Capítulo 17, pío! 🐥
—¡Otra más! —pidió SeokJin, dejando de golpe la botella vacía sobre el mesón de la barra.
—¿Otra? —preguntó la mujer que estaba del otro lado de la barra sirviendo tragos, pero en vez de preguntarle al borracho hombre, lo hizo mirando directamente a Jimin.
Era obvio que el otro cliente ya no podía tomar decisiones sabiamente.
—La última —asintió el pequeño omega, observando con preocupación a su hermano.
—¿Quiee? ¡No! ¿Cómo quie ta última? —se quejó SeokJin, apenas enfocando en su hermano menor.
Los gruesos labios del dulce pollito instintivamente se torcieron con ello.
—¿Podría tener una botella de agua también, por favor? —pidió cuando la mujer volvió con la cerveza de su hermano.
—Lo tienes —asintió la empleada, alejándose otra vez.
—Te jurro que no entendo, Minnie —se quejó Jin—. ¿Por qué dele tannnnto? —se lamentó, llevando una mano sobre su pecho, justo en su corazón.
—Es porque Namjoon te gusta mucho —indicó suavemente el hombrecito, con la misma paciencia con la cual le había contestado todas las otras veces anteriores que le había preguntado desde el mismo momento en que llegaron al bar, y su hermano tomó una cerveza.
Una parte dentro de él, se lamentaba el haber tenido que cancelar su cita con Yoongi tras escuchar a su hermano decir que saldría a beber, pero la otra, estaba feliz con su decisión.
Tan borracho como estaba SeokJin en ese momento, cualquiera se habría aprovechado de él de cualquier forma posible.
Por lo que, aunque le dolía un poco el haber perdido aquella cita, se alegraba de estar con su hermano en ese momento.
Aunque probablemente Yoongi no querría invitarle más a citas si le iba a estar cancelando en cada oportunidad.
—Aquí tienes —anunció la mujer, entregándole una botella a Jimin.
Agradeciendo, el rubio omega se aseguró de que la botella estuviera bien sellada antes de abrirla y tomar un trago tentativo, como si quisiera comprobar que no tuviera nada raro.
Cuando confirmó que solo sabía a agua normal, tomó otro par de sorbos para calmar el hambre en su estómago y observó a su hermano.
—¿Por qué no mejor vamos a comer algo y dejas de beber? —propuso—. También debes de tener hambre —indicó.
—Tengo el colazón destrozado, eso tengo —exclamó, bebiendo de su cerveza—. No puedo creer que esté casado —lloriqueó descansando su cuerpo en la barra.
—No sabemos si está casado —le recordó Jimin.
—Es papá, Minnie, teeene un hijo y los niños no aparrecen en la puelta de lla casa por arte de magggia —refunfuñó observando la botella.
—Bueno, no, es cierto —aceptó—. Pero también podría ser que se separaron —intentó animar.
Aunque la verdad era que Namjoon hablaba tan poco de sí mismo y su vida que no tenía idea el pollito.
—Solo un idiota sin cerrebo podría dejar a un homble como ese —suspiró—. Ahora comprendo por qué sienpre sentí una especie de balerra o distancia entre nojotros —se lamentó.
—No existe barrera ni nada —dijo el dulce pollito—. Fuiste tú mismo quien puso una distancia entre ustedes porque querías seguir teniéndolo como tu crush —le recordó.
—Porque desde ya sablía que era un amor impossible —se lamentó y se sentó correctamente bebiendo el resto de su botella de una sola, como un campeón—. ¡Otra! —pidió.
—Lo siento, pero creo que ya has bebido lo suficiente —rechazó Jimin, agitando su cabeza cuando la empleada se fijó en ellos.
—Pero... Necesitlo beber para olvidar un poco, Jiminnie —se quejó.
—Beber solo te hará olvidar todo por un momento, pero ambos sabemos que mañana estarás con un dolor de cabeza de muerte —indicó y empujó su botella de agua hacia él—. Vamos, bebe un poco de eso —ordenó.
