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💗: setenta y seis

La noche de inauguración había llegado, y con ella los nervios de SooBin y Hyuna. Ambos omegas daban vueltas de un lado a otro, bajo la atenta y aburrida mirada de sus alfas.

—SooBin, cálmate —dijo YeonJun por tercera vez en los últimos minutos.

—Hyuna, deja de gruñir que pareces loca —mencionó Dawn, tomando uno de los bocadillos que ofrecerían esa noche.

Ambos omegas ignoraron a sus parejas, y los alfas suspiraron mientras se recostaban en sus asientos.

—¿Y si nadie viene? —preguntó SooBin a la mayor, miedo formándose en sus ojos.

—¿Y si a nadie le gusta? —interrogó la pelinegra con una mueca de terror.

El rubiecito chilló asustado. —¿Y si olvidamos las palabras que diremos para dar la bienvenida?

—¡Conejito! —chilló de vuelta la mayor, los dos ignorando al par de alfas que les veían con aburrimiento—. ¿Y si salimos mal en las fotos?

—¡Yah! —el grito de ambos alfas sobresaltó a los omegas.

YeonJun y Dawn tenían el entrecejo profundamente fruncido, cada uno veía a su pareja con una mirada estrecha, mostrándoles con eso el nivel de irritación que tenían.

—Las personas no tardan en venir, y lo último que quieren ver es el estado lamentable en el que se encuentran los anfitriones —aseguró YeonJun con voz dura, no le gustaba comportarse de aquella manera, pero ambos omegas estaban perdiendo el control de sí mismos y eso era algo que no podía permitir.

—El niño rico tiene razón —mencionó Dawn con aburrimiento—. Las personas ya están viniendo, así que sonrían y ya.

Ambos omegas miraron hacia la entrada y chillaron quedito al ver como varias personas hacían su entrada al lugar, colocándose alrededor de la cinta que posteriormente sería cortada por SooBin y Hyuna.

La omega lamió sus labios y miró a su menor. —¿Estás listo, conejito?

—No —respondió de inmediato, miró a su noona y le sonrió con nerviosismo—. Pero hay que hacerlo.

Los dos se tomaron de la mano y se encaminaron hacia donde empezaban a llegar las personas; YeonJun decidió quedarse en su lugar, su lobo le pedía no separarse de su pareja, pero él quería que SooBin brillara por sí solo.

Dawn a su lado habló primero. —Solamente diré una cosa; el día que lastimes al pequeño SooBin te buscaré para darte una paliza que nunca podrás olvidar —le miró de reojo—. ¿Lo entiendes?

—Y yo te diré otra —respondió YeonJun con tranquilidad—. Si eso pasa y algún día lastimo a SooBin, dejaré que me des esa paliza y no me defenderé, porque será lo mínimo que merezca.

Luego de eso, un silencio se instauró entre ambos; la decoración y aromas que danzaban en el lugar les daba aquel ambiente de tranquilidad que cada uno estaba disfrutando de manera diferente, a lo lejos podían escuchar charlas casuales y animadas, hasta que llegó el momento esperado por todos.

SooBin y Hyuna sostenían una tijera de gran tamaño, estando a punto de abrir oficialmente aquel sueño por el que tanto habían luchado.

YeonJun y Dawn se pusieron de pie para estar al lado de sus omegas en aquel momento tan importante, llegando en el mismo momento que sus parejas empezaban a dar las palabras de bienvenida.

—Buenas noches a todos —la voz de Hyuna llenó el expectante silencio—. Nos complace anunciar ante ustedes la apertura oficial de un sueño que con SooBin hemos venido forjando hasta hacerlo realidad.

—Kilig prometerá experiencias dulces y fragantes para cada uno de sus visitantes —habló SooBin con soltura—. La sección de la cafetería está diseñada para que cada uno de los comensales se deleite con los postres y variedades de bebidas que prontamente estaremos ofreciendo, y el área verde que nuestra floristería posee promete sensaciones nunca antes vividas —sonrió con emoción—. Un lugar perfecto para conocer y cuidar del amor, sintiendo las clásicas mariposas en el estómago, tal y como su nombre lo dice.

Una lluvia de aplausos y flashes de cámaras inundaron el lugar; SooBin y Hyuna se aseguraron de mantener una sonrisa pequeña y agradable, esperando con paciencia a que el bullicio menguara para poder continuar.

