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5. Recordar duele.


Puedo recordar perfectamente el día que supe que estaba enamorada de Ryu.

Empecé a coquetearle porque me había parecido lindo, era tan diferente a todos los chicos con los que había estado antes y pensé que podría cambiar para mejor, aunque no tenía esperanza de que funcionara porque yo a él no le gustaba al principio. Siempre esquivaba mis intentos de coqueteo, siempre decía que porque había sido la novia de Declan, aunque fuera una relación falsa, a él le parecía un poco extraño salir conmigo... pero entonces me dejaba tomar su mano, me dejaba abrazarlo.

Fue durante el tiempo en que Mahony y Declan estaban peleados; Ryu no quería pasar demasiado tiempo con ellos porque eran insoportables, hablando en clave y echándose en cara ciertas cosas, como se había acostumbrado a tenerme alrededor él me invitaba a su casa, pasábamos todo el día juntos desde que salíamos de clase, incluso lo acompañaba a sus clases de karate.

Lo primero que vi cuando lo conocí fueron sus ojos; azules y brillantes, un azul oscuro y profundo que nunca había visto antes, me parecieron especiales a pesar de probablemente hay un millón iguales. Debió ser porque sus mejillas estaban sonrojadas la primera vez que lo vi a los ojos.

Aunque yo "salía" con Declan nunca me llevé demasiado bien con Ryu en el pasado, siempre que yo estaba él se iba y no me molestaba en tratar porque era solo un chico algo tímido, no tenía ningún interés en él. Entonces me sostuvo en sus brazos el día que Mahony me rescató en esa fiesta y lo miré a los ojos, me cargó estilo princesa y pude verlo de cerca; para mí ya no era un niño.

Nosotros vivíamos en la misma calle, solo que de extremo a extremo, él siempre preguntaba si no extrañaba estar en casa. Estaba avergonzada de decirle que mi casa era un infierno, así que lo abrazaba o le robaba un beso y decía que me gustaba más estar en la suya. No era mentira igual, me gustaba estar allí.

Ese día estaba lloviendo con fuerza, él preguntó que si volvería a casa o me quedaría a dormir. Elegí quedarme. Fuimos arriba y él me prestó una camiseta suya y unos shorts que eran de su madrastra. Su ropa olía bien, a suavizante, estaba tan suave... me acosté en su cama y me di cuenta de que él se estaba preparando para dormir en el piso, sacó una cholca del armario y la dejó a un lado de su cama, estirada perfectamente. Cualquier otro chico hubiese aprovechado el momento para dormir juntos, pero no Ryu, él nunca lo haría.

—Ryu... —lo llamé, mientras lo miraba acomodarse bajo las sábanas, la luz ya estaba apagada—. ¿Qué piensas de mí?

Él volteó a verme.

—¿En qué sentido?

—Como persona.

—Eres una chica agradable y alegre... —él colocó los brazos debajo de su cabeza y miró hacia el techo—. Estás loca pero no me desagrada, creo que eso es lo que te hace ser tú, que nadie nunca sabe cuál será tu próxima idea. A pesar de lo que todo el mundo dice, eres dulce y te preocupas, creo que eres una buena persona.

Escondí mi sonrisa detrás de la almohada que estaba abrazando.

—¿Qué piensas de mí como chica? Digo... ¿Califico como alguien que te pueda gustar? Tanto física como intelectual y emocionalmente.

—Mmm... —Ryu parecía pensativo—. Realmente no.

Mi corazón cayó, hice un puchero detrás de la almohada.

—Pero... —él sonrió de repente—, eres tan necia, tan insistente... ¿Cómo podrías no llegar a gustarme si siempre estás allí? Eres bonita, eres más que hermosa... —giró su cabeza—. Sin embargo, he visto a los chicos con los que solías salir, sé que ninguno se parece a mí, entonces ¿Por qué yo?

—Obviamente no funcionó con ninguno de los otros chicos —reí, recuperando un poco la esperanza después de escuchar aquello—. Eres diferente... y vales más la pena.

