14. Mis dos hermosas personas.
Ryu y yo nos asomamos para escuchar el discurso de Eddie; él se tambalea entre las mesas hasta llegar al escenario donde está en el micrófono y en el camino recoge una copa de champagna de una bandeja que lleva un mesero. Él se posiciona frente al micrófono y lanza una sonrisa al público mientras hay un silencio en todo el salón porque estamos esperando que comience a hablar.
—Bueno... —él resopla y levanta su mirada como si buscase las palabras—, ¿Qué puedo decir de mi hermano y Benjamin? A ver —dice—. Estoy seguro de que tenía algo anotado en alguna parte, era muy bueno, pero olvidé donde lo tengo... como sea, em... mi hermano y Benjamin —él apunta su copa hacia donde están estos dos—. Son la pareja más... locamente enamorada que conozco...
Ryu y yo nos miramos y luego él me hace una seña moviendo la cabeza hacia un lado del escenario. Yo asiento y lo sigo. Nos escabullimos allí hasta que llegamos justo al lado de las escaleras del escenario. Eddie sigue balbuceando cosas acerca de lo maravillosos que son Benjamin y Xavier.
—Y recuerdo que cuando tenía trece años —él se echa a reír, es el único que se ríe—. Cuando tenía trece años estos dos se metieron en una pelea ¡Fue una gran pelea! Pero salvé todo ¿Saben? Yo soy la razón de que estos dos estén aquí hoy...
—Dios... —musito mientras veo la cara de horror de Benjamin y a Xavier contener la risa mientras Eddie habla sobre su ruptura.
—Y por eso quiero dedicarme este brindis a mí —dice—. Por salvar este matrimonio —él culmina levantando su copa y todos los demás hacen lo mismo—. Realmente les deseo lo mejor, ¡Los quiero como no tienen idea! Y espero que este matrimonio dure hasta que los dos estén ancianos y eso... —él mueve su cabeza hacia arriba y abajo y luego todos aplauden.
Eddie toma toda la champagna de un solo golpe empinándose la copa y empieza a bajar los escalones cuando la música vuelve a sonar. Ryu al parecer estaba esperaba esperando que Eddie se tropezara, así que cuando lo hace, lo sostiene y Eddie pone su brazo alrededor de su cuello. Yo me río mientras los sigo de vuelta a la mesa donde estábamos sentados. La siguiente es subir es la señora Roth —o más bien ex señora Roth—. Ella luce muy bonita y tímida al subir escenario, todos en el salón callan esperando que ella diga algo.
Benjamín parece sorprendido de que ella esté allí.
—Um... —parece que no sabe qué decir, pero aun así sonríe—. Benjamin, quiero decirte que estoy feliz por ti —ella comienza—. A pesar de todo, te deseo toda la felicidad del mundo... eres mi único hijo y mi única razón para seguir adelante y espero que Xavier te haga muy feliz. Es muy buen chico —ella levanta su copa—. Por los novios.
Todos brindamos, incluyendo a Ryu y a mí. Eddie no puede ni siquiera levantar su mano ya. Se inclina sobre la silla y casi se pone a roncar echando su cabeza hacia atrás. De repente su padre aparece y le da un leve golpe en la cabeza con la palma abierta, que hace a Eddie dar un respingo.
—Hablas de tu madre pero eres exactamente igual a ella —espeta el hombre con seriedad—. Ve al baño y lávate la cara ¡Ahora! estás en un lugar decente, no es momento para estar borracho.
—Ugh —Eddie trata de ponerse de pie—. No me molestes.
—Te estoy hablando en serio, Edward —sentencia el hombre—. ¡Sanson! —él llama al chico rubio de la otra mesa que viene inmediatamente—. Lleva a Eddie a que se refresque un poco, está dando un espectáculo.
—De acuerdo —Sanson toma a Eddie y lo levanta para llevarlo al baño—. Vamos amigo.
—Ugh nooo —Eddie hace un puchero y se retuerce—. Yo quería que me llevara Ryu.
—Compórtate —su padre parece bastante serio.
Yo frunzo el ceño pensando que es gracioso que su madre sea Cristina, probablemente la persona más relajada y divertida que he conocido. Y luego está su padre que parece bastante decente, callado y serio todo el tiempo. Me hace pensar un poco en qué clase de relación llevan dos personas que son totalmente lo opuesto una de la otra.
Miro a Ryu. Él me mira de vuelta y me da una media sonrisa y toma mi mano sobre la mesa.
