Capítulo 25: DAN
Tu haces que mi vida sienta paz
Aunque este en el ojo del huracán
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— Dan ¿estás bien? — preguntó mi compañera de trabajo
— Si, lo estoy — solté un suspiro
— Es que pareces perdido, como si no estuvieras aquí — dijo — ¿es por ella cierto?
— Si — bajé la mirada — hace mucho no la veo, bueno solo la vi desde aquel día en el hospital...
— ¿por qué no la buscas?
— No se Paola, tengo miedo de que me rechaze
— ¿por qué lo haría?
— por que con mis palabras logré lastimarla más de lo que ya estaba.
Si, era verdad, aquel día que fue el funeral de su abuela dije cosas de las que ahora me arrepiento haber dicho.
— lo siento, pero creo que debes hablar con ella y reconciliarse para que eso no dañe su amistad
— Quizás un día lo haga...
— ¿por qué no ahora?
— no estoy bien...
— ¿a qué te refieres con eso? — Preguntó la rubia con el ceño fruncido
— No es nada, olvídalo...— Dije tratando de mostrar una sonrisa — te veo mañana, adiós
— Adiós
Me marché de la tienda, tomé mi motocicleta y conduje hasta mi hogar, al llegar subí a mi habitación y me recosté en mi cama.
Mis padres aún no regresaban de sus trabajos, estaba solo en mi casa.
Cerré los ojos y en mi mente apareció ella, solté un suspiro al recordarla.
Quería volver a acercarme a ella, pero algo dentro de mi me lo impedía.
No estaba bien...
Desde la muerte de Venessie no he podido estar bien.
Constantemente tengo pesadillas y casi no puedo dormir.
Se que Dios ya me ha perdonado todos mis errores, pero yo aún no logro perdonarme a mi mismo.
Aun después de mucho tiempo me siento culpable.
Y todos esos sentimientos de culpa aparecieron en el momento que volví a ver a Hania.
Se que se estarán preguntando ¿qué tiene ella que ver con todo eso?
La historia comienza cuando yo tenía alrededor de 13 años y la conocí en la secundaria. Me pareció la niña más linda y dulce de todas.
Tuve una relación amorosa con ella y cabe mencionar que en gran parte ella influyó en mis cambios de actitudes y la etapa de rebeldía a la que entré.
Cuando la conocí bien y me adentre más a su vida, me di cuenta de que no es lo que parece, es una persona sin sentimientos, no le importa hacerle daño a los demás con tal de obtener toda la atención.
En el lapso de tiempo que estuve con Hania fue cuando comencé a involucrarme en el alcohol y las drogas. Me volví una persona completamente diferente a como soy ahora.
— ¡Dan! ¡Hijo ya llegamos! — exclamó mi madre desde el primer piso
— ¡Okey mami! ¡Estoy en mi habitación! — respondí
Me levanté de mi cama y me diriji a ver a mis padres.
Comenzamos a platicar sobre cómo nos fue en este día y lo que hicimos.
Teníamos esa comunicación entre familia, nos contábamos todo lo que nos ocurría, no teníamos ningún secreto...al menos ellos no, yo si.
Tenia un gran secreto, algo que nadie sabía solamente Dios.
Algo que jamás le contaba a nadie solo a Dios.
No era algo malo pero si algo que me avergonzaba que sabieran los demás, me daba miedo lo que otros pudieran pensar de mi al saber lo que me ocurría.
<¿Él líder del grupo luz en la oscuridad? ¿Enserio?> imaginaba lo que podrían decir, todos me conocían y creían que tenía la vida perfecta.
Pero no era así...
Por las mañanas mostraba una gran sonrisa, reía, parecía alegre...
Pero todo eso era solo una máscara que ocultaba la forma en la que me sentía.
Lo peor llegaba en las noches cuando no podía conciliar el sueño, cuando los recuerdos me atormentaban, cuando sentía que ya no podía seguir más...