—¿Crees eso? —él se veía feliz de escucharlo—. Tú también vales la pena, Amber... más de lo que puedas imaginar.

Eran solo palabras, pero nunca las había escuchado antes, ni siquiera de Declan que había sido tan bueno conmigo. Ryu probablemente no estaba enamorado de mí, pero mi corazón latía por él y me di cuenta en ese momento que mi primer amor era él. Cuando yo era pequeña, pensé que me había enamorado muchas veces, pero creo que nunca mi corazón latió tan rápido por algunas simples palabras que dijo un chico. Caí en cuenta de que era demasiado tarde, lo que yo sentía por él solo crecería.

Me lancé hacia él en ese momento, cayendo sobre su cuerpo y él chilló un "¡Auch!" pero se rió luego de que se dio cuenta de que nuestras caras estaban muy cerca. Me incliné y lo besé en los labios. Fue la primera vez que nos besamos profundamente, la primera vez que ambos estábamos completamente comprometidos a ello; no tengo idea de cuánto duró, pero yo no volví a la cama esa noche. No podía, nunca me había sentido así y no quería dejarlo ir.

Probablemente me aferré a ellos demasiado, no estoy orgullosa de eso. Es solo que todos los hombres que conocí después no pudieron superarlo... ¿Qué podía esperar si siempre estaba pensando en él? Tal vez nunca me esforcé lo suficiente, tal vez no quería esforzarme. Me concentré en mi trabajo lo más que pude, intenté formar un futuro que pudiera ver claramente y luego no volví a recordar lo que se sentía amar y desear a alguien con esa intensidad. Pensé que tal vez era la edad, que solo los adolescentes se sentían así... pero ahora veo a Benjamin y a Xavier aquí frente a mí, mirándose el uno al otro y lo reconozco, el estar enamorado con todo tu ser no es algo ficticio o de la adolescencia, existe y yo simplemente olvidé lo que se sentía.

Me pregunto si algún día lo recuperaré.

—Estás muy pensativa hoy —alguien dice en mi oído y me exalto, volteándome para ver a Eddie detrás de mí—. Llevo más de diez minutos mirándote mientras miras al espejo con cara perdida y no lo has notado, parece que cruzaste al país de las maravillas o algo... —él me da un vistazo—, lindo vestido, dama de honor —dice luego.

Los vestidos para las damas de honor llegaron anoche y ahora estamos haciendo las pruebas en casa de los Roth para asegurar que no haya nada que arreglar antes de la boda. Todos son del mismo color; un coral suave que Benjamin escogió en conjunto con todo el tema de la boda. De hecho, Benjamin se encargó de todas las elecciones para la boda. Desde los colores de la decoración hasta la comida que será servida en el banquete. Obviamente él quería consultarle a Xavier pero Xavier solo decía sí a todo lo que Benjamin proponía sin dar una opinión realmente, así que Benjamin dejó de preguntar y escogió todo por sí mismo, al parecer Xavier solo quiere casarse y ya. Son tan adorables.

—Gracias —digo, viéndome al espejo una vez más—. ¿Crees que irá mejor con el cabello recogido o suelto?

—Recogido, pienso que el escote de la espalda resaltará mejor —Eddie mira sobre mi hombro—. Estuve planeando llamarte esta semana pero mi madre me mantuvo ocupado, trabajando para ella... ¿Podríamos hablar luego?

—Claro —yo asiento—. Después del almuerzo volveré a casa con Ty, pero podríamos dar un paseo.

—Bien —Eddie asiente.

—¡No puede ser, Mahony! —Benjamin llama nuestra atención, él está parado detrás de Mahony mientras intenta subir el cierre de su espalda que no quiere cooperar, Mahony tiene una expresión de mortificación—. ¿¡Engordaste!? ¡Te dije nadie podía subir ni un gramo mientras los vestidos llegaban!

—¡Lo siento, no sé qué pasó! —ella hace un puchero—. ¿Crees que puedan arreglarlo?

—Espero... —Benjamin suspira—. Le devolveré este a Demian... ¿Amber, qué tal el tuyo?

—¡Está perfecto! —yo doy una vuelta.

