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¿I Found You?


Pov Camilo

Me arriesgo mucho si voy a Bogotá y no encuentro ni una pista, es bastante lejos y el dinero que tengo no es suficiente. El destino me está llevando a Valledupar y con destino me refiero a que lance una piedrita sobre el mapa mientras le rogaba a Dios que me guiará al lugar correcto.

Conseguí que una carreta me llevará, aunque fui bastante incómodo, ya que no era el único sobre ella. Las señoritas que me acompañan en la carreta me miran demasiadas veces, murmuran y sueltan una que otra risita.
Presenciar eso sólo hizo que mis pensamientos jugarán en mi contra. Volví a recordar que todos me ven como una broma.

Tengo veinte años ¡Por el amor de Dios! Se supone que ya soy un hombre maduro, con carácter y determinación.

No puedo permitir que nada me afecte. No estaría mal dormir un poco para dejar de pensar.

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El Madrigal tiene sus ojos hinchados y adoloridos de tantas lágrimas que salieron de ellos. Quiere a sus angelitos a su lado, no le importa ir a rogar al imbécil de Mariano.

Salomé se siente inútil ante el tema de discusiones, ella no tiene nada que ver, ni siquiera es familiar para decir que tiene derecho de intervenir.

—No aguanto más, Salomé. Tengo que ir por mis hijos.

—Señor Bruno, sólo paso un día... Y yo... Siempre vi que Mariano es el que le ruega a usted... Tal vez si espera un poco más, él vendrá a disculparse y aceptar su error.

—Es que no lo entiendes Salomé. Un hombre sin estribos, eso es lo que es Mariano. Mis niños están en peligro si se quedan con él.

—Es... Su Padre —pronuncia con obviedad.

—¡NO PORQUÉ SEA SU PADRE QUIERE DECIR QUE NO LES HARÁ NADA! —vocifera bastante molesto—. Te pido disculpas Salomé... No quise gritarte.

—Estas preocupado, lo entiendo. Me iré a vender pan al mercado, deberías descansar y luego vemos como enfrentar a Mariano. —La joven salió de su casa deprisa. Es muy sentimental, algunos le dirían débil, pero una levantada de voz y ya quiere llorar a cántaros.

La señorita comenzó acomodando los panes en su puesto habitual. Los panes dulces los pone abajo para que los niños lo vean y pidan a sus padres. Sus ánimos se encuentran todo un embrollo, tiene que recuperarse porque así no puede vender.

De la nada sus ojos captaron a un chico con coleta, su cara ardía por los nervios, admite que el joven le parece guapo. Es la primera ocasión en que no sabe como iniciar una conversación, desea hablarle antes de que desaparezca de su vista. Se limpia el rostro con un poco de saliva y sacude su vestido con las manos. Toma una bocanada de aire para darse valor y se acerca al chico.

—Hola —saluda con una agradable voz y sonríe mostrando los dientes.

—Buenos días —responde respetuoso para luego seguir su camino.

—¡Espera! Tú no eres de aquí. ¿Visitas a alguien o viniste para conocer el lugar?.
—Apresura a preguntar para que no se vaya.

—¡EEEEEM! Busco donde hospedarme.

—Yo puedo ayudarte, ya que conozco todo el lugar y a todas las personas. —Ofrece esperando que no la rechace.

—¿En serio? Y por curiosidad no conoces a un tal Mariano Guzmán.

—Por supuesto que sí, somos amigos ¿Lo buscas a él? ¿Es tu familiar?. —Continúa la joven con sus preguntas.

—¡AAM! Sólo digamos que tengo asuntos pendientes con ese hombre. Me dices dónde puedo encontrarlo.

—¡SI! Digo no... El asunto es que tal vez te pierdas y la mejor opción es que te acompañe yo. Sin embargo, tengo que vender hasta medio día, te puedo llevar en mi horario de almuerzo, pero tendrías que esperarme ¿Qué opinas?. —En su interior ruega para que acepte.

—No quiero perjudicar tu trabajo, es mejor si me dices como llegar y yo pido indicaciones por si me pierdo.

