Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

💗: cuarenta y seis

Miró la puerta por algunos minutos más hasta que se animó a tocar el timbre. Solo tuvo que esperar algunos segundos para que la puerta fuese abierta por una hermosa mujer, la cual sonrió al reconocer su visita.

—YeonJun, que sorpresa tenerte por aquí.

El alfa sonrió. —Hola, Yoona.

Yoona era una hermosa omega, la cual fue la responsable de que los tiempos de universidad del pelinegro fuesen placenteros e inolvidables. Muchas veces compartieron cama, siendo los amantes perfectos sin sentimientos dañinos de por medio; sin embargo, pese a la estrecha relación íntima que tenían, la indiscutible amistad entre ambos fue lo que los mantuvo en contacto durante todos esos años.

El alfa veía en ella a una mujer hermosa y excepcional, aquella que podía entenderlo y ayudarle a poner los sentimientos en orden, justo como necesitaba en esos momentos.

La omega se apoyó en el marco de la puerta. —¿A qué se debe tu visita?

—Necesito tu ayuda.

—¿Andas en celo?

El mayor hizo una mueca divertida y culpable, recordando con pesar que las últimas veces que la visitó fue para que le ayudase a pasar su celo.

—No —respondió con tranquilidad.

Ella lo miró con un toque extraño pintando sus ojos; YeonJun no la culpó y esperó con paciencia alguna respuesta.

Finalmente, Yoona cedió con un pequeño suspiro. —Pasa.

El pelinegro ingresó a la casa que tan bien conocía; la decoración minimalista que tanto le gustaba a la omega lo recibió, y no pudo evitar sonreír por ello.

—No has cambiado la decoración —observó.

La omega lo invitó a sentarse en la sala de estar, quedando ambos juntos en el gran sofá.

—Sabes que no me gusta hacerle cambios bruscos —comentó, sus ojos inquisidores hurgando en la mirada del alfa—. ¿Me dirás lo que ocurre?

—¿Cómo sabes que ocurre algo?

Yoona blanqueó los ojos. —No te me has tirado encima; y cuando tu visita no es por sexo, es porque algo atormenta a tu mente.

—Sobre eso... —YeonJun hizo una mueca.

Ella apoyó una de sus manos en el regazo del alfa. —Dime lo que ocurre.

—Ya no volveremos a tener sexo —informó con seguridad, aquello sorprendió a la omega.

Sin embargo, contrario a lo que el pelinegro esperaba, una cálida sonrisa se formó en los labios de la menor.

—Te enamoraste.

YeonJun parpadeó confuso. —¿Que cosa?

—Eso —la sonrisa en la omega aumentó—. Oh, YeonJun; soy muy feliz por ti.

Pero el alfa no terminaba de entender, ¿Él enamorado? Por supuesto que sabía que sus sentimientos habían cambiado un poco tras conocer a SooBin, el rubio le gustaba y mucho, pero ¿Enamorado?

—¿Enamorado? —no pudo evitar exteriorizar la pregunta.

Yoona asintió, y tras ver la indecisión en el rostro del alfa le dió un zape fuerte en la cabeza.

—¡Oye! —reclamó YeonJun, sobando el lugar afectado.

—Es increíble que aún lo niegues, Choi YeonJun —reprendió ella—; no llevamos ni media hora charlando y ya sé lo que te sucede, y para que hablemos debes aceptarlo, ¿Captas?

—Capto —respondió el alfa, sintiéndose un poco intimidado por su amiga.

—Háblame de esa persona —pidió la omega, acomodándose en su lugar para prestarle mejor atención.

YeonJun decidió dejar de evadir el tema, sabiendo que la razón principal de su visita era hablar de sus sentimientos para ayudarse a comprenderlos.

—Es un él —dijo, Yoona asintió—. Se llama SooBin, y realmente es precioso —sonrió de manera involuntaria—; lo conocí hace varios meses, al inicio no éramos tan compatibles —rió entre dientes—, creo que todavía seguimos sin serlo, pero ¡Hey! Eso le da el toque divertido —suspiró de manera dolorosa.

—Te gusta mucho y quieres algo serio con él —comentó la omega, el pelinegro asintió—. ¿Cuál es el problema entonces?

—Que es un niño, Yoona —confesó, y su voz demostró un atisbo de amargura—. Tiene tan solo diecinueve años.

—Pues para el amor no hay edad —resolvió ella—; si te has enamorado de él, que te importe poco lo demás, a lo único que debes darle importancia es a la autenticidad de tus sentimientos.

—No lo sé, creo que eso es lo que me frena para seguir intentándolo —frunció el ceño—. Me siento como un pervertido que solo quiere aprovecharse —revolvió sus cabellos con frustración—, a veces pienso que lo mejor sería tratar de ignorar y...

Un zape por parte de la omega calló todo parloteo en el alfa.

—Tú mismo te estas confundiendo, y cuando lo haces tomas decisiones erróneas que te envuelven en pura mierda innecesaria —regañó—. Ya tienes claro que lo quieres, ¿Cual es el puto problema, YeonJun?