—Pero eshto no es cerveza —se quejó, bebiendo de todas formas con una mueca.
—Ambos trabajamos mañana, Jin, no creo que sea buena idea seguir bebiendo de esta forma —indicó y llamó la atención de la empleada—. La cuenta, por favor —pidió.
—Pero no quielo ir y tener que verlo otra vez —se lamentó.
—No tienes que realmente verlo —calmó Jimin—. Namjoon solo trabaja en la cafetería y no sale de esta —le recordó.
—Pero sabell que estará en el mismlo espacio de igual foma me altera —refunfuñó.
—Ya pensaremos en algo —suspiró el pollito, pagando la cuenta con un poco de dolor.
Ese era dinero que le servía para otras cosas después de todo.
—Venga, vamos —anunció levantándose de su asiento—. Tal vez podamos encontrar algún local de comida rápida abierta atendiendo —expresó, ayudando a su hermano a mantenerse derecho cuando este se tambaleó.
—No quiello comida, quiello más cerveza —corrigió con mal humor, pero siguiéndolo de todas formas.
—Si, si —pronunció con un suspiro, ya sin siquiera intentar decirle lo contrario.
Saliendo del bar, el cambiaformas pollito se detuvo automáticamente tras contemplar el auto de su hermano en el estacionamiento.
¿Cómo se supone que llegarían a sus casas cuando él no sabía conducir?
—¿Dóndle está mi cerveza, Minnie? —preguntó su hermano, apoyándose más en su pequeño cuerpo.
—Entremos otro momento —expresó pensando en llamar a un auto para que fuera por ellos.
Ignorando el festejo de un borracho Jin, en vez de volver a la barra, Jimin lo llevó con algo de esfuerzo a una mesa desocupada y le ayudó a sentarse.
Con un cansado suspiro, el omega tomó asiento y sacó su teléfono para buscar un auto disponible.
Al ver cuánto les cobraba para llevarlos a ambos a sus casas, los rellenitos labios del shifter pollito se torcieron.
Sacando su billetera, revisó cuando dinero le quedaba y otra mueca surgió con ello.
Apenas le alcanzaba para pagar para que lo llevaran a su departamento, y si lo hacía se quedaba sin dinero para el autobús.
Con una semana para que le paguen, no podía permitirse gastar ese dinero.
—¿Trajiste tu billetera? —preguntó hacia su hermano, quien cabeceaba a su lado.
—¿Billetea? —balbuceó, apenas manteniendo sus ojos abiertos.
Negando con un suspiro, el dulce pollito simplemente buscó en los bolsillos de su hermano, encontrando las llaves del auto y su casa, pero nada más.
—Jin, ¿dónde dejaste tu billetera? —cuestionó sacudiéndolo un poco por el hombro—. ¿Lo has dejado en el auto? —preguntó.
—No lo... Sé —respondió, cerrando sus ojos.
—No te duermas ahora, SeokJin —se quejó, sacudiéndolo un poco más fuerte.
Pero lo único que obtuvo en respuesta, fue un gruñido y luego se alejó de él, acomodando sus brazos sobre la mesa para apoyar su rostro en ellos.
Sabiendo que no podía simplemente ir al estacionamiento y buscar mientras dejaba a su dormido hermano solo en un lugar lleno de personas que les seguían mirando, Jimin tomó su teléfono para llamar a su salvación.
Pero, mientras su dedo vagaba entre sus contactos buscando a Jungkook, que era a quien solía recurrir siempre que estaba en problemas, su mirada recayó sobre el nombre de Yoongi.
El omega sabía que no debía de llamarlo, que no era justo considerando que le había cancelado su cita, y aun así, antes de que se diera cuenta, su dedo ya había presionado sobre su número y se encontraba llamándolo.
Solo bastaron dos tonos para que se arrepintiera y deseara cortar, pero así mismo, esos escasos segundos necesitó su apuesto vecino para contestar su llamada.
