
Capítulo 2
Cuarenta minutos después, mis padres hacen su aparición. Para no variar, mi madre crítica mi aspecto y porqué el apartamento no está bien colocado.
Respiro hondo varias veces, mirando a mi padre sentado tan tranquilamente leyendo algo en su móvil.
Claro como él está sordo de un oído, solo tiene que quitarse el aparato y dejar que mi madre siga hablando.
Pero yo no tengo un sonotone para no escuchar a mi madre.
¡Señor bendito!
Lo que habla está mujer.
Es que no le dolerá la lengua de pasarse todo el rato metiéndose con el pobrecito de su hijo repitiendo me lo mismo cincuenta veces.
Supuestamente, según mi madre a estas alturas de mi juventud debe de haber alguna mujer en mi entorno que me haga de sentar la cabeza y empiece a pensar de otro modo.
— Madre, usted lleva mucha razón, pero hoy en día el mercado está fatal. Ya sabe, queremos divertirnos sin tener que cargar uno con el otro. Por eso ha bajado la natalidad en el país. Según las últimas encuestas hay más población anciana que joven. Ahora dígame usted, ¿Cómo quiere que encuentre novia si no hay mujeres jóvenes? — Mientras le explico a mi madre que debe dejarme tranquilo con mi vida tan organizada que llevo. Le ofrezco una taza de té bien caliente mientras sopla el té no está hablando.
— Hijo, tú madre lleva razón. Mírate, tienes 34 años, eres un empresario con éxito, tienes cualidades para enamorarte de la mujer adecuada y empezar a pensar en tú futuro. — Desvío mis ojos hacia mi taza de café pensando en Thaisa. Ella era la mujer adecuada para mí. Es algo mayor que yo pero no me importaba. La quería y no había días que no tratase de convencerla de empezar a vivir juntos. Un sueño que se quedó en el aire porque nunca se cumplirá.
— Madre, yo...— Qué debo decirle a mi padre ¿La verdad? No puedo, me mataría por haberme fijado en una mujer casada.
— Evan, debes empezar a pensar en buscar una mujer adecuada a tí. Confiamos en que sabrás elegir bien. — Mi madre pone su mano en mi rodilla mirándome con ternura, consiguiendo que me sienta peor conmigo mismo.
— Madre prometo que empezaré a tomarme en serio lo de sentar la cabeza. Palabrita del niño Jesús.
— Espero que pronto nos des buenas noticias. Y ahora vamos a comer fuera hemos hecho una reserva en un restaurante para celebrar tu cumpleaños.
— De acuerdo.
— ¿Y Alysa? ¿Querrá venir? — Pregunta mi padre.
Karma, porqué te cebas de esta manera tan cruel conmigo. Debo de ir hasta comer con ella. Con Alysa, mi peor pesadilla.
Trato de convencer a mi padre de ir nosotros solos, excusándome con mentiras que ni yo mismo me las creo hasta suenan algo infantiles.
— Iré a preguntarle, ahora vengo. — Mi padre desaparece para ir a buscar a Alysa mientras tanto yo maldigo para mí mismo mientras termino de ponerme los zapatos, rezando para que ocurra un milagro y no venga con nosotros.
Una hora después, estamos todos los miembros de mi familia, incluyendo Alysa, para no ser menos, sentados en la mesa del restaurante pidiendo la comida.
Miro a mi enemigo, ahí está sentada enfrente de mí tan feliz hablando con mis padres vestida con un vestido amarillo y un escote a pico que hace que le vea el canalillo. Lo habrá hecho a drede, ella no le gusta ponerse vestidos. Pero si le gusta provocarme en todos los sentidos.
— Alysa es maravilloso que quieras tomarte unas vacaciones para ir a visitar a tu hermana. — Mi madre habla con ella proponiendo que se vaya de...¿vacaciones?
Ah no, yo no puedo permitir que ahora se vaya de vacaciones cuando recién vamos a sacar el programa de seguridad al mercado.
Es un proyecto por el cual he estado trabajando muy duro durante meses para ahora cuando voy de hacer la presentación la niña se me vaya de vacaciones.
— Perdón Alysa, pero en estos momentos no puedes irte de vacaciones, acuérdese que hay varias reuniones donde debemos de tratar el asunto del proyecto. Usted es la segunda persona que sabe todo lo relacionado al proyecto. — Le guiño un ojo sonriéndole. Acabo de enfurecer la, o solo hay que mirar la cara de mala leche que ha puesto.
