Alone
Pov Isabella
No debí meterme en ese asunto. ¡QUE TORPE FUI!. Ya me metí e hice sentir peor a Mirabel. Se puede solucionar, no es muy importante eso ahora. Han pasado horas y Mariano sigue sin aparecer. ¿Qué está haciendo? ¿Dónde esta?. No soy muy buena siendo paciente, mejor iré a su casa y lo esperare ahí sentada.
Fue la espera más larga que hice. Mariano recién llegó a eso de las doce de la noche, se sorprendió al verme esperando en su casa.
—Buenas noches ,señorita Isabella. ¿A qué debo tú agradable visita? —sonrió mientras miraba alrededor.
—Mariano, te estuve buscando todo el día. ¿Dónde estabas? —cuestioné con la misma sonrisa hipócrita que él hacía.
—Asuntos personales sobre la familia, nada del otro mundo. ¿Qué se te ofrece?.
—¡Mariano!. Somos amigos de la infancia y hasta estuvimos a punto de comprometernos, puedes contarme lo que sea, tengo todo el tiempo del mundo. —Adelgace mi voz para que sonará más tierno.
—Tiene razón y exactamente por todo lo que hemos pasado juntos, yo creo que, deberías respetar lo que te cuente y lo que no te quiera contar. ¿No crees?.
Esbocé una sonrisa forzada debido al comentario. Si soy honesta, me encabronó.
—Dejando de lado eso, la razón por la que estoy aquí, es que mañana vuelve el Tío Bruno con posibles noticias sobre Dolores. Vamos a realizar un almuerzo para darle la bienvenida. La abuela Alma te invita a participar de este pequeño y agradable evento.
Me acabo de inventar esto, pero Mariano no se atreverá a hacerme daño o a Camilo si esta toda la familia Madrigal presente.
—No será posible, mañana estoy ocupado.
—¿En qué?. Yo que sepa estas de vacaciones. Tienes que ir, estamos hablando de Dolores, ¿recuerdas?. Estabas con ella. Aparte, te agrada mucho el Tío Bruno, podrás verlo también.
La cara que puso Mariano no tiene precio, no sabía que excusa inventarse, me sentí victoriosa.
—Estaré ahí. Hasta mañana, Isabella.
No pudo disimular su enojo y entró a su casa sin que pudiera despedirme de él.
Siempre ganadora nunca perdedora. En el almuerzo le diré todo lo que sé a Mariano y no podrá defenderse, soy la propia.
Pov Mirabel
¡Estoy harta!. No quiero salir con ese chico, no quiero estar peleada con Camilo, no quiero gritarle a mi hermana, quiero disculparme con Mariano... Quiero estar bien.
Me escondí en el cuarto del Tío Bruno, nadie me buscaría aquí.
Camilo: ¿¡MIRABEL ESTAS AQUÍ!?. —Entro, mi primo, pateando la puerta.
Mirabel: ¿¡EEEEH!? ¿Cómo supiste?.
Camilo: Aquí solía esconderme cuando robaba la comida de mi Padre y él pensaba que se lo comía mi Mamá, por eso no reclamaba ¡He, He, He!.
Luisa: Escuche un golpe y no fui yo. ¿Todo esta bien?. —Se asomó mi hermana con una bandeja lleno de pudin de chocolate.
Camilo: ¿Y eso?.
Luisa: Mamá me pidió repartir este postre, quiere nuestra opinión sobre esto. —Nos entregó un vasito a ambos y salió del cuarto.
Camilo se sentó junto a mí en la arena y comió su postre a gusto, hice lo mismo.
—¿Me estabas buscando Camilo? —inquirí, abatida.
—Claro que chi. Recuerda que yo siempre estaré para ti ya que, te conozco muy bien, sé que estas mal... Y que no es mi culpa. —Me tomo de la mano con una sonrisa.
—Sé lo que haces y no, no te voy a dar mi postre. ¡Ha, Ha!.
—Tocaba intentar. Hablando en serio. ¿Qué pasa? —preguntó preocupado.
—¿Me perdonas?. Por lo que dije, no fue con mala intención sólo que... La abuela Alma como sea quería que saliera con ese chico y mi Madre se emocionó que alguien me invitará a salir, no me dejaron dar mi opinión.
—No necesitas disculparte. Me basta con que me digas como te sientes, así podré entender tu forma de actuar, ten en mente que siempre estaré aquí para apoyarte y escucharte.
—Gracias Camilo. El abuelo Pedro me dio al mejor primo del mundo. —Lo abrace feliz de nuestra reconciliación.
—In another life —canto esa frase con una voz muy desafinada.
—¡He, He! ¿Qué significa eso?. —Lo mire extrañada.
—Nada, primita. Termina tu postre antes de que te lo quite.
Pov Mariano
Isabella suele ser molesta en un sentido agradable, pero está vez fue extrañamente molesta. ¿Por qué esperarme si podía decirme mañana?. No tiene sentido ir a su patético almuerzo si ya soy dueño de Bruno. Tengo que pasar tiempo con él, ayer tuve un gran avance. Debo buscar la manera de que tengamos hijos, si Bruno tiene una familia conmigo, no sentirá la necesidad de preocuparse por la familia Madrigal ni siquiera los extrañará.
¿Cómo diablos puedo hacer eso posible?. ¡AAAAAHG!. Necesito buscar información.
Me senté y revise los paquetes que me envió mi Madre, siempre envía ropa y dulces, esta vez incluía una carta. La leí y dice que quisiera que me vaya con ella, pero sabe que estoy empezando una relación con Dolores y no quiere arruinar la posibilidad de tener nietos.
¡ASH!. Verdad que mi Madre no sabe que Dolores desapareció misteriosamente. Tendré que mentirle para que no me obligue a irme.
Detesto la idea de alejarme de Bruno, es mío, es de mi propiedad, es todo lo que necesito. No puedo perderlo de ninguna manera. ¡RAYOS!. Otra vez estoy duro.
Ese aceite aromático que le puse a Bruno, se supone es un afrodisíaco, pero me afecto mas a mí que a él. No bastará con jalarmela. Debo ir a hacerlo con Bruno. Por suerte es de noche y nadie me verá así.
Llegué y entre al cuarto de Bruno, antes de eso siempre me aseguro de cerrar con llave la puerta. Lo encontre durmiendo plácidamente, se ve lindo, eso me excita demasiado que comencé a transpirar. No aguante más y me saque toda la ropa, quite la colcha con la que se tapaba Bruno, eso lo hizo despertar.
—¿Mariano por qué me...?. —Se quedó viéndome—. ¿Qué haces desnudo?.
Besé sus labios sin permiso. Estaba desesperado por tocarlo y que también él me tocará, sin embargo, Bruno no hacía nada para satisfacer la calentura que sentía. Me enfureció que arranque su camisón con mis manos.
—¡MARIANO! ¡¿QUÉ TE SUCEDE?!. —Me dio una cachetada y se alejo de mí.
—¡NADA! ¡UGH!. Cuántas veces debo decirte que no me gusta que me grites. —Tuve que sobar mi mejilla por el dolor.
—Vete Mariano, no quiero que me toques. Ayer lo hicimos varias veces y estoy cansado.
La molestia se notaba en su cara.
—No me voy a ir, me urge estar contigo, lo haremos esta vez más, después no te molestaré.
Lo agarré del brazo para acercarlo de nuevo, Bruno agacho la cabeza, cansado.
—Cambia esa cara Brunito, no me gusta verte así, adoro cuando sonríes. ¿Me puedes dedicar una sonrisa?.
Acaricie los muslos de Bruno esperando una sonrisa que no quería mostrarme.
Bruno suspiro con pesadez. Se echo en la cama boca arriba y encogió sus piernas de manera que sus rodillas tocarán con su pecho. Me dijo "hazlo rápido, porque quiero dormir". Arrodillado ante Bruno lo penetró profundamente.
Pov Bruno
Me estoy comenzando a sentir muerto por dentro, no puedo llorar, no puedo negarme, no puedo sonreír, es como si presionara un botón que apago mis sentimientos y ahora soy una persona vacía.
¿Será toda mi vida de esta manera?. Prefiero morir antes que vivir aprisionado en esta casa junto a Mariano.
Sí... Lo mejor sería morir.
°Al día siguiente por la mañana°
Pov Isabella
En el desayuno planeé decirles a todos que hagamos un almuerzo para el regreso de Bruno, no pude anoche, porque llegué tarde.
Isabella: ¡Su atención familia Madrigal! Los reuní aquí por...
Camilo: No nos reuniste. Estamos desayunando como solemos hacer todos los días.
Félix: No interrumpa a su prima —Le da un zape.
Mirabel: ¿Por qué todos toman café menos Antonio y yo?.
Pepa: Camilo tampoco toma café.
Luisa: ¡Tía, Camilo tapó su taza!. Si esta tomando café.
Antonio: Yo también quiero.
Félix: Siga queriendo.
Julieta: Más tarde haré arroz con leche por si alguien quiere, lo dejaré en la olla.
Abuela Alma: Basta de distracciones. —Aplaudió dos veces para llamar la atención de todos—. Hijita, por favor dinos sobre que querías hablarnos.
Isabella: ¡Bien!. Como saben, hoy vuelve el Tío Bruno y probablemente Dolores, así que se me ocurrió recibirlos con su comida preferida, también quería invitar a Mariano a esta pequeña reunión.
Mirabel se puso contenta por eso, pero Camilo me fulminaba con su mirada.
Abuela Alma: Es agradable que venga, sin embargo, esto es más familiar, tal vez sería mejor invitarlo mañana.
Camilo: Está la opción de jamás invitarlo.
Pepa: ¡Comportate Camilo!.
Mirabel: ¡AAAM!. Concuerdo con la abuela Alma, aunque sería grato su presencia.
Camilo: No es cierto.
