observándola. Incómoda, pero con seguridad, habló:
—Creo que las personas que no tenemos kosei somos las realmente especiales y únicas; es decir, representamos el menor porcentaje de la población. ¿Era 20%? —Pareció meditarlo unos segundos y se encogió de hombros—. La cuestión es, ¿no es más divertido lo convencional?
Después de esas palabras, la estudiante se alejó tan rápido como pudo, dejando a todos anonadados. En la sala de estar, todos se quedaron en silencio hasta que Bakugou irrumpió con los ojos enrojecidos.
—Debe estar loca.
—De hecho —se apresuró a decir Todoroki—, creo que sus palabras tienen bastante lógica.
—Nunca lo había visto desde ese punto —comentó Uraraka, sorprendida.
—Si lo ves así, hasta parece que los ordinarios somos nosotros —bromeó Kirishima, dándole vueltas al asunto.
—Lo reamente importante es que todos somos humanos, ¿no? —dijo Asui para cortar la tensión del ambiente.
Todos estuvieron de acuerdo. Pero Midoriya fue incapaz de apartar la mirada del televisor. Jamás, ni en su más remota búsqueda de esperanza, se le habría ocurrido usar esas simples palabras para escudarse. Algo en su pecho empezó a bullir, reconocía ese sentimiento porque siempre se lo había profesado a All Might. La admiraba, no tanto como a All Might, pero sí lo suficiente como para tomar las medidas necesarias para conocerla.
Y allí estaba, viéndola, ruborizándose de solo imaginarse dirigiéndole la palabra, mientras ella era totalmente ignorante de su existencia —bueno, quizás lo había visto en el festival deportivo—. De la nada, un policía se acercó a la muchacha y le dijo un par de cosas, a lo que ella alzó las cejas, sonrió y negó repetidas veces. Volvió a quedarse sola, o eso creía ella porque Izuku la observaba desde detrás de un árbol, fingiendo hacer estiramientos. Vale, empezaba a creer que podía ser catalogado como un villano si no sacaba el valor y le hablaba.
Se dio ánimos mentalmente. Había peleado con Stain, contra Nomu, se había infiltrado en un laboratorio de la Alianza de villanos, se había enfrentado a la mafia del bajo mundo... Pero la verdad es que hablar con las chicas no se le daba bien. Dejó caer los párpados para realizar ejercicios de relajación, tal vez sería capaz de acercarse después de eso.
Cuando abrió los ojos, ahogó un grito al tener la lente de una cámara prácticamente en la nariz.
—Creo que quedó muy cerca. —Revisó el resultado de la foto: las pecas de Midoriya ocupaban gran parte de la pantalla, junto a un pequeño trozo de sus sorprendidos orbes verduzcos.
—¿Eh?
—El policía me preguntó si me estabas molestando... Dijo que parecías un acosador y que si continuabas con la actitud sospechosa te iba a detener —explicó, desviando la mirada por la incómoda situación—. Como te he visto algunas veces por aquí, pensé decirle que eras mi amigo.
Midoriya boqueaba como pez fuera del agua mientras procesaba la información y el rubor le subía al rostro sin piedad. ¡Era un ángel! No lo había acusado a pesar de poder hacerlo, se había tomado la molestia de primero conocerlo antes de juzgarlo.
—Gracias —musitó, bajando la mirada como un crío—. La verdad es que quería hablar contigo.
—¿Por qué? —Alzó una ceja, alejándose un paso; que ella recordara, no había hecho nada especial para ganarse la atención de nadie de ese modo. La habían molestado un poco por lo del reportaje, pero no había pasado a mayores.
—Por el reportaje.
—Oh, vaya; pensé que ya se habían olvidado. —Rio nerviosamente, creando más distancia entre ambos; no estaba acostumbrada a tratar con chicos.
—Sí... —Midoriya clavó sus pupilas en las de ella con convicción, consiguiendo por respuesta un profuso sonrojo—. Te admiro por haber dicho eso con tanta sinceridad. Siempre pensé que no tener kosei te hacía menos especial y llegué a sentirme inferior porque todos los que me rodeaban exhibían sus dones... Aun así, tú me has dado un nuevo punto de vista y lo aprecio mucho.
—¿Eh? —Ella aguzó la mirada, recordando de dónde reconocía esos orbes grandes y cautivadores, a la par que se sentía apabullada por toda la confesión idealista del joven—. ¿Pero no tienes tú un kosei? Recuerdo que participaste en el festival deportivo, o algo así.
—Ah. —Midoriya palideció y maldijo mentalmente—. Es... ¿complicado?
—No preguntaré entonces. —Sonrió un poco.
—Gracias. —Izuku jugó con sus dedos, sin saber cómo continuar la charla.