Ambos anfitriones se posicionaron frente a la llamativa cinta roja que estaba adornada con un hermoso moño del mismo color, colocaron las tijeras frente a ella, y nuevamente encararon al público presente.

—Sean bienvenidos a un mundo dulce donde podrán encontrar la paz después de un pesado día de trabajo, la felicidad en un momento inolvidable, el consuelo en un día de desasosiego, la valentía para hacer aquella propuesta que cambiará tu vida —ambos omegas miraron a sus alfas—; pero, sobretodo, el lugar ideal para vivir y demostrar el amor que sientes por aquellos que amas —volvieron su vista al público y sonrieron radiantes mientras exclamaban—. ¡Kilig les da la bienvenida!

La cinta fue cortada por ambos y los aplausos volvieron a desbocarse. SooBin y Hyuna compartieron un cariñoso abrazo cargado de emociones para luego dar el pase libre para que los presentes se adentraran en cada uno de los rincones del lugar.

YeonJun miraba a su pareja con profundo orgullo brillando con fuerza en sus ojos, decidió que había llegado el momento de acercarse para darle un afectuoso abrazo y un beso donde demostrara todo lo que estaba sintiendo.

Y eso hizo.

SooBin ronroneó gustoso cuando su alfa le abrazó de manera imprevista; sintiendo después el calor en sus mejillas cuando el mayor le había dejado un beso cariñoso en la frente.

—El orgullo que siento por ti es inmenso, cachorro.

El rubiecito besó la mejilla de su pareja, sonriendo bobamente. —Gracias por estar aquí, hyung.

—Oye —Hyuna se entrometió, su mirada divertida fija en YeonJun—. Yo también me esforcé, ¿No estás orgulloso?

El pelinegro miró a la omega, la cual estaba gustosamente acomodada entre los brazos de su alfa.

Sonrió con un toque de burla. —Felicidades, mocosa.

Hyuna sonrió de oreja a oreja, mostrándose feliz con aquella pequeña frase. YeonJun y SooBin hicieron un pequeño asentimiento y se retiraron de ahí para hablar con algunos de los presentes.

Y en esa noche fue que SooBin empezaba a sentirse completo y realizado.


—¿Qué haces aquí? —fue la pregunta que soltó Hyuna cuando notó la presencia de su hermana mayor en la inauguración de la cafetería.

Lia le sonrió radiante. —Mamá no pudo venir porque se sentía indispuesta, así que vine a acompañarte en este momento especial.

—Mi padre vino, y es lo único que me importa —respondió la menor con fiereza—. Sabes bien que no te quería aquí, por eso vuelvo a preguntar —se acercó un poco más—. ¿Qué haces aquí?

La mayor pudo captar la imagen de YeonJun a la lejanía, lucía feliz con el omega rubio y eso era algo que no pensaba seguir permitiendo. Rápidamente encaró a su hermana y soltó un suspiro pesado.

—Estoy siendo sincera, Hyuna —murmuró con una mueca pesarosa—. Solamente vine porque quería acompañarte en este momento que significa mucho para ti y tu amigo, no hay nada más que eso.

Hyuna dudaba mucho de las palabras de su hermana porque muy a su pesar la conocía mejor que nadie. Sin embargo, aquella noche era muy importante, tanto para ella como para SooBin, y no podía darse el lujo de armar un escándalo innecesario solo por las provocaciones de Lia.

—¿Conoces a SooBin? —preguntó, no se había perdido la manera en la que la mayor lo miraba.

Lia forzó una sonrisa. —Es la pareja de mi ex —respondió con tinte amargo—; tengo que conocerlo.

—Hasta donde sé, lo de Choi y tú fue de una sola noche —le recordó Hyuna con burla en su voz.

—Te equivocas —respondió Lia, componiendo una nueva sonrisa falsa en su rostro—. Pero eso es algo que ya no importa, hermanita.

—Desde luego —asintió la menor—. Ahora YeonJun es feliz con SooBin, y yo misma me encargaré de que así siga siendo.

Lia no pudo evitar reír. —¿Me estás amenazando?

—Es exactamente lo que estoy haciendo —la seriedad en Hyuna le sorprendió—. No te metas con ellos, o me encargaré de destruirte con todo lo que conozco de ti —Lia apretó los puños—, ¿Lo entiendes, hermanita?

