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💗: veintiocho

SooBin sabía que no podía estar oculto bajo el escritorio por mucho tiempo. Lo corroboró cuando NamJoon lo había tomado de su pierna izquierda para tirar de él con fuerza, provocando que un chillido vergonzoso saliera de su garganta.

—¡¿Irás con YeonJun hyung?!

El pequeño rubiecito cerró los ojos con fuerza, el grito de su mayor había sido realmente estridente.

—¿A dónde? —preguntó aturdido.

El pelirrojo ignoró la curiosidad plasmada en el rostro de la beta y llevó a su pequeño amigo a uno de los sillones que habían en la sala de espera.

—A la gran fiesta de inauguración por supuesto —mencionó el mayor—. De eso estábamos hablando con Raina.

—Ah —el menor iba a decir algo más, pero luego decidió sincerarse—. No entendí.

NamJoon tomó las pequeñas manos entre las suyas. —En pocos días habrá una fiesta de inauguración donde se realizará de manera oficial el lanzamiento del nuevo producto, ¿Recuerdas las fotos que me tomó Jinie? —SooBin asintió—. Bueno, era para promocionar dicho producto —explicó, el rubiecito abrió la boca en gesto sorprendido—. Han salido muchas noticias, y hay muchas especulaciones acerca de con quién ira hyung, ya que como has de saber él es el socio mayoritario —hizo una pequeña pausa—. La verdad es que todos esperábamos que asistiera con Lia noona, es por eso que me sorprende muchísimo que vaya contigo.

—¿Conmigo? —se apuntó a sí mismo, y solo en ese momento fue que NamJoon se preguntó si realmente había escuchado bien.

—Sí, cosita tierna, contigo —asintió—. ¿Es que no te dijo nada?

SooBin frunció el ceño pensando, ¿El anciano le había dicho algo? Ciertamente no recordaba algo parecido, y eso que su memoria era muy buena.

Excepto cuando confundía el domingo con el lunes.

—No que recuerde —dijo con un poco de duda.

El mayor le miró sin parpadear. SooBin admite que a veces le aterra el comportamiento extraño de su amigo.

—Entonces, ¿Por qué te escondiste en el escritorio? —preguntó el pelirrojo con mirada sospechosa.

SooBin se sonrojó al recordar su vergonzoso comportamiento. —Porque la señorita Raina me estaba mirando mucho —respondió nervioso.

NamJoon se encogió de hombros. —Pues, al parecer irás con él —comentó con una enorme sonrisa formándose en sus labios—. La verdad es que me siento feliz que vayas, será el evento del año.

Entonces, el pequeño rubio lo recordó.

"Necesito que me acompañes a un evento"

Las palabras del alfa invadieron su mente en cuestión de segundos; el recuerdo de ese trato le llegó con fuerza, provocando que todo rastro de duda se esfumara.

Ahora entendía a lo que NamJoon se refería, no gustándole para nada todo aquello de lo que se iba enterando.

—Entonces era a ese evento —susurró, más para sí que para su acompañante.

—¿Dijiste algo? —inquirió el mayor.

SooBin relamió sus labios, de pronto sintiéndose ansioso.

—Hace pocos días tuve un pequeño inconveniente en mi trabajo; no me preguntes cómo o por qué, pero terminé arriba de uno de los pilares de la sala principal. El caso es que después no podía bajar, entonces no me quedó de otra que pedirle ayuda al señor Choi, quien casualmente se encontraba en el mismo lugar que yo. Estoy seguro que se aprovechó de mi leve momento de pánico porque ahí fue cuando hicimos el trágico trato que ahora me...

—SooBin.

—... Y te juro que yo no pensaba aceptar, pero como dice el dicho "más sabe el diablo por viejo que por diablo" y vejez es la que más le sobra a ese alfa pre...

—SooBin.

—... Entonces en mi momento de desesperación le dije que sí, sin saber a todo lo que me estaba metiendo...

—SooBin.

—... Y ahora debe estarse riendo de mí, porque sabe que ganó; o sea, ni siquiera sé que se hace en esos eventos, ¿Para qué llevarme? Te aseguro que quiere exhibirme como lo hacen con los animalitos en el circo, que ya tocando el tema es una grosería...

—¡Soobin, deja de hablar!

El menor dejó su extenso monólogo lastimero, dando un brinquito asustado ante el potente grito del pelirrojo; quien, pese a haber levantado su tono de voz lucía bastante sonriente y hasta divertido.

