39. Antes de la Cita
APPLE AVERY
El día fue mejor después de nuestra plática a corazón abierto. La estancia de Erickson se prolongó por medio día más, pero su presencia fue muy agradable.
—My ex-man brought his new girlfriend. She's like, "Oh my God!" but I'm just gonna shake—Cantó el chico rubio en nuestra sala.
—And to the fella over there with the hella good hair. Won't you come on over, baby? We can shake, shake, shake—Canté yo, usando el control como micrófono.
Volvimos a cantar, usando el sofá como escenario, desentonados pero muy emocionados. Emily se reía de nosotros viéndonos desde la cocina. Su delantal de '¡Cuidado! Cocinera caliente' y esos shorts rojos y apretados eran todo lo que estaba bien en este mundo. I can see you empezo a sonar en mi cabeza, cuando el hermoso trasero de mi chica iba de un lado a otro en la cocina, siendo abrazado por ese jodido short. Sí, los días alejada de Emily me están poniendo mal.
—Avery —escuché a la lejanía—. ¡Apple! —Erick me empujó el hombro—. Chica, calma, ya vamos a comer.
Me guiño el ojo y continuó cantando la intro de I wish you would. Yo me sonroje, claramente no quería comer, quería comerme a la cocinera. ¿Qué más daba? Megan siempre me contaba que los polvos de reconciliación con su ex eran los mejores.
Pero, ¿Y si Emily no tenía remordimiento? O ¿Sí solo yo me vi afectada por nuestros días separadas? Bueno, conociendo a Emily, podría estar igual o peor que yo; podría usar eso a mi favor y torturarla un poco.
—¿Ya acabaron su concierto? El filete se enfría. —dijo mi amada, quitándose el delantal.
Bajamos del sofá, y nos sentamos en el comedor, Emily dejó dos platos humeantes con filetes de pollo, pasta pesto y unas verduras salteadas, nos sirvió la limonada y se sentó a comer con nosotros.
—Tu chica es muy divertida —le platico el rubio a Emily—. Si la dejas ir, me la quedo.
Emily lo miro con cara de muy poco amigos.
—Ah, no, mi hermano —Tomó mi silla y la jalo hacia ella—. Consigue la tuya.
Yo me reí por lo bajo al ver la pelea infantil de estos dos.
—Nada, Apple y yo iremos a ver el The eras tour, el año que viene. Yo gane, tu perdiste. —él le saco la lengua.
—Para nada, los conciertos que tengo en privado son mejor. —Emily apretó la mano que tenía reposada en mi muslo, eso provocó que diera un pequeño brinco y los cubiertos en la mesa saltarán conmigo.
Tosí y agarré mi limonada para parar de toser, no hace falta decir lo roja que me puse.
—Emily, por favor. —Erick me dio unas palmada en la espalda—. Vas a acabar con la chica.
—Sí, tengo muchas ganas de hacerla acabar. —mordió un trozo de zanahoria muy seductoramente.
Erickson y yo nos quedamos helados, bueno no, calientes. Ambos nos pusimos rojisimos.
—¡Emilia, estamos comiendo! —la regañé, pero el sonrojo en mis mejillas no desapareció.
—¿Qué? Él empiezo. —se excuso, tomo una porción de pasta con el tenedor y comió con normalidad.
Erickson y yo, seguíamos rojos y callados. Sí, compartíamos una misma yaga.
—¿Ya le dijiste? —Erick cambió de tema y vio a Emily. Ella hizo un gesto de que especificará a lo que se refería—. La obra.
—Oh, sí, la obra. —la castaña se limpió los labios con una servilleta—. El martes es nuestra cita, la hermana de Erickson está promocionando una obra de teatro en el auditorio Keller. Mañana te llevaré a comprarte tu Outfit.
—¿Esa será nuestra cita? —pregunté, muy emocionada.
—Así es, corazón.
La tomé de la cara y repartir muchos besos por ella, para finalizar con un largo beso en los labios con sabor a limón.
—De nada. —masculló Erickson, llevando la limonada a sus labios.
—Ven acá. —lo tomé de la camiseta y le di un par de besos en la mejilla.
—Llorón. —gruñó Emily, celosa.
—Lleva pero no aguanta.