— Disculpe Evan, pero creo recordarle que le comenté hace un mes y medio de irme de viaje para visitar a mi hermana. Compré mis billetes de avión porque usted mismo me autorizó. Y si soy la segunda persona que se sabe de memoria el proyecto, usted es el primero creo que su capacidad mental le permitirá poder tratar su proyecto sin mi presencia.
— Sin usted no es lo mismo. — Maldita víbora me las va ha pagar.
— Pienso que podrá con ello, ¿o es tan inútil que no puede ni explicar su propio proyecto? — Brilla de felicidad porque sabe que no puedo responderle delante de mis padres.
Para ellos es más que su ahijada, es como decirlo, es el hermano pequeño que nunca tuve.
Desde que murió su padre hace ya tres años, mis padres se hicieron cargo de ella sin faltar a la promesa que le hicieron a su padre de cuidarla. Su hermana mayor vive en Dinamarca con su esposo y va tener su segundo hijo. Alysa se quedó aquí en Luxemburgo donde siempre ha vivido con su padre cuando éste se divorció de su madre cuando ellas eran unas niñas.
Su madre se volvió a casar donde vivía felizmente en Australia con su nueva familia hasta que hace aproximadamente cuatro años tuvo un accidente de tráfico y murió meses después.
Al quedarse sola, sin ningún pariente cercano, mi familia la acogimos como una más, prometiéndole ayudarla en todo lo necesario para que así no se sienta sola.
Nada más graduarse de marketing digital, comenzó a trabajar en mi empresa. Hasta que un año después, su tragedia la dejaría sentada en una silla de ruedas.
Y aún así, a pesar de los golpes recibidos por la vida, ella siempre se ha mostrado fuerte, valiente y decidida a continuar con su vida aunque también cuenta con Rosi una enfermera solterona de mediana edad que le ayuda en su día a día.
Sin darme cuenta he estado demasiado tiempo mirándola mientras recuerdo su vida. Mi hermana Paty me da un pequeño toque en la pierna. Me volteo molesto y más tener que escucharla como se ríe.
— Evan deja de mirar tanto a la camera que la vas a desgastar. — ¡Uff, qué alivio! Creí que mi hermana me había pillado ifraganti mirando a mi peor pesadilla.
Continuamos comiendo y hablando de todo un poco hasta que llega la hora de marcharnos.
Mis hermanas proponen de ir a tomar una copa. Miro Alysa esperando que se excuse y poder perderla de vista. Pero no. La niña se apunta hasta un bombardeo.
— Anda hermanito, luego te quejarás de lo bien acompañado que estás por tres preciosas mujeres. — Sara me da pequeños golpes en mis costillas mientras voy conduciendo.
Suerte, a esto se le puede llamar suerte. Si nada más llegar al pub se han ido las tres directas al baño dejándome solo siendo objeto de miradas de mujeres que me violan con la mirada.
De verdad nunca he llegado a entender porqué las mujeres van en grupo al baño y porqué tardan tanto.
— Evan invitame a un zumo con las prisas me dejé el monedero en casa. — Miro en diagonal a la mujer que tira de la tela de mi pantalón y hace que me suba la tensión.
— Lo que no me explico es porque tú no te has quedado en casa, cosa rica.
— ¿Cómo iba a decirle a mi padrino que no a una invitación? Es de mala educación.
— ¿Acaso sabes que existe?
— ¿Y tú, has encontrado tú dignidad, capullo? — Sin duda está mujer es peor que una mordedura de serpiente.
Llamo al camarero para pedirle que me ponga una copa de mora para mí y una cerveza para la víbora.
Mientras espero que me sirvan la bebidas, miro hacia donde se encuentran mis hermanas hablando con algunos conocidos o amigos.
El camarero me sirve la bebida, le entrego la cerveza a la víbora mostrándole una de mis mejores sonrisas.
— ¿Qué piensas emborracharme?
— Total que más te da, si te caes del suelo no vas a pasar. Y si empiezas a decir tonterías, tranquila que te llevo a casa.
— Eres un total imbécil. Sabes me la voy a beber, y tú te vendrás conmigo a bailar.
— Si hombre no faltara más. Dame tu mano mi lady que nos vamos a echar un baile.
Tiro de la silla empujándola hacia la mitad de la pista.
Mis hermanas se unen a nosotros y empezamos a bailar. Yo mejor me quedo quieto, nunca se me ha dado bien bailar y sin dos copas de más siento que hago el ridículo.
Paty me agarra por mis manos y empieza a moverme como un muñeco, vale la canción me gusta y me dan ganas de bailar.
Un par de horas después, llevo a mis hermanas a su apartamentos y yo me voy al mío junto con mi adorable secretaria.
