9. Insomnio
―¿Qué sucede? ―Gav pregunta volviendo a su lugar.
Nos mira interrogante a ambas.
―A Elia la quieren contratar por doce noches, ¿y a que no adivinas quién? ―Cand le explica y si es que se puede hacer eso, pero él le mira bastante confundido, y ella pone los ojos en blanco irritándose―, ah, se me olvidaba que no tienes idea de este mundillo. ¡Me refiero a Leroux! El famoso y enigmático pintor más vendido de los últimos tiempos.
―¡Guau! Eso es increíble, Elia ―Gav dice mostrándose entusiasmado, y ahora soy yo quien pone los ojos en blanco.
―También pensaría lo mismo si fuera cierto; pero sigo pensado que es una broma ―replico a tanta emoción sin sentido.
―Acabamos de confirmar que no es así. Hay alguien serio tras ese teléfono y no es precisamente de un burdel ―recalca Cand.
―De acuerdo, pero no estoy interesada, además, nadie trabaja a estas horas ―digo quitándole la tarjeta y poniéndome en pie―. Creo que mejor me voy ―añado tomando mi morral.
―Seguro que esperas que vaya esta noche ―dice mortificándome.
―Puedes dejar de molestarla ―Gav me defiende y yo le agradezco con un gesto de asentimiento.
―Cuando se dé cuenta de su estupidez, seguro me lo agradecerá ―Cand prosigue bastante incisiva.
Resoplo fuerte para no decir nada. Me despido rápido de ambos y me voy de allí. Al salir miro hacia el grupo de profesores con los que había venido Bledel y todos están, menos él.
«Seguro también le amargaron el genio como a mí y se ha marchado», me digo mentalmente y salgo del lugar. Voy por mi bici y luego camino a casa. El trayecto no es lejos y no quería montarme en ella, pero luego siento como si alguien me siguiera y me subo rápido sintiéndome algo tonta y paranoica.
Cuando llego a mi piso van a ser apenas las ocho y media. Es temprano todavía. Habría deseado llegar mucho más tarde, pero Cand siempre lo arruina poniéndose pesada con el tema. A continuación, me pongo a revisar mis pendientes para matar el rato, luego cuando termino trabajo un par de minutos en los detalles de una naturaleza muerta que estoy pintando para una clase. Al final desisto porque no puedo concentrarme.
Me desespero un poco, así que busco la carpeta que me entregara Bledel y reviso lo que hay que rellenar. Organizo todo y eso me lleva más tiempo. Cuando me doy cuenta son las diez, así que tomo un baño y me quedo en la cama con el teléfono en la mano. Reviso redes, miro páginas, pero al final me aburro. La ansiedad crece cuando son las once y el sueño se va cuando son más de las y media.
Insomnio.
Es lo que me sucede cuando sé que ha encontrado a alguien. Me dan las doce y solo hasta ese momento soy consciente de estar esperando a una persona que no va a llegar. Cand tiene razón, Adam a lo mejor no es para mí, solo, que no sé cómo aceptarlo.
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