Comenzaron otra pelea infantil. Me volví, irónicamente, en la manzana de la discordia de ambos. Sin embargo, me divertí mucho viéndolos pelear. Acabado el almuerzo, nos dispusimos a lavar los trastes. Emily, los cubría de jabón, yo los enjuagaba y Erickson los secaba. Cerrando la llave, escuchamos como alguien tocaba la puerta. Emily se dirigió a abrirla.
—Por fin te acuerdas de que tienes mejor amiga. —Dijo ella, abriendo la puerta para Armond, Eva y Tom.
—¿Yo soy el que no recuerda que tiene mejor amiga? Desde que Apple te mando al culo del diablo no me has... —Armond me miro—. Hey, Apple.
—Hola, Mond. —Lo saludé—. ¿Qué hacen por aquí?
—Nada, ver si Emily no a caído en depresión. —Habló Eva, se acercó a mí y me dio un abrazo—. Hola, linda.
—Hola, Eva. —Tom hizo lo mismo—. Hola, Tom.
—¿Qué tal, Manzanita? ¿Todo bien? —el castaño me escaneó para saber si yo estaba bien.
El castaño revolvió mi cabello cuando supo que estaba bien. Tom, fue mi confidente a la distancia, él y Eva estuvieron enterados de todo el drama con Emily de mi parte.
—Todo excelente, tengo que actualizarlos más tarde. —Les sonreí a la pareja.
—Buenas tardes. —saludó Erickson apareciendo detrás de nosotros.
—Oh, casi me olvidó —habló Emily—. No sé si se olvidaron de él, es mi amigo, Erickson Wood.
Armond lo miro de mal modo y luego miro a Emily de mal modo.
—¿Él? ¿Me cambiaste con por el mejor amigo del rastrero de tu ex? —se tomó el puente de la nariz indignado—. Deshonra, deshonra para toda tu familia.
—No seas exagerado. —pidió Emily.
Eva soltó un pequeña chillido, y rápidamente se acercó al rubio que no entendía la escena de celos de Armond.
—Eva Naranjo. —extendió su mano y la estrecharon—. Soy tu fan, adoro como abordas todos tus ensayos de la sexualidades Queer, y tu tesis sobre la deconstrucción y la hetero normativa es simplemente magistral.
—Un gusto, Eva. —tomó su mano con delicadeza y amabilidad—. Es un completo placer conocer a otra colega.
Armond, deshizo el apretón de manos entre ambos.
—Ah, no. Ya te robaste a mi mejor amiga, no vas a llevarte a mí Rommie. —Volvió a atacar indignado.
—Relax, chico. —el rubio subió sus manos en paz.
—No me digas que me relaje, chico. —Armond lo amenazó con su dedo índice. La profunda risa de Erickson lleno el lugar.
—Armond, ya relájate. —Emily intervino entre ambos—. Mejor, dime cuál es el motivo de tu visita.
—Venimos a verte, para pasar el rato. El apartamento está algo aburrido, si me lo preguntas. —el siguiente en intervenir fue Tom.
—Excelente —dije yo—. ¿Que tienen planeado?
—¡Día de piscina! —canturraron los tres visitantes.
El conjunto de apartamentos en el que Emily vivía tenía una piscina muy bonita, obviamente sería un lugar agradable para los 6. Convencí a Erickson de quedarse y la idea se le hizo magnífica. Emily y yo nos encontrábamos en nuestra habitación buscando los trajes de baño. Yo me puse uno de dos piezas en color rojo y unos shorts de mezclilla, y Emily un bikini de dos piezas con rayas azules. Me le quede buen rato, mirándola acomodarse la parte de abajo de su trasero, mientras se ponía un short blanco. No pude evitar morderme los labios por darle una mordida en ese manjar redondo.
Espera, Avery. No te comas la torta antes del recreo.
Ella notó mi mirada lasciva, sonrío maliciosa y dejó el short a medio camino.
—¿Se te perdió algo, Manzanita? —se inclinó, dándome una vista más panorámica.
Sentí que se me resbalaba la baba, pero no precisamente por la boca.
—Nada. —dije a secas y actuando "normal".
Ella se rió, se puso el short.
—Lastima que tenemos visitas —se puso unas gafas de sol—. No te hubiera dejado salir de la habitación todo el día.
Me ofreció su mano y yo la tomé. Tomadas de las manos, salimos del departamento y nos fuimos al patio. Eva y Erick ya estaban en la piscina, mientras Tom ayudaba a Armond a prender el asador. Emily desde el minuto uno se fue a ver qué hacían ambos chicos con el asador. Cosas de chef, supongo.