—Ninguno —susurró—, hasta que recuerdo su edad.

La omega resopló. —¿Él ha tenido el mismo problema con tu edad?

—Pues me llama anciano.

La carcajada de Yoona lo hizo fruncir el ceño en molestia.

—Seguro es por cariño —animó ella, YeonJun resopló—; bien, bien, ¿Has visto alguna mueca en su rostro cuando te le acercas más de la cuenta? ¿Alguna señal de rechazo?

Lo único que YeonJun recuerda es el bonito sonrojo que cubre las mejillas del omega cada vez que lo tiene cerca.

—No —respondió tras un rato de silencio—. Más bien sería todo lo contrario —le miró directamente—; es muy receptivo, y aunque no he intentado algo que vaya más allá, podría pensar que él se siente igual que yo.

—Son buenas noticias —asintió la omega, bastante concentrada en lo que el alfa le contaba—. ¿Ya lo invitaste a salir?

El alfa jugó con sus manos. —Pienso hacerlo esta noche.

—Y conociéndote como lo hago, seguro ya tienes todo preparado.

Él le sonrió de medio lado. —Me conoces bien.

—Por supuesto; a pesar de todo, siempre hemos sido buenos amigos.

YeonJun estuvo de acuerdo. Ambos se sumergieron en un profundo y cómodo silencio; de fondo se podía escuchar el tenue sonido de la radio encendida, el cual le tranquilizaba de manera inexplicable; toda su vida llena de orden y disciplina se veía amenazada con ese nuevo descubrimiento, y el alfa admitía que tenía miedo; miedo de que sus decisiones afectaran más de lo esperado, y miedo de que el dulce omega no sintiera lo mismo. Yoona lo sabía, así como también conocía el trasfondo de todo aquello.

—Yeon —su voz fue suave—. Tú no eres como tu padre.

Solo eso se necesitó para que las lágrimas del alfa salieran como fuerte cascada.

—Tengo miedo —susurró el mayor—. Él es muy importante, no quiero lastimarlo.

Ella lo abrazó con fuerza, y de ahí respondió con toda la seguridad que tenía. —Amarlo no va a lastimarlo.

—¿Qué hago, Yoona? —preguntó con desesperación en sus ojos irritados.

Y ella sonrió, limpiando lo que quedaba de las lágrimas de un hombre que por fin demostraba lo que verdaderamente sentía.

—Amarlo —respondió—. Tan solo ámalo, Yeon; hazlo sin miedo y sin inhibiciones, es lo mejor que puedes hacer.

—¿Y si no funciona?

—Entonces sabrás que diste lo mejor de ti, que no guardaste nada y que viviste como quisiste —las palabras de Yoona hicieron que el mayor levantara la mirada—. Al final, si no funciona no tendrás nada que lamentar, porque sabes que por tu parte diste todo.




—¡Binie Hyung! ¡El señor bonito te busca!

SooBin tardó un par de minutos en procesar lo que su pequeño hermano dijo, mientras que YeonJun alzaba una ceja interrogante.

—¿Señor bonito? —preguntó el alfa a un muy sonrosado cachorro.

Hueningkai lo tomó de la mano y lo jaló con insistencia al interior del pequeño apartamento. YeonJun cedió al pedido del cachorro, sentándose en uno de los pequeños sofás, bajo la atenta mirada de los dos niños.

El alfa miró a ambos cachorros con atención; si era sincero consigo mismo, la mirada de la pequeña omega le causaba cierto pánico, la chiquilla lo veía con ojos entrecerrados y parecía ser capaz de adivinar lo que su mente estaba pensando; y por otro lado tenía al pequeñín de resplandeciente sonrisa y mofletes rojos que no paraba de verlo.

Decidió entablar un poco de conversación. Después de todo, si tenía suerte aquellos chiquitines serían sus cuñados.

—¿Cómo te llamas, pequeño?

La cara de Hueningkai se volvió un completo tomatito.

¡El señor bonito le estaba hablando! ¡A él! ¡A él!

Dió un saltito en su lugar. —¡Choi Hueningkai!

—Hola —sonrió YeonJun, sintiendo un poco de ternura por el pequeño—. Yo soy YeonJun, pero puedes decirme hyung.

Hyuka jadeó en completa sorpresa e inmediatamente miró a su hermana que mantenía expresión de sospecha.

—¡¿Escuchaste, noona?! —prácticamente gritó—. ¡El señor bonito me dijo que podía llamarle hyung!

—Sí escuché, y no le veo lo especial —respondió la omega, luego le regaló al mayor una sonrisa tensa—. Si me disculpa, me retiro.

Ahí YeonJun supo que con la pequeña sería más difícil; ella parecía repelerlo por alguna razón que todavía desconocía, y considerando lo mucho que SooBin amaba a sus hermanos significaba una obvia desventaja para él.

Tendría que idear un plan para caerle bien.