Es un vestido largo, de una tela sedosa, la falda es suelta y tiene un escote en la espalda, aunque mis pechos llenan lo suficientemente bien la parte de adelante como para que se vea apretado, sin embargo, lo siento bastante bien y podría usarlo para cualquier otra boda en el futuro.

—¿Ty? —Benjamin se dirige hacia donde está el chico que acaba de salir del baño donde nos cambiamos.

—Cariño, este vestido es hermoso, mira las curvas que me hace —él se mira al espejo haciendo una pose—. Definitivamente me voy a quedar con él.

El vestido de Ty se ajusta a su figura, es del mismo color que el suyo pero con otro diseño. Todas llevamos diferentes diseños en el mismo color, lo que me parece genial y original, al menos no se sentirá como que somos un grupo musical o algo. No tanto, siento que somos más como las musas de Hércules.

Después de que Benjamin se asegure de que a todas nos quedan bien nuestros vestidos, a excepción de Mahony, voy a cambiarme a mis jeans y mi suéter. El clima está lluvioso por lo que me siento un poco desmotivada acerca de arreglarme. Benjamin no está contento con el clima tampoco, lo veo en la ventana sosteniéndole una mirada asesina a la lluvia y mascullando "le dije que teníamos que casarnos en verano, como llueva el día de nuestra boda lo dejaré en el altar".

La verdad, disfruto mucho viéndolo como una novia desesperada.

Eddie está mirando su celular, sentado en el sofá. Hoy luce especialmente guapo; blue jeans, una chaqueta de cuero marrón, una camiseta simple debajo, su cabello algo despeinado. El chico es un sueño. Me muerdo el labio pensando en lo mucho que esto no va a funcionar, sin importar lo mucho que me guste, no puedo llevármelo a París —sin mencionar que debo olvidarme del otro tonto primero—. Podría disfrutarlo mientras lo tenga pero... ¿A qué precio, Amber?

—¿Por qué estás aquí hoy? —le pregunto a Eddie, sentándome a su lado en el sofá—. Que yo sepa no eres una dama de honor.

—No pero soy la mula de carga de mi hermano ahora que dejó su auto en Phoenix —Eddie se encoge de hombros—. Estoy haciendo esto solo porque Benjamin me cae bien y el pobrecito quedará calvo si sigue estresando así.

—¿Qué? —Benjamin se voltea y nos mira con mortificación en la mirada, estaba parado muy cerca de nosotros—. ¿Crees que podría quedarme calvo? —él se toca la línea de su cabello—. Quiero decir... papá no está calvo, no creo tener ese gen ¡Pero con alguien se empieza! —él empieza a entrar en pánico y Eddie alcanza su mano.

—Benja, te ves bien —le dice con suavidad—. Solo era un chiste, lo siento.

—¿Seguro? —Benjamin sigue tocándose el cabello.

—Seguro, Benjamin, tienes el cabello rubio y abundante —le digo yo—. Hermoso y sedoso —agrego y Eddie asiente a la par.

—Bien... ¡Mahony, suelta eso! —él suspira y se aleja hacia donde está Mahony tratando de coger un maccaron para quitárselo de la mano.

—Pareces tenerle afecto a Benjamin —le digo.

—Lo quiero más que a mi hermano, es lindo —Eddie se encoge de hombros—. A veces pienso que Xavier no lo merece... pero él es como mamá, tuvo la suerte de encontrar una buena pareja a pesar de no tener idea de cómo estar en una relación.

—¿Eres como ellos? —yo alzo mis cejas y me cruzo de brazos—. Dicen que es de familia.

—Diría que en parte sí —Eddie asiente—, no los dejo saberlo aun así, mantengo mis aventuras para mí mismo, soy más selectivo... y me gusta ir a citas, conocer a la gente antes de hacer cualquier cosa.

—Entiendo... supongo que como Xavier le vas a ambos bandos.

—Es tradición en la familia —Eddie suelta una risa—. Prefiero a las chicas.

—No me sentiría amenazada si no fuera así —le digo—. Pero debo advertirte, yo volveré a París... así que probablemente lo sea que pase, no llegará muy lejos.

