-¡¿Dónde esta mi hija?! –Andres gritaba furioso en mitad de la comisaria

-Calmese por favor –Zain lo miro nervioso

-¡¡¿Qué esta pasando?!! –el comisario salió de su despacho

-Eso es lo que queremos saber nosotros –Marco hablo serio

-Despues de que se llevaran a mi hija al hospital solo pude verla una vez ¡una! –Andres alzo el dedo en el aire nervioso –Y desapareció. No he vuelto a saber de ella y hoy hacen dos semanas.

-Estabamos en mitad de una investigación –El comisario suspiro –Cogimos a Richard Blade, pero su nuevo socio aun seguía libre.

-No podíamos arriesgarnos a que hicieran algo a Diana –Zain miro a Marco a los ojos –Ella frustro su negocio

-¿Y donde esta? –Marco apretó los labios en una fina línea

-Eso es información reservada –Zain frunció el ceño

-A estas horas –El comisario miro su reloj –Ya habremos detenido a los nuevos socios de Blade, supongo que Julio ya debe estar trayéndola

-Todo bien señor –Uno de los agentes se acerco a ellos sonriendo –Todo salió bien

-¿Diana y Julio? –El comisario asintió

-Vienen de camino –el miro su reloj –Les avise en cuento tuvimos todo bajo control

-¿Mi hija viene de camino? –Andres suspiro aliviado –No quiero que vuelva a verse implicada en algo asi

-¿Cómo dice? –El comisario frunció el ceño

-Podria haber muerto ¿entiende? –Andres apretó los puños –Mi niña podría haber muerto y yo ni siquera sabia el porque, porque era asi.

-¿Por qué no se para a preguntarse porque su hija nunca le dijo nada? –Zain lo miro a los ojos

-Diana es una de mis mejores agentes –El comisarion hablo pensativo –pero entenderé que ella quiera alejarse de todo, tener una vida normal. Solo si ella lo quiere.

-Mientras –Zain se encogió de hombros –Puede disfrutar de unas vacaciones

-¿Quién ha pedido vacaciones? –Diana se paro en la puerta de la comisaria mirando a todos

-¡Hija! –Andres llevo la mano a su pecho mirándola

-¡Se acabo! ¡Caso cerrado! –Julio entro gritando mientras abria una botella de champan y llenava a todos. La comisaria se lleno de aplausos y gritos de felicidad.

-Me alegra verte –Zain se acerco a Diana y la abrazo con fuerza -¿Qué tal tus días de descanso?

-Un asco –Ella hizo una mueca

-Casi tengo que amarrarla al sillón para que se quedara escondida en el piso –Julio rodo los ojos mientras servia en champan en tazas de café

-Hija –Andres se paro ante ella, mirandola a los ojos. Se quedo en silencio, observándola fijamente y de repente se lanzo a abrazarla. Un abrazo que tomo a Diana por sorpresa, estrechada entre los brazos de un padre que durante mucho tiempo había sido muy frio con ella. Lentamente elevo los brazos y los coloco en su espalda, respondiendo a su abrazo.

-Estoy aquí papa –le hablo en voz baja –Esta soy yo

-Lo se –el se aparto sonriendo con tristeza –Lo siento, hija mia

-Hola –Marco se paro ante ella, mirándola, nervioso.

-¡Unas palabras comisario! –Julio le miro sonriendo y todos gritaron con el

-Esta bien, esta bien –el comisario alzo su taza mirando a todos –Señores, estoy orgulloso de tenerles como mis agentes. Este ha sido un trabajo común, una dedicación única y hoy, aquí, podemos decir que hemos cerrado el caso –fijo la vista en Diana –Y eso es en gran mayoría gracias a ti Diana. Tu nos has guiado y llevado hasta el final del camino, has sacrificado mucho y por eso comprendería que quisieras tener una vida.

-Ya tengo una vida comisario –ella dio un paso hacia el, mirándolo –Esta es mi vida, yo la escogí, yo la escojo. –sonrio –Soy policía, eso es lo que soy.

-En ese caso, bienvenida de nuevo agente –el comisario asintió mirándola sonriendo y después se volvió serio –No olvido y creo que ninguno lo hacemos, a un agente, un hombre excepcional, que estuvo con nosotros hasta el final y que si no fuera por el no hubiéramos logrado nada. –alzo mas su taza –Por Joni

Y todos bebieron en silencio, recordando al hombre que había perdido la vida tratando de hacer este mundo un poco mas seguro.

Mientras bebían, brindaban, se felicitaban y hablaban, mientras los murmullos llenaban la comisaria, Diana salía por la puerta de esta, en silencio.

Sus zapatos se hundieron en la hierba humeda, su pelo se mojaba bajo la suave llovizna que caia sobre ella y el cielo gris se extendia sobre las lapidas blancas.  Se paro ante su destino, ante aquel trozo de mármol en el que estaba grabado el mismo nombre que había grabado en su corazón.

Joni Maxwel Torregan

Hijo, hermano y amado, gran policía y aun mejor hombre.

Queda grabado en nuestra memoria cada una de tus sonrisas

-Te quiero ¿lo sabes verdad? –las lagrimas se agolparon en sus ojos –Siempre te querre

Permanecio allí de pie, mirando aquellas letras, aquel frio mármol, mientras la lluvia empapaba su ropa y su pelo.

Sintio el crujir de los zapatos pisando la hierva, sintió su presencia tras ella.

-Hola –Marco hablo, mirnado su espalda

-Hola –ella respondió sin apartar la vista de la lapida

-Pense que estarías aquí –El cerro los ojos con fuerza  -Diana yo… -suspiro –Te quiero. Seas policía, seas una niña rica mimada o seas… una bailarina. Te quiero. –se mordió el labio nervioso –No quiero sustituirle, no quiero que le olvides, se que tampoco podrías…

-No, no podría –ella le interrumpió, se giro para mirarle –Y tu no podrías sustituirle –camino hacia el, hasta pararse muy cerca –El es el hombre al que ame –lo miro a los ojos –Y tu eres el hombre al que amo –alzo la mano y acaricio su mejilla –El es mi pasado y tu mi futuro

-Dios –y Marco la tomo fuertemente por la cintura, pegándolo a el, apoderándose de su boca con fuerza, con sentimiento.  –Volvamos a casa –y con el brazo rodeando su cintura la guio por el cementerio, bajo la lluvia. Caminando hacia el coche.

-¿Soportaras tener a tu lado a una poli dura? –ella le miro de reojo sonriendo

-¿Tu soportaras al hombre serio de negocios? –El le respondió divertido

-Yo, se que tras ese hombre serio de negocios –hablo con la cabeza apoyada en su hombro y caminando a su lado –Hay un hombre divertido, apasionado e incluso hasta gracioso. –fruncio el ceño –A veces. Yo se quien eres.

-Y yo se que tras esa poli dura –se pararon junto al vehiculo –hay una mujer dulce, cariosa y ambable –la miro aguantando la risa –A veces –acarcio sus labios con un dedo –Yo se quien eres.

Y se fundieron en un beso, prometiéndose toda una eternidad el uno junto al otro. Sin olvidar el pasao y el presente, sin olvidar quienes habían sido y quienes eran, pero soñando con el futuro y con quienes podrían llegar a ser, juntos.

Y AQUÍ EL EPILOGO (FELIZ)…. ESPERO QUE HAYAIS DISFRUTADO ACOMPAÑANDOME CON LA HISTORIA TANTO COMO YO ESCRIBIENDOLA. POR SUPUESTO TENGO UNA NUEVA EN MENTE. EN CUANTO COMIENCE A PUBLICARLA PONDRE UN AVISO AQUÍ . GRACIAS

OS DEJO UNA FOTO DE DIANA