Desde el inicio de la humanidad, hace miles de años el ser humano se ha diferenciado por características específicas tanto físicas como emocionales.

De las más notorias destacan cinco: inteligencia, fé, amor, esperanza y conocimiento.
Son los humanos quiénes tienen el control sobre otras especies. Nuestras capacidades nos han colocado como los principales protagonistas y la especie dominante.

Decidiendo, actuando todo lo antes ya mencionado es el ser humano. Ahora te has puesto a pensar ¿Qué ocurriría al perderse esto? Yo no sólo me lo pregunté si no lo viví.

Año 2035 en algún lugar de la tierra. Aún recuerdo el verdor de los campos, el rocío fresco de las mañanas, el delicioso olor a tierra mojada; cierto era tedioso el moverse en transporte público aglomerados en tan pequeñas estaciones, rostros apurados queriendo llegar a algún sitio, madres con sus hijos, ancianos, parejas y algunos solos, si bien no eran todos amigos podía notarse humanidad.

El gobierno ordenó su nueva ley. El camino a una nueva era, el mejoramiento de nuestra raza, asesinando a quienes no fueran dignos de entrar en el juego discapacitados, enfermos crónicos, ancianos y débiles.
Supervisión natal asistida obligatoria, ellos decidan quien vive y muere, muchos bebés fueron sacrificados, por no convencer a la Élite despiadada.

Si quieres sobrevivir debes aprender a extinguir. Era la principal frase que ellos repetían nos obligaron a matarnos entre nosotros, humanos destruyéndose unos a otros.

La piedad, el amor, la empatía, el razonar e incluso la misericordia se fue extinguiendo poco a poco. Modificaron nuestro pensamiento nos llevaron al punto del aborrecimiento entre nosotros, ya nadie sentía compasión por alguien, fuimos adoctrinados para odiar y matar.

No era raro ver familias entregándose al gobierno si eran débiles pues él no hacerlo significaba la muerte de todos. Aprendieron a amar su individualidad, la fuerza sobre el débil y la sangre derramada de sus manos, pues obtenía privilegios mientras más cruel, sangrientos y terribles fueran; un buen lugar dónde vivir, protección a sus familias, entrar a la Élite. Ya nadie sonreía, el sonido de carcajadas cesó, los gritos, lloros sonaban constantemente como sinfonía sin fin.

¿Humanos? Robots o simples zombies, en eso nos convirtieron, sin alguna emoción o esperanza de mejorar lograron su objetivo ser nuestros dueños, simples esclavos con el ferviente deseo de morir.

Pero sólo moríamos cuando ya no servíamos, pues prolongaban la vida a sus máquinas humanas. Los débiles no eran enterrados, sino puestos en contenedores de congelamiento como piezas reciclables de órganos para la Élite poderosa. Yo pertenecí a ellos cruel, salvaje, sanguinario.

Disfrutaba el dolor de ellos, a veces preguntándome si era humano. Un día cambio mi vida fue cuando mi padre pidió llevar a cabo la matanza de los rebeldes.

-Mañana iniciarás el festival de los rebeldes, serán puestos en la plaza pública, para ser despedazados por todos. Recuerda quién no haga nada mátalo.

El chico de la foto es "Liam"