Capítulo 11, pío! 🐥
Como cenar con su madre siempre dejaba triste a Jimin, obviamente se había despertado y levantado sin mucho ánimo.
Incluso su pollito, que siempre estaba piando, agitándose y golpeando contra él pidiéndole cambiar, en ese momento se encontraba en silencio, igual de triste que él ante las duras palabras de su madre.
Soltando un suspiro, el rubio omega cerró la puerta de su casillero y por un momento, recargó su frente en esta, tomando profundas respiraciones.
Interiormente, Jimin no quería nada más que volver a su cama y recostarse en su nido hasta recargar todas sus energías, pero como un adulto responsable con un trabajo al cual tenía que responder, sabía que no podía hacer precisamente eso.
A esas alturas, las palabras de su madre no deberían de afectarle, lo sabía, ya habían transcurrido siete años desde la muerte de su padre y el cambio de Hye-Sung, ya debería de haber superado todo.
Pero no podía, después de todo, era su propia madre la que le decía palabras tan frías y duras.
Presionando con fuerza sus gruesos labios, Jimin se enderezó y agitó su cabeza para quitar los tristes pensamientos que rondaban en su cabeza, queriendo deshacerse de ellos por tan solo unos minutos.
No sabía por qué su madre había cambiado de la noche a la mañana con él, claro que nunca fue exactamente la madre más cariñosa y amorosa del mundo, pero tampoco había sido tan... Fría al respecto.
—Seguramente es porque me parezco a papá, pío... —murmuró decaído.
"No, no pienses más en ello, tienes trabajo que hacer" se recordó a sí mismo, golpeando suavemente sus mofletes hasta tener un bonito rubor suave.
Asintiendo decidido a no pensar más en ello, el omega salió de los cambiadores y se dirigió a la sala en la cual se reunían los enfermeros, donde estaba el pizarrón con las tareas de cada uno.
Claro que antes de llegar, Jimin se detuvo en un pasillo contemplando un pizarrón donde salía una lista con los empleados que irían al operativo de pruebas que el hospital había organizado, en donde uno de los grupos, estaba escrito su nombre.
Pero en ningún momento, él recordaba que alguien le había preguntado o comentado al respecto.
Lo peor de todo no era salir al terreno, lo había hecho antes, pero... El grupo que le había tocado era para ir a un albergue de personas sin hogar que habían perdido su sede recientemente en un desafortunado incendio y debían de ir a atender sus heridas.
Cuyas heridas seguían abiertas y seguramente sangrarían tan pronto como se pusiera a tratarlas.
Estremeciéndose ante el pensamiento, el dulce pollito se dio vuelta pensando en hablar con Ye-rim para recordarle de su pequeño problema en caso de que lo hubiera olvidado, cosa que difícilmente creía siendo que en cada oportunidad su jefe se lo sacaba en cara.
"Como mamá..." pensó con tristeza.
—Jefa Kim —llamó Jimin al verla aparecer en el pasillo—. Yo... Uh, necesito hablar con usted —pidió.
—¿Sobre qué? —preguntó, observándole con fastidio—. No tengo tiempo que perder ahora, estoy ocupada organizando los grupos y viendo el transporte —anunció.
—Lo sé, pero yo... Mi nombre está ahí —pronunció, señalando la lista en la pizarra.
—¿Y bien? ¿Quieres que te felicite por eso o qué? —espetó.
—No, es que yo... La sangre —balbuceó, sintiendo como toda su decisión iba retrocediendo ante la actitud fría y desinteresada de su jefa.
—Eres un enfermero, Park Jimin, ya vas a cumplir un año desde que estás trabajando aquí, hiciste tu práctica aquí —le recordó y revisó su teléfono cuando este sonó—. A estas alturas, ya deberías de estar más que acostumbrado a ver la sangre —dijo con cierta burla.
—Sí, yo lo sé, pero aun así...