Luego de un rato nos sirven la cena, la cual está deliciosa y hay un poco de baile y más alcohol. Diría que me divertí pero realmente por mi cabeza pasan muchas cosas mientras estoy sentada en esa mesa bebiendo y comiendo los bocadillos; por mi mente pasan demasiadas cosas desde lo ocurrido antes del discurso de Eddie. Y es difícil olvidarlo sobre todo con ellos dos sentados a mi lado, porque Eddie vuelve luego de un rato, un poco más consciente que cuando se fue, solo parece un poco enfermo.
Pero ese look desaliñado, con la corbata deshecha y la camisa medio abierta y sus labios rosados probablemente por pasarse las manos por la cara... ese es un buen look que me hace pensar en él en situaciones indebidas.
Y luego está Ryu, perfectamente acomodado al lado de Eddie, con ese aire de superioridad, la cara seria, la mandíbula apretada, los ojos fríos, tan severo y sexy. Siento como si yo pudiera hacer mi voluntad sobre Eddie, y Ryu podría hacer la suya sobre mí. Y lo haría y los dejaría... al mismo tiempo.
Cruzo mis piernas para evitar pensar eso.
Encima vienen a mí esas palabras de Eddie y el deseo en los ojos de Ryu... quiero morir.
—Oh Dios, ¿Ustedes tres están bien? —me pregunta Ty acercándose a mí, lleva a su hermanita en brazos y ella está dormida plácidamente sobre él—. En este lugar del salón se percibe una energía increíble, parece que están tensos.
—Para nada —digo y trato de levantarme pero en cuanto pongo un pie firme sobre el piso, tambaleo y mi trasero termina pegado al suelo—. Ups —digo, y suelto una carcajada.
Creo que tal vez bebí demasiado.
—Dios, Amber —Ryu se apresura a recogerme del piso.
—Estoy bieeeen —le digo, pero él me ayuda a sentarme en la silla de vuelta.
—Amber, cariño ¿Quieres irte a casa? —Ty me dice—. Es tarde y creo que necesitas descansar, aparte no creo que Eric y yo volvamos pronto, iremos con mamá y papá a su casa.
—Oh —yo miro alrededor—. ¿Dónde está mi hermano?
—Graham está por allá —él apunta al fondo donde veo a Graham hablando en una mesa muy animadamente con la nana de Benjamin y su esposa, también está la madre de Eric y la de Benjamin, parece que está dando una conferencia y solo sé que está hablando de cocina por el simple hecho de que parece emocionado—. ¿Quieres que lo traiga? —me pregunta Ty.
—No, no —yo ondeo mi mano en el aire sacudo la cabeza—. Está divirtiéndose.
—Yo puedo llevarla a casa —dice Ryu.
Yo lo miro con mis ojos brillando, estoy segura de que lo nota porque me sonríe a medias. Estoy completamente perdida en su mirada hasta que Eddie pone su barbilla sobre mi hombro y dice—: ¿Puedo ir yo también? —yo suelto una risa involuntaria y miro a Ryu, que se encoge de hombros sin mostrar molestia alguna.
—Uh... —Ty mira hacia otro lado—. Bueno, ten —él saca de su bolso pequeño las llaves del apartamento—. Respecto a Graham, creo que Didi y Otto pueden llevarlo, les queda de camino.
—Bien —yo asiento y trato de levantarme pero me tropiezo y caigo hacia un lado en los brazos de Ryu, él me mira con esos ojos profundamente azules y yo me cuelgo de su cuello y subo las piernas lo que lo obliga a atraparme en el aire—. Que lindos ojos tienes ¿son para seducirme mejor?
Él se sonroja. Sé a qué le recuerda esa frase.
Sonríe luego ampliamente.
—Eddie —él se voltea a verlo—. Trae las cosas de Amber.
—De acuerdo —Eddie esboza una sonrisa y toma mi bolso de la mesa.
—Edward —escucho la voz del padre de Eddie—. ¿A dónde vas?
—¡Volveré pronto, adióooos! —es lo que lo escucho decir antes de que empiece a correr detrás de nosotros.
—¿Cómo es que tu papá se casó con tu mamá siendo ella incluso peor que tú? —le pregunta Ryu mientras me lleva en sus brazos hacia la salida del lugar.
—Ellos... tienen su manera de resolver sus diferencias —Eddie se encoge de hombros.
