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💗; ochenta


La oficina quedó sumergida en un incómodo silencio; Irene veía con nerviosismo el semblante que se había formado en el rostro de su esposo tras decirle aquella información tan inesperada.

—¿Embarazado? —preguntó el alfa después de lo que pareció ser una eternidad de silencio.

Ella formó una fina línea con sus labios. —Es lo que dice aquí.

—¡No, Irene! ¡No! —el mayor revolvió sus cabellos con fuerza—. Mi hijo es apenas un cachorro, Diosa —gruñó—. Mataré a Choi.

—SeungHyun, no es momento para eso —regañó la omega.

—¡Él tenía que cuidarlo! —gritó enfurecido—. SooBin es un chiquillo inexperto, ¡YeonJun tenía que tomar las precauciones para evitar que algo como esto sucediera!

—¡Ya sucedió! —gritó de vuelta ella, los nervios los tenía descontrolados—. Ahora lo importante es ver por el bienestar de SooBin, y del pequeño que lleva en su vientre.

El alfa se dejó caer en el suelo de manera abatida; su lobo no había dejado de gruñir y soltar gimoteos desesperados al ver a su cachorro tan triste y desecho.

—Se ha separado de su alfa con un lazo recién formado, un lazo de destinados —apretó el puente de la nariz con fuerza—. Ahora está en cinta, y yo me siento perdido porque no sé cómo hacer para que mi hijo se sienta mejor.

El corazón de Irene se encogió; ver a su esposo así le afectaba, sobretodo al saber la difícil situación por la que SooBin estaba pasando. Soltó un suspiro entrecortado y se acercó al alfa, acuclillándose frente a él para que le mirara.

—Te diré lo que haremos —habló con convicción, el alfa limpió sus lágrimas y la miró atentamente—. Primero debemos denunciar al desgraciado que ocasionó todo esto, ya tenemos las pruebas suficientes —aseguró.

—BeomGyu habló con JungSeok y ya están en ello —dijo SeungHyun y la omega asintió.

—Segundo —lamió sus labios antes de continuar—. Tú y yo hablaremos con Choi YeonJun y le explicaremos lo que verdaderamente pasó.

El mayor bufó. —Dudo mucho que le importe.

—SeungHyun, no te comportes así; YeonJun también está sufriendo —acarició las mejillas de su esposo con cariño—. ¿No crees que tiene derecho a saber la verdad y ser feliz con tu hijo?

—Por él SooBin está sufriendo, porque lo ha estado evitando y no ha venido a verlo.

—Y te aseguro que todo eso lo ha hecho para no lastimarlo —mencionó ella—. YeonJun tiene una versión errada y dolorosa de los hechos; si me lo preguntas, se ha comportado de la mejor manera porque en su mente SooBin le ha traicionado con otro, y Choi en ningún momento le reclamó o trató mal, simplemente se alejó.

El alfa guardó silencio porque sabía que su esposa tenía razón. YeonJun se había comportado con respeto y eso era algo que en su interior agradece, porque estaba seguro que SooBin jamás soportaría un rechazo directo de su pareja.

—Primero quiero ver a GeunSuk tras las rejas, ya luego hablaremos con YeonJun.

Irene sonrió feliz. —Todo se solucionará, alfa; ese chico no tuvo la astucia suficiente y ahora que le hemos descubierto pagará por todo.

—Eso te lo aseguro —se levantó de su lugar y sostuvo a su esposa por los hombros—. SooBin no debe saber que está embarazado, al menos por ahora.

—De acuerdo —murmuró la omega—. Así será más fácil, al menos hasta que hable con YeonJun.

El mayor caminó abrazado a su esposa hasta salir de la oficina. —Tampoco se lo diremos a Choi, pienso que eso es algo que solo SooBin puede decirle.

—Lo único que haremos será derrumbar este teatro que se formó alrededor de ellos con la obvia intención de separarlos —comunicó la omega con seguridad.

SeungHyun sonrió un poco, en el mismo momento que su móvil sonaba indicando una llamada de su hijo mayor.

—No hay mucho que pueda hacer aquí, pero tú sí —dijo el alfa—. Por favor, Irene; cuida de mi pequeño —suspiró—. Yo me encargaré de apoyar a BeomGyu y JungSeok en todo lo que necesiten para acabar con esta pesadilla.

La omega asintió y lo despidió con un pequeño beso en los labios, logrando sorprender al alfa e incluso a ella misma.

—Ve con cuidado, yo cuidaré de tu hijo.

Solo entonces fue que SeungHyun salió de la mansión, respondiendo la llamada de su hijo.

—BeomGyu, vamos por ese bastardo.










NamJoon y Taehyun veían con suma preocupación el pequeño cuerpo hecho bolitas en medio de la enorme cama. SooBin había parado de llorar; sin embargo, no mostraba el mínimo indicio de querer salir de su refugio seguro y eso era algo que tenía entristecidos a los mayores.

—Pequeño SooBin —llamó TaeHyun con dulzura—. No te hagas esto, por favor.

