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Capítulo único

Bakugo miraba a Kirishima hablar con Sero y Kaminari en el salón de clases. Estaba recostado sobre su mesa, como si estuviese dormido, pero en realidad estaba muy atento a todas las expresiones del pelirrojo. No entendía cómo una persona podía hacer tantos gestos, estaba fascinado. Su cara se movía tanto que de seguro terminaría arrugado cuando sea viejo. Quiso reír ante la imagen mental de Kirishima viejo, aunque estuviera arrugado seguía siendo adorable.

Más tarde, cuando estaban saliendo del aula para ir a los vestuarios, Kirishima lo alcanzó y le pidió ir juntos. Bakugo no respondió, pero Eijiro pudo ver el brillo en sus ojos y entendía que si no quisiera su compañía lo hubiera mandado a volar. Caminaron lado a lado mientras Kirishima hablaba con entusiasmo sobre algo, a Bakugo no le importaba mucho el tema de conversación, pero le gustaba mucho la compañía. Eijiro era muy ruidoso y eso ayudaba a alejar sus pensamientos autodestructivos. Lo miró de reojo y vio los movimientos que hacía con las manos para enfatizar lo dicho. Sintió ganas de sonreír, pero se contuvo. Kirishima siempre le hacía sentir mejor.

Estaba a punto de irse a dormir cuando escuchó un golpe y una expresión de dolor justo después. Rodó los ojos. Kirishima se había golpeado con algo, contempló la idea de preguntarle si estaba bien. Se acercó a la pared compartida y abrió la boca para hablar, pero no salió ninguna palabra. Cuando se trataba de Kirishima le era difícil hablar.


Al día siguiente se levantó de mal humor, había dormido mal. Tuvo un mal sueño donde se confesaba, pero sus sentimientos eran rechazados. Bajó hasta la cocina y preparó su desayuno. Siempre se levantaba más temprano que los demás porque no le gustaba desayunar con tanta gente alrededor. Estaba sentado tomando té cuando Kirishima entró en la cocina, por poco escupe todo por la sorpresa.

—Bakugo, hey. Te levantás muy temprano, con razón nunca te veo en el desayuno.

Emitió un gruñido en respuesta. Eijiro se sentó frente a él y lo miró con una pequeña sonrisa, tenía una expresión que decía que se estaba divirtiendo en silencio. Bakugo se quedó mirándolo a los ojos. Tenía el pelo liso y una parte caía entre los ojos, como un flequillo. Se veía muy distinto a cuando peinaba su pelo en picos parados. No podía afirmar cuál de los dos peinados le gustaba más. Verlo así con los ojos un poco hinchados por el sueño era hogareño, si a eso le sumaba que los dos estaban recién levantados, desayunando solos en silencio, la escena se tornaba más íntima. Apoyo el codo sobre la mesa y su mentón en su mano sin dejar de mirarlo.

La risa de Eijiro lo sacó de sus ensoñaciones. Se sintió avergonzado por haber sido descubierto y se puso a la defensiva.

—¿De qué te reís idiota?

—Nada. Es que es divertido verte recién levantado.

Katsuki no tenía duda acerca de sus sentimientos, quería decirle a Eijiro que lo amaba. Pero no se atrevía. Kirishima era una persona amada por todo el mundo. Todos se llevaban bien con él y quienes no lo trataban con frecuencia querían ser sus amigos. Estaba seguro de que el muy maldito tenía un club de fans escondido por ahí. Además de que ya había hecho su debut como héroe provisional y el nombre de Red Riot ya era conocido en Osaka.

No sentía que él fuera el adecuado para Kirishima, aunque sus deseos de empujarlo contra la pared y besarlo eran cada día más grandes.

Cada vez le era más difícil esconder sus sentimientos. Siempre lo buscaba con la mirada cuando escuchaba su voz a lo lejos. En sus sesiones de estudio se quedaba mirándolo tanto que Eijiro le preguntaba si tenía algo en la cara.

Después de varios días decidió que ya que no podía hablar sería bueno escribirle una carta. Sus cuartos estaban uno al lado del otro, por lo que no tendría problemas en entregársela a solas.

Sus planes se fueron a la basura cuando escuchó una conversación de Kirishima con Kaminari donde el primero contaba que una chica se había confesado a él y le había entregado una carta. Se tranquilizó cuando escuchó que la había rechazado, pero su corazón se estrujó cuando dijo que la había rechazado porque le gustaba otra persona. Kaminari se quejó de su mala suerte en el amor y lo animó a confesarse con su amor. Kirishima respondió que lo estaba pensando y Bakugo se fue del lugar lo más rápido que pudo. Por el camino se chocó con Momo que le preguntó si estaba bien, pero él no le prestó atención y siguió caminando rápido.