—No me molesta llevarte hasta su casa, lo digo con bastante honestidad. Si lo dices por desconfianza, voy a presentarme. Me llamo Salomé Ramírez, amante del chisme, vendedora de pan y asesino gente por las noches.

—¡¿Eh?!. —Le mira con desagrado.

—Es una broma, aunque nadie se ríe ¡He!. —Se desanima por la reacción del chico—. ¿Tu nombre es?.

—Si mi hermana y mi prima no hubiesen sido asesinadas brutalmente, tal vez me diera gracia tu broma. —Lo dice con una expresión neutra.

—Mil disculpas, no fue mi intención bromear con ese tipo de cosas... Soy muy torpe. —Creyó que el chico se iría después de esa metida de pata, pero se quedó.

—Soy Camilo Madrigal, puedo fingir ser otras personas, suelo cosechar y me encantan las arepas, específicamente las que prepara mi tía. —Termina con una sonrisa que provoca un sonrojo leve en la muchacha.

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Pov Bruno

Fue incorrecto desquitar mi ira con Salomé. Ella no tiene la menor idea de las cosas que hizo Mariano y de lo que es capaz de hacer sólo por capricho.

Oí la puerta abrirse, por un segundo mi miedo me hizo pensar que era Mariano. Sin embargo, entró Salomé y detrás de ella, un muchacho que al momento reconocí.

—¿Camilo eres tú?. —Me apresuré a abrazarlo lleno de felicidad—. ¡ERES REAL!. —De mis ojos salieron lágrimas de emoción.

—Te extrañe mucho, Tío Bruno. Jamás dude de que siguieras vivo y me prometí que te buscaría hasta el fin del mundo.

—Como has crecido sobrino mío, de seguro todos son más altos que yo. Mirabel, Antonio, Isabella, Luisa.

—Tío... Hay algunas cosas que debo contarte. —Bajo su cabeza apenado.

Camilo, me contó todo lo que sucedió durante mi encierro. El asesinato de Luisa, las amenazas constantes de Mariano para que mi sobrino se callará, la muerte de mi Madre y que ahora mis hermanas están a cargo de casita.
De igual manera le conté todo lo que Mariano me hizo y la falsa promesa de que a ellos nunca les haría nada si me quedaba con él, también que tengo hijos.

—¿O sea que tengo más primos? —pregunta con entusiasmo—. La parte mala es que los tuviste con Mariano.

—Exacto. No creí que lo procesarás tan rápido, a mi me tomo como dos semanas entenderlo.

—Estoy acostumbrado a esperar lo inesperado. Entonces, ¿Cómo vamos a recuperar a mis primos?.

—Camilo, no quiero que te metas... Me encontraste y estoy feliz con eso, pero debes volver con tu familia, sano y salvo.

—Tú eres parte de mi familia, Tío.

—Yo no puedo vencer a Mariano, me acostumbre a vivir con él, además es el Papá de mis hijos.

—¡TÚ PUEDES!. Siempre te preocupaste por tu familia y te sacrificaste muchas veces. Ése hombre que te secuestro no es tu familia, tus hijos si lo son... Y te necesitan justo ahora.

Las palabras de mi sobrino son lo que necesitaba después de tanto tiempo... La última persona que intento animarme fue Mirabel, desde entonces, lo único que mis oídos escuchaban durante cinco años fueron amenazas y nombres "cariñosos".

—Mariano me dejará volver si le suplicó perdón y lo voy a convencer para que los niños se queden con Salomé. Quiero que aproveches eso para llevártelos a Encanto, también voy a necesitar una droga para dormir a Mariano.

—¡ESE ES MI TÍO! Y... ¿Donde conseguirás tal cosa? —pregunta, rascándo su cabeza.

—Salomé debe saber de alguien que tenga ese tipo de elementos.

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Bruno está determinado a escapar con sus hijos, de ese homicida. El encontrarse con su sobrino y enterarse de que Mariano no cumplió su promesa, sino que lo engaño, le dio fuerzas para tomar la decisión de irse.