—Prepárate, en diez minutos estaremos saliendo y espero que hayas traído tu almuerzo como todos, porque al grupo en el cual irás no te entregarán comida y no sería inteligente de tu parte llevar nada de valor tampoco —se burló.
—Pero yo no sabía nada de esto... —insistió Jimin, presionando con fuerza sus labios para no soltar ningún pío.
—¿Y se supone que eso es mi culpa? —exclamó una ceja.
—Claro que lo es —anunció una tercera voz.
—Doctor Jeon —musitó el dulce enfermero al contemplar al hombre aparecer detrás de su jefa, observando asesinamente a Ye-rim.
—¿Cómo se supone que esto es mi culpa? —exclamó la mujer.
—Eres la encargada de formar los grupos, para eso debiste de haberle informado a cada nombre que pusiste en la lista —anunció pasando por al lado de ella para pararse cerca de Jimin—. Y si él no sabe nada al respecto, es porque obviamente no le dijiste nada, que negligencia por su parte, jefa de enfermeros Kim —reprochó.
—Bueno, lo olvidé —descartó como si nada—. Lo que importa ahora es que el chico lo supere y esté listo para partir —anunció.
—Pero yo... —balbuceó Jimin, desesperado.
—Inscríbeme en el mismo grupo de Jimin entonces —ordenó Jungkook, colocando su mano en el hombro de este.
—No puedo hacer eso —rechazó—. Estás destinado a ir a otra zona.
Jungkook frunció el ceño de forma amenazadora y luego observó el pizarrón.
—Entonces cambia a Jimin a mi grupo —ordenó en cambio.
—No puedo, los grupos ya han sido decididos —negó con una sonrisa.
—Según esto —anunció, señalando la pizarra—. Jimin está inscrito para suplantar en caso de que otros no pudieran asistir y el grupo que va al refugio está completo —argumentó y le observó con una sonrisa arrogante—. En cambio en mi grupo, hemos perdido a un médico y un enfermero.
—Ustedes solo van a realizar exámenes de sangre y revisión de rutina a personas mayores, pueden tener dos personal menos —se defendió enojada.
—¿Estas son las palabras que debería de estar diciendo la encargada? —cuestionó alzando una ceja—. ¿Cómo se sentirá el jefe al oír esto? —amenazó.
—Está bien —aceptó finalmente, con un sonido molesto.
Observando asesinamente al dulce omega, este evitó su mirada y se escondió detrás del cuerpo musculoso del doctor Jeon. En otra ocasión habría enfrentado esa mirada, pero no se sentía preparado en ese momento.
Maldiciendo por lo bajo, finalmente Ye-rim se alejó pasando a llevar a Jungkook, haciendo un débil intento por empujarlo sin ningún éxito.
—Salen en cinco —gritó furiosa antes de desaparecer por el pasillo.
—Ella definitivamente no estaba feliz, pío —murmuró Jimin sintiéndose solo un poco mal por lo aliviado que estaba.
—Tal vez si no fuera una mujer tramposa e injusta, no sería tan amargada —bufó Jungkook, rodeando los hombros del omega con un brazo—. Vamos a conseguir nuestro almuerzo a la cafetería, estoy seguro de que Namjoon podrá hacer algo por nosotros —expresó instándole a caminar.
—Gracias por haberme ayudado —suspiró siguiéndole—. Pero siento que de igual forma seré una molestia —torció sus labios.
—No lo serás, soportas mucho más ver la sangre a través de la jeringa que expuesta en una herida —le recordó—. Además, estarás conmigo por lo que si te desmayas cuidaré de ti —prometió.
Asintiendo un poco más aliviado, Jimin se tomó un pequeño respiro.
Su día no podía ir tan mal.
(***)
Terminando de guardar las muestras de sangre a las cuales le habían dejado a cargo después de haberse desmayado al menos una vez, Jimin forzó un suspiro a salir de sus gruesos labios con cansancio.