El rubiecito mostró una mirada llena de dolor, los ojos azules estaban resecos e irritados por tantas lágrimas derramadas y la pequeña nariz se encontraba completamente enrojecida.

—Cosita tierna —NamJoon hizo un puchero—. Tú no tuviste la culpa de nada.

SooBin se escondió tras las sábanas y desde ahí habló.

—S-sí la t-tuve... —el llanto volvió con la misma fuerza—. M-me f-fui con GeunSuk hyung y...

—Nada pasó —cortó el mayor con voz segura, de algún modo tenía que hacérselo entender a SooBin —. El médico lo confirmó, pequeño; sólo fue una artimaña cargada de maldad, no dejes que eso te venza.

El menor se tragó todos los sollozos que quería soltar, pero se le estaba haciendo tan difícil que dolía. Todo se había complicado en demasía porque su lobo lo había estado ignorando desde que todo ocurrió y SooBin no terminaba de entenderlo; sin embargo, el mayor lamento que le atormentaba era saber que ya no vería más a su alfa.

—Y-YeonJun —musitó quedito e inundado en llanto.

Los mayores estaban desesperados; nunca en sus vidas habían sentido tanta impotencia como ahora, porque no importaba lo que dijeran, ellos sabían que SooBin lo único que necesitaba era tener a su alfa.

Peor ahora en su condición, la presencia de su pareja era un asunto indiscutible, más toda la situación era delicada y debían tener paciencia, porque no solo SooBin era la víctima en todo aquel problema.

El tiempo pasó en silencio, no importaba que tan agotante fuese, NamJoon y Taehyun no se irían de ahí. De repente, sonidos de pasos rápidos llenaron el lugar hasta que el cuerpo del pequeño cachorro se hizo presente en la habitación.

—¡Mimi Hyung! —chilló HueningKai, corriendo para adentrarse en las sábanas que cubrían el cuerpo de su hermano.

SooBin dejó de temblar cuando escuchó a su pequeño hermano; en su interior pudo sentir con claridad la respuesta que su lobo emitió por la presencia de su pequeño, y solo entonces fue que pudo sentir un mínimo atisbo de paz.

Sonrió con dulzura porque no importaba el tormento por el que estuviera pasando, él siempre tendría sonrisas para sus pequeños.

—NingNing —susurró, abrazando con fuerza el cachorro entre sus brazos y sintiendo esa tranquilidad con su lobo.

—Te extrañé mucho —murmuró el pequeño, envuelto en el aroma dulce de su hermano mayor.

Una punzada de culpa llegó al pecho del omega. Con todo lo que había pasado, se había olvidado por completo de sus pequeños hermanos.

—¿Dónde estuviste, NingNing? —preguntó con dulzura—. ¿Y Bahiyyih?

—Hyuna noona —respondió sonriente—. Nos quedamos con ella, y hoy llegaron por mí para traerme aquí.

SooBin frunció el ceño. —¿Y Bahiyyih?

—Ella decidió ir con YeonJun hyung —informó el pequeño con tranquilidad.

NamJoon y Taehyun compartieron una mirada; mientras que SooBin trataba de mantenerse tranquilo.

—¿C-con YeonJun? —inquirió.

HueningKai asintió. —Dijo que estaba triste y que ella iría a acompañarlo, mientras que yo me quedaba contigo.

—¿Triste? —SooBin no sabe por qué se le hizo un nudo en la garganta, pero la mera idea del alfa estando triste era angustiante.

El cachorro le miró con el ceño fruncido. —Cuando te fuiste de la fiesta, el señor bonito empujó a la mujer y te anduvo buscando por todas partes —arrugó la nariz—. ¿Dónde estuviste, hyung?

—¿De qué mujer hablas, pequeño? —preguntó TaeHyun con cuidado.

—De la que quiso besar al señor bonito —frunció el ceño molesto—. No me cae bien esa señora.

El corazón de SooBin latió desenfrenado, y no pudo evitar preguntar.

—¿Cómo lo sabes? —su voz se escuchó quebradiza.

—Con Bahiyyih nos escondimos en la sala de las flores porque estábamos robando muchos dulces —contó—. Entonces el señor bonito llegó con esa mujer, y tuvimos que escondernos para que no nos vieran y salir regañados.

El rubiecito lamió sus labios. —Ellos iban a besarse.

—¡No! —el grito del cachorro asustó a los mayores—. La señora fea lo iba a hacer, pero el señor bonito la empujó al suelo y la hizo caer.

Aquella revelación causó un caos en el interior de SooBin; sus ojitos se ampliaron en sorpresa y su interior revivió con fuerza, mientras miraba con gran urgencia al cachorro sentado a su lado.

—¿Estás seguro, Hyuka?, ¿No viste mal?

El pequeño se mostró ofendido. —Hyung, yo no miento.

—Él no miente —asintió Taehyun y NamJoon apoyó.

Una pequeña sonrisa se formó en los labios de SooBin, y aunque fue pequeña pudo ser admirada por los demás.