Se siente más confiado teniendo a su sobrino a su lado. Desea con todo su corazón volver a ver a su familia.

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Pov Mariano

Pasaron tres días y no sé nada de Bruno, me resultó extraño, tal vez en verdad no le importan los niños. No me conviene que sea así, ya que no podré chantajearlo.

¿Se habrá escapado? ¡RAYOS! Jamás debí dejarlo ir, en lugar de eso, debí encadenarlo en el sótano como castigo.

Oí el timbre sonar. Me apresuré a ver si es mi amorcito. Efectivamente es él, parado en la puerta, pero se veía diferente.

—Te tardaste en aparecer.

Mantengo mi seriedad para que vea que sigo molesto.

Pov Bruno

Eres fuerte, es lo que repetía en mi mente para no acobardarme al ver a Mariano.

—Vine a pedirte disculpas por la forma en la que actúe hace unos días, no fue correcto, quiero arreglar el mal momento que te hice pasar —expliqué todo sin equivocarme y con una expresión de arrepentimiento, para verme creíble.

—Así que te sirvió pensar, mi pastelito. Aceptaré tus disculpas, porque sonó honesta, pero...

—Gracias Osito. Eres lo mejor que tengo. —Me apresure a decir y a abrazarlo causando asombro en Mariano por la muestra de cariño—. Te extrañe demasiado, a tus apodos, tus besos, tus abrazos. Me di cuenta que la única persona que quiero... Es a ti.

—Al fin lo comprendiste mi Brunito, así es como yo me siento por ti. Te quiero a cualquier hora del día y alejarme de ti es un infierno para mí. —Unió ambas frentes. Respiro aliviado al tenerme cerca—. Te agradezco que te quedes a mi lado, bombón.

—Yo debería darte las gracias por amarme. —Uní mis labios con los suyos para darle un corto beso. Logré que Mariano quisiera besarme más de una vez dejándose llevar—. No tan rápido, quiero ver a mis bebés ¿Cómo se encuentran?.

—Ambos están en su habitación jugando.

Subí a encontrarme con mis adoraciones. Los pille comiendo dulces debajo de la cama, se los deje pasar sólo porque los extrañe.

Bruno: Ustedes saben que no pueden comer muchos dulces —regañe de una manera simple.

Laidy: Papá nos deja comerlos.

Bruno: ¡Oh! Entonces ¿A quién debería castigar? ¿A Papá o a ustedes?.

Laidy: ¡Papá!.

Alex: ¿Nosotros?.

Observe de reojo que Mariano me miraba desde la puerta, esta apoyado con esa misma sonrisa que hace cuando se siente victorioso. Gire mi cabeza para hablar con Mariano.

Bruno: Tus hijos dicen que te castigue por darles dulces. —Seguí repitiendo en mi mente "se fuerte" tengo que ser fuerte para lo que voy a hacer—. ¿Quieres qué te castigue, Osito?. —Intente sonar seductor.

Mariano: Ternura mía, acabas de llegar y quieres castigarme. —Ríe disimuladamente—. ¿Lo escuche bien?
—preguntó desconfiado.

Alex: No lo castigues Papi, es culpa de nosotros, nos sacamos dulces sin pedir permiso —confiesa desanimado.

Laidy: Yo no me arrepiento de nada.
—Infla el pecho y adopta una pose de superhéroe.

Bruno: ¡HAHA! Extrañe tu desbordante sinceridad mi florecita, pero necesitas poner límites a tu honestidad. —Acaricie la mejilla de mi hija.

Se escucha que el timbre vuelve a sonar y Mariano baja a ver quien es.

Salomé: Hola, Mariano ¿Bruno esta aquí? Es que se fue de mi casa y me asusta que se haga daño estando tan triste.

Mariano: Sí, ya nos hemos reconciliado.
—sonríe de alegría.

Salomé: ¡UUUF! Me alegro, detesto las peleas.

Escuché la voz de Salomé y baje con mis hijos para saludar. Tome la mano de la niña y con la otra cargué a mi hijo menor.