—Margarita, ¿Quieres relajarte? —le pidió Armond a la bella castaña.
—No, lo que quiero es no terminar intoxicada. —reclamó mi chica.
Thomas y yo solo nos quedamos viendo su pelea, me ofreció una cerveza y yo se la agarré.
—Parece que se reconciliaron. —me susurró el castaño.
—Algo así. —llevé la botella a mis labios—. Dijo que irá a terapia.
El chico alzó la cejas y me sonrió.
—Oh, eso suena muy bien. ¿Tú qué opinas?
Me quedé pensativa, la busque con la mirada, seguía discutiendo con Armond, le había quitado las pinzas y lo amanezaba con ellas. Luego, de un momento a otro, aparecieron Erick y Eva, Erick la tomo por debajo de los brazos y Eva de los tobillos para arrastrarla a la piscina, y fue así como los tres la tiraron. Yo me reí por lo bajo.
¿Yo que opinaba?
—Tengo miedo de confiar en ella. —confesé.
—Y yo tenía miedo de proponerle matrimonio a Eva. —me dio una mirada agradable—. Pero lo hice, por qué la conozco tan bien, que sabía que diría que sí.
Suspiré pesado y mordí mis labios.
—Ese es el problema, —volví a darle un trago a mí cerveza—. Conozco a Emily, sé que puede hacerlo, pero también sé que puede arrancarme el corazón que no lo logré.
Puso su mano en mi hombro como manera de apoyo.
—Deberías de tomarte el día. Disfruta que ahora están bien, luego seguiran luchando, si quieren.
Me dio un medio a brazo y nos acercamos a ver a Armond, que veía a los chicos en la piscina.
—No soporto a ese tipo. —gruñó el moreno, cerrando el asador.
—¿Por qué? Es cool. —cuestioné.
—Y muy sexy. —agregó, innecesariamente, Tom.
Armond y yo lo vimos raro. El castaño solo se alzó de hombros y miro a otro lado, restándole importante a nuestra mira acusadora.
—Digo, no sé si sentirme celoso, o...
—¿Excitado? —pregunto Armond, viéndolo como el huevo del gato botas. Juro que pude ver cómo quería amenazarlo con las pinzas.
—Armond, por Dios, no me juzgues. —se puso rojo—. Soy papa comprometida, soy papa comprometida.
Armond y yo nos reímos del castaño, los deje a ambos encargarse del asado, mientras yo me sentaba en una de las tumbonas a ver cómo Eva, Erick y Emily jugaban. Vi como los últimos dos jugaban a pegarse con un fideo de espuma. El torso se Emily entraba y salía del agua con cada movimiento, yo estaba completamente embobada observando como el agua se escurría de entre sus pechos, viendo como el sostén del bikini abrazaba esa exquisita piel pálida.
Toda mía. Pensé.
En eso, Erick trato de quitarle el "arma" a Emily, pero resulta que la castaña fue más astuta pero menos rápida, lo tiró lejos de él, pero sus caras quedaron peligrosamente cerca. Eva le pegó a Emily, obstruyendo el contacto.
Tuya, y de unos cuantos más. Habló mi conciencia.
De repente, sentí que todo el calor se me había bajado. Emily no era mía. Era más complicada que eso. Odiaba que fuera así.
Odiaba que nada de lo que tenía fuera completamente mío.
Emily estaba dividida entre que era mía, y que era de más personas. Siempre buscaba hacer el papel de "Emily la Diosa", pero conmigo ese papel lo tiene que descartar.
O yo la voy a descartar a ella.
Genial, ahora me puse enojada.
—Mierda, olvidé los platos—masculló Armond—. ¡Inmigrante Europea, trae platos!
Emily y Eva dejaron de jugar, ambas se vieron.
—¿Yo? —preguntaron al unísono.
Armond chasqueó la lengua.
—La ladrona. —respondió el moreno.
Ambas chicas frunciendo el ceñoz Thomas y yo compartimos una risa.
—¿La que roba oro o la que roba islas? —pregunté, siguiendo el juego.
—La que no devuelve Las Malvinas.
Emily rodó los ojos, se apoyó en el muro de la piscina y salió de ella. Se acercó hasta mí y me ofreció su mano.
—Acompáñame.