El rubiecito se sonrojó, rascando una de sus orejas sonrojadas para encontrar algo que hacer con sus manos.

—¿Hablé mucho?

El mayor hizo un "ok" con sus manos. —Dijiste lo que quería saber.

—¿Y eso era? —preguntó.

—Que hiciste un trato con hyung para que te bajara de no sé dónde, porque habías subido ahí por no sé qué, mientras que tú le decías no sé qué cosa.

Lo bueno es que había entendido.

O casi.

—Básicamente eso —refunfuñó el menor.

NamJoon le volvió a sonreír, esta vez aprovechando para darle un pequeño abrazo.

Todavía no se podía explicar el increíble apego que le había nacido desde el primer momento que lo miró, NamJoon quiere suponer que es por lo tierno que el pequeño rubio puede llegar a ser.

—No te preocupes, en esa fiesta estaré yo, así que nos divertiremos —trató de animar.

Pero SooBin seguía inseguro, ya que todavía no conocía las verdaderas intenciones del alfa.

—No lo sé, Nam; yo no pertenezco a ese mundo.

—Todos somos de un mismo mundo, SooBin —mencionó con obviedad—. Ni que fueras un marciano, duh.

El menor no pudo evitar la gran carcajada que salió de su boca, logrando contagiar a su mayor en el proceso. Ambos olvidándose por completo de su asunto inicial.

—Contigo me muero de hambre, eso es seguro.

Ambos omegas sufrieron un sobresalto cuando sin preverlo escucharon la ronca voz del alfa cerca de ellos. YeonJun se encontraba en la puerta de entrada, el entrecejo levemente fruncido y ambas manos en los bolsillos de su pantalón de vestir, tan solo observando en silencio el extraño interactuar de aquellos dos.

—¡Hyung! —exclamó el pelirrojo con energía—. ¿Por qué no me habías dicho que irías con Binnie a la fiesta?

El alfa lo miró. —¿Tenía que hacerlo?

—Sí —asintió muchas veces, ganándose un bufido del alfa.

El rubiecito le regaló una mirada tímida al alfa frente a él.

—Aquí está la merienda —le sonrió inocente.

YeonJun observó el reloj de pared. —Tarde.

—¡Fue culpa de NamJoon hyung! —exclamó, su dedo índice apuntando al mencionado.

El pelirrojo fingió dolor. —Me has traicionado.

—Perdón, Joonie —SooBin hizo un puchero, provocando que Yeonjun rodara los ojos.

—No es momento para que inicien con sus juegos, hay cosas más importantes que hacer —regañó.

La notificación de un mensaje de texto le distrajo por un momento.

Solar.
Señor Choi, ya tengo al instructor de baile,
¿Cuando desea que inicie con las clases?
09:37

Aquello había sido excesivamente rápido. Chequeó de manera rápida su agenda y tecleó una respuesta.

Señor Choi.
Hoy mismo, dentro de una hora.
09:40

—Nos vamos —anunció, luego observó al pelirrojo—. Kim te estaba buscando para una última revisión.

NamJoon se asustó porque lo había olvidado, y tras una serie de besos y abrazos mimosos dados al pequeño rubio salió disparado de la sala, como alma que lleva el diablo.

—¿Ya no tiene trabajo? —preguntó SooBin, cuando estuvieron solos.

—Yo no, pero tú sí —respondió el alfa—. Así que muévete y vámonos.

El rubiecito no entendía bien lo que estaba pasando, pero luego de su gran descuido con la comida del alfa lo mínimo que podía hacer en aquellos momentos era obedecer; es por eso que ahora se encontraba siguiendo de manera obediente los pasos del pelinegro.

—¿Hay algo importante para hacer? —quiso saber el menor cuando estuvieron en el interior del auto del alfa.

YeonJun le indicó a Jackson que se apresurara ya que debía llegar pronto a su mansión. Luego observó a SooBin.

—No hagas preguntas —fue todo lo que dijo, ganándose un gruñido descontento del omega—. Ya lo sabrás.

Entonces el menor decidió cerrar la boca y observar el resto del camino en silencio.


—¡YeonJun, esto no era parte del trato!