Bruno: ¡Oh! Salomé, estas aquí. Disculpa que no te haya avisado cuando salí, ya que estas aquí, me harías el favor de cuidar a los niños. Mariano y yo tenemos que hablar de algo importante.

Mariano: ¿Sobre qué? Si se puede saber.
—Levanto una ceja mirándome.

Salomé: Me llevaré a los niños a mi casa, les enseñaré a decorar tortas. Ustedes solucionen todo lo que deben arreglar.

La joven se llevó a los niños. Alex no quería ir, deseaba estar con sus Padres. Tuve que hacer falsas promesas para que mi hijo se fuera con la señorita.

—¿Y de qué quieres hablar? —inquirió Mariano.

—Yo. —Mentalmente me repetía "eres fuerte" "tú puedes" "no tienes miedo" "él no se dará cuenta"—.  Jamás conocí a alguien que me amará tanto como tú lo haces. Aunque hiciste muchas cosas que me duele recordar, también fuiste el único ser que me dio cariño y atención. Estoy agradecido por eso.

—¿Estás bien, Pastelito?. —Busco mis manos para sujetarlas y darles un beso—. ¿Te sientes mal por lo que te dije esa vez? Si es así, perdóname corazón, no lo volveré a hacer. —Beso varias veces mi mano pidiendo perdón.

—No hay nada que perdonar Mariano. Eres un buen hombre, sólo tienes cicatrices de tu pasado, al igual que yo.

—¿Por qué dices tal cosa?. —Mis palabras lo están confundiendo—. ¿A qué quieres llegar diciendo todo eso?.

—La finalidad de mis palabras... Son que comprendas mis sentimientos. No es amor, no es odio, a veces ni yo lo entiendo... Porque existen ocasiones en las que si sentí empatía contigo. —El diálogo que le confesé a Mariano salió de mi alma.

—Mi Brunito. —El Guzmán no quita la mirada de mis ojos—. Te convertiste en parte de mí desde el momento que puse mis ojos en ti. Donde quiera que vayas, iré. Porque sé que yo también soy parte de ti.

—¿Tú?. —Me di cuenta que Mariano sabe lo que iba a hacer.

—Sí, Corazón. No soy idiota, por favor no me trates como si lo fuera. No eres muy bueno haciendo planes de escape. Iba a hacerme la vista gorda hasta que me hicieras enfadar, pero no conté con que me dijeras tus sentimientos.

—¿Me detendrás?.

—No sé si hacerlo, ya que lo intente impedir demasiadas veces. —Soltó mis manos y me dedico un poema.

No me abandones, quedate conmigo amor, que sin verte y leerte moriría mi corazón, ahora que me has enseñado a amar, no me dejes solo, no lo podría soportar, mi amor es tan intenso y lleno de ilusiones.

—Disculpa... No me quedaré.

Es mi decisión final.

—Lo sé... Al menos lo intenté de una forma menos agresiva ¿Te gustó el poema?.

—Me encantan tus poemas. Estoy orgulloso de ti Mariano. —Lentamente acaricié la mejilla del Guzmán.

—No quiero dejarte ir. —Sujeto mi mano que acariciaba su mejilla, frunció el ceño—. ¿Por qué quieres irte? Tienes una familia conmigo, sé que a veces peleamos, pero es algo que sucede en los matrimonios y podemos arreglarlo. Hazlo por los niños ¿Qué les dirás cuando pregunten por mi? ¿Les mentiras?.

—Mariano. —Tengo muchas ganas de gritarle todas las veces que él me mintió, sin embargo, debo seguir hablando pacíficamente o puedo hacer que el hombre se moleste y me haga daño—. Los niños estarán bien, te lo prometo. No diré nada malo sobre ti, les explicaré de una manera sencilla, ellos lo entenderán, son muy listos.

—Eso quiere decir que no volverás ¿cierto?. —Al Guzmán se le está acabando la amabilidad. Su mandíbula se ve más pronunciada porque la está presionando.

Me quedé en silencio. Hasta ahora va bien, ya que Mariano se está doblegando ante el tema de dejarme ir. Suplicó no equivocarme con mis palabras.

