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💗: veintisiete

La hermosa modelo Lia ha anunciado en su cuenta de Twitter la repentina renuncia a ser una de las modelos principales en la próxima campaña que Choi'Skin estará llevando a cabo a finales de la próxima semana. Según la modelo, el compromiso que requería permanecer dentro de tan grande proyecto lograba entorpecer el resto de sus trabajos haciéndole sentirse insatisfecha consigo misma.

"Aunque fue una decisión difícil, no me arrepiento de haberla tomado. Choi'Skin es muy importante para mí, ha sido un gran pilar para crecer en mi carrera como modelo, y es por eso que decidí hacerlo, porque sentía que no estaba dando todo mi potencial en la campaña."

Fueron las palabras exactas de la hermosa omega cuando se le preguntó directamente la razón repentina de su renuncia a tan grande proyecto.

Yeonjun decidió que lo mejor sería no seguir leyendo aquella sarta de estupideces. Aventó la revista hacia su escritorio y bufó mientras se mecía en su silla, no pudiendo creer que Lia haya sido tan patética.

¿Renunciar? Si mal no recuerda fue él quien la despidió por incompetente, ¿Por qué no decir aquello?

Fácil; Lia se creía lo suficientemente astuta como para creer que podría cambiar el rumbo de la prensa, afortunadamente no había calumniado a la empresa, pero eso Yeonjun ya lo sabía. Choi'Skin era el mayor apoyo de la omega, y era con él que tenía un contrato mayoritario. Por supuesto que no le convenía estar en malos términos.

Ahora solo le quedaba esperar con paciencia y silencio el próximo anunciado de la prensa. Admite que le sorprende que Lia no haya soltado algún comentario despectivo respecto a él, más debía verlo como una ventaja. En aquellos momentos tan críticos e importantes debía tener cuidado, cualquier movimiento en falso significaría el fin para su empresa.

<<Maldita loca>> gruñó en su mente, arrepintiéndose por incontable vez el haberse enredado con ella.

—Raina —llamó a través del pequeño intercomunicador.

—Sí, señor Choi.

—Dile a Solar que la quiero en mi oficina en cinco minutos.

—Sí señor.

Esperó por algunos minutos, decidiendo concentrarse en las fotos que Kim le había enviado de la última sesión que tuvo NamJoon. Estaba bastante satisfecho con los resultados, el omega estaba haciendo un gran trabajo, y debía darle el crédito.

Al poco tiempo suaves golpes en la puerta de su oficina se dejaron escuchar.

—Adelante.

Por la puerta ingresó una hermosa omega de cabellos largos y rubios; llevaba en sus manos dos sobres, y una pequeña caja, despertando la curiosidad del alfa.

Ella se posicionó frente al pelinegro y le brindó una perfecta reverencia.

—Señor Choi —saludó—. Aquí le traigo los primeros avances de los detalles de la fiesta de inauguración.

El pelinegro asintió, y con un movimiento de manos le indicó a la omega que se sentara frente a él.

—Muéstrame —pidió, extendiendo su mano para tomar una de las carpetas.

Solar le dió la carpeta de color rojo donde iban el tema de la fiesta, los colores y demás pequeños detalles que aunque fuesen mínimos, necesitaban de la aprobación del alfa.

—El evento llevará como tema "Sueños de Luna" siguiendo la misma línea de la estética de nuestros productos —informó la omega, a medida que Yeonjun iba viendo las primeras muestras—. Hemos escogido el hotel Royal y como regla de etiqueta todos los invitados deberán usar un atuendo de realeza para profundizar más en el mensaje que nuestra campaña quiere mostrar.

El pelinegro alzó una ceja. —¿Príncipes?

—Algo así —asintió—. Realizándolo de este modo daremos una imagen innovadora, capaz de captar la atención total del público.

—Los colores me gustan —aprobó—; quizá sea mejor agregar algunos tonos plateados a la paleta, y bajar la intensidad de los azules para que los celestes no se pierdan.

—Así se hará —asintió la rubia, apuntando todas las indicaciones dadas en una libreta.

El alfa acarició su mentón, pensativo. —También me gustaría que se creara una escultura de hielo con el logotipo oficial de la marca, ¿Es posible?

—Hablaré con el comité de diseño para que se pongan manos a la obra —aseguró Solar.