Yo la tomé.
—Son para hoy, Emilia Margarita. —el moreno volvió a amenazarla con las tenazas—. Estaré contando los segundos.
—No prometo nada. —le sonrió burlona.
Una vez en el ascensor, ni siquiera habían cerrado las puertas por completo cuando Emily ya estaba devorándome la boca. Mi espalda chocó contra la fría pared metálica, mientras el calor de sus manos iba desde mis muslos hasta mi trasero. Me tomaba con esa posesividad y desesperación que tanto la caracterizaban. Sus labios bajaron la labor hasta mi cuello, subiendo un poco por debajo de mis orejas.
—¿Que haces? —le pregunté en medio de un jadeo.
—Manzanita, no creas que puedes ponerte un bikin y que yo no quiera comerte a besos.
En mi cabeza, ya antes perturbada por mis pensamientos envenenados, todo en esta escena sonaba mal. Estábamos en un elevador, yo estaba enojada y Emily actuaba "normal".
Sí, la perdone y eso. Pero, no quería darle todo a Emily tan fácil. Sin embargo, no se me ocurría como parar ésto, si yo también quería.
La tomé por los hombros y la separé de mí con firmeza.
—Emilia, no. —sentencié.
—¿No, qué? —hizo un pequeñisimo puchero.
Le evité la mirada.
—No quiero...
Ella frunció el ceño, viéndome desconcertada.
—Amor, ¿No quieres qué?
Puse mi mano sobre mi frente. Algo dentro de mi cabeza, volvió a resonar, algo que estaba tratando de callar para no hacer más grande este agujero.
—Emily, estuviste con alguien más, yo estuve con alguien más. —traté de explicarme.
—Amor, sabes que eso no me importa...
—¡Ese es el problema! —mi reclamó no salió tan actuado de mí—. Emily, el problema es que a tí no te importa, pero a mí sí. Estuviste con ese tal Jake, y estuviste con quién sabe quién más. ¡Yo también lo hice! Pero, a diferencia tuya, yo sí quiero darte el espacio de procesar eso.
La palabra salieron sin pensar de mi boca, pero eran palabras que salían de mí con completa validez. No, no están fingiendo estar molesta, de verdad lo estaba. Por su parte, Emily se quedó pasmada, me veía y era como si acabara de ver un fantasma. Con la mirada baja, tocó los botones de nuestro piso, entramos al departamento, ella tomó los vasos y yo los platos, todo en un silencio sepulcral que hacía su atmósfera tan pesada, que caminaba detrás de ella.
Una vez dentro del ascensor, yo la miré, esperando alguna reacción, algo. Pero no, no hubo nada, cuando salimos del ascensor, me ignoró por completo y se fue a la piscina con una "enorme sonrisa".
Llegó hasta donde Armond con esa sonrisa burlona.
—¿Te volviste precoz? —bromeó el moreno.
—¿Te volviste más imbécil? —la castaña le tiro las cosas. Él solo se rió.
Después de su disputa con Armond, nos vimos por unos segundos. La sonrisa que fingía se desapareció, bajo su vista como un perrito regañado, iba a darse la vuelta cuando tome su mano. Por puro instinto, la acerqué a mí y la abracé. Al principio se quedó inmóvil, pero pasados unos segundos me correspondió el abrazo.
—Awww —se escuchó a Armond—. Malévolo cucarachón se nos puso sentimental.
Aún abrazadas, Emily nos dio la vuelta para quedar enfrente de Armond y mostrarle su dedo de enmedio. Yo me reí por lo bajo, ella me dio dos besos en la sien y caminamos la piscina.
A decir verdad, nos la pasamos muy bien. Las bromas, risas, las peleas entre Armond y Emily, las peleas entre Erick y Emily, las peleas entre Armond y Erickson por Emily, la comida, las cervezas, todo mientras acogedor sol del verano nos abrazaba. Erickson me subió a sus hombros, Emily a los hombros de Armond y Eva a los hombres de Tom para jugar a las luchitas, para la sorpresa de nadie, yo caí primero y Emily y Armond fueron los ganadores.