—¿Cómo te llamas? Yo soy (T/N).
—Izuku. —Extendió la mano.
(T/N) la estrechó con cuidado, sobresaltándose por el agarre firme. Sus manos eran más grandes que las suyas y estaban llenas de cicatrices que desdibujaban las líneas naturales de su anatomía. Su apariencia inofensiva hacía un potente contraste con la fuerza que demostraba horas de entrenamiento para convertirse en un héroe.
Soltó su mano con delicadeza y tomó la cámara para disimular su curiosidad por la disonancia entre lo que él dejaba entrever con sus ademanes nerviosos y la convicción refulgiendo en sus diáfanas pupilas.
—Creo que debería regresar —Midoriya bajó las pupilas, no muy seguro de sus palabras.
—De acuerdo —dijo (T/N), queriendo conversar con él un rato más.
Izuku le sonrió levemente e inclinó la cabeza cuando pasó a su lado. Retomó el ritmo de su trote con sentimientos encontrados. Había conseguido hablarle y hasta su nombre, era toda una victoria para tratarse de él. Irremediablemente, una sonrisa de excitación se impregnó en su rostro de forma estúpida; seguro se burlarían de él cuando regresara a la academia, pero no le importaba.
—Izuku-kun —(T/N) corrió tras él, intentando recuperar el aliento y sosteniendo la manga de su suéter para que parara de una vez por todas.
Midoriya se puso rojo en un instante. Le había dicho 'Izuku-kun', no sabía si quería morir o qué, solo se sentía ridículamente emocionado. La miró, expectante.
—Quieres... —(T/N) se encendió como si se tratara de un foco de sex shop—. ¿Quieres que vayamos a un café o algo? Dijiste que querías conocerme.
—¿Eh?
(T/N) separó los labios, sin terminarse de creer lo que había dicho antes de pensarlo apropiadamente.
—No... Olví...
—¡Sí! —Midoriya asintió varias veces, atreviéndose a tomar su mano y dedicarle su más cándida sonrisa.
—¿En serio?
—Claro.
—Conozco una heladería por aquí. —Curvó los labios, emocionada por tener la oportunidad de conocer a alguien de un mundo totalmente diferente al de ella—. Pero, primero, ¿puedes ayudarme a recoger mis cosas? —Señaló el trípode y una caja con lentes de diferentes medidas, junto a un grupo de rollos fotográficos.
Midoriya no sabía qué tan lejos quería que la relación con ella llegara, pero, por los momentos, se conformaba con admirarla y conocerla cada vez un poco más. Quería ver su mundo y aprender a apreciar lo que lo rodeaba desde su perspectiva.
.
.
.
Hacía un par de meses que se conocían y solían reunirse para pasar el rato. En esa ocasión, (T/N) le pidió que la acompañara a revelar las fotos de los últimos meses. Eran aproximadamente quince carretes llenos de fotos que, después de ser reveladas y de una exhaustiva selección, terminarían siendo descartadas más del 20%.
—...
—¿Ocurre algo, Izuku-kun?
—Uhm... —La miró unos segundos, ahora estaba más acostumbrado a que lo llamara así, aunque eso no evitaba que se formara un lindo arrebol en sus mejillas—. ¿No son muchas de mí? —Señaló el grupo de fotos que se quedaban.
—¿Tú crees? —dijo apenada—. Te ves genial cuando corres y mucho antes de conocerte ya te estaba tomando fotos. No sé, siento que sales tan natural que me es imposible no presionar el disparador.
—A este paso, harás un álbum de mí —bromeó.
—Sería una buena idea sacarlo después de que te conviertas en profesional y ganes reputación. Me haré millonaria.
—¿Eh?
—Bromeo, Izuku-kun —Rio al ver su cara de desconcierto—. Estás de aquí son para mi uso personal.
—¿Uso personal? ¿A qué te refieres?
—Es un secreto~
—¡(T/N)-san!
.
.
.
¡Muchas gracias por leer!
N/A: Hoy les traigo al tierno Midoriya con una Quirkless Reader.
La idea me venía rondando la cabeza desde hacía un tiempo, pero la estaba posponiendo y posponiendo hasta que @Maria-Andree me pidió que escribiría un one-shot de él; así que me puse manos a la obra y he aquí el resultado.
Personalmente, me gustó; aprendí un poco de cámaras xD Del mismo modo, espero que a ustedes les haya gustado.
Para el siguiente, estoy entre Monoma, Tamaki, Todoroki e Iida; así que esperen a alguno de ellos.
¡Nos leemos en otra ocasión!
¡Plus ultra! >.< (Estoy obsesionada con esa frase, díganme que no soy la única que lo dice al final de cada capítulo del anime xD)
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