En realidad, no había sido su culpa, solo la mala fortuna que andaba cargando en él ya que, ¿quién habría imaginado que uno de los abuelitos le mostraría una desagradable herida que no se había cuidado adecuadamente?
Exacto, ni él se había esperado aquello, por lo cual, no pudo evitar su reacción al simplemente verlo, preocupando a sus compañeros que inmediatamente habían acudido a su ayuda.
Se sentía un poco culpable por ello, ya que había interrumpido el trabajo de algunos, pero tampoco era algo que podía controlar exactamente.
Después de todo, no era algo como que veía sangre y su cerebro simplemente decidía que se desmayarían, no, era algo impredecible.
—Ya hemos terminado por hoy, Minnie —anunció Jungkook, observándole desde las puertas abiertas de la furgoneta en la cual se encontraba el dulce omega terminando de guardar todo.
—¿Hay algo más en lo que pueda ayudar? —expresó, observándole un poco esperanzado.
—No hay nada, ya atendimos a todos, está oscureciendo y el encargado dijo que ellos mismos desmantelarían el pequeño campamento que armaron para tratar a todos —explicó, haciéndole señales con una mano para que se acercara.
—Lo siento, hoy no fui de mucha ayuda —se lamentó saliendo de la furgoneta con la ayuda del médico.
—¿Por qué crees eso? —cuestionó, frunciendo el ceño.
—Me desmayé —le recordó con sus labios torcidos.
—No es como si cualquiera de nosotros hubiera podido predecir que aquel hombre mayor te mostrara la herida de su pierna —indicó—. No te avergüences por desmayarte, algunos de los nuevos incluso vomitaron tras verla, se veía horrible —le recordó, guiándolo a la furgoneta en la cual se iban.
—Pero ninguno de ellos se desmayó como yo —refunfuñó molesto consigo mismo.
—¿Y crees que ellos se sienten mejor por haber reaccionado de esa forma? —cuestionó—. Claro que no, así como te sientes ahora ellos están igual —argumentó y se detuvo frente al automóvil—. Solo piensa que gracias a ti, muchos de los adultos mayores que no deseaban ni mirarnos, se nos acercaron y nos dijeron todos sus malestares gracias a ti —indicó.
—No fue gracias a mí —pronunció con un dulce sonrojo—. Fue el trabajo de todos.
—A ti te dijeron verdaderamente como se sentían y sus dolores, a los demás nos mentían y los gruñones nos ignoraban —le recordó—. No te des menos crédito simplemente por haberte desmayado, ayudaste aquí —prometió, revolviendo el rubio cabello—. Sube y busca un asiento para nosotros, yo iré por nuestras cosas y una malteada, a esta hora ya debes de tener hambre, ciertamente yo ya la tengo —expresó con un suspiro cansado.
Asintiendo con una pequeña sonrisa más aliviada, Jimin abrió la puerta deslizante de la furgoneta y se subió encontrándose con una de las doctoras en el interior.
Y como se trataba de él, por supuesto que no se trataba de cualquier doctora, sino que de la misma que estaba siempre con Ye-rim de arriba para bajo, la doctora Seul-gi.
Dudando un poco en si subir no, Jimin finalmente se rindió cuando aquellos ojos se posaron sobre él y una de esas perfectas cejas se alzó, como si le dijera "qué esperas, sube".
Subiendo, el cambiaformas pollito fue directamente hacia los asientos traseros, colocando una gran distancia entre ellos.
—¿Realmente creíste las palabras de Jeon? —cuestionó la mujer, sin mirarle.
Dudoso de responderle, el dulce omega fingió no escuchar nada y observó por la ventana.
—No fuiste más que una molestia hoy, desmayándote, equivocándote y molestando a los demás —anunció—. Ni siquiera debiste de haber aceptado venir si ibas a ser así —bufó.
—Yo no acepté nada —murmuró sin verla—. Ye-rim fue la que hizo todo.