El sol desaparecía entre nosotros, mientras terminábamos de devorar lo último de carne. Eva y Tom se fueron luego de cenar, ya solo quedabamos Armond, Erick, Emily y yo, veíamos la luna ser reflejada por el agua de la piscina. Mi chica y yo estábamos en una tumbona, Emily me abrazaba, mientras teníamos una enorme toalla sobre nosotros. Por su parte, Armond estaba en otro tumbona abrazando una botella de Jagger y Erickson estaba en el borde de la piscina. Por voto impopular, estábamos escuchando a Lana Del Rey, más que nada por qué Armond tenía la bocina y Emily la música, pero Erick y yo queríamos escuchar Wildest Dreams de nuestra patrona.
Todo se sentía magnífico.
—¿Nos vamos? —me susurró Emily.
El tono de su voz era algo cansado. No entendí por qué, pero lo noté.
—Quiero quedarme más, pero creo que es hora de irme. —Dijo Erick, tomando su teléfono.
—Puedes quedarte a dormir. —le ofrecí nuevamente. Mire a Emily para ver su opinión.
—Por mí está bien. —Dijo ella y luego miro a Armond—. ¿Quieres quedarte?
El moreno le hizo una mirada de odio al pobre Erick.
—Claro. Solo me termino la botella. —dijo, llevándosela a los labios.
—Comparte. —Erick le quitó la botella.
—¡Hey! —se quejó Armond—. Emily, el señor que tienes por "amigo" me quitó la botella.
Erick se echó a correr y Armond lo persiguió. Sin ponerles mucha atención, Emily y yo nos fuimos al departamento, ellos vendrían después. Subimos y fuimos directo a nuestra habitación.
—Dúchate tú primero. —dijo Emily y yo acepté.
Me di una ducha rápida y me puse un top viejo y unos Shorts. Salí y ella estaba sentada en la cama, viendo pensativa hacia la lámpara. Me miró por unos segundos y se metió al baño sin decirme nada. Supuse que estaba así por nuestra discusión por la tarde, pero yo tampoco supe cómo reaccionar.
Pasados unos minutos, salió del baño, secándose el cabello con una toalla. La única prenda que traía puesta eran una bragas negras. Sus pechos se ondeban por la habitación iluminada solo por la luz amarilla de la lámpara. La admiré, como una obra de arte que andaba por la habitación. Se acostó a mí lado, sin verme, aún sin decir nada. Sus ojos tomaron un color rojizo, que no sabía si era por los químicos de la piscina o si había llorado. Últimamente, Emily anda un poco sensible, y teniendo en cuenta que bebió un poco hoy, quizás estaba apunto de volverse vulnerable conmigo de nuevo.
Poco me costó deducir que el alcohol le daba a Emily el pequeño empujón para abrirse conmigo. En parte, me parecía malo que tuviera que recurrir a él para serme sincera. Pero, era mi último recurso para que lo hiciera.
—Perdón. —Formuló las misma palabras que ayer. Se atrevió a verme—. Cuando te pedí la relación abierta fui a ver a Jake. Desde nuestro arreglo, solo me he acostado con él... Y me besé a un chica en un bar.
Naturalmente, al escucharla el corazón se me hizo muy pequeño. Tan pequeño que podría atravesarlo con un palillo, echarlo en un Martini y jugar con él todas las veces que quisiera. Mi respiración se quebró por unos segundos, respiré hondo.
—¿Tenias planeado dejarme por Jake? —el miedo no se notaba en mi voz, pero estaba en cada latido ahogado que lanzaba mi corazón.
La claridad en los ojos de Emily, la serenidad en su ceño y la tristeza en sus pupilas no me daban ninguna información.
—Sí... —sentí como mi corazón dejó de latir por un segundo. Cuando Emily me vio palidecer se sentó en la cama de golpe—. Bueno, no. Quiero decir, intenté enterrar todo lo que sentía por tí acostándome con él.
—¿Es enserio? —no podia creermelo—. Emily eso es...
Abrazó sus piernas, se meció buscando su propia tranquilidad.
—¿Bajo? ¿Ridículo? ¿Estúpido? ¿Egoísta? —una lágrima cayó por su mejilla—. Perdón, Apple, lo arruiné todo.
Yo la copié, abracé mis piernas y descansé mi mejilla sobre mis rodillas. Sería una mentirosa, si dijera que no me picaban los ojos por llorar. Estaba muy enojada con ella, estaba furiosa. No sabía si quería irme, tirarle una lámpara, asfixiarla con una almohada, tomarla del pelo y obligarla a dormir en el sofá. O podía besarla como ayer, tratar de "soluciona" las cosas con amor. No sabía qué debía hacer, pero, si sabía que quería hacer.
