Capítulo 19: ¿POR QUÉ?
Jamás debemos cuestionar a Dios y decir ¿por qué?
Dios sabe lo que hace, y todo lo que hace lo hace con un propósito...
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Llegué rápidamente al hospital, me habían hablado y me dijeron que mi abuela había sufrido otro infarto.
Ya no sabia que hacer o a quien recurrir, me sentía muy mal.
Cuando llegué a la sala de espera vi a mi padre y a mi madre sentados en el sillón.
— Hola — dije, pero no obtuve respuesta.
Mamá solo me miró y luego desvió su mirada, como si no quisiera verme.
Me pregunto ¿que hay de malo en mi para que no me quiera?
Me senté frente a donde ellos se encontraban.
Pasada unas dos horas, nos avisaron que ya podíamos ver a mi abuela, mis padres fueron primero y luego me dejaron entrar a mi.
Al verla en aquella cama de hospital y conectada a varios aparatos, mi corazón se estrujó, me acerqué lentamente, ella dormía.
— Abuela...— dije con un nudo en la garganta — por favor, tienes que ponerte bien, no se que haré si un día me faltas — sollozé
Tome una de sus manos y cerré los ojos, las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, sentí como su mano apretaba la mía, abrí los ojos y pude ver que ella estaba despertando.
— Abuela...
— Alin — dijo con su voz débil que apenas se podía oír — te quiero hija, nunca lo olvides...
De pronto uno de los aparatos comenzó a sonar...no sabia que era lo que ocurría.
Varias enfermeras entraron a la habitación, me hicieron salir a mi.
A lo lejos pude escuchar que alguien dijo: <la perdemos, sus señales de vida desaparecen>
Comencé a llorar fuertemente, no quería perder a mi abuela, no quería que ella se fuera.
Me acerqué a la puerta y vi como una de las enfermeras cubría con una sabana blanca a mi abuela.
Sabia lo que eso significaba...
Ella...
Ella había muerto...
Corrí hacia el interior de la habitación.
— ¡Abuela! ¡abuela regresa! ¡no me dejes sola! ¡por favor!
Me llevaron hasta donde estaban mis padres y les dieron la trágica noticia de lo que había ocurrido.
Mi madre comenzó a llorar, mi papá también.
Yo estaba tratando de asimilar todo, trataba de encontrar la respuesta a lo ocurrido.
Había dejado de llorar pero mi corazón estaba totalmente destrozado.
Todo mi mundo se había venido abajo. Todo lo que conocía ya no estaba.
Mi padre me tomó del brazo fuertemente y me condujo hasta el interior del hospital.
— papá me estas lastimando — dije en cuanto mi brazo comenzó a doler por la presión que ejerció.
— fue tu culpa — soltó de pronto con una mirada fría
— No, yo, no es culpa mía
— todo es tu culpa Alin, si no estuvieras aquí esto no habría ocurrido...
— yo no tuve nada que ver — dije sintiendo como un nudo se formaba en mi garganta.
— eres tu la que siempre trae problemas, Fue tu culpa que tu abuela muriera, desde que fuiste a vivir con ella comenzó a sentirme mal y ahora solo entraste a verla y murió — me gritó — ¡tu la mataste! ¡mataste a tu abuela! ¡todo es culpa tuya¡ ¡ojalá no hubieras existido!
Se dió la vuelta y se alejó dejándome sola.
¿Y si el tiene razón? ¿Si por mi culpa ella murió? ¡soy una asesina! ¡yo tengo la culpa de todo!
Sentia una gran opresión en mi pecho, el dolor era tan intenso, dolía más saber que mi padre me echaba la culpa de todo.
Quería llorar, quería sacar todo este sufrimiento. Pero las lagrimas no salían.
Varios sentimientos y emociones más se juntaron ahogándome en un profundo abismo.
Una llamada entró en mi celular, era Dan, no contesté. ¿Por qué hacerlo? Para que me dijera: lo siento...
