Capítulo 13: ¿QUIÉN SOY?
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
Juan 1:12
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5:00 p.m
Me encontraba muy nerviosa, en pocos minutos Dan pasaria por mi y aún no estaba lista.
Toda mi ropa estaba regada, aún no elegía que ponerme, sentía que todo me quedaba mal.
Me senté en el piso, apoyé mi cabeza en mis rodillas y comencé a llorar.
— Alin ¿qué sucede? — preguntó mi abuela entrando a mi cuarto
— es que no se que ponerme...Dan pasara en unos minutos y aún no estoy lista, yo creo que lo mejor será no ir — dije
— Cariño, solo tienes que ser tu misma, ponte algo con lo que te sientas cómoda...por que hermosa ya eres...
— ¿estás segura?
— si — comenzó a salir — estaré en la cocina, Apresurate que ese chico no tarda en venir
Me paré del suelo y comencé a rebuscar en mi ropa.
Al final me decidí por unos jeans negros y una blusa gris con el estampado de Polar. Me puse unos tenis blancos y ya solo faltaba arreglar un poco mi cabello.
Me lo dejé suelto, me llegaba hasta los hombros, lo bueno era que ya me estaba creciendo.
Pasados 20 minutos se escuchó el sonido de una motocicleta aparcar frente a mi casa.
Corrí al cuarto de baño y me cepille los dientes.
Luego tomé mi bolso y bajé rápidamente. La sorpresa que me lleve era que Dan estaba hablando cómodamente con mi abuela.
— Oh Alin — mi abue volteó a verme — estaba platicando con tu amigo, es un buen chico, no lo hagas sufrir...
Dan bajó la mirada sonriendo.
Yo no sabía que hacer, estaba tan avergonzada.
— Hola Alin — Dijo
— Hola Dan — lo miré — ¿nos vamos?
— si claro, ¡vamos! — se paró del sofá — fue un gusto platicar con usted señora — se despidió.
— Oh. Puedes llamarme Abuela — le guiñó el ojo. Dan sonrió asintiendo.
— Adiós Abue, te veo luego — me despedí y salí junto a Dan.
Cuando estuvimos afuera Dan recorrió con su vista todo mi cuerpo y una sonrisa se dibujó en su rostro.
— Te ves hermosa — me miró fijamente a los ojos — ni en mis sueños más alocados imaginé conocer a alguien tan especial como tú...
Baje la mirada sonrojada. Él se acercó a mi y tomó mi rostro entre sus manos, nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración.
Nuestras miradas conectadas decían lo que con palabras no era posible.
Su rostro se fue acercando lentamente más hacia el mío, pero en ese momento varios pensamientos aparecieron en mi mente.
<¿y si Dan solo me esta utilizando? ¿Si solo siente lástima por mi?>
Rápidamente me aparté de él. Él se subió a la motocicleta y me hizo señas para que subiera.
Así lo hice y pronto ya nos encontrábamos de camino a la iglesia a la que él asistía.
Al llegar ahí, Dan estaciono su moto, me bajé y acomode un poco mi cabello que el viento se había encargado de despeinar.
— wow jamás había ido a una iglesia — confesé al ver el enorme edificio que estaba frente a mi.
— ¿nunca? — me miró extrañado
— De niña solía ir pero ya tiene tiempo que no voy — bajé la mirada
— bueno, espero que disfrutes estar aquí y que esta no sea la última vez que vienes — me dedicó una sonrisa a la cual correspondí.
Juntos comenzamos a caminar hacia el interior del edificio, mientras lo hacíamos observe que habia varios chicos y chicas, todos eran muy amables, me sentí aceptada, me saludaban como si me conocieran de toda la vida.
— ven te presentaré a mis amigos — Dan tomó mi mano y me condujo hasta donde estaba un grupo de chicos, a los cuales logré identificar como integrantes del grupo "Luz en la oscuridad"
— ¡Hola chicos! — los saludó en cuanto estuvimos lo bastante cerca de ellos, quienes dirigieron su vista hacia nosotros — les quiero presentar a una persona muy especial para mi, se llama Alin.
— Hola — saludé tímidamente
— Hola Linda es un gusto conocerte — un chico alto de cabello castaño claro y ojos cafes me estrechó su mano — mi nombre es Rodrigo.
Sonreí.
— Hola — la chica rubia se presentó — soy Paola, se bienvenida.
— Gracias — respondi
— Soy Mía, es un placer conocerte — la chica de pelo rizado se acercó a mi con una enorme sonrisa en su rostro llena de ternura.
— igualmente — dije
— Hola Hola — él otro chico me extendió su mano y yo la tomé — Soy Lucas, como el del evangelio — reí ante su comentario — Dan nos ha hablado mucho de ti, es un gusto conocer a la chica que se robó el corazón de mi amigo.
Dan se puso nervioso.
— mmm....yo creo que...ya deberíamos...empezar...vamos amor...digo Alin...lo siento...— cerró los ojos como dándose cuenta de lo que había dicho.
Los demás chicos rieron al escucharlo.
Yo no sabía que hacer, estaba tan nerviosa de igual forma.