Acaricié su cabello, y más lágrimas silenciosas caían por sus ojos. Pedí uno de sus brazos y ella se abalanzó a abrazarme. Ambas lloramos en medio del abrazo, mis sollozos se combinaban con los de ella, mientras nos escondiamos en el cuello de la otra. Mis manos se enterraban en la piel de su espalda con odio, estaba teniendo tanta contención, que incluso al abrazarla mis impulsos me pedían hacerle daño. Sin embargo, no lo hice por qué no estaba en mí hacerle daño a la mujer que más he amado. Pasamos un largo tiempo así, llorando. Pero, cuando acabamos, nos miramos sin decir nada. Hasta que fui la primera en hablar.
—Fue una mierda lo que hiciste y fue una mierda lo que yo hice también, —confesé. Sus labios temblaron en un ademán de llorar—. Y no entiendo por qué lo hiciste, tampoco entiendo por qué lo hice yo. Por qué te seguí el puto juego. Pero, esta es tu última oportunidad, ponme en el primer lugar de tu lista de prioridades, Emily. Por qué si está vez fallas —mi voz se terminó de romper—. Me vas a romper muchísimo el corazón y voy a odiarte por el resto de mi vida. Entiéndelo, Emilia Margarita, te voy a odiar por el resto de tu maldita vida y la mía.
Ella asintió, se arrodilló sobre el colchón y tomó mis manos. Las besó, una y otra vez. Las lágrimas no dejaban de caer.
—Te prometo, que me voy a aferrar a esta oportunidad, así sea lo último que haga. —tomo mi rostro, el frío de si tacto abrazo mis mejillas—. Apple, te amo. Haré todo, todo por merecerte, todo por hacerte feliz. Mi corazón, mi cuerpo y mi alma, son de tu total potestad. Soy tuya, Apple, soy tuya y no quiero ser de nadie más, nunca. Por el momento, es poco lo que tengo para ofrecerte, pero te lo ofrezco todo.
Nos besamos, nos besamos con calma y amor. El besos se mojaba con la sal que nuestras lágrimas habían dejado. Nuestros labios se abrazaban el uno sobre el otro, no teníamos prisa, solo éramos ella y yo después de todo. Una vez separadas, se acurrucó en mi pecho quedando profundamente dormida.
.
A la mañana siguiente, el sol pasaba por las pequeñas aberturas de la cortina. Emily dormía plácidamente, como si nada ni nadie perturbará su sueño. Yo, por otro lado tenía una lucha con mis tripas, desperté con una hambre incontenible. Deje dos beso en la frente de Emily, ella solo arrugó las cejas y siguió durmiendo. Me puse mis pantuflas y salí del cuarto para ir a la cocina para calentar algún wafle congelado y quitarme el hambre.
Para mi sorpresa, había algo muy extraño en la sala, ropa tirada. Exclusivamente el bañador amarillo de Erick y la gorra negra de Armond. Ésta última fue recogida por el moreno. Nervioso e inquieto.
—¿Pero, qué —traté de analizar.
—Ni una palabra de esto a Emily, no dejaría de molestarme ni muerta. Esto nunca paso, yo nunca me quedé aquí. —se puso la gorra casi tapándole por completo la cara—. ¡La amenaza va para ustedes dos! ¡Lindo día!
El chico se dio la vuelta y salió dando un portazo rápido. Busque más información por parte de Erickson, estaba desnudó con solo un almohadón cubriéndole la entrepierna. Tenía marcas rojas, medio moradas en el cuello y el cabello hecho un desastre.
—¿Tú me vas a explicar o también vas huir? —lo mire seria.
Él alzó los hombros, nervioso.
—Te lo puedo explicar, Apple —me cruce de brazos buscando explicación. Él abrió la boca pero la cerro—. No, la verdad no lo puedo explicar.
—¿Qué tan difícil es decir: "Me tire al mejor amigo de tu novia"?
—Muy difícil, teniendo en consideración que yo no le agradó mucho a él.
—Esa es la parte que no entiendo, Erickson. —le pase el bañador amarillo—. Ayer te odiaba, ¿Qué pasó?
—Eso es lo que no sé. Una cosa llevo a la otra, él me hizo un oral, yo se lo di a él, luego fuimos acá para...—
—Basta, no quería esa explicación. —dije, tapándome los ojos como una niña pequeña.