—Del banquete quiero que quiten todo lo que lleve picante —ordenó, ella volvió a apuntar en la libreta—. Deseo que lo que se sirva sea dulce y agradable al paladar, quiero que todo lleve un equilibrio.

La omega estuvo de acuerdo.

—¿Cómo van las invitaciones? —preguntó el alfa.

Ella le mostró la segunda carpeta. —Todas han sido creadas siguiendo el modelo escogido por usted —comunicó, Yeonjun observó en la segunda carpeta una fotografía del diseño escogido—. Hasta el momento se han realizado quinientas invitaciones las cuales han sido enviadas de manera exitosa —hizo una pequeña pausa—; hemos dado prioridad a nuestros socios extranjeros y ya recibimos una respuesta afirmativa para su asistencia, el resto de las invitaciones serán realizadas y enviadas en esta misma semana.

—Excelente —murmuró el alfa, para luego recordar algo importante—. Encárgate de anunciar mi asistencia con Choi Soobin.

Solar parpadeó confusa. —¿Choi Soobin?

—Así es.

—No tengo a alguien con ese nombre en las listas, señor.

El alfa la miró. —No es necesario, será mi acompañante y solo eso debes saber.

—Pero, usted había notificado que iría con la señorita Lia.

—Bien lo dijiste —el pelinegro la apuntó con la carpeta—. Iría, tiempo pasado; cambié de opinión, así que te agradecería que hagas tu trabajo sin preguntar.

—Sí señor —aceptó, tomando nota de lo pedido.

—Otra cosa —habló el mayor—. Necesito que alguien le enseñe baile a mi pareja; la fiesta la abriremos con un vals clásico, y quiero asegurarme de que él vaya preparado.

—Puedo solucionarlo —asintió ella.

—Cuando tengas al instructor de baile me avisas inmediatamente, los ensayos serán en mi casa.

Solar se sorprendió, más pudo permanecer con su rostro sereno.

—Como usted diga, señor Choi.

—Bien, creo que eso es todo —su mirada recayó en la pequeña caja que la rubia tenía en el regazo—. ¿Qué tienes ahí?

—El ramillete que pidió —ella le extendió la caja y Yeonjun la tomó—. Si algo no es de su agrado, no dude en decírmelo.

—Gracias, ahora sí; puedes retirarte.

La omega ofreció una pequeña inclinación de cabeza; se puso de pie y salió en silencio de la oficina.

Cuando se encontró solo, el alfa decidió abrir la pequeña caja de color rojo. En su interior había un bonito ramillete de rosas azules con pequeñas perlas incrustadas; el pelinegro lo sostuvo entre sus manos observándolo de manera concentrada, no tardando en llegar a una conclusión.

—Definitivamente no es su estilo —comentó para sí mismo, teniendo clara en su mente la imagen del rubiecito.

Quería algo más delicado, que lograra representar al omega con plenitud. Aquel ramillete era hermoso, por supuesto que lo era; sin embargo, el alfa lo veía muy ostentoso y hasta pesado, haciendo imposible el poder imaginarlo al lado de la esencia del pequeño rubio.

Inmediatamente tomó el teléfono fijo y marcó a la oficina central de diseño.

—Señor Choi, ¿En qué puedo ayudarle?

—Acabo de revisar el ramillete que me enviaron y no me gustó —pudo escuchar el jadeo de indignación, pero no pudo importarle menos—. Quiero algo diferente.

—Defina diferente —pidió Baekhyun, el jefe encargado del comité.

—Algo dulce, delicado —aventuró el alfa—. Las rosas se me hacen superficiales y no quiero algo así; no quiero nada ostentoso, sino más bien algo detallado que realce la belleza de mi pareja.

—¿No quiere rosas?

—No.

—Pero si usted mismo las pidió, según sus propias palabras, las rosas azules eran las favoritas de su acompañante.

—Ya no llevo la misma acompañante —casi gruñó, sintiéndose cansado de dar tantas explicaciones—. ¿Puedes hacer un nuevo ramillete?

Baekhyun tuvo que contener el gritito de felicidad que quiso expulsar al saber que su jefe no iría con la estirada de Lia.

—Por supuesto que es posible —su tono de voz seguía siendo profesional aunque por dentro estuviese gritando.