<<YeonJun no la besó>> y se sintió feliz por ello, aunque también estaba la culpa presente por no haber confiado y dejarse guiar por un espejismo vacío que fue el causante de todo aquel embrollo.

—Pero el señor bonito está triste —mencionó HueningKai, ganando la atención de los adultos—. Por eso Bahiyyih decidió ir con él.

SooBin no respondió, en su lugar volvió a abrazar al pequeño porque lo necesitaba; la pequeña paz que se había formado en su interior estaba rodeada de una pequeña capa de culpa, porque sabía que su impulsivo actuar era el responsable.

¿Era demasiado tarde para remediarlo?

—Tienes que hablar con YeonJun, SooBin —la voz de TaeHyun le hizo verlo—. Ambos lo necesitan.

Y SooBin sabía que su hyung tenía razón.



Jessi miraba con una media sonrisa a su hijo; YeonJun decidió que lo mejor sería permanecer un día más en casa para poner en orden sus ideas, y ya luego podría retomar su vida laboral de manera adecuada.

—¿Te sientes mejor? —preguntó ella, mientras que con una toalla se encargaba de secar con cuidado la cabellera del menor.

El alfa asintió. —Estoy cansado, pero no tengo deseos de dormir.

La omega lo entendió; dejó de lado la toalla y se encaminó hacia la cocina para preparar un té de miel y canela que fuese lo suficientemente relajante. El aura de tristeza en el menor era algo que la mantenía en constante angustia, YeonJun siempre fue alguien reservado con sus sentimientos, ahora que los está demostrando solo le corroboran la fuerza e intensidad de éstos, provocando que el sufrimiento sea mayor.

Llenó la pequeña taza con el líquido marrón y se volteó para ir hacia la sala, sobresaltándose al encontrarse con su hijo en medio de la cocina.

—Pensaba llevarte el té hasta el sillón.

YeonJun le sonrió. —Lo tomaré aquí.

Jessi asintió y dejó la taza con el líquido humeante frente a su hijo; el alfa la tomó y dió un pequeño sorbo, dejando escapar un sonido gustoso por el sabor.

—Hijo —la voz cuidadosa de su madre provocó que la mirara—. ¿Has pensado en lo que harás?

El pelinegro dejó de lado la taza y respondió con tranquilidad. —Lo que quiero hacer no es posible, madre.

—¿Por qué? —indagó ella—. ¿Qué quieres hacer?

Los ojos del alfa estaban tristes; sin embargo, ahí estaba presente aquel pequeño brillo que le daban vida, y ese fue un enorme consuelo para el corazón preocupado de la mayor.

—Lo que quiero es tener a SooBin entre mis brazos, abrazarlo fuerte y nunca soltarlo —dejó escapar un profundo suspiro—. Han pasado un par de días y realmente lo extraño, pero, por más que lo ame, sé que no puedo forzarlo para que esté a mi lado.

—¿No lucharás por él? —preguntó la mujer con una pequeña mueca.

YeonJun negó. —Lo único que me importa es que sea feliz, aunque su felicidad no sea a mi lado.

—Entonces no debiste marcarlo —recalcó la mayor—. El lazo que formaron en estos momentos no es más que una carga para ambos.

—Lo sé —soltó una risa ronca—. Lo peor es que no me arrepiento porque estoy seguro de todo lo que siento —hizo una pausa—. No puedo decir lo mismo de SooBin...

Jessi permanecía en silencio, quería ayudar pero no sabía cómo; y aquel sentimiento de impotencia la estaba consumiendo desde dentro.

Y solo después de un momento de silencio fue que se atrevió a preguntar.

—¿Estás listo para dejarlo ir?

Una lágrima se derramó por la mejilla izquierda del alfa, sus ojos oscuros puestos en los hermosos crisantemos blancos que fueron plantados en su jardín por un par de manos, chiquitas y gorditas.

“Los crisantemos blancos significan el dolor profundo tras una ruptura amorosa, pero aún así son hermosos, hyung”

Las palabras del omega invaden su mente, y ahora es que entiende con plenitud el sentimiento amargo que le provoca ver a aquellas hermosas flores.

Estaba por responder; sin embargo, la presencia de una pequeña a la cual no esperaba ver detuvo toda respuesta.

—¡No! —el grito desesperado de Bahiyyih cortó todo el silencio.

Jessi y YeonJun miraron con profunda sorpresa el rostro cubierto de lágrimas de la pequeña omega.

—Bahiyyih... —trató de hablar el alfa, más fue interrumpido por la menor.

—¡YeonJun oppa no puede dejar a Binnie! —la pequeña lloraba de manera desgarradora—. Por favor... no nos dejes; mi hermano te ama mucho... y con HueningKai le aceptamos como parte de nuestra familia.

YeonJun no sabía que responder porque la sorpresa era demasiada, y sus emociones estaban a punto de colapsar.

¿Acaso... debería intentarlo una última vez?

Mis papis sufren 😭😭😭

Una promesa es una promesa 🫶🏻

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