ALICE
—Alice te buscan —me intentó despertar Sabrina
—¿Qué hora es??
—Las 8:00 —me gustaba escuchar esa voz, pero era demasiado temprano —os he traído el desayuno.
—Ian, te adoro, pero nos hemos dormido hace apenas 2 horas. Espera ¿estoy oliendo a churros??
—Chaval, si antes no habías llegado al corazón de mi amiga, con esos churros la tienes totalmente en el bote. ¿Y esa sonrisa de tonto que se te ha quedado??
—Ha dicho que me adora —los tres nos reímos con ganas.
—Gracias Ian, nos hacía mucha falta reír y relajarnos un rato. Eres maravilloso, y como me digas que llevas un mocaccino con esos churros tendré que pedirle a Sabri que nos deje un rato a solas —entonces sacó un vaso de bebida para llevar y se giró a mi amiga —siento decirte esto, pero creo que tienes que irte.
—Jajaja, muy graciosos los dos, pero tenemos clase en un rato, así que vamos a comer algo, a prepararnos y si vosotros dos queréis hacer manitas tendrá que esperar hasta más tarde.
—Odio cuando tienes razón.
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IAN
Al salir de la residencia no me podía creer lo que estaba viviendo, era muy feliz, pero al mismo tiempo me moría por dentro solo de pensar que en poco más de dos semanas tenía que volver al infierno y que para que estuvieran contentos tendría que provocar algunas cosas que no me gustaban.
Esa mañana hice un par de cosas leves, se que querían cosas más fuertes, pero había normas, se supone que ninguno de los dos bandos debe intervenir, tan sólo vigilar y yo no debería ser un demonio, no valía para esto, el poco tiempo que llevaba bajo estaba siendo una pesadilla.

—¡Hola!! —alguien me abrazó por detrás, al oír esa voz y oler ese perfume no pude más que sonreír
—¡Hola pequeña! —ahí estaba, lo único que ahora mismo me hacía feliz, Alice
—Hoy tengo prisa, ¡¡vuelvo al trabajo!! —movió el brazo en el que se había golpeado el día del accidente de coche —el médico me ha dado el alta.
—Me alegro mucho, pero ten cuidado y no te fuerces ¿vale??
—¡¡Si!! ¿Nos vemos cuando acabe? ¡Podemos cenar juntos! —me respondió con la mejor sonrisa
—No lo dudes, iré a buscarte a la pastelería. ¡Que vaya bien! —nos despedimos con un beso y un abrazo rápido, pero alguien nos interrumpió
—Ya veo porque estás tan distraído últimamente —¿pero acaso Matt no tenía otro trabajo que no fuera perseguirme? —Hola, soy Matt, un amigo de Ian
—Ella es Alice, tiene un poco de prisa —me giré hacía ella, le guiñé un ojo y esperé que no se enfadara por ser borde —nos vemos.
—Pues adiós Alice —el sonrió mientras ella se alejaba con una cara que no pude descifrar —dime que no "sales" con esa chica.
—Yo...
—¿¿Pero que cojones haces Ian?? Me vienes con el cuento de que no cumples las órdenes porque eso es incumplir las normas y te has saltado la más importante, no confraternizar con humanos!!
—Joder Matt, no creo que sea el primero que lo hace—le respondí a mi amigo nervioso
—No lo eres, pero te recuerdo que te echaron de arriba por tener relación con la gente, y ahora lo vuelves a hacer, y encima con ella.
—Primero, la otra vez no tuve una relación amorosa, tan solo hice amistad
—Si, y por eso impediste varias muertes que estaban escritas —contestó Matt enfadado
—Vale, y Segundo, ¿porque no ella?
—Ian, ni ella ni ninguna, pero..., cuando sus padres murieron ella estaba en el coche, se supone que tenía que haber muerto también, pero solo era una cría de 14 años, era la primera vez que estaba arriba y no pude terminar el trabajo. Los jefes me perdonaron porque no saben que yo la saqué del Río.
—¿Ella tenía que haber muerto? ¿Te vió??
—No lo sé tío, creo que no que estaba inconsciente pero no me jugaría mis alas.
—Matt, será mejor que evitéis juntaros. Yo sé que en dos semana me vuelvo abajo, que no está bien lo que estoy haciendo, pero la quiero.
—Es una mierda, pero tienes que romper con ella. Cumple las órdenes y vuelve, solo quedan poco más de dos semanas. Ánimo colega.
Y tal cual vino se fue. Él tenía razón, debía dejar mi relación con Alice, sería duro pero era lo correcto.