Ryu me lleva hasta un auto que no reconozco, volteo sobre el hombro de Ryu y veo a Eddie sacar su llave y las luces del auto titilan. Es su auto. Yo le sonrío mientras nos abre la puerta. Ryu me mete en el asiento trasero y luego se sube también. Eddie se mete en el asiento del piloto y enciende el auto.
—Iba a pedirle la camioneta prestada a Declan pero ya que quiso venir —él mira a Eddie por el retrovisor—. Tal vez no sea tan malo tenerlo alrededor.
—Para nada es malo tenerlo alrededor —digo, totalmente embelesada en como luce Ryu dentro de este espacio tan pequeño.
Casi parece poético.
Entonces veo hacia donde se encuentra Eddie y trato de apretar las piernas de nuevo. Él pone una canción suave que no puedo reconocer pero se oye bien en contraste con la velocidad en la que conduce hacia donde estamos yendo. La mano de Ryu se pasea por mi rodilla. Una sola de sus manos, la otra está posada en mi sien, acariciándola suavemente mientras nos movemos rápido y suave por la carretera.
Eddie gira el volante una vez más para entrar en el estacionamiento del edificio de Ty.
—Estamos aquí ¿Cómo te encuentras? —me pregunta, lanzándome una mirada por encima del asiento.
—Estoy bien —digo—. Me siento menos mareada.
—Bien —Ryu abre la puerta y se apresura a sacarme.
—Puedo pararme —le digo, pero insiste y me carga de nuevo en sus brazos.
Yo sé que no soy completamente liviana, tengo algunos kilos de más, pero él me carga como si no fuera la gran cosa. Esto me gusta de él, lo fuerte que se ha vuelto, contrasta con la grande que me he puesto yo.
Eddie nos sigue después de activarle la alarma al auto.
Ryu llega a la puerta y luego se voltea, me pone entonces en los brazos de Eddie. Yo me sostengo de su cuello y él me da una sonrisa a medias, encantadora, sus ojos brillan y me recorre la cara con ellos, como si me deseara y no hubiera espacio para cualquier otro pensamiento en su cabeza.
Ryu saca la llave que Ty le dio y abre la puerta. Está oscuro, así que enciende las luces. Eddie me lleva hasta adentro y luego de que Ryu cierre la puerta me pregunta—: ¿Dónde está tu habitación?
—Es la del fondo del pasillo —le digo.
Él se apresura sin dejar que mis pies toquen el piso y me lleva hasta allá. Me deja sobre la cama suavemente y luego Ryu entra un momento después con un vaso de agua en la mano. Me lo tiende, lo tomo y bebo un gran trago. De repente me siento mucho más sobria. Solo la luz de la lámpara está encendida iluminando la habitación. Pongo el vaso sobre la mesilla de noche y me echo a un lado para que puedan sentarse a mi lado en la cama.
Eddie se sienta junto a mis piernas y Ryu se queda parado. Yo tomo su mano y tiro de él hacia mi lado.
—Gracias por traerme —le digo, apoyando mi cabeza sobre su hombro—. Son tan amables.
—Es porque nos gustas —Eddie me da media sonrisa.
Ryu entrelaza su mano con la mía.
—No tienes que agradecer nada —me dice—. ¿Estás mejor?
—Oh sí —yo asiento—. Siempre me emborracho rápido ¿recuerdas?
—Sí —él suelta una risa nostálgica.
—Dios, se ven tan bien juntos —Eddie sube una pierna sobre la cama y la abraza—. Mi hermano no me ha contado cómo es que ustedes dos empezaron a salir, sé que hay una diferencia de edad y empezaron a salir como cuando yo tenía trece años.
—Joder, es cierto —yo me río—. Eddie tenía solo trece cuando empezamos a salir.
—Yo tenía quince —él se encoge de hombros—. Tú diecisiete.
—Bueno —yo miro a Eddie—. Simplemente pensé que era adorable y yo... estaba cansada de chicos mayores y arrogantes, quería algo para variar.
—Oh, pero ahora él es arrogante —Eddie levanta una ceja—. Prepotente.
—Es porque sabe que está buenísimo —yo ruedo los ojos—. Antes, él no medía mucho más que yo. Pegó el estirón tan violentamente que ni siquiera parece la misma persona.
—Oh, por favor —Ryu rueda los ojos—. Mi madre me hizo entrenar en su gimnasio un montón, yo hice ese esfuerzo, no voy a decir que no merezco estar orgulloso por el físico que tengo.