—¿Jimin? ¿Estás bien, bonito? —cuestionó la voz preocupada del hombre y Jimin se derritió en su asiento con un suspiro.
—Lamento llamar tan tarde —expresó—. Solo... Lo siento, pío, necesitaba un poco de ayuda y te llamé —explicó vagamente, consiguiendo otra vez ese adorable sonrojo en su rostro.
—Está bien, solo dime lo que está mal para que pueda ayudarte —indicó con tono suave, casi ronroneante.
—Es que... ¿Te acuerdas de que cancelé nuestra cita para acompañar a mi hermano? —expresó, empujando un dedo sobre la mesa, dibujando figuras invisibles en esta.
—Lo recuerdo —respondió.
—Bueno, resulta que sufrió de otra decepción amorosa y ha tomado hasta quedarse dormido —explicó—. Yo no sé conducir, el dinero no me alcanza para llamar a un auto y así nos deje en nuestras casas, y no sé dónde está la billetera de mi hermano.
—Suena a que estás en problemas.
—Lo sé —suspiró observando a su hermano dormido sobre la mesa—. Podría salir al estacionamiento e intentar buscar su billetera, pero no quiero dejarle solo en el bar —explicó y su mirada vagó por alrededor otra vez, fijándose en que seguían siendo el centro de atención de algunos.
—Ni yo quiero que salgas solo, ya es de noche y hay muchas personas peligrosas a estas horas —expresó con firmeza—. Envíame la dirección e iré, mi chico bonito.
Oh, el pollito de Jimin prácticamente se volvió loco con esas últimas palabras.
Yoongi le había dicho "mi" Chico bonito, suyo.
—¿No estás enojado conmigo? —preguntó bajito.
—¿Por qué lo estaría?
—Por cancelar nuestra cita —le recordó—. Yo realmente quería ir, pero no deseaba dejar a mi hermano solo —explicó.
—Lo sé, bonito, no hay problema, siempre podremos tener otras citas otros días —aseguró—. No te preocupes por eso y envíame la dirección, ¿de acuerdo?
—Si, pío —pronunció con una leve sonrisa aliviada.
—No salgas del bar en lo que llego, bonito —ordenó Min antes de cortar la llamada.
Observando su teléfono, el hombrecito le envió su dirección a Yoongi y luego volvió a guardar su celular mientras se disponía a esperar.
En sí, el viaje no debería de ser muy largo aún si Yoongi tomaba el autobús, por lo que no creía que fueran más de unos minutos antes de que llegase.
Pero, sin su hermano para hablar y distraerse, los grises ojos del dulce pollito recorrían el bar, sintiéndose algo incómodo de la atención que estaban recibiendo de algunos clientes.
Solo rezaba para que el dueño o cualquiera no intentara echarlos mientras esperaba a que Yoongi llegara.
—Jiminnie, ¿dóndle está mi cerveza? —se quejó SeokJin, apenas alzando su cabeza.
—Solo aguanta un poco más, pronto estará por aquí —prometió, acariciando su espalda.
—Hola, cosita linda —expresó un tipo parándose frente a la mesa.
Tensándose un poco, Jimin alzó su cabeza y contempló al hombre frente a ellos.
—¿Quieres un trago? —invitó observando directamente al dulce pollito.
—No gracias —rechazó e intentó volver a concentrarse en su hermano.
—Vamos, un trago no matará a nadie —insistió—. Así después podemos bailar un poco.
—Lo siento, estoy con mi hermano —se excusó.
—Creo que puedes dejarle solo por unos minutos —descartó para nada preocupado.
—Lo siento, no puedo —negó apretando sus labios con fuerza cuando un "pío" amenazó con escapar.
—Está bien, no aceptes el trago, pero al menos ven a bailar conmigo —pidió, rodeando la mesa para pararse directamente frente él—. Ven conmigo —insistió buscando su mano, la cual obviamente el dulce omega esquivó, lo que pareció molestar al contrario—. Tú...
—Mi pareja viene ahí —chilló el hombrecito tan pronto como observó a Yoongi aparecer y observar a su alrededor.