Que siente él, no sabe lo doloroso que es esto, el dijo que todo estaría bien, el dijo que mi abuela mejoraría.
¿Por qué no mejoró? ¿Por qué tuvo que morir?
Me mintió, todo lo que dijo eran mentiras, nada era real.
[.....]
Al día siguiente...
Ese día era el funeral de mi abuela; los doctores dijeron que no podía permanecer más tiempo en el hospital así que nos entregaron su cuerpo y papá decidió que al día siguiente sería el funeral; no había dormido nada en toda la noche y esto se reflejaba en las horrendas ojeras que tenía.
Me vestí lentamente, no quería ir, no quería ver como sepultaban a la única persona que me comprendía y me demostraba que le importaba.
Me preguntaba ¿por qué? ¿Por qué ella tuvo que morir? ¿Por qué Dios no pudo hacer un milagro en su vida y sanarla? ¿Por qué todo está en mi contra?
Poco tiempo después; junto a mis padres, ya nos encontrábamos en el Panteón.
Había muchas personas, era lógico pues mi abuela se llevaba bien con casi todas las personas.
El pastor de la iglesia a la que asistía comenzó a hablar, no le presté atención; mi mente buscaba una y otra vez respuestas a las preguntas que tenía y a las cuales no encontraba respuesta.
Los llantos de mi madre me trajeron de regreso a la realidad, no se como había transcurrido tan rápido el tiempo, de un momento a otro las personas encargadas comenzaron a poner el ataúd bajo tierra.
Mi abuela, mi abuela ya no estaba, me parecía irreal todo aquello, hubiera querido que todo fuera solo una pesadilla, y que al despertar la vería, pero tristemente la realidad era otra.
Dolía, dolía mucho, sentía que ya no podía más, me sentía sin salida, atrapada en un inmenso abismo lleno de dolor y sufrimiento.
Caí de rodillas al pasto, llevando mis manos hacia mi pecho, quería arrancar ese dolor tan intenso que me estaba consumiendo, toda esa amargura.
Intenté llorar, intenté desahogarme pero no pude, las lagrimas no salían.
Sentí una mano posarse sobre mi hombro, no alcé la vista, poco me importaba quien fuera. Escuché la voz de aquella chica que me dijo que todo estaría bien:
— Lo siento — dijo — estoy aquí contigo, sabes que puedes contar conmigo.
<¿lo siento? ¿Acaso un simple "lo siento" logrará curar todo? Ella dijo que si creía Dios podía hacer un milagro...
Yo creí, creí con todo mi corazón ¿por qué no ocurrió nada? ¿Por qué?>
— ¡vete de aquí Angie! — le dije de manera fría
— solo quiero ayudarte, eres mi amiga
— ¡no, no soy tu amiga! ¡yo no tengo amigos! ¡siempre he estado sola y siempre lo estaré!
— No estas sola, Dios está contigo...
— ¡Dios! — sonreí irónicamente — si estuviera conmigo no hubiera permitido esto.
— Él sabe lo que hace — respondió
— me Quitó a la única persona que tenía — dije — ¡vete de aquí! ¡no quiero volver a verte! ¡me mentiste! ¡nada está bien! ¡vete! — grité molesta.
Angie se alejó sin decir nada más.
Todos los presentes, poco a poco comenzaron a retirarse.
Mis padres hicieron lo mismo, ni siquiera sé molestaron en esperarme o decirme que luego los alcanzará.
Me acerqué al lugar donde había sido sepultada mi abue, y dije:
— No se que haré si tu no estás...
Alcé mi vista al notar que había alguien frente a mi, era él, era Dan.
Me levanté del pasto. Dan se acercó a mi y me abrazó fuertemente. No correspondi aquel abrazo simplemente quedé estática.
— siento mucho que tengas que pasar por esto — susurró en mi oído — y quiero que sepas que aquí estoy contigo, te ayudaré a salir adelante, te quiero tanto Alin...
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