No lo culpen, él realmente detestaba a la omega engreída con cuerpo de tabla y cerebro de nuez.

Ups, se había pasado.

—Gracias —fue todo lo que dijo Yeonjun.

—¿Qué flores desea que usemos?

El alfa lo pensó por un momento.

"Mis flores favoritas son los tulipanes, por eso el jardín tendrá muchas de ellas, ¿Algún problema?"

Rió ante el recuerdo de ese día, cuando él le había preguntado el motivo de tanta compra de plantas.

—Claveles —respondió, obteniendo un sonido afirmativo del otro lado de la línea.

—Es una gran elección, ¿Qué color le gustarían?

—Blancos —respondió inmediatamente—. Claveles blancos, cubiertos de diamantes rosas.

—El uso de diamantes excede el presupuesto —informó el beta.

—No importa, hoy haré el depósito.

—Entonces no hay ningún problema —confirmó Baekhyun—. El ramillete se hará siguiendo sus indicaciones.

—Bien, gracias —y sin más colgó la llamada.

Se quedó por unos momentos en silencio, pensando seriamente en todo lo que estaba haciendo.

—Debo estar loco —murmuró para sí.

Tenía que ser eso, ya que no encontraba otra explicación lógica para su comportamiento.

Tenía que ser eso, ya que no encontraba otra explicación lógica para su comportamiento.






—¡Cosita tierna!

SooBin volteó con aturdimiento y no tardó mucho para que una sonrisa naciera de su rostro.

—¡Namu hyung!

Ambos omegas se fundieron en un profundo abrazo, sin importarles las miradas curiosas que estaban recibiendo por el resto del personal que laboraba en el edificio.

Aquella mañana era como cualquier otra para el pequeño rubiecito; había asistido a su trabajo y ahora le tocaba dejarle la merienda al anciano en su empresa.

Lo bueno de todo aquello era que ahora no se perdía en el camino, pudiendo llegar hasta la oficina del alfa él solito.

Bien SooBin, bien.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el pelirrojo con una sonrisa radiante.

El menor levantó la pequeña lonchera que siempre llevaba.

—Alimentar al an... —se mordió la lengua—. Señor Choi.

El mayor tomó la lonchera y la cargó en su hombro, luego de eso tomó la pequeña manita del rubiecito y lo guió por los pasillos.

—¡Vamos entonces!

SooBin empezó a caminar con pasos vacilantes. —Pero hyung, ¿No estás ocupado?

—Ñe, hace pocos minutos que terminé con mi sesión del día.

Ambos saludaron a Raina con una sonrisa, siendo gratamente correspondidos por la amable beta.

—El señor Choi está en una llamada importante, les recomiendo que esperen un momento —comentó la pelirroja, manteniendo su sonrisa amable.

NamJoon asintió mientras guiaba al rubiecito al escritorio de la secretaria.

—Raina —murmuró con tono bajo—. ¿Hay nuevos chismes?

Ella rió quedito. —Joven NamJoon, hará que me despidan.

—Es un asunto privado, no diré nada y la cosita tierna tampoco —aseguró.

Ella acomodó sus lentes de marco naranja y carraspeó. — El señor Choi mandó a tirar el ramillete que había mandado a hacer para Lia.

Ambos omegas ampliaron los ojos y se inclinaron para escuchar mejor.

La beta continuó. —Después de eso, llamó a Baekhyun personalmente solo para pedirle que hiciera otro ramillete para su nueva pareja.

—¡¿Nueva pareja?! —gritó el pelirrojo.

—Silencio, por favor —pidió alarmada—. Y sí, el señor Choi ha mandado a hacer muchos cambios entre ellos el del ramillete.

SooBin poco a poco se iba metiendo bajo el escritorio contiguo al de la secretaria.

No pensaba salir de ahí ni aunque lo mataran.

No señor.

—¿Cómo se llama la nueva pareja de hyung? —preguntó NamJoon con ansiedad, de fondo escuchó un jadeo lastimero pero no le prestó atención.

El chisme ante todo.

Raina observó unos papeles en su escritorio y musitó en voz baja.

—Choi SooBin.

Era oficial, el rubiecito viviría bajo aquel escritorio hasta que se desatara la tercera guerra mundial.

Yo actualizo si me meten presión, so aquí estoy jeje

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