Quiero comer pan
Era un nuevo día en Homura, la tienda de dulces del matrimonio Kousaka. El sol ya comenzaba a asomarse y todo auguraba una jornada excelente. Lo bueno para ellos era que en dicha ocasión contaban con la ayuda de sus dos hijas... o eso podría decirse. La menor, Yukiho, estaba más que dispuesta a colaborar con sus padres, pero la mayor, Honoka, era otra historia.
—¡Levántate, onee-chan! ¡Hoy es un día ideal para trabajar en la tienda, sobre todo porque no nos toca ir a clases! ¡Vamos, saliendo de la cama, ahora!
—Yukiho..., tengo hambre... mucha hambre... y trabajar con hambre no es bueno —balbuceó la pelijengibre, todavía somnolienta.
—¡Para eso existe el desayuno!
—... Tráemelo, ¿sí?
—¡Onee-chan, no puedes ser tan floja!
—Por favor...
—¡No!
—Por favor... Porfis...
—... ¡Bien, bien, pero no te acostumbres!
—¡Trae pan! ¡Mucho, mucho pan!
Yukiho bajó y regresó con una bandeja. Por supuesto, el pan no faltó. Honoka se los devoró y volvió a tenderse en la cama mientras su hermana dejaba la habitación para llevar la bandeja a la cocina.
—Espero que ahora sí se levante.
Pero las horas pasaron y nada. El sol ya alumbraba en el cielo y la tienda había abierto sus puertas, y de Honoka no había rastros. Molesta, Yukiho volvió a subir las escaleras, encontrándose con que su hermana se había vuelto a dormir. Tan relajada estaba esta que la baba manchaba la almohada.
—¡Onee-chan!
—Q-Q-Qué... Eh, Ah... ¡No, Umi-chan, yo no toqué de más a Kotori-chan!... ¿Ah? Ah, eres tú, Yukiho.
—¡Onee-chan, mamá está lista, papá está listo, yo estoy lista, la tienda ya abrió... Y TÚ ESTÁS TIRADA EN LA CAMA SIN HACER NADA!
—Es que comí mucho... y es malo esforzarse tanto con la barriga tan llena.
La excusa fue demasiado para Yukiho.
—¡Bueno, se acabó, andando!
La castaña sujetó el tobillo de su hermana mayor y la arrastró fuera de la cama, a pesar de que esta lloriqueó y protestó.
—¡Agh! ¡Agh, mi espalda! ¡Cómo pesas! ¡Ponte a dieta!
—¡Buah, Yukiho, no seas mala y déjame volver a mi camita! ¡Por favor!
—¡NO!
Aquel día transcurrió con normalidad, generando buenas ganancias para la familia Kousaka. Lo único malo fue que al siguiente, Honoka terminó en la cama con dolor de estómago. Por lo menos ya tenía un pretexto válido para no levantarse a trabajar.
Si mi memoria y mis registros no me fallan, este es mi primer fic sin yuri de esta serie (más allá de la fugaz mención al KotoUmi). Ahora bien, sobre el nombre tan simple que tiene, les cuento que la trama está basada en una canción folclórica chilena llamada «El curanto», que va más o menos de lo mismo, salvo el final. ¿Qué es el curanto? Un plato típico de la isla de Chiloé que lleva distintos tipos de marisco, papas, longanizas, milcao y chapalele (estos dos últimos son algo así como panes de papa, pero la preparación de uno y otro es ligeramente diferente). He tenido la posibilidad de probar el curanto en sus dos versiones, en hoyo y en olla, y me gustó bastante.
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