Dan me condujo hasta una banca con asientos vacíos.
Se sentó a mi lado pero no pronunció una sola palabra.
Poco después el servicio comenzó, una joven se paró frente al púlpito,
— sean todos bienvenidos, vamos estar comenzando para ello los invito a que se pongan sobre sus pies y oremos.
Todos bajaron la cabeza, cerraron los ojos y comenzaron a orar.
Al terminar aquella chica siguió hablando:
— ¿quién vive?
— ¡¡CRISTO!! — gritaron todos al unísono
— ¿y a su nombre?
— ¡¡GLORIA!!
— ¡AMEN!, voy a estar dando lugar al grupo para que nos entone unos cantos para exaltar a nuestro Dios — dejó el micrófono en el púlpito y procedió a bajar del altar.
— voy a subir — susurró Dan a mi oído
— claro — le respondí
Subió al altar junto a sus otros compañeros y comenzaron con las alabanzas y cantos de adoración.
Los jóvenes presentes cerraban sus ojos y levantaban sus manos adorando a Dios.
Se podía sentir un ambiente repleto de paz y tranquilidad.
Lo triste era que yo no podía concentrarme, cada vez que lo intentaba hacer mi mente se llenaba de pensamientos negativos.
Tiempo después los chicos terminaron de cantar y dieron el lugar a la palabra.
Una mujer joven de aproximadamente 30 años de cabello negro peinado en una coleta, se paró al frente y comenzó a hablar.
— ¿cómo están chicos?
— ¡¡bien!! — respondieron todos
— antes de que les comparta la palabra oremos para que sea Dios quien hable a nuestras vidas — comenzó a orar, cuando terminó continuo diciendo: — ahora les voy a pedir que todos pasen al frente y hagan un círculo.
Salimos de nuestros lugares, nos dirigimos hacia adelante y formamos un círculo.
Aquella mujer bajo del altar y se posicionó en uno frente a nosotros.
— pueden sentarse si gustan — nos sentamos, ella hizo lo mismo — bueno vamos a comenzar, ¿están listos para oír la voz de Dios.
— ¡Amen! — respondieron
— voy a comenzar haciendo una pregunta — dijo — así que le voy a pedir a...— recorrió con su vista a todos los jóvenes que eran entre 20 o 25 chicos y chicas — a ti...— me señaló a mi — ¿cómo te llamas?
— Alin — contesté
— okey Alin, si en este momento yo te preguntara ¿quién eres?, ¿que me responderías?
Su pregunta me cayó como balde de agua fría...
¿Quién soy?...
Ni yo misma se...
No sé quién soy...
Me quedé en silencio sin saber que decir. Ella siguió hablado.
— Nuestra identidad es un proceso que se va desarrollando desde que somos pequeños y a lo largo de las experiencias que vivimos en nuestra vida, nos lleva a tener una imagen de nosotros mismos. Un ejemplo de esto es: quizás hemos experimentado el fracaso en algún área de nuestra vida y puede que hayamos sentido que éramos: fracasados.
Muchas de las veces la sociedad en la que vivimos destruye nuestra identidad a través de los estereotipos que diariamente vemos en los medios de comunicación, los cuales nos hacen sentir que no valemos nada, nos hacen dudar de quienes somos realmente, nos dicen que tenemos que tener dinero, fama, belleza, estar en la "onda"...para poder encajar y ser aceptados.
Por eso hoy en día vemos muchos jóvenes perdidos, sin rumbo sin dirección, vagando por el mundo, sintiéndose rechazados, despreciados, indignos de ser amados.
Por que les han metido en la mente mentiras que han creído, les han dicho que son un error, y no es así, todos somos creación de Dios, fuimos creados por él, él nos diseñó.
Sin embargo en ocasiones tristemente, buscamos quienes somos en lugares equivocados. En lugares que en vez de ayudarnos terminan hundiendo nos más y más.
Pero cuando conocemos verdaderamente a Dios encontramos nuestra verdadera identidad, encontramos el alivio para nuestras almas.
Encontramos quienes somos en él.
Por que nuestra identidad no está en los estereotipos de este mundo, no está en lo que las personas digan de nosotros.
Nuestra identidad está en Cristo Jesús, cuando reconocemos y creemos quien es Él, Él nos da una identidad; en él somos amados, aceptados, escogidos, perdonados, Salvos. Pero lo más importante: somos adoptados como Hijos de Dios...
Así que no escuches las voces que te dicen que no vales nada, que eres un error, que nadie te ama, no le des importancia a esas voces que solo traen angustia, dolor y sufrimiento a tu vida.
Escucha lo que Dios dice de ti, escucha solamente la voz que te dice: Eres mi hijo, Eres mi hija...
Jesús ya murió por ti, acepta el regalo de la salvación y acepta tu identidad en Él...
Me quedé reflexionando en todo lo que dijo, aunque una parte de mi no creyera en eso...sinceramente no sé quién soy, no sé cuál es mi propósito en este mundo.
Cerré mis ojos y dije:
— Dios, ayúdame a descubrir quién soy...
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