—¿Quieres realmente que me coma esa mentira? —se burló, observando como cuerpos se le lanzaban a Yoongi mientras este intentaba avanzar hacia ellos.
Y a pesar de que se sentía horriblemente irritado y celoso de aquellas mujeres y hombres que se acercaban a Yoongi, Jimin también sintió algo de satisfacción y alivio cuando observó a este apartar a todos fuera de su camino, siendo menos que sutil al respecto, con sus ojos fijos solo en él.
—Aquí estabas, bebé —exclamó el alfa empujando fuera de su camino al otro hombre frente a Jimin—. ¿Tú también bebiste? —cuestionó, capturando su rostro entre sus manos, logrando que aquellos rellenos labios formaran un notorio piquito adorable al presionar sus mejillas juntas.
—Solo tomé agua, sabía que debía de mantenerme sobrio —respondió, sonrojándose un poquito ante la atención de Yoongi en sus labios.
—Perfecto, entonces, larguémonos de aquí —anunció regalándole una pequeña sonrisa antes de bajar sus manos y tomar las más pequeñas para ayudarle a levantarse.
—Espera, yo lo vi primero —dijo el otro hombre.
—Será mejor que te largues ahora si no quieres que destroce tu mano por intentar tocar a mi pareja —amenazó en su oído—. ¿Quedó claro? —anunció, alejándose con una sonrisa inocente.
Asustado, el pobre humano asintió y se retiró rápidamente.
—Gracias, estaba siendo algo pesado —comentó el dulce hombrecito.
—Todo bien, bonito —prometió y observó al hombre durmiendo sobre la mesa—. ¿Tu hermano? —preguntó.
—Si, se quedó completamente dormido —suspiro observándolo.
—De acuerdo —pronunció Yoongi y se acercó para tomarlo fácilmente entre sus brazos, sorprendiendo al pequeño pollito que le observaba con grandes ojos—. Los músculos no están solo de decoración, bebé —le guiñó un ojo—. Ahora, ponte frente de mí y no te alejes de mi vista, ¿de acuerdo?
Asintiendo, el rubio omega se acercó lo más que pudo al alfa mientras atravesaban el bar nuevamente.
Y durante todo el trayecto, Jimin estuvo bien, hasta que alguien alzó su mano y abofeteó su trasero, sacándole un gritito sorprendido que causó risa a los demás ante el "Pío" Que se le escapó.
—Le ponen una mano encima otra vez, y le cortaré la cabeza a todos ustedes —amenazó Yoongi, apenas conteniéndose de no soltar al humano entre sus brazos para patear el culo de todos, especialmente, del idiota que había nalgueado a su pareja.
Afortunadamente, el grupo borracho de humanos debió de percatarse del peligro que representaba Yoongi en ese momento, porque guardaron silencio y se concentraron en su mesa nuevamente, al igual que los demás.
—Eso fue vergonzoso, pío —se quejó Jimin, acariciando su trasero una vez salieron.
—No me lo recuerdes, bonito, que todavía quiero ir y matarlos —gruñó Yoongi, siguiendo a su pareja hasta el auto.
Metiendo al dormido humano en los asientos traseros sin mucho cuidado, Yoongi inmediatamente fue con su omega y le rodeó con sus brazos, su jaguar cubriéndolo con su aroma otra vez.
—¿Estás bien? —preguntó, restregando su mejilla en su cabello.
—Lo estoy —dijo en un suspiro—. Solo fue algo vergonzoso.
—De acuerdo, pongámonos en marcha entonces —pronunció, pero sus brazos no soltaron el pequeño cuerpecito, ni Jimin hizo el intento de alejarse tampoco.
—Gracias por venir, pío —murmuró.
—Siempre vendré cada vez que me llames, mi dulce pollito —expresó con ternura.
Y Jimin simplemente se sintió mucho mejor que en un largo tiempo con ello.
Tal vez no había tenido su cita, pero... Estaba feliz de haber visto a Yoongi otra vez.
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