Por la tarde cuando llegó a su habitación tomó el papel donde había escrito "Quiero decirte que te quiero", lo miró con odio, lo arrugó y lo arrojó a la basura. Se dijo a sí mismo que era un estúpido por querer confesarse. Era obvio que Kirishima estaba enamorado. Por un momento había pensado que tendría una oportunidad porque el pelirrojo siempre lo buscaba y lo alababa diciéndole lo masculino y varonil que era. Sin importarle la tarea o la cena apagó la luz de la habitación y se acostó en su cama.

Se despertó con los ojos más hinchados que de costumbre. Revisó la hora, casi las seis. Si bien era sábado, ya estaba acostumbrado a levantarse a esa hora por lo que a veces se despertaba sin ayuda de la alarma. Decidió levantarse y salir a correr. Cuando salía a los jardines se cruzó con Izuku que volvía de hacer su recorrido diario, lo saludó contento, pero Katsuki lo ignoró con total impunidad.

No podía dejar de pensar en la conversación que había escuchado el día anterior. Kirishima tenía un enamorado, o enamorada. ¿Quién sería? No estaba seguro de querer preguntarle directamente. Quizás podría averiguarlo con el tonto eléctrico.


Durante el almuerzo Bakugo estuvo observando a Eijiro con ojo crítico, prestando atención a sus acciones para tratar de averiguar quién era la persona que le gustaba. Pero no había ningún indicio, ni sonrojos ni nerviosismos. Cuando Kirishima volvía de lavar su plato cruzaron miradas y con una sonrisa grande se acercó a hablarle.

—Bakugo ayer no te vi en la cena, ¿te pasó algo?

—No tenía hambre —respondió con vergüenza ante las palabras del pelirrojo. Se había dado cuenta de su ausencia.

—Con Sero y Ojiro vamos a jugar a Mario Kart, ¿querés sumarte?

Bakugo sonrió con aires de superioridad.

—Voy a ganarles a todos —respondió sin dejar de sonreír.

Kirishima se rio ante su comentario.

—Claro, lo que digas. —Le pasó un brazo por los hombros y lo guio hasta donde estaban sus compañeros esperando.


Ese mismo día, más tarde, Kaminari se acercó a él.

—Hey Katchan, si lo seguís mirando así lo vas a gastar.

Bakugo lo miró con molestia y se removió nervioso en el lugar. Cuando se cansó del juego se retiró, pero se quedó en la sala mirando a Kirishima, por supuesto.

—¿Qué querés?

Kaminari lo miró pensando en qué decir, o cómo decirlo. Muchos pensaban que Denki era un tonto, pero que le fuera mal en los exámenes no quería decir que sea poco inteligente. Él sabía lo que le pasaba a Katsuki, bastaba con ver las miradas y el trato que le daba a Kirishima para saberlo.

—¿Por qué todavía no te confesaste?

Bakugo abrió los ojos con sorpresa y luego miró a los lados con miedo de que alguien los haya escuchado, pero no había nadie alrededor de ellos. Muchos se habían retirado y los pocos que quedaban estaban alejados. Mientras que los chicos que estaban jugando estaban concentrados en el juego, se podían escuchar sus gritos y risas.

—¿Qué mierda te pasa? ¿Por qué preguntás eso? No necesito confesarme. —Bakugo se había puesto rojo. Kaminari no sabía si era por la vergüenza o el enojo.

—Te puedo ayudar si querés, para eso están los amigos —comentó Denki poniendo una mano sobre el hombro de Katsuki.

Bakugo gruñó molesto, empujó la mano de Denki y salió del lugar rumbo a las escaleras. Normalmente usaba el ascensor, pero se sentía molesto y necesitaba un poco de ejercicio.

Kirishima podía parecer un chico demasiado confiado y despistado, pero no lo era en absoluto. Sí era cierto que siempre quería llevarse bien con todos, que a veces se subestimaba a sí mismo y quizás al principio no veía la maldad o las segundas intenciones en las personas; pero al interactuar un poco con la gente, se daba cuenta de estas cosas. También se daba cuenta de las cosas que la gente no decía. O al menos de las cosas que Bakugo no decía.

Bakugo podría afirmar que Kirishima no lo observaba, pero estaría equivocado si decía eso. Eijiro siempre estaba mirando a Katsuki. Notaba su ausencia o presencia tan pronto ingresaba a una habitación, y aunque Katsuki estuviera sentado sin hacer nada sus ojos iban directos a él.

Él había notado la manera en que Bakugo lo miraba, como el día que desayunaron juntos a solas en la cocina. O las veces que se juntaban a estudiar y Bakugo parecía más concentrado en él que en los libros. También había notado como recibía un trato diferente respecto a los demás. Se sentía privilegiado.

Bakugo callaba muchas cosas, pero sus ojos hablaban por él. Kirishima estuvo esperando pacientemente por una confesión, pero como dice el dicho si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma.

El domingo Bakugo estaba en su habitación acomodando las cosas que debería llevar mañana a clases. Al escuchar golpes en la puerta se molestó, pero cuando abrió y vio quién era enseguida se le pasó el mal humor.

—¿Puedo pasar? —preguntó Kirishima con una sonrisa. Bakugo solo se apartó para dejarlo entrar y luego cerró la puerta. Vio cómo su amigo se sentaba en la cama.