Nada más llegar al edificio subo al ascensor, me encuentro agotado la verdad. Echo mi cabeza hacia atrás cerrando por unos instantes los ojos hasta que escucho de nuevo la voz de Alysa.
— Dime, cosa pesada.
— Evan, mañana tengo que ir a la oficina para enseñar a tú nueva secretaria. Pásame a recoger antes de las ocho.
— Sí, vale, a las siete y media estoy tocando tu puerta. A la vete a dormir que ya te está esperando Rosi. — La dejo en la puerta de su casa y me marcho hacia mí apartamento.
Nada más entrar, tocan la puerta. Por favor que no sea Alysa que me pego un tiro.
— Evan, ¿Necesitas algo? Te veo agotado. — Me quedo alucinando con esta mujer. ¿En verdad se preocupa por mí?
— Gracias mi lady por preocuparte por mí. Estoy bien.
— Claro que me preocupa tu salud. Si te pasa algo, quién me va dar trabajo.
— Eres de lo peor. Solo piensas en ti misma, no te importa mi salud, solo miras por tus intereses vieja arpía.
— A estás alturas de la vida, debo de mirar por mis intereses, y poder conservar mi trabajo es uno de ellos. Vamos que tú también entras en el lote.
— Vete ahora mismo a dormir. — Cierro la puerta irritado.
¡Dios! Qué angustia de mujer, porque tengo que cargar con esta cruz.
Para calmarme un poco me pongo a ver una película porno.
Joder pues si estoy cansado que ni el tiburón se me levanta, o es que tengo un problema.
Ah, no. Será el cansancio, si eso debe ser.
Mejor apago la tele y ya veré el siguiente capítulo otro día.
A las seis me despierto. Me doy una ducha y antes de las 7 ya estoy en la puerta del apartamento de Alysa tocando la puerta.
La primera en decirme el Rosi, con sus rulos, su camisón y una cara de pastillera impresionante.
La saludo mientras voy a la cocina para coger una cacerola y una cuchara para hacer ruido.
— Desgraciado, que maneras son estas de despertarme. — Vaya la señora se ha levantado de mal humor.
— Buenos días mi lady. Tú misma me dijiste que pasara a recogerte, pues aquí estoy, venga ponme de desayunar que tengo hambre. — Clavo mis ojos en Alysa la cual sigue recostada en la cama fusilándole con la mirada.
— Ve y prepara tú mismo el desayuno. No quiero verte en todo el día.
— Lástima. Soy tú jefe.
— Maldito seas Zabat. — Desaparezco de la habitación escuchando como me insulta.
Mientras ella se cambia con la ayuda de Rosi yo preparo el desayuno.
Una vez que hemos desayunado, me percato que mi tiburón ha empezado a despertarse, me quedo alucinando.¿Qué me pasa? No creo que me esté excitando viendo a Rosi en camisón.
Pero ver Alysa con un traje chaqueta dejando su melena dorada rizada suelta y con esos ojos turquesas mirándome con tan poca ternura hace que me cuestione de que necesito mojar el churro lo antes posible o deberé ir al médico.
— Churri, quieres dejar de mirarte el paquete y abróchame de una vez el cinturón.
— Alysa siento que estoy en reserva, mi tiburón se ha debilitado, ya no es el mismo.
— ¿Desde cuando llevas sin triskar?
— Hace dos días. — Casi me entran ganas de llorar.
— Tranquilo Zabat, dos días sin alimentar al tiburón no te hace de ser menos hombre. Pero como llegue tarde al trabajo por tú maldita obsesión de tirarte a todo lo que lleve raja, te juro que te mato.
— Eres una insensible. ¿Cómo puedes hablarme así? Yo con un problema y tú pensando en lo que te va decir el jefe. Bruja. — Lástima que el cinturón no pueda apretarse más para lograr de algún modo que no respire.
Conduzco escuchando la radio a todo volumen evitando escuchar al esperpento que tengo en el maletero dirigiéndose a mí en forma de insultos.
Karma dame paciencia con esta mujer
Repito para mí interior mientras le entrego a Donato las llaves del auto para que se encargue de mi adorable secretaria.
Una vez que he conseguido sentarme detrás de mí escritorio, Alysa me comenta quién será mi secretaria.
Asiento con mi cabeza viendo la preciosa mujer que tengo delante mío.
Sin duda es interesante, guapa e inteligente y lo mejor de todo, la rubia con ojos marrones más grande que yo ha hecho que me preocupe más por mí tiburón. Es que no reacciona. ¿Qué me está sucediendo? ¿Será la edad?
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