Pasitos rápidos y luego el peso de un pequeño cuerpo sentándose a su lado, poco tiempo pasó para que la mirada de YeonJun impactara en un pequeño cachorro que le veía con atención.

—Hola.

—Hyung —llamó el cachorro.

—¿Si?

—¿Me da un besito de buenas noches?

YeonJun parpadeó sorprendido, sin saber que hacer.

—¡Choi Hueningkai! —ambos se sobresaltaron ante el repentino grito.

El cachorro mostró carita de inocencia. —¡Binie hyung!

El corazón del alfa dió un salto en una emoción que empezaba a hacérsele conocida.

SooBin ingresó a la sala de estar, un pequeño sonrojo acompañando sus mejillas al ver la visita inesperada que recibió.

—Hyuka, ve a tu habitación.

—Pero, ¡Hyung!

—Dije, ve a tu habitación.

El niño hizo un puchero, pero obedeció a su hermano mayor y se marchó a su habitación dando pequeños saltitos.

Ya tendría otra oportunidad para hablar con el señor bonito.

Los nervios atacaron con fuerza cuando ambos se encontraron solos.

—¿Qué se le ofrece, hyung? —preguntó SooBin con timidez.

YeonJun jugó con la tela de su suéter. —Perdona la hora en la que vine, SooBin; pero tengo que hablar contigo sobre algo.

—¿Es importante? —quiso saber.

El alfa asintió. —Lo es, al menos para mí.

—¿De qué se trata?

YeonJun suspiró, para luego ponerse de pie; tenía que hacer algo o saldría loco.

—¿Recuerdas lo que te dije la noche de la fiesta?

El rubiecito ladeó la cabeza. —Esa noche me dijo muchas cosas.

—Lo sé, pero hay algo importante que dije —le miró de reojo—. ¿Lo recuerdas?

SooBin se sonrojó; aquello era lo que su mente recordaba a diario.

—Sí, lo recuerdo.

—De todas maneras te lo volveré a decir —el corazón del menor estalló—. SooBin, me gustas —aseguró el alfa—; lo que siento por ti se ha ido fortaleciendo en estos días, tu ternura me ha atrapado por completo y siento que ya no puedo seguir esperando por más tiempo.

—Hyung...

—Eres todo lo opuesto a lo que creí me gustaría; pero no pudiste resultar ser más perfecto —la respiración del pelinegro se volvió inestable—. Es por eso que quiero intentarlo.

—¿Intentarlo?

La mirada del alfa chocó con aquellos ojitos de cielo que le habían encantado, y tomando una última respiración lo soltó.

—¿Me permites cortejarte?

Aquello sorprendió al pequeño omega. El cortejo era una etapa muy dulce y seria en la cual el alfa trataba de conquistar al omega que le gustaba; SooBin lo sabía, conocía la implicación de aquella petición, y por la mirada llena de seguridad en el pelinegro, supuso que él también lo conocía.

—¿C-cortejo?

YeonJun asintió. —Contigo quiero hacer las cosas bien; cortejarte y conquistarte poco a poco, quiero conocerte y que me conozcas, que nos sintamos seguros y a gusto con la compañía del otro —luego agregó—. Quiero que sepas que mis intenciones son serias, quiero llegar tan lejos como me lo permitas; conocer la calidez de los sentimientos a tu lado, tomados de la mano —lamió sus labios—. Si aceptas mi petición, quisiera invitarte a una cena, sería un buen paso para ambos, donde poco a poco iríamos descubriendo lo que sentimos y queremos.

La emoción que cubrió el pequeño cuerpo de SooBin fue intensa; en su interior podía sentir con claridad la felicidad que su lobito sentía ante la confesión del alfa. Había pasado un buen tiempo desde que YeonJun le había confesado que le gustaba, y el menor vivía con ese temor de que las palabras del mayor fuesen una dulce mentira, o el producto de alguna emoción del momento; pero, ahora que lo ve frente a él, con la mirada decidida y con comportamiento nervioso es que puede sentirse tranquilo, porque sabe que ahí solo hay verdad, una hermosa verdad.

—Usted quiere cortejarme —no lo dijo para el alfa, más bien fue para sí mismo, en un intento para creérselo.

YeonJun le tomó de las manos, sintiendo el fuerte apretón que recibió de las más pequeñas.

—Cachorro, dame la oportunidad —pidió, sus manos dándole caricias suaves y llenas de cariño, para luego animarse a volver a preguntar—. ¿Saldrías conmigo?

El omega lo miró en un último intento para descubrir la mentira disfrazada en aquella hermosa petición.

Pero solo pudo ver verdad en aquellos ojos oscuros y llenos de calidez.

Entonces; decidió tomar el riesgo, porque él también lo quería.

Lo quería mucho.

—Acepto salir con usted, hyung —el alfa sonrió ampliamente, sintiendo la calidez invadir su pecho cuando el omega siguió—. Y también acepto su cortejo.






VIVAN LOS NOVIOOOOOS NCOESKOAXO

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro