Capítulo 5
Al día siguiente en la oficina es todo un caos debido a que no termino de ponerme de acuerdo con mis empleados para la dichosa presentación, la cual debe de estar lista para finales de la semana que viene. Me están metiendo demasiada presión y necesito que este proyecto tenga éxito, si no perderé muchas acciones en bolsa y varios inversionistas ya me han dejado claro que una de dos; O me espabilo y le doy algo novedoso metiéndose los por los ojos para que vean el trabajo que se realiza en mi empresa o plan b. Ya me puedo ir a la quiebra y verme obligado a tener que despedir a media plantilla.
Las horas pasan, mi paciencia rebasa todos los límites, mis empleados los pobres ya no se le ocurren más ideas. Estamos agotados, apenas hemos comido y poco hemos avanzado. Decido dar por finalizada la reunión hasta mañana a primera hora.
Nazaret pasa a mi oficina comunicándome, hoy tengo un evento a las siete de la noche. Trago saliva inquieto, pues no hace falta ser un genio para adivinar que esta noche volveré a ver a Thaisa después de que ella hace una semana diera por finalizada nuestra aventura.
Y para ser franco conmigo mismo, no estoy aún preparado para volverla a ver. Necesito un pequeño lapso en mi vida para olvidarla. Al parecer la misión de mi destino es tener que volver a encontrarme nuevamente con ella.
Y aquí estoy, terminando de ponerme el esmoquin desganado, con pocas ganas de ir a ese maldito evento y encima solo. Si al menos estuviera Alysa, ella acapararía toda mi atención y no podría centrarme en Thaisa, la mujer que aún amo.
¿A ver por qué se ha tenido que ir precisamente cuando más falta me hace?
Egoísta, me diría por buscarla cuando la necesito. Soy humano y hombre. Y tengo la dificultad de no pensar en el momento que una bella dama se para ante mí y me invita a terminar en la cama.
En fin, llamaré a mi hermana Sara para que al menos me acompañe en estos momentos, no quiero ir solo.
Llego al departamento de mi hermana, al pasar veo que aún no ha terminado de arreglarse. Por lo cual empiezo a meterle presión para que termine antes.
- ¿Puedes dejarme que termine de maquillarme, hermanito?
-Venga vamos, si llevas dos horas untándote kilos de betún. Además a ti no te ha hace falta tanto maquillaje, eres muy hermosa.
-Y yo voy y me lo creo. Eso lo dices para que me dé prisa.
-Como lo sabes. Sabes perfectamente que odio esperar. Date prisa de una santa vez Sara o vamos a llegar cuando todos se hayan ido.
-Vale pesado ya estoy terminando. Lista.-Mi hermana sale del baño vestida con un vestido rojo por encima de sus rodillas, con algo de escote para mi gusto, maquillaje demasiado, su pelo rizado lo deja suelto y se sube a unos zapatos de tacón de aguja que no sé cómo no se escoña con ellos al andar.
-Te ves hermosa mi hermanita pequeña. -Le doy un beso en su mejilla y juntos nos vamos hacia el restaurante donde están los demás invitados. Esta noche se celebra una subasta y claro hay que rascarse la faldiquera para que vean tu generosidad.
Llegamos al gran restaurante, Sara sonríe y saluda a la vez algunas personas conocidas. Me voy parando para hablar con algunos hombres de negocios cuando de pronto mis ojos se quedan bizcos observando a la mujer de cabello de fuego, mirada verde acentuada vestida exageradamente hermosa.
Mi hermana no sabe nada sobre mi relación con Thaisa, por lo cual eso me hace de ser más precavido, dado que mi hermana tiene el don de ser tan cotilla y se dará cuenta si algo algún gesto fuera de lo normal.
-Buenas noches Evan. -Mierda el cornudo del marido ya está parado delante mío. Y junto a él está colgando de su brazo Thaisa.
Piensa Evan, piensa a velocidad de la luz que es lo más correcto que debes hacer.
Antes cuando nos encontrábamos delante del marido disimulaba pensando que todo era un juego y ella sería mía. Ahora ya no, ella se ha alejado de mí, estoy disgustado y al mismo tiempo siento envidia por el marido.
Lo primero que hago es tratar de evitarla, con hablarle lo justo será suficiente para que se percate que yo también tengo mi orgullo, y aunque me siento por dentro como el Titanic, no quiero que vea en mí un hombre débil.