—¿Qué querés? —cuestionó sin dar rodeos. No tenía ganas de perder el tiempo.

—Quiero hablar algo con vos. Vení, sentate conmigo.

Katsuki lo miró con duda un momento y luego se sentó en la cama como le había pedido. Kirishima llevaba puesta la banda blanca que usaba a veces en la cabeza. ¿Acaso todo le quedaba bien? Era tan lindo que lo hacía enojar, sin darse cuenta frunció el ceño.

Eijiro sonrió con dulzura y le acarició el entrecejo. Ante la sorpresa Katsuki relajó los músculos del rostro.

—Ya que preferís que vaya al grano voy a ser directo —habló Kirishima—. Bakugo, ¿yo te gusto?

Katsuki tardó algunos segundos en entender la pregunta y cuando lo hizo su cara se volvió roja.

—¿Qué...? ¿Qué decís? Fue Kaminari, ¿no? Ese idiota, lo voy a matar.

—Nadie me dijo, me di cuenta solo. ¿Pero le contaste a él?

—¿Cómo que te diste cuenta solo? —Bakugo evadió la pregunta porque estaba sorprendido ante esa afirmación.

—Sí. No me mirás como a los demás. Tus ojos y tus actitudes hablan por vos —Kirishima se acercó un poco a él mientras hablaba—. Además, me gustas mucho —los ojos de Bakugo se abrieron aún más, Kirishima estaba muy cerca—. Entonces ¿te gusto?

—Sí, maldita sea.

Bakugo lo agarró por el cuello de la remera y lo besó de manera brusca chocando sus bocas. Kirishima no pudo contener una sonrisa, aunque hizo el esfuerzo.

—No te rías idiota.

—Perdón Bakugo. Es que estoy muy feliz.

Eijiro lo abrazó y volvió a besarlo, pero esta vez él guio el beso moviendo sus labios sobre los de Katsuki, abriendo apenas la boca, lo suficiente para capturar sus labios y dejarlos húmedos y rojos.

Había pasado un mes y medio desde que habían aclarado sus sentimientos. Kaminari fue el primero en enterarse de su relación y los felicitó con felicidad genuina. Aunque luego se enojaría con ellos porque según él lo utilizaban para armar coartadas cuando querían verse a solas. Denki se cansó de cubrirlos y les dijo que aclararan su relación frente a todos de una buena vez. A Bakugo realmente no le importaba, solo que no quería que los demás se metan entre ellos y comiencen a preguntarles estupideces como quién se confesó primero o quién se animó a dar el primer beso. Por lo que cuando Kirishima les dijo a todos, con una gran sonrisa, que estaban saliendo, él se apresuró a decir que no quería escuchar una sola pregunta o los mataría a todos. Lástima que nadie le hacía caso. Ashido y Hagakure querían saber todos los detalles.

Por la noche, mientras estaban acostados, Bakugo acariciaba el pelo de Kirishima que estaba recostado en su pecho durmiendo, se relajaba mucho cuando le tocaban el pelo y a Katsuki le encantaba acariciar sus cabellos.

Bakugo se sentía feliz y en paz. Ahora que todos sabían acerca de su relación no tenían que preocuparse por esconderse o cuidar las apariencias. Sentía que el amor de Kirishima era lo que necesitaba para sentirse completo, que si estaban juntos iba a poder lograr todo lo que se proponga en la vida, incluso su sueño de convertirse en el héroe número uno.

Todavía no entendía cómo Eijiro se había enamorado de él, pero estaba seguro de que nunca iba a dejarlo ir. Él era todo lo que necesitaba.

No tuve nada y me lograste completar.

(...)

Quiero decirte tantas cosas y al final no diré nada

Lo que yo quiero estará escrito en mi mirada.

Te amo más que a nada.

*suspira* nada como escribir algo de la otp cuando estoy trabada.

¡Hola! ¿Cómo estás? Estoy re feliz de haber escrito esta historia. La tenía en la cabeza desde fines de 2020/principios de 2021, siento que esta canción es muy para ellos. Kiri es una persona tan querida por todos, y Bakugo tiene una manera de sentir afecto muy diferente y no sabe expresarse para nada (aún así lo amo).

El día que escribí esto estuve sin Internet todo el día, me re aburrí. Entonces dije "voy a ponerme a escribir algún songfic" me acordé de esta canción y dije "vamo nomás" y salió solo. Estuve como tres o cuatro horas para escribirlo, pero la inspiración me vino como un rayo, no sé qué onda. Hacía mucho no me pasaba eso, así que estoy contenta. Amo mucho el KiriBaku, escribí esto con mucho cariño pensando en ellos. Espero que te haya gustado, muchas gracias por leer y ya que estoy te cuento que tengo otras historias de esta pareja, dale una mirada a mi perfil con confianza. Mira tranqui sin compromiso :P

Basta de cháchara, nos vemos en otra historia. Cuídate mucho 💋

10/7/21.

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