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Capítulo 11: TRES ETAPAS

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.

ISAIAS 55: 6

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— ¡Vendras a vivir conmigo Alin!

Soltó de golpe.

— ¿de verdad? — pregunté sorprendida

— claro que si mi niña, viviremos juntas y todo estará bien — sonreímos

Esa fue una agradable noticia, viviría en casa de mi abuela.
Mi abue dijo que era por que ella se sentía sola y quería a alguien que la acompañara.
Pero realmente era por que pensaba que en cualquier momento podría cometer una locura.

Sonrei al saber que de ahora en adelante estaría con ella.

Empezaba a creer que: Dios realmente me ama...

[.....]

LUNES

8:00 a.m

Al día siguiente por fin me dieron de alta, en vez de regresar con mamá, me fui con mi abuela, pero antes pasamos a mi casa a recoger mi ropa y demás cosas necesarias.

La casa de mi abuela estaba ubicada cerca del parque de la ciudad. Era una casa muy linda de dos pisos, color anaranjado, con puertas de madera y ventanas de cristal. En la parte de enfrente había un hermoso jardín lleno de flores.
A mi abue le encantaban las flores, en especial las rosas, para ella tenían un significado especial.

Mi abuela abrió la puerta y posteriormente ingresamos al interior.
Adentro todo estaba impecable, todo bien ordenado.
Luego me llevo a mi habitación, en realidad era la habitación de mi madre de cuando ella tenía mi edad. Todo se conservaba tal y como estaba. Las paredes pintadas de color rosa, un estante lleno de peluches de felpa.
Varios trofeos acomodados en fila sobre una mesa, esos eran del equipo de animadoras de mamá cuando hiba en la preparatoria.

La cama estaba bien tendida, con sábanas rosas. En fin, todo era color rosa, demasiado infantil para mi gusto.

No es que no me gustara ese color, simplemente que no pensaba que no era para mi, Ese color debia representar a alguien con una vida feliz, con una vida perfecta, alguien con una vida de cuentos de hada.

Yo preferia el color negro, es lo que mejor me quedaba, por que así era mi vida, una vida oscura sin un Rayo de esperanza.

— Espero que puedas adaptarte — dijo mi abuela sonriendo

Me diriji hacia donde ella estaba y la abracé — Gracias Abue, Gracias por dejarme vivir contigo...

Ella se retiró a la cocina a preparar el almuerzo mientras yo me quedé acomodando las cosas que había traído.

Miré mis brazos que estaban vendados, y recordé el daño que me había ocasionado, me sentí mal al hacerlo y no pude evitar pensar en Dan.

¿qué pensará de mí ahora? ¿Seguira hablándome?

Aunque ahora que lo pienso ¿cómo es que él supo que estaba en el hospital?

Decidí no pensar más en eso y mejor bajé a la cocina.

— Abue ¿ya esta listo el almuerzo?

— Si ya está, pon la mesa por favor

— okey — hice lo que me mandó.

Minutos después ya estábamos sentadas comiendo una deliciosa pasta con filete de pollo.

— te quedó delicioso

— Lo hice especialmente para ti, mi niña...

Sonrei. Me alegraba de poder estar con ella, me sentía menos triste.

Empezaba a creer que verdaderamente todo hiba a mejorar en mi vida, que realmente Dios existía y que estaba conmigo.

Después de almorzar ayude a mi abuela a lavar los trastes que habíamos ensuciado, mientras ella limpiaba un poco el jardín, le gustaba tener todo tan limpio y ordenado.

Fruncí el ceño en cuanto escuché que alguien cantaba, me asomé por la ventana y era ella, estaba entonando una melodía preciosa, nunca había oído ese canto, pero las palabras que decía eran verdades que me hicieron reflexionar.

Una mañana a mi llego él Señor
Tocó a mi corazón, más la puerta no se abrió.
Yo le dije: Soy muy joven señor y quiero gozar
Me miró, me sonrió y muy triste se alejó

Una tarde a mi llegó Él señor
Tocó a mi corazón, más la puerta no se abrió.
Yo le dije: tengo un amor Señor y no lo puedo dejar.
Me miró, me sonrió y muy triste se alejó.

La noche a llegado, empieza a oscurecer
Mi cuerpo ya cansado, Señor no se que hacer.
Entra Señor la puerta aquí está, abierta entra ya.
Me miró, me sonrió, en sus manos me tomó, me limpió y me cambió y me salvó. Me salvó.

Cuando mi abuela terminó de cantar estaba llorando.
Me pregunté ¿por qué llora? ¿Qué le pasa?

Ella volteó y me miró con una sonrisa, dejó lo que estaba haciendo y caminó hacia el interior de la casa.

Se lavó las manos y luego dijo:

— Ven Alin, te contaré algo

Dejé los trastes en su lugar y juntas fuimos a la sala, nos sentamos en el sillón y ella empezó a hablar:

— Sabes por qué me gusta ese canto —negué con la cabeza — es por que me recuerda a mi.

— No lo entiendo

— Cuando era joven y tenía tu edad unos amigos me hablaron de Dios y me invitaron a la iglesia.

— ¿Fuistes? — le pregunté con tanta curiosidad.

— No — respondió — en ese entonces yo no quería nada de Dios, yo decía: Soy muy joven y tengo que disfrutar mi juventud.
Pasaron años y luego viajé para visitar a mi tía, ella era cristiana, me habló del amor de Dios y me invitó a entregarle mi corazón.
En esos momentos yo estaba de novia con tu abuelo, así que le dije: No, yo ya le entregué mi corazón a alguien más.
Y así nuevamente rechacé a Dios.

— entonces ¿cómo fue que aceptaste a Dios?

— pasaron años para que eso pasara — explicó — Yo ya estaba casada con tu abuelo, y ya teníamos Una pequeña hija de 2 años, estábamos pasando por un tiempo difícil, teníamos deudas, y pronto las discusiones con tu abuelo llegaron. Me sentía sola, ya no podía más, me sentía tan presionada, necesitaba que alguien me ayudara,
Una noche salí con tu madre en brazos, caminábamos sin rumbo, nos detuvimos frente a una iglesia, el pastor estaba invitando a pasar al frente a quienes quisieran aceptar a Jesús en su corazón, no lo pensé dos veces y camine hacia dentro.
Desde ese día todo cambió, todo fue diferente...

— wow, siempre pensé que habías sido cristiana desde joven — dije

— No. Aunque ahora que lo pienso, me hubiera gustado mucho haber aceptado a Dios en mi juventud — mostró una pequeña sonrisa

— ¿por qué?

— por que cuando eres joven tienes las fuerzas suficientes para trabajar en la obra de Dios por eso en su palabra nos dice: Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; Eclesiastés 12:1
Así que no desaproveches las oportunidades que Dios te da hoy, Buscalo y acéptalo mientras aún hay tiempo.

— ¿a que te refieres con mientras aún hay tiempo? — pregunté con el ceño fruncido

— Nuestra vida no es nuestra, es de Dios. Solo Él sabe cuando nos la va a quitar.
Busca a Dios ahora, por que no sabes lo que pueda ocurrir mañana...

— lo voy a pensar...

— no le pienses mucho, recuerda:
Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.





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