El pelinegro masajeó el puente de su nariz por cuarta vez en lo que iba de la tarde. Cuando llegaron a la mansión, la señora Lee le había informado al alfa la presencia del instructor en la residencia, dejándole un tiempo inexistente al mayor para darle una breve explicación al omega.

SooBin no estaba para nada contento; las decisiones habían sido tomadas sin consultarle, dejándole de lado y tan solo exigiendo que cumpliese con lo esperado. El omega se consideraba bastante mayorcito como para ser obligado a hacer tales cosas como bailar, es por eso que había decidido sentarse en el suelo, y sin importar cómo se viera o escuchara ahí se quedaría, sin mover el mínimo pelo en una huelga bien estructurada.

Además de que había algo más que no terminaba de convencerle, y eso era que él odiaba bailar. O al menos odiaba la idea de hacerlo con un desconocido.

—Más respeto, mocoso —exigió el alfa—. Además, no tienes que ser tan dramático, es solo una lección de baile —rodó los ojos—; Taemin está dispuesto a tenerte toda la paciencia del mundo.

YeonJun admite que Solar hizo un buen trabajo en la elección del instructor. Taemin era un omega muy talentoso y aclamado en el mundo del arte; su danza había sido galardonada por miles de conocedores, y su público amaba la pasión que el chico entregaba en cada una de sus presentaciones. De hecho, el pelinegro recuerda haberlo ido a ver un par de veces en el pasado, cuando el bailarín todavía hacía espectáculos de teatro.

Pero SooBin seguía renuente. —Es ridículo.

—Aquí lo único ridículo es tu comportamiento —dijo el alfa con irritación—. Recuerda que teníamos un acuerdo.

—Sí —respondió el menor con burla, importándole poco el show que estaba creando frente a aquel omega—. Un acuerdo bastante astuto de su parte, ¿No le parece?

—Soy un hombre de negocios, ¿Qué esperabas?

—Un poco de autenticidad, pero veo que no la tiene —aseguró el rubiecito, cada vez sintiéndose más molesto.

—Y tú no tienes palabra —atacó el alfa—. Aceptaste este acuerdo, y no me pediste que te explicara a fondo, así que ahora te aguantas.

—Es un aprovechado.

—Y tú un irresponsable.

El rubio jadeó sorprendido. —¿Irresponsable yo?

—Sí, tú —YeonJun se cruzó de brazos.

Taemin observaba en silencio el cómo aquella discusión empezaba a crecer.

—No veo donde está mi irresponsabilidad, si omitimos esta tonta petición claro está.

—¡Oh! Podemos empezar con que hoy me quedé sin merienda solo porque a ti se te ocurrió que era mejor idea pasar el rato con NamJoon.

SooBin rió, pero su risa no era nada divertida. —¿Vamos a empezar con eso, señor Choi?

—Si, ¿Algún problema? —murmuró entre dientes.

Taemin seguía observando.

—Ya me disculpé y le aseguré que no volvería a pasar —farfulló el omega con ojos entrecerrados—. Y esto no tiene nada que ver con el dichoso baile.

—Estamos hablando de tu irresponsabilidad.

—Y dale con lo mismo —refunfuñó SooBin.

Ambos se habían olvidado por completo de la presencia del otro omega en la sala. A Taemin realmente se le hacía gracioso el extraño comportamiento de ambos; quizá sea esa la razón que lo haya obligado a permanecer en silencio.

—Seguiré con lo mismo porque sabes que tengo toda la razón —el alfa caminó por el salón para encontrar algo que hacer—. No quiero más negativas; así que apúrate e inicia con las malditas lecciones.

—No quiero hacerlo.

Y solo eso le bastaba al alfa para empezar una discusión de verdad; donde le diría al insolente omega todo lo que pensaba acerca de su falta de compromiso y palabra. El impulso había crecido y luchaba por salir para dar fin con todo aquello de una buena vez. Sin embargo, una risa que no pertenecía a la garrapata lo sacó de sus pensamientos.

Alfa y omega observaron con confusión el rostro divertido del instructor, Taemin reía con aparente entretención mientras su cuerpo daba leves sacudidas por las carcajadas reprimidas.

Aquello les había sorprendido y avergonzado, ya que ambos se habían olvidado por completo de la presencia del otro omega.

Y de pronto escucharon aquella interrogante salir de los labios de Taemin; una pregunta que parecía sencilla, pero que logró desestabilizarlos a ambos.

—¿Y desde cuando son pareja?

Taemin sabe uwu

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