—Sígueme. —Tome la mano de Mariano y lo guíe hasta nuestra habitación. Le pedí que se siente en la cama y comencé a desabrochar la camisa del Guzmán. Este sólo me mira expectante, sin impedir nada.

Por primera vez tomé la iniciativa y me acosté con Mariano cumpliendo todo lo que el hombre quería hacer conmigo.

Esa mañana, Guzmán, recorrió lentamente todo mi cuerpo. Parece que intentaba memorizar cada toque, cada gemido que salía de mi boca, el sabor de mis labios y de mi piel. Me ruega que me quede a su lado, le es imposible vivir sin la persona a la que ama.

Entre besos le digo que no me alejaré de su lado. Es una falacia, pero una vez que me vaya no importara, porque ya nadie podrá hacerme daño.

Ambos estábamos agotados, y nos quedamos durmiendo hasta tarde. El primero en despertar fui yo. Antes de bajar a la cocina le avisé a Mariano que moría de hambre e iba a preparar el almuerzo para ambos.

Pov Mariano

Me levanté unos minutos después, ya que la preocupación de que mi amado se vaya no me deja dormir. Bajé las escaleras y me quedé mirando como mi pastelito prepara la comida.

—¿Por qué te me quedas viendo? —pregunta sonriente el Madrigal.

—Porque eres mi mundo, mi universo, mis estrellas, mi sol. en conclusión mi todo. —Le mandó varios besos con mis manos.

—No encuentro fallas en tu lógica. Aún no está el almuerzo, mi vida ¿Quieres Un café mientras tanto?.

—Sí, mi bebito.

—¿Bebito?. —Se sorprende por el nuevo apodo. Coloca el café en la mesa y se sienta junto a mí.

—Eres mi bebito. —Tome un sorbo de café—. Le pusiste mucha azúcar, cariño.

—No es azúcar, le puse todo mi amor.

—Eso sonó muy agradable... Bastante para que lo dijeras... ¡MMMM!. —Me empiezo a sentir cansado—. ¿Qué hiciste?. —Me levanté rápidamente y mi vista se nublo por completo, caí al piso.

—¡OH! Creo que no era azúcar.

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Bruno salió de esa casa sin llevarse nada. Todas las cosas de ahí son compradas por Mariano y no quiere nada de él. Va al hogar de Salomé en busca de sus hijos y los encuentra jugando con Camilo.

Bruno: ¡HEY! mis amores. —Ambos niños se alegraron de ver a su Papi.

Laidy: ¡PAPI! conocimos a nuestro primo, se llama Carlos.

Alex: Es Camilo y no es nuestro primo.

Laidy: Sí lo es, él dijo que lo es ¿verdad, Papi?.

Bruno: Sí, mi niña linda, claro que lo es.

Alex: No me agrada. Tiene cara de malo, dile que se vaya, Papi.

Bruno: ¿Qué? ¡Ha,Ha! No es malo, es tu primo, es parte de nuestra familia. Siempre quise que vayan al lugar donde crecí, esta lleno de magia.

Laidy: ¿Iremos?.

Bruno: Sí, esta noche.

Alex: ¿Papá vendrá con nosotros?.

Bruno: Papá tiene que ir a trabajar, así que no podrá venir.

Laidy: ¡OOOH! yo quería a Papá en nuestro viaje... Ya ni modo.

Alex: No quiero ir sin Papá.

Camilo: Tu Padre vendrá unos días después.

Salomé: Es importante que vayas Alex, conocerás a la familia de tu Papi.

Alex: ¿Me lo prometes Papi?.

Bruno: Te lo prometo. —Se sintió muy mal sabiendo que le está mintiendo a su hijo.

Salomé los acompañó hasta donde pudo y se despidió de su amigo Bruno y de sus hijos. El chico que le gusta sólo le sonrió y le dio las gracias por cuidar a su Tío.

Continuará...?

Disculpen si hay errores, me pongo a escribir antes de dormir y me olvido que escribí 🌿😅

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