El dolor que sentia en mi corazón era tan intenso, lloraba hasta quedarme dormido.
Roto, así me sentía, sentía mi corazón hecho pedazos dentro de mi.
Aveces pensaba en buscar ayuda y contarle a alguien como me sentía, pero no tenía la suficiente confianza a nadie, ni siquiera a mis padres.
Solo Dios lo sabía, solo Dios conocía el dolor de mi corazón, solo él veía mis lágrimas...
Oraba a Dios y le pedía que sanara mi corazón, que me restaurará y me diera nuevas fuerzas para continuar, Por que yo sentía que ya no podía.
— ¿Dan estas bien? — la voz de mi mamá me hizo volver a la realidad
— ¿eh? Si estoy bien...
— ¿hay algo que quieras contarnos hijo? — preguntó papá
— No — respondí — solo estoy cansado, iré a acostarme
— apenas son las 6
— si mamá, pero ya me dio sueño — fingí un bostezo que me salió a la perfección
Subí nuevamente a mi habitación y me recosté en mi cama, las lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos, los recuerdos junto a mi hermana aparecieron.
Yo no quería que muriera, fue mi culpa, yo soy el único culpable...desearía poder regresar el tiempo y nunca haber conocido a Hania, por que fue ella quien me introdujo en aquel mundo lleno de oscuridad, y por eso Venessie ya no está.
En medio de todos esos pensamientos, su nombre apareció.
Alin
La ultima vez que hablamos fue en el hospital, de ahí no la he vuelto a ver.
Se que le hice daño y que debo pedirle perdón así que decidí enviarle una carta para decirle que nos veamos y podamos hablar.
No quiero que nuestra amistad se pierda.
Estoy profundo enamorado de ella y quiero confesarselo pero no es el tiempo adecuado.
Ella está en proceso de sanación después de todo lo que ha tenido que pasar.
Y yo no estoy listo para una relación, no en la manera en la que me encuentro, estoy mal y solo le haré daño.
Nesesito recuperarme, necesito sanar las heridas de mi alma para poder entregarle todo mi amor y no en pedazos.
Recuerdo a la perfección aquella vez que la invité al culto juvenil en la iglesia, estuvimos a punto de besarnos, pero algo en mi me detuvo, algo me hizo sentir que no estaba bien así que no lo hize.
Cerré mis ojos y me quedé profundamente dormido.
[.....]
Me levanté más temprano de lo normal y luego de desayunar y despedirme de mis padres, tomé mi motocicleta y me diriji hacia el parque.
Al llegar me senté en una de las bancas y espere que ella llegara.
Era un hermoso día, el sol brillaba con gran intensidad en el enorme cielo azul, los pájaros cantaban alegremente, por las calles varias personas caminaban, el murmullo de la fuente al centro del parque se podía oír.
Minutos después pude divisar la, caminaba lentamente, su cabello castaño se movía al compás del viento, se veía diferente, había algo en ella que había cambiado, su sonrisa irradiaba paz.
<Te acercaste...>
Caminaba hacia mi.
Al verla lo único que pude hacer fue sonreír. Ella correspondió y también sonrió.
<Yo siempre supe que te encontraría...>
Cuando llegó hasta donde yo estaba se sentó a un lado de mi y me miró fijamente a los ojos.
— Lo vistes...
— ¿qué? — preguntó
— valió la pena esperar...
— Lo sé — sonrió con los ojos cristalizados — Fue mejor así...
— Te amo hoy y siempre...
— Yo te amo aún más...
Nuestros rostros se acercaron y nuestros labios se fundieron en un tierno beso.
Fue ahí cuando desperté.
Todo había sido un sueño. Un hermoso sueño.
Sonreí al recordarlo...
Sabia lo que debía de hacer, me levanté rápidamente de mi cama, me arreglé, bajé a desayunar y luego me diriji hacia el lugar donde había quedado de verla ese día.
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