No, no estaba lista para escuchar como mi nuevo amigo (también, mejor amigo del ex de mi novia) y el mejor amigo de mi novia tuvieron sexo en nuestra sala.
—Perdón, niña. No le digas a Emily, por favor.
—Lo tendré en cuenta.
Resignado, se puso su bañador y fue por sus cosas al cuarto de invitados. Nos despedimos con un abrazo y luego se fue. Yo volví a mí labor, tomé un Waffle y lo puse en la tostadora, mientras arreglaba el desastre que ambos le hicieron a la sala para que Emily no sospechará nada. Una vez sonó la campana de la tostadora, mi Waffle ya estaba listo. Mire la caja y pensé en Emily.
Sí, anoche habíamos discutido. Sí, anoche su confesión me dañó. Pero, ella era mi novia, y este sólo era un desayuno. Podría guardarle rencor con cada una de sus acciones y dejarla sin comer, o podríamos desayunar juntas en la cama, mientras hablamos de cualquier cosa.
Yo quería a Emily, demasiado, independientemente de cualquier problema, y por desgracia eso me definía como persona.
Preparé más waffles en la tostadora, los emplaté, de manera intencional hice un corazón con la miel, corte fresas, lavé arándanos, puse a hacer latte café para ambas. Luego, como sé que ama desayunar con helado, puse tres bolas de helado de chocolate en sus waffles, y para finalizar puse todo en una bandeja para llevarla a nuestra habitación.
Una vez todo listo, empujé la puerta que había dejado entre abierta, Emily seguía dormida, con el cabello revuelto en su almohada y las sábanas tapándole los hombros. Se veía tan en calma, que parecía no hacerle daño ni a una mosca. Dejé la bandeja en una de las mesitas de noche, me recosté cerca de Emily y besé su frente, no hubo respuesta así que besé su nariz. Tampoco hubo respuesta, así me alejé y le pegue con la almohada. Fue entonces cuando la castaña se levantó de golpe.
Con el cabello hecho un desastre me miró.
—¿Qué fue eso? —preguntó alarmada.
—¿Qué fue qué? —respondí con inocencia.
Ella sacudió un poco su cabeza y talló sus ojos para adaptarse a la luz. Aproveché y le mostré la bandeja.
—Oh, hiciste el desayuno. —Sonrió con ternura.
—Bueno, básicamente lo preparé, no soy tan buen cocinando, así como tú.
Me dedico una sonrisa de lado, tomó mis mejillas y me besó.
—Amor, podrías darme la comida más rancia y yo... Cocinaría, pero tomaría en cuenta tu esfuerzo.
Le di un manotazo en el hombro, ambas reímos y nos besamos. Disfrutamos de nuestro desayuno y sobretodo de la compañía que nos hacíamos una al lado de la otra. Fuera de los problemas, parecieramos una pareja de revista. Terminamos de desayunar, Emily estiró sus brazos arriba, los huesos de su espalda y brazos crujieron. Luego de ver nuestro reloj de mesa, se quitó la sábana.
—Manzanita, debemos ir de compras para buscar tu outfit de mañana.
—Espera, ¿Iremos de compras? —la mire confundida.
—Obvio que sí.
—Pero, ¿Por qué?
Era su turno de verme confundida.
—Amor, es una obra de teatro promocionada y dirigida por Ericka y Elena Woods. —hice un gesto de "sigo sin entender"—. Apple, la familia Woods es un monopolio, Ericka y Edgar son empresarios, Elena domina el cine y el teatro, Edward es un monstruo en la NBA y Erickson es el mejor psiquiatra del estado. La Jet set de los putos estados Unidos estará en ese estreno. Obviamente tenemos que ser deslumbrantes juntas.
Al oír sus palabras me entró algo de miedo. ¿Estaba lista para presentarme públicamente como la pareja de Emily?
—Emily, ¿Estás segura que quieres llevarme?
Nunca me había sentido tan insignificante.
Emily venía de una familia rica y poderosa, su vida siempre estuvo rodeada de lujos. Mientras que yo, solo tuve un padre que vendía autos, mi madre era ama de casa; mi tía que es mi tutor y fuente de ingresos es enfermera y conduce una mini van que le dio mi padre a modo de broma. Yo no pertenecían al mundo de Emily, todo el mundo notaría eso a la primera.