-Hola Frank, ¿Cómo está cuanto tiempo sin verlo? - Si claro, como si me importarse a mí si anda mal de salud o no. Cuando yo me conformo con darle placer a su esposa.
-Es cierto, hace mucho tiempo que no coincidimos en algún evento o en el club. ¿Te ocurre algo? ¿O es que tienes novia y ya te has atrapado?-Que pena siento por el hombre de verdad. Me habla con tanto aprecio que me dan ganas de arrodillarme y pedirle perdón. Es que hasta vergüenza me da de mirarlo a la cara. Y mira que antiguamente me reído muchas veces en su cara.
-No que va. No tengo tiempo para novias, ando liado en mi proyecto y casi no me da ni el aire.
De verdad miento de pena. Pero bueno lo importante es que el pobrecito mío se lo está creyendo todo, mientras tanto yo trato de luchar contra mí mismo para no prestarle atención al amor de mi vida.
Agradezco que en esos momentos comience hablando sobre la subasta. Con disimulo me excuso para irme con mi hermana a la otra punta del local. No puedo soportar estar un minuto cerca de ella, solamente su fragancia ya me perturba, y sin contar esas piernas y ese culito que se le marca con su vestido, estoy seguro que no lleva ni bragas.
Joder, a que se me pone duro ahora el tiburón. Hermoso duérmete que ahora no es el momento de entrar en faena.
La subasta da comienzo, en verdad no me apetece apostar, dejo que sea mi hermana quien lo haga. Yo bastante tengo con mantener me erguido, con mis manos en mis bolsillos combatiendo con mis sentimientos, peleándome con mi tiburoncito para que no se note que estoy empalmado.
Y es que por más que me esfuerce en no querer mirarla, mis ojos no me obedecen, y acabo echándole un ojo. Luce tan bella. Si hubiera sido hace quince días atrás, ahora mismo estaría sonriendo porque sé que en dos horas quedaríamos en un hotel para sudar de placer mientras su marido termina de hablar con más hombres de negocios para seguir haciéndose más rico.
Ahora eso no existe, y debo mantener las distancias, y sobre todo pasar de ella. Además de que se lo prometí a Alysa.
Me voy para el baño, al salir me la encuentro. Vaya que coincidencia. La evito pasando por su lado sin mirarla con mi semblante serio.
La rechazo, debo resistirme a su encanto ahuyentando todas y cada una de las emociones que viven dentro de mí. Me voy alejando de ella, incluso cuando me llama sigo caminando haciendo oídos sordos.
No me considero arrogante, pero si presumido, no me gusta despreciar a nadie pero si me siento afectado por que me han rechazado. Y lo peor de todo, que yo soy tan culpable o más que ella.
Llego al salón de nuevo, busco a mi hermana pero no la encuentro, me muevo de lado para buscarla pero no consigo localizarla. No tardo en preocuparme, de pronto una voz femenina muy familiar me avisa donde puedo encontrar a mi hermana.
-Evan tú hermana está el baño, al parecer no se encuentra bien.
-Gracias señora. -Pronuncio con repugnancia.
Camino hacia los baños cuando a unos pocos metros antes de llegar veo a mi hermana pegándose el lote con un rubio.
Oh, no. Esto no me estar pasando exclusivamente a mí.
Soy buen hermano, pero ver cómo otro tío disfruta del cuerpo de mi hermana soy lo suficiente mal educado y sobre protector como para permitir que la deje embarazada.
- Sara, ¿se puede saber qué haces? - Mi hermana se aparta mirándome con mucho odio.
- Evan, ¿Qué pretendes?
- No, qué haces tú pegándote el lote aquí en mitad del pasillo donde todo el mundo te observa y estoy seguro que ni conoces al pavo este.
- Ey, colega no te pases.
- Oye tú payaso, a mí me tratas con respeto.
- Tú has empezado a insultar. ¿De qué vas? Mira Sara yo me voy que no quiero problemas. Ya te llamaré. - El pavo teñido de rubio se va y mi hermana me monta a mi el pollo.
- Eres estúpido de verdad. ¿Qué sacas con hacer esas estupideces?
- Escúchame Sara, a ese tío no le importas. Si hubiera sido así, no se hubiera ido.
- Evan eres idiota te lo juro. Solo es un rollo, no pensaba verlo mañana. Puedes quedarte tranquilo que me acabas de fastidiar la noche. - Sara se hace a un lado caminando furiosa me deja aquí plantado.