La mayor tuvo que soportar las enormes ansias de lanzarse encima de su hermana. Hyuna siempre había sido una piedrecita en su zapato que en los momentos más importantes le resultaba molesta; sin embargo, y aunque quisiera librarse de ella, sabía que no podría.

No por el momento.

Nuevamente sonrió. —No son necesarias tus amenazas, Hyuna —aseguró con suma tranquilidad—; desde hace tiempo comprendí que YeonJun  era para mí, así que no te preocupes —suspiró—. Soy una buena perdedora y he venido en paz.

Y el error más grande que Hyuna pudo cometer, fue creer en las palabras vacías y disfrazadas de su hermana.



YeonJun estaba inusualmente feliz.

Durante todo el tiempo que pasó al lado de su omega pudo verle sonreír y hablar con cada uno de los presentes, la seguridad que mostraba le daba a entender que ya no era aquel niño esquivo y asustado, y eso el alfa lo agradecía.

Su pareja estaba creciendo y convirtiéndose en una persona capaz de realizar todo aquello que se proponía, y YeonJun se sentía muy afortunado de poder estar ahí, tomándole de la mano en los momentos cruciales.

Aquel pequeño proyecto significaba el inicio de una nueva vida para su novio, sabía que aquello no era más que un pequeño espejismo de todo lo grande que le aguardaba.

Desde su lugar podía ver como SooBin hablaba animadamente con Raina; la beta había sido una invitada especial del rubiecito y YeonJun se alegraba al saber que ambos se llevaban muy bien. Sabía que su secretaria era excepcional, y que tanto él como su pareja podrían confiar ciegamente en ella.

Pero también estaba aquel pequeño asunto que le sorprendió conocer, y le llenó de una inquietud que no le dejaba del todo tranquilo.

Por supuesto que desde el principio tuvo sus sospechas, pero ahora que pudo ver a Lia tan cerca de Hyuna fue que pudo asegurarlo por completo. Era increíble para él pensar que dos mujeres tan diferentes en carácter compartieran un lazo tan íntimo como lo era el de hermanas.

Aunque la noticia fue mucho más difícil de asimilar para SooBin, el cual a duras penas pudo comportarse debidamente frente a tantas personas, sin colapsar por ver a la mujer que en un pasado lo había tratado tan mal.

—YeonJun.

El mencionado volteó hacia su izquierda para encontrarse con el rostro de la caótica mujer que conocía desde niño.

—Lia —asintió, y ella le regaló una pequeña sonrisa.

—¿Tú no me preguntarás qué hago aquí?

—¿Por qué debería de hacerlo? Si te soy sincero, no es algo que me interese.

La omega se encogió de hombros. —Todos con los que he hablado me han hecho la misma pregunta —le dijo con pesadez—; así que, no es de extrañar que también la esperara de ti.

—Hyuna es tu hermana —el alfa la miró—. Supongo que es suficiente razón.

—No podía creerlo en un inicio, pero ahora que estoy tan cerca es inevitable —las palabras de la omega confundieron a YeonJun—. El durazno que huelo en ti, es bastante notorio.

YeonJun carraspeó. —Desde un principio lo sabías, no era necesario a que esperaras a sentir un tercer aroma —los ojos del mayor permanecían neutros—. Tú decidiste crear una historia donde no la había, siempre fui claro.

—Lo sé, y no sabes cuánto lo lamento —bajó la mirada—. Siento vergüenza de mi comportamiento, lo único que quiero es recuperar al amigo que desde siempre tuve.

El alfa la miró atentamente. —SooBin es el omega al cual amo con mi alma; tanto mi lobo como yo estamos perdidos por él, y es el único en el mundo el cual puede ocupar todos los lugares de mi corazón —confesó con absoluta sinceridad—. Si respetas lo que siento por él y no te metes en algo inquebrantable, puedo ofrecerte aquella amistad que en un pasado tuvimos —hizo una pausa—. Sin embargo, al mínimo intento de mentiras o calumnias, me olvidaré de el cariño que alguna vez sentí por aquella amiga, y te haré pagar por cada lágrima que ocasiones.