—¿Lo ves? Es tan sexy esa arrogancia —Eddie resopla—. Ciertamente te lo agradecemos.
—Yo antes era mucho más delgada —digo—. Ahora que vivo con Graham he aumentado tanto de peso que la gente al venir aquí ya no me reconocía, siento que también debería ir al gimnasio.
—Yo no me quejo —dice Ryu—. Estás... preciosa. Tus mejillas se ven más llenas, más rosadas, tu cabello brilla más, tus caderas son más anchas... te ves más feliz.
—Tus pechos y tu culo también deben ser un efecto colateral de eso y yo quiero agradecerle personalmente a Graham por eso —dice Eddie y yo me echo a reír.
—Él tiene razón —Ryu asiente—. Desde que estás en París, ya no eres la misma... pero sé que eres más feliz. Has cambiado, pero... no me molesta ver esta nueva tú, es una nueva persona pero siento que es una persona que me gusta. Y me alegra porque sé que en Payson no la pasabas bien.
Le sonrío y me inclino para besarle la mejilla. Cuando mis labios tocan su piel siento un cosquilleo en el estómago. Él se voltea y me mira; su mirada es intensa y es la misma que Eddie pone cuando me mira directamente a los ojos; deseo. Me siento deseada cuando estoy rodeada de estos dos.
—Ustedes van a hacer que explote —dice Eddie llamando nuestra atención, él se pasa las manos por la cara—. ¿Quieren... resolver sus problemas pronto? Yo realmente necesito... —Ryu no lo deja terminar, se inclina hacia adelante y le pone una mano en la nuca, estrellando sus labios contra los de Eddie por un corto momento.
Yo suelto una risa que sale del fondo de mi alma. Ese beso fue más torpe e improvisado que realmente llamativo y deseable.
—¿Qué...? —Eddie lo mira con los ojos muy abiertos una vez Ryu se retira.
—Nada, quería comprobar —dice Ryu.
—¿Comprobar? —yo pregunto.
—Si era tan malo besarlo —me mira y se encoge de hombros.
—¿Y? —alzo las cejas.
—Yo... —Ryu resopla—. No me molesta.
—Dios, eso es tan ambiguo —Eddie rueda los ojos—. Escucha, sé que tienes problemas para aceptar que te gusto, pero yo no, así que... —Eddie se inclina hacia adelante y pone su mano en la nunca de Ryu, dándole un beso que esta vez, me hace apretar las piernas, literalmente puedo ver sus lenguas entrelazándose mientras la mano de Eddie baja por su nuca, él se aleja poco a poco de Ryu y me mira directamente con esos ojos intensos y llenos de lujuria—. Te gustó eso ¿no es así?
—Dios, sí —yo asiento mirando a Ryu respirar pesado, él me mira un poco cohibido y sonrojado.
—Bueno, no creas que voy a dejarte afuera de esto —Eddie se inclina entonces hacia donde estoy y su mano su desliza sobre mi mejilla tan suave y agraciadamente que siento que me derrito cuando me toca.
Sus labios tocan los míos con ternura primero. Él tira de mi labio inferior con suavidad y luego vuelve y toma todo lo que hay para tomar. Me besa como si hubiese estado queriendo esto desde hace tanto. Le devuelvo el beso tal vez con la misma intensidad. Me hacía falta esto, me doy cuenta de que me hacía demasiada falta este tipo de contacto.
Siento que el tiempo pasa de una manera tan hipnótica, es como un trance del que no puedo salir hasta que él se separa de mí y vuelve a besar a Ryu de la misma manera en que me besa a mí. Ryu engancha su mano sobre las solapas del traje de Eddie. Luego Eddie vuelve hacia mí y me vuelve a besar. Es como besar a Ryu a través de Eddie, es como un puente que nos une, como si estuviéramos comunicándonos tanto con él como el uno con el otro.
Eddie retrocede de repente y Ryu y yo nos miramos fijamente. Hay deseo, está ahí... pero sé que ninguno de los dos está seguro todavía.
—Está bien —Eddie pone cada una de sus manos en nuestras respectivas mejillas—. Pueden seguir besándome hasta que descubran como besarse el uno al otro —él nos besa a cada uno en la punta de la nariz—. Mis dos hermosas personas.
Por alguna razón... siento que esto es lo correcto, y al mismo tiempo, siento que va a confundirnos mucho más.
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