¿De verdad me he pasado con mi hermana? Si yo solo quería protegerla.
Salgo corriendo para darle alcance a mi hermana cuando aparece delante mío Thaisa.
De verdad esto no me puede estar sucediendo. Trato de evitarla y la tía más me busca.
- Disculpe, tengo que ir tras mi hermana.
- Dejala ya se le pasará. Mejor no hagas nada, piensa que la acabas de humillar y eso no está bien.
- ¿Perdón? Yo no la he humillado, la he defendido.
- Pienso que Sara es una mujer adulta y madura que sabe perfectamente lo que hace. Si me permites, me gustaría darte un consejo: Aunque sea tú hermana, no interfieras en su vida.
- No pienso hacerle caso. Porque mi hermana es inteligente, pero la ceguera nos vuelve estúpidos.
- ¿Piensas que todos son como tú?
- Habló la ley de la sabiduría.
- No me hagas de reír Evan. Sabes perfectamente que tengo mucho tiempo libre y no puedo dejar de pensar en tí. - Su voz baja y ella parándose al lado mío consigue derribar mi propia muralla. - Me masturbo pensando en los momentos que me has hecho pasar tan buenos de sexo. - Me aparto de ella como si tuviera un virus.
No tardo en cargarme de odio, rencor a mi mismo por permitir que vuelva a manipular me a su modo.
- Sabes que Thaisa, si tan desesperada estás y tu marido no te da lo que tanto necesitas, es que resulta que estás más salida que el pico de una plancha.
Y como estoy con la regla, como que no puedo hacer nada.
Vuelve a intentarlo bonita.
Logro aplacar un poco el subidón de temperatura provocado por ella.
Sigo pensando que necesito ir a mi doctora para que me recete algo, o acabaré de nuevo en los brazos de ella.
Y bueno a todo esto, a quien estaba yo persiguiendo. A sí, a mi hermana.
Llamo a Sara varias veces, al final me coge el teléfono.
- Sara, ¿Dónde estás?
- Fuera, en la calle. - Escucho su voz rota puede que esté llorando. Mierda la he liado pero bien.
Salgo hacia la calle buscando a mi hermana la cual se encuentra abrazada a sí misma llorando.
- Evan...- La abrazo como a una muñeca de porcelana.
- Lo siento mucho Sara, me he pasado tres pueblos, no volverá a suceder.
- Evan, no estoy llorando por tí.
- Vaya, ¿tan feo soy que ni mi hermana llora por mí?
- Evan, me estaba enrollando con ese pavo por darle celos a Iker.
- ¿Y ese quién es? - Pregunto un poco dudando, creo que me perdido en los nombres de los novios de mi hermana.
- Es mi ex novio tarado. Iker estaba en la fiesta, él rompió conmigo porque no quise mantener relaciones con él. Y ahora quería... ¿Qué estúpida soy verdad?
- Sara, no eres tonta ni mucho menos. Tú eres dueña de tí misma, y mejor que tú sabes lo que quieres, si no has llegado a más con el tonto los huevos de Iker, que la tiene pequeña porque se la he visto en el baño un día que coincidimos en el meandro.
Total no te has perdido nada.
Tú mereces un hombre que te haga feliz en todos los aspectos porque eres mi hermana y siempre voy a estar ahí para defenderte y apoyarte.
- Evan eres un pesado, pero ya no puedo hacer nada para descambiarte. Por cierto, ¿Iker la tiene micro?
- Pequeña si la tiene, al menos así se la vi yo cuando hacía pipi.
Abrazo a mi hermana feliz porque a pesar de haberme inventado lo de la picha de Iker, que no sé ni quién es.
Me alegro mucho de cómo Sara se lo ha tomado y vea en mí a un hermano que está siempre a su lado.
Estoy tan feliz que propongo de ir a un bar de copas.
Tan mala suerte tengo, como de encontrarme a Frank y su esposa para pararme e invitarnos a tomar una copa.
Miro a mi hermana pidiéndole auxilio con la mirada. No funciona, me siento como un sándwich, trato de excusarme pero aquí el caballero insiste tanto que no me queda de otra de aceptar su invitación.
Mientras yo me siento como tonto, hasta me tiemblan las rodillas, Thaisa sube al auto de su marido sonriente.
¿Qué pretende Thaisa hacer esta noche, ponerme en evidencia o hacer que me arrodille para continuar con la aventura?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro