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Capitulo 26: El precio a pagar

El bar estaba repleto, incluso por encima de la música se podían oir los murmullos de los hombres, sus gritos a las chicas y sus silbidos.

-Es una buena noche –Richard hablo sonriendo mientras miraba a través de las paredes de cristal de su oficina, que se encontraba arriba.

-Si, lo es –Diana se acerco al cristal y  observo a las chicas bailando y a los hombres observándolas embobados.

-Me muero por verte a ti –el le hablo al oído, empujándola contra el cristal, colocándose tras ella, acorralándola. –Quiero ver como te mueves –le hablo al oído y bajo los labios por su cuello mientras sus manos se movían en su cadera –Para mi

-Entonces bajemos –mantenia los ojos cerrados, apretando, tratando de soportarlo. El problema era que su mente aguantaría, pero su corazón no. Movio su cintura empujándole hacia atrás y se giro mirándole con una sonrisa, dio unos pasos hacia el y mirándolo sensualmente coloco una mano en rostro –Nada me satisface mas que bailar para ti

-Te espero abajo –y Richard se apodero de sus labios con vehemencia –Quiero que todos vean quien es mi mujer

-Lo verán –ella sonrio y observo como se marchaba –El problema Rikie –hablo a la estancia vacia –Es que tu también lo vas a ver

Salio de la oficina y se paro en la pasarela, sobre aquellos que disfrutaban de la música y las chicas del local, se apoyo en la baranda mirando y  sonrio a Richard cuando su mirada se encontró con la de el, entonces observo un hombre que se le acercaba y se daban la mano, el la señalo y ella sonrio guiñándole un ojo.

-Empieza la noche –hablo para si misma mientras bajaba las escaleras de cristal. El problema era que no podía ni imaginar lo que se encontraira al final de estas. -¿Qué? –paro en el ultimo escalon. Su sonrisa había desaparecido y la sensualidad de su cuerpo había sido sustituida por la tensión -¿Qué estas haciendo aquí?

-¿A que se viene a este sitio? –Marco la miro de arriba abajo, con lascivia –A ver a las bailarinas ¿no?

-Vete –Diana apretó la mandibula

-No –y el respondió sonriendo –Richard dijo que las puertas de su local estaban abiertas, pues bien yo decido venir esta noche. –dio un paso hacia ella –Esta y todas las noches –la miro a los ojos –Tendras que soportar mi presencia mientras te exhibes como un trozo de carne.

-¿Por qué quieres pasarlo tan mal? –Diana volvió a recobrar su mascara de frialdad -¿Por qué ver como bailo para otros, como soy de otro?

-¿Y que te hace pensar que vengo a ver como bailas tu? –Marco se giro y se alejo de ella entre la multitud de hombres

-¿Por qué no puedes irte? ¿Por qué no puedes alejarte de mi? –se agarro al barandar de la escalera con fuerza. Mientras trataba de respirar tranquila.

-Diane –uno de los camareros se acerco a ella –Richard dice que es tu turno

-Voy –ella asintió. Respiro profundamente y arreglo su pelo. Cuando estuvo segura de que Diane había vuelto camino entre la multitudo de hombres y subió a su escenario.

Las luces se apagaron, el foco la enfoco, con una mano extendida sobre la barra de hierro y una pierna rodeándola, agarrada a ella mientras dejaba su cuerpo inclinarse hacia atrás y su pelo caia sensualmente en el aire.

La música comenzó y Diane pensó que no había música peor para esa situación.

Comenzo a bailar, ignorando todos los sentimientos que se agolpaban en ella, escondiéndolos en los mas profundo. Miedo, furia, angustia…..

Hizo uno de sus famosos giros en torno a la barra y cayó de rodillas sobre el escenario, agacho la cabeza y la elebo haciendo que su pelo se moviera sensualmente.

Y lo vio. Vio sus ojos, fijos en ella, la estaba mirando, la observaba bailar y eso…. Eso la estaba matando por dentro.

Entonces sucedió.

Su corazón se contrajo al ver a Richard al lado de Marco, colocando una mano en el hombro de este.

-¿Disfrutando de lo que no puedes tener? –Richard sonrio y miro a Diana, quien siguió bailando sin apartar la vista de el –No se si eres un idiota o un valiente –apreto el agarre en su hombro –Pero tampoco me importa

-Pues yo diría que si te importa –Marco hablo con la vista fija en Diana –Sino. ¿Por qué te has acercado?

Diana miro sus manos que temblaban mietras se sujetaba a la barra y bailaba. Supo que tenia que hacer algo, alejar a Richard de el. Y lo hizo.

Se deslizo sobre el suelo sesualmente, moviendo sus caderas y todos gritaron. Llamo la atención de Richard y sonriendo alzo un dedo y le llamo.

-Mi mujer me reclama –Richard hablo con suficiencia y camino al escenario.

En cuanto Diana le tuvo cerca le agarro por la camisa y bailo para el, mirándole a los ojos. Acaricio su rostro y su pecho y se acerco para lamer sus labios. Se lanzo hacia atrás dejándose caer en el suelo justo cuando la música acababa.

Y con los ojos cerrados permaneció allí varios segundos, preguntándose a si misma si tenia valor de alzar el rostro y mirar a Marco.

-Gatita –Richard la observo con el ceño fruncido

-No recordaba como agotan estos bailes –ella se incorporo sonriendo. Se levanto y bajo de la plataforma, dirigió la vista hacia donde Marco estaba y ya no había nadie. No supo si eso la alivio o le dolio aun mas.

-Has estado increíble como siempre –Richard paso una mano por su cintura, pegándola a el –Mis amigos estarán fascinados

-¿Y quienes son esos amigos? –ella le miro con una sonrisa

-Nuevos socios –el le quito importancia –Negocios. –se paro junto a la barra y acaricio su rostro –Escucha pequeña, tengo que ir con ellos a una fiesta esta noche, pero prometo recompensarte mañana

-¿Y no puedo ir yo contigo? –dio un paso adelante y lo miro sensualmente mientras acaricaba su pecho –Hace tiempo que no me divierto

-No se –el frunció el ceño –Son negocios gatita

-A mi eso no me importa –se encogió de hombros –Solo quiero divertirme

-De acuerdo entonces –y lo había logrado. Diana había logrado inmiscuirse en esa fiesta en la que sabia que Richard Blade trataría el tema de un nuevo cargamento de armas junto a sus nuevos socios.

La fiesta no era elegante ni mucho menos, era las del tipo que cuando ves sales corriendo.

Una casa cutre de un mal barrio, con gorilas a su alrededor vigilando, música y prostitutas dentro.

Al entrar Diana pudo fijarse bien en los rostros de los hombre que allí estaban, bebiendo y fumando.

-Blade no hacia falta que te trajeras churri –uno la miro con satisfacción –Aquí hay muchas

-Cuidado idiota –Richard lo empujo bruscamente –Es mi chica

-¿Traes a tu nena a los negocios? –el frunció el ceño

-¿No te traen a ti? –Diana contesto mirándole con una ceja alzada –No creo que sirvas para mucho

-Ahí te ha dado –otro hombre que estaba sentado en el asiento rio divertido –Me gusta tu mujer Richard. Acercaos, tomaos algo y comencemos ha hablar.

-Vamos gatita –Richard la guio hasta un sillón y ella tomo asiento. Rapidamente un hombre se acerco trayendo unas cervezas. Diana tomo la suya y bebió de un largo trago

-¿Quereis un poco? –el hombre señalo la mesa, en la esquina el polvo blanco se extendia –es de la buena

-¿Cómo rechazarla? –Richard aparto dos rayas, tomo el canutillo que el otro le paso y se lo tiendio a Diana.

Ella lo tomo con determinación, se acerco a la mesa y lo coloco en su nariz, aspiro el polvo blanco y se limpio la nariz mientras se acomodaba en el sillón.

Esto lo pagaría caro, lo sabia.

El resto de la fiesta siguió con normalidad, o lo que se supone que era normalidad. Diana estuvo atenta todo lo que pudo, que no fue mucho en su estado. Escondio bien sus manos para que no vieran su temblor  y saco fuerza de donde pudo cuando le ofrecieron la siguiente raya.

No estaba segura de cómo había conseguido pasar la noche, como había fingido estar estupenda y como había subido al coche con Richard. El se despidió de ella en la puerta del apartamento, con un apasionado beso que ella rompió alegando estar cansada.

Subio en el ascensor, porque su propio cuerpo le dijo que no lo lograría por las escaleras. Salio de este casi arrastrándose, apoyándose en las paredes, todo le daba vueltas, su corazón palpitaba con fuerza, su tensión estaba alta, estaba sudando. Sabia el efecto que causaba en ella, lo había pasado miles de veces.

El problema era, que hacia mucho tiempo que su cuerpo no había vuelto a tomar esa sustancia.

Abrio la puerta y cayo sobre ella empujándola, la cerro como pudo y atravesó el salón a trompicones, entro en la habitación  y corrió a la comoda. Abrio el cajón y saco el estuche, el tarro de cristal y la jeringuilla de el.

Una vez saco el liquido del tarro con la jeringuilla, la acerco a su brazo, pero el pulso le temblaba demasiado. Finalmente lo consiguió.

Dejo la jeringuilla vacia caer al suelo, se tambaleo unos pasos y termino cayendo sobre la alfombra. Apoyo la cabeza en esta, mientras una lagrima rebalaba por su mejilla, mientras los temblores cesaban y su respiración volvia a ser pausada.

Ese era el precio a pagar.

Su cuerpo pagaba ese precio a cambio de lograr estar donde tenia que estar.

El problema es que ahora sabia, sentía que pagaría con mas.

Con su corazón.

BUENO AQUÍ ESTA EL CAPITULO… NO ES TAN FACIL FINGIR PARA DIANA

OS DEJO UNA FOTO DE ELLA CON SU CONJUNTO DE BAILE Y LA CANCION QUE BAILO

PARECE QUE MARCO PIENSA SEGUIR VISITANDO EL CLUB ..MALO… MALO… MALO 

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