Félix: ¡Ca-mi-lo! Es suficiente.
Luisa: Lo importante es que ellos regresan y todo volverá a ser como antes.
Agustín: Hermosas palabras, linda.
Isabella: Me parece conveniente que venga para que vea a Dolores, tienen cosas que aclarar. ¿No crees Abuela Alma?.
Abuela Alma: Esta bien, después de todo es sólo un invitado.
Ya habiendo logrado que se realizará el almuerzo, me queda conversar con mi primo. Estaba muy molesto por lo que hice.
—¿Por qué invitaste a Mariano?. ¿¡Quieres matarme!? —cuestionó alterado.
—Camilo, tengo un plan y voy a necesitar tu ayuda. Una vez que Mariano llegue, voy a conversar con él, le haré saber que me enteré de todo, mientras yo hago eso, tú iras a esa casa escondida a buscar al tío Bruno y a Dolores.
—Detesto decir esto, sin embargo, no creo que él vaya a venir. Mariano sabe que esto es una pérdida de tiempo, parece tonto, pero no lo es.
—Si no viene, iré a buscarlo con Antonio. A Mariano le agradan los niños, no podrá negarse con un niño tan adorable. Ahora que lo pienso sería bueno que te acompañe Luisa.
—Esta bien, iré con Mirabel ¡ASH!. Digo con Luisa ¡He!
Lo mire con duda.
—Esto es importante. Tu mente está en las nubes. ¡Concéntrate!. Tendrás tiempo de pensar en tus sentimientos, pero no ahora.
—Ok, ok, ok. Estoy atento, todo saldrá a la perfección.
Pará ahorrar tiempo salí con Antonio al pueblo buscando a Mariano, gracias al cielo lo pille comprando ropa.
Isabella: ¡Mari-ano!. Que casualidad. ¿Qué haces?.
Mariano: Que graciosa, me muero de la risa. —exclamó sarcástico—. Es un lugar donde venden ropa. ¿Qué crees que hago? —pregunto agarrando un camisón.
Isabella: ¡Ha, Ha! Pero... No creo que te quede eso. —Señale la prenda—. Es muy chico y tú tienes hombros anchos.
Mariano: Sólo estoy mirando, aún no me decido.
Antonio: Mariano ¿Si va a ir a comer a la casa?. —Puso una mirada triste.
Mariano: ¡AAAW! Antonio, no creo que pueda, siento que es algo familiar.
Antonio: Usted es parte de la familia. Mirabel me contó que jugaba con usted cuando tenía mi edad. —Se abrazo de la pierna de Mariano, suplicando—. Por favor, venga para jugar conmigo. —La tristeza cubrió su rostro con unas lágrimas a punto de salir.
Mariano: Iré, pero no llores. —Alzó a Antonio para ponerlo en sus hombros—. Eres un niño fuerte. ¿Lo sabias?.
Antonio: ¡SIIIII!. —Abrazo la cabeza de Mariano.
Así fue como logré, con ayuda de Toñito, traer a Mariano. Tuve que comprar algunos juguetes y vender mis futuros postres para que Antonio acceda a distraer a Mariano.
Le hice una señal a Camilo para que saliera junto con Luisa. Mamá me pidió ayuda para acomodar y limpiar la mesa ya que, Luisa no estaba, me tomo un buen rato hasta que fui al cuarto de Toñito y vi que Mariano ya no estaba.
—Antonio. ¿Dónde esta Mariano?.
—Dijo que iría al baño.
Corrí a tocar la puerta del baño, no recibí respuesta. Entre y no había nadie. Me quedé anonadada unos minutos hasta que reaccioné y lo busque por toda la casa. No creo que él... Se haya dado cuenta, no es posible.
Pov Luisa
Salí con Camilo a comprar unos ingredientes para Mamá, o al menos eso fue lo que me dijo Camilo, porque me estaba llevando por la selva.
—¿A dónde vamos Camilo? —pregunté.
—Necesito ayuda con algo, después iremos a comprar lo que falta para la cocina.
Lo seguí por una ruta que no conocía y nos adentramos por un hueco de un árbol, allí había una linda casa.
—Es hermosa, te da un aura de paz. ¿Quién vive aquí?.
—No lo sé, vinimos a averiguar eso. ¿Puedes romper la puerta? —preguntá, pero suena más como una súplica.
—Ni lo pienses, esta muy linda como para que la destruya.
—Sólo tienes que empujar la puerta hasta que se abra. Si alguien reclama, me echaré toda la culpa, te lo prometo.
—Un regaño gratis de la Abuela, si insistes. —Bastó que le diera un empujón para que la puerta se abriera. Camilo entró apresurado a la casa y yo me quedé en la puerta.
Sentí un dolor en la espalda, cuando baje la mirada pude ver que de mi abdomen sobresalía la punta de un cuchillo, mi vestido empezó a teñirse de sangre. Quise darme la vuelta para ver quien estaba detrás de mí, pero la vista se me nubló y el dolor me hizo caer al piso.
Continuará...
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