—Apple, eres mi novia, obviamente quiero llevarte.
—Emilia, la reportera de la otra noche me llamo "barata", una "universitaria común y corriente". Ese no es el tipo de chica que debes llevar a esos eventos. —hable desde mi más profunda inseguridad.
—Oh, vamos, Jessica es solo una perra resentida por qué nunca me fijé en ella. Apple eres mi novia, el amor más honesto que he tenido en mi puta vida. Ni con todo el dinero del mundo, cualquiera de ese evento, podía llegarte a los talones.
Su sonrisa brillante enterneció mi corazón, pero mis inseguridades punzaban en mi cabeza. Ella dejó un beso en mi cabeza y fue al baño. Salió del baño con unos shorts beige, una blusa blanca, unas sandalias y su cartera. Después de ella, le seguí yo. Fui más sencilla, un short de mezclilla, un top azul y mis converse. Viéndonos en el reflejo del elevador, no había nada que opinar, en cuestión de segundos se notaba quien de las dos tenía millones en su cuenta bancaria.
Eso me hizo sentirme más pequeña.
El pensamiento estridente de mis inseguridades se hizo más agudo desde que entramos a la primera tienda de lujo. Estamos en el estacionamiento frente a una casa de modas evidentemente cara. Emily desabrochó su cinturón mientras yo me quedaba inmóvil en mi asiento.
—¿Qué pasa, amor? —dijo en una sonrisa.
—Emily, sea lo que sea que haremos allá adentro, no me lo puedo pagar... —solté, medio avergonzada.
—Apple, no hay ningún problema.
—Emily... —busqué palabras para salir de esta situación tan incómoda—. Con un vestido cualquiera en alguna tienda departamental estoy bien.
Ella tomó mi mano y la llevó a sus labios.
—Apple, no seas modesta. Si el dinero te preocupa, puedo decirte que mi cuñada es embajadora de la marca, me hacen "descuento" por así decirlo. —rió un poco, pero al verme seria, torció un poco los labios—. Amor, explotame la tarjeta, tienes completo permiso para hacerlo.
—Pero...
—Nada de peros, eres mi novia, con un poco de suerte y mucho esfuerzo, mi próxima esposa. Te vestiré como a una diosa, por qué eso es lo veo cada vez que tengo mis ojos en tí.
Sus palabras me hicieron sonrojarme a niveles que ni siquiera puedo describir, la sangre en mis mejillas fluyó más rápido de lo que imaginé. Casi a la misma velocidad de Emily desabrochando mi cinturón.
Entramos y dos mujeres se nos acercaron.
—Señorita, Brownbear —saludó una de ellas, la que parecía más mayor—. Un gusto tenerla por aquí, ¿En qué la podemos complacer?
Emily se quitó de mi frente, sacándome del fuerte protegido que su espalda se había vuelto para nerviosismo. Me tomó se los hombros y me dirigió enfrente a la mujer, está me dio una sonrisa apretada, luego miro a Emily.
—¿Ve a esta muñeca? Necesito que me dé el mejor vestido para ella.
Ambas mujeres se vieron y sonrieron, me tomaron de la mano alejándome de Emily, mientras ella se despedía con una sonrisa. Me sentí como esos niños que están en su primer día de escuela y lo separan de su mamá. De hecho, en mi primer día de escuela me tuvieron que separar, entre dos maestras de la pierna de mi padre, por qué me rehusaba a soltarlo; simplemente me convenció de dejarlo ir con un helado. Quizás pueda pedirle un helado a Emily saliendo de aquí.
Vestido tras vestido me fui probando. Emily estaba sentada en uno de los pulcros sofás blancos, mientras juzgaba cada uno de ellos. De repente, deje de ver a mi novia y vi más una versión de Anna Wintor con el pelo largo y acento británico. Nada parecía gustarle, y yo me dejaba guiar por ella por qué es la experta en la materia. Por mí, íbamos ambas en pijama.
Las muchachas y yo ya estábamos algo cansadas, pero por algunos murmullos de ellas, supe que no era la primera vez que Emily las hacía trabajar por horas. Con una sonrisa cansada, me hicieron medirme un vestido rojo de satén con pliegues que me hacían recordar una estatua griega y una abertura en la pierna. A penas salí del vestidor y Emily despegó sus ojos del celular, se levantó. Sus