ALICE
—¡Ya he vuelto! —gritó Sabrina al entrar por la puerta con los ojos cerrados —¿interrumpo algo?
—Tranqui tonta, pasa, estoy sola
—¿Y eso? Pensaba que aprovecharíais hasta el último momento —dijo poniendo cara lasciva y riendo
—Jajajajaja, y lo hemos hecho pero no de esa manera, bueno estuvimos a punto, pero él me frenó, dijo que no quería correr.
—Mira, tal para cual
—Pues si Sabri, pero me alegro de haber parado, tan solo dormimos abrazados toda la noche, y ha sido perfecto.
—¡Qué bonito! Me alegro muchísimo Alice, espero que seas muy feliz con Ian, te lo mereces.
—Joooo, gracias mi niña. Y ahora vamos a estudiar anda que esta tarde trabajo.
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IAN
Matt me había dicho algo, pero no tenía los detalles, así que pase la mañana intentando averiguar lo que tenía que suceder. Llamé a un viejo colega que según mi amigo estaba por la zona.
—Jason, cuanto tiempo sin verte. ¿Cómo van las cosas por ahí arriba?
—Bueno, no han cambiado mucho las cosas, allí nunca cambian. Pero va todo bien.
—Me alegro, ¿has podido averiguar algo de lo que te pedí por teléfono?
—Si, pero Ian, sabes que no debes interferir, las consecuencias serán muy malas.
—La verdad es que no me importan las consecuencias, para mí sería mucho peor que le pasara cualquier cosa ella.
—Vaya esto tiene que ver con una mujer. Mira tío te respeto y lo sabes, por eso te voy a contar todo lo que se, pero por favor que no sepan que he sido yo ¿vale?
Jason me dijo lo que había averiguado, que era prácticamente todo. Según él, Laura se había escapado de la clínica y por culpa de ella Sabrina acabaría malherida y Alice muerta, esa misma noche. Tenía poco tiempo, encontrar a mi amigo además de conseguir la información nos había costado prácticamente todo el día, pensaba que tendría un poco más de margen, yo que sé un par de días pero no, así que corrí hacia la residencia mientras llamaba a las chicas, pero ninguna de las dos cogía el teléfono.
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ALICE
A la salida del trabajo estaba Sabrina esperándome, teníamos una tradición, los domingos por la noche, ella, que acaba antes que yo y Laura venían a buscarme, después nos íbamos a cenar al burguer juntas, decíamos que así acabábamos la semana con buen pie. Esta noche solo estaba mi amiga de la infancia, igual que la anterior, lo cierto es que añorábamos mucho a Laura pero era lo mejor para ella.
—Alice, ¿me puedes decir en qué piensas? —me preguntó mi amiga
—En nada importante nena, venga va que ya se ha puesto en verde
De repente escuchamos una voz por detrás.
—¿Me echabais de menos?
—¿Laura? ¿Pero que haces aquí? —le pregunté sorprendida
—¿Acaso no os alegráis de verme? —dijo indignada
—Claro que si, pero nos hemos sorprendido —respondió Sabrina
—¿Pensabais que aún estaría en la clínica a la que me enviasteis?
—Lau, lo hicimos por tu bien.
—Oh claro, santa Alice al rescate. Pues que sepáis que no necesito ninguna ayuda.
—¿Estás segura de eso? Porque yo diría que ahora mismo estás colocada —le contestó mi amiga con enfado
—Pues si, ¿y que, es un pecado? Mirad con mi cuerpo y mi vida hago lo que quiero. Pensaba que os alegraríais de verme pero me recibís como si fuera una basura.
—Laura nos alegramos muchísimo, simplemente nos preocupamos por ti.
—Ya os lo he dicho, hago lo que quiero —de verdad que no nos daba tregua.
—Mira, queremos ser tus amigas, ayudarte en todo, pero tienes que colaborar, ¿no ves que no es normal que hace menos de dos semanas que te fuiste a una clínica de rehabilitación y apareces por sorpresa totalmente colocada? —Sabri tampoco la daba, cosa que entendía
—¿Esto es por el accidente? ¿Me culpáis a mi?
—Laura, fue tu culpa ibas colocada, me cogiste el volante y nos estampamos contra un árbol —ahora era yo la que explotaba, pero no nos duró mucho, las dos la queríamos —lo siento, yo...., no era mi intención, escucha...
—Así que eso es, podrías haber muerto, lo sé, y nunca me lo vas a perdonar, así que lo mejor es que desaparezca.