—Oh, tranquila —él se relaja contra el espaldar del sofá y me ofrece una —. No lloro por nadie, no te preocupes, es lo que me diferencia de mamá y Xavier... yo no hago eso de relaciones, solo busco pasar un buen rato, conocer gente y conectar si hay suerte.

No es que me sienta decepcionada pero tal vez esperaba que fuera diferente. Sin embargo, no me molesta, es justamente lo que necesito para divertirme y hacerme olvidar de la amarga realidad. Lo único que espero es no sentirme atraída por él más allá de físicamente, eso sería terrible, porque aun si me quedara, nada pasaría. Parece que no hay una forma en la que pueda ganar.

—Aprecio tu sinceridad —le sonrío—. Al menos sabemos a dónde va.

—Exacto, es todo más fácil poniendo las cartas sobre la mesa, se lo dije un montón a Xavier pero nunca escuchaba, ahora tiene a medio pueblo enojado porque se casará —Eddie sacude la cabeza—. Idiota.

—Mi hermano vino de París a verlo porque no se lo creía —yo me echo a reír—. De hecho, publiqué una felicitación para ellos en Instagram y todos mis viejos compañeros que ya no están en Payson comentaron con "no puede ser" en mayúsculas.

—Lo mismo pasó cuando se lo dije a mis amigos.

—Él realmente trabajó duro por su reputación.

—Lo sé... —Eddie resopló—. En fin, cuando pare de llover ¿Quieres ir por un café?

—Bien —asiento.

Paró de llover después del mediodía así que salimos por un café a una cafetería cercana. La recordaba de cuando estaba en el instituto y me trajo un montón de recuerdos porque era a donde Ryu y yo solíamos ir todo el tiempo. Esta es la cosa con volver a este pueblo, es tan pequeño que no creo que no haya un lugar donde no pueda sentir que tengo historia con él. A veces no veo la hora de volver a París.

Eddie pide por ambos y vuelve con dos cafés helados, pues empezó a hacer calor después de que dejara de llover.

—Entonces... París ¿Eh? —él me mira con curiosidad—. ¿Por qué París?

—Mi hermano siempre quiso ser pastelero —respondo—. Cuando terminó la escuela empezó en una academia culinaria, le presentaron la oportunidad de un intercambio y lo tomó, cuando pudo llevarme con él, lo hizo.

—¿Qué hay de tus padres? ¿No se opusieron?

—Ellos no se preocupaban en lo absoluto —yo miro mi bebida tratando de no conectar nuestras miradas—. Ni mi hermano ni yo estamos en contacto con ninguno de ellos.

—Oh, lamento haber preguntado.

—Está bien —me encojo de hombros—. Así es la vida, ya sabes... pero háblame de ti, imagino que terminaste la escuela hace poco.

Él asiente.

—Así es, voy a ir a Princeton pronto.

—¡Oh ¿una Ivy League?! Veo que te esforzaste ¿Eh?

—Cada día, Amber, cada día —él ríe—. Mamá está extasiada al respecto, me quiere enviar allí lo antes posible.

—Tu madre es un poco extravagante ¿No?

—La mujer está loca —Eddie sacude la cabeza—. Papá es un tipo perfectamente normal, no entiendo como terminó con alguien como ella.

—Los tipos normales a veces quieren diversión en sus vidas —le digo—. Parece que son opuesto y ya sabes esa tonta ley que dicen ¿No? Los opuestos se atraen.

—Supongo —Eddie se encoge de hombros—. Yo no soy experto en relaciones, nunca he tenido una, nunca entendí por qué era tan importante para la gente estar enamorado... ¿Has estado enamorada, Amber? —él lleva su café a sus labios después de preguntar aquello.

Yo miro directamente a la mesa donde siempre Ryu y yo nos sentábamos, casi puedo saborear el recuerdo en mi boca. Asiento... sí, he estado enamorada, pero ya no sé si eso fue lo mejor que me pudo pasar. 

Recordarlo duele más de lo que debería. 

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