—¿Me estás diciendo que mi amiga es la clase de persona que abusa de su poder? —cuestionó con molestia, girando para observarle.
—Bueno... —musitó sin mirarla.
—Esa es exactamente la clase de persona que es esa bruja —anunció Jungkook—. Y yo lo he presenciado varias veces, por lo que me gustaría que no presionaras a Minnie al respecto —ordenó, subiéndose a la furgoneta.
—No siempre tendrás a alguien que te defienda —murmuró con enfado Seul-gi, volviendo a sentarse bien.
—Y tu amiga no siempre podrá salirse con la suya, ni tú podrás cubrirla y protegerla —indicó Jeon, tomando asiento con Jimin.
Recibiendo sus cosas y su malteada con un pequeño agradecimiento, el rubio omega trato de ignorar la tensión que abordó la furgoneta, y la cual los acompañó durante todo el viaje.
Y si alguien fue consciente de ello también, nadie dijo absolutamente nada.
Para cuando llegaron devuelta al hospital, el cielo ya había oscurecido.
—¿Estás bien? —preguntó Jungkook mientras lo acompañaba por los pasillos.
—Sí, solo algo cansado —respondió con un pequeño bostezo—. No ha sido mi mejor día —pronunció con una pequeña mueca.
—Olvida cualquier cosa que te haya dicho esa bruja en la furgoneta, todo fue por culpa de su amiga —resopló.
—Es algo difícil de ignorar —respondió torciendo sus gruesos labios.
—¿Te irás con tu hermano? —indagó.
—SeokJin tenía que ir a otro hospital hoy —respondió, entrando en la sala donde estaban los casilleros.
—¿Con Namjoon entonces?
—Nunca me he ido con Namjoon —pronunció, observándole algo extrañado por la sugerencia.
—Son amigos y tiene auto, pensé que podría llevarte —se encogió de hombros.
—Está bien, de todas formas, la cafetería ya está cerrada a esta hora —le recordó cambiándose de ropa.
—Si me esperas un poco más, podría ir a dejarte —expresó—. Solo necesito darles una ronda a mis pacientes y revisar a Taehyung —explicó.
—Gracias, pero estoy bien —aseguró colgando su mochila sobre su hombro antes de cerrar la puerta de su casillero—. Lo único que necesito en este momento, es mi cama —expresó con una pequeña sonrisa.
—Aun así... —pronunció, siguiéndolo afuera—. Ya es de noche y viajas en autobús.
—No es la primera vez que me ha tocado de noche —le recordó—. Y el paradero está justo frente al hospital, estaré bien —prometió.
—Tal vez yo...
—Doctor Jeon, es bueno encontrarle, necesitamos su ayuda con uno de sus pacientes —exclamó la enfermera.
—¿Es Kim Taehyung? —preguntó, siguiéndola rápidamente.
Escuchando la respuesta negativa ante el nombre de su amigo, Jimin se retiró un poco más aliviado del hospital y se detuvo en la parada del autobús.
Cuando se subió a este luego de un par de minutos esperando, se sintió afortunado tras encontrar asientos disponibles, pero su felicidad duró poco, porque tan cansado como estaba, por supuesto tuvo que dormitar un poco y pasarse de su parada, bajándose dos paraderos más allá y solo porque despertó ante un repentino salto descuidado.
—Definitivamente, no es mi día... —se lamentó observando el autobús alejándose antes de comenzar a caminar esas cuadras que se pasó.
Y tan cansado como se sentía, ni siquiera fue consiente de esa presencia que le seguía pisando sus talones, hasta que fue demasiado tarde.
—Dame tus cosas si no quieres que dispare —amenazó una voz a su espalda, presionando un arma en el centro de sus omoplatos.
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Espero que tengan un buen fin de semana mis copitos, se les quiere un montón! Se me cuidan, un besote y un abrazote <3
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