—No tienes que preocuparte —aseguró ella con una sonrisa ilusionada que logró contagiar al mayor—. Realmente soy muy feliz al saber que encontraste al amor de tu vida —mencionó con aire juguetón—. Quién diría que sería un niño tan rebelde el que te dejaría en un mundo de cabeza.

YeonJun rió con ganas. —Ahora estoy seguro que SooBin es lo único que necesitaba para que mi vida tuviera sentido.

—Me alegro tanto por ti —repitió la omega, tomando ambas manos del alfa y acariciándolas con las suyas, notando con deleite que el mayor no la había rechazado.

—¿Estás siendo completamente sincera? —la pregunta repentina del pelinegro la tomó por sorpresa.

Lia asintió con ganas mientras les daba un apretón a las manos contrarias; dejando escapar una pequeña risita.

—Completamente, YeonJun —su respuesta logró tranquilizar al alfa.

Permanecieron en un tranquilo silencio mientras disfrutaban de la diversidad de bocadillos que estaban frente a ellos. YeonJun disfrutó de la torta de chocolate mientras Lia solamente tomaba un rollo de canela.

—Hay tantas delicias aquí, ¿Por qué solo tomas eso? —preguntó el alfa con una mueca.

Ella le dió una mirada cargada de obviedad. —Debo cuidar mi figura, YeonJun.

—Te pierdes de mucho —aseguró el mayor.

Lia sonrió entretenida, dejó el rollo de canela sin tocar en la bandeja y se guindó del brazo izquierdo del alfa.

—Muéstrame el lado de la floristería, tengo curiosidad de conocerlo —hizo un puchero.

—Creo que SooBin es el que debería hacerlo, si esperas le llamo para que vaya con nosotros.

—¡No! —carraspeó—. Quiero decir, no creo que sea buena idea —dijo con pesar—; mi relación con tu pareja no es la mejor, y realmente no quiero incomodarlo —una vez más le sonrió—. Vamos solo nosotros dos, ¿si?

La omega chilló contenta cuando YeonJun asintió. Ambos empezaron a caminar por el lugar y se perdieron entre las personas hasta atravesar el salón y llegar al hermoso puesto de las flores.

Todo el tiempo, Lia le sostuvo del brazo YeonJun no la rechazó.





Soobin se encontraba muy inquieto.

Había pasado un buen rato desde que no podía ver a su alfa, lo estuvo buscando con la mirada y no pudo encontrarlo. Tanta era su inquietud que SeokJin se le acercó para preguntarle el motivo de su nerviosismo.

—¿Hay algo mal, SooBin?

—Hyung —su respiración empezaba a ser inestable—. ¿Has visto a YeonJun?

—Hace un rato lo vi ingresar al puesto de las flores —informó el alfa con cuidado.

El rubiecito sonrió aliviado. —Iré a buscarlo —hizo el amago de caminar, más fue detenido por el mayor—. ¿Qué sucede?

—No iba solo —la mirada de SeokJin le disparó los nervios.

—¿C-con quien iba? —interrogó, sintiendo el fuerte palpitar de su corazón golpeando en su pecho.

El castaño se mordió el labio inferior con nerviosismo, pasaron algunos segundos y finalmente lo soltó con un pequeño suspiro combinado con la pena y pesadez.

—Con Lia.

Aquella revelación no hizo más que causar inquietud en el pequeño; le sonrió como pudo al nervioso alfa y rápidamente se encaminó hacia el lugar donde estaría YeonJun. Podía sentir la angustia de su omega y no sabía por qué, pero era tan fuerte que le estaba impidiendo hasta la simple tarea de respirar.

Hasta que lo vió, y sus ojitos se negaban a creer en la imagen que tenía frente a él, no pudiendo evitar que las lágrimas se hicieran presentes.

Ahí, en medio de las hermosas flores que él mismo se había encargado de cuidar y colocar estaba su alfa abrazando a aquella mujer que tanto le había hecho daño. Ambos se sonreían con una intimidad y cercanía que le hizo sentir náuseas.

Ella le acariciaba el rostro y YeonJun no la apartaba.

Ella volvía a abrazarle, y el alfa lo aceptó.

Ella se puso de puntitas para besarle...

Y YeonJun no la apartó.

SooBin no quiso quedarse a ver y salió corriendo, dejando en su camino el amargo del dolor que estaba carcomiendo en lo profundo de su pecho.


¿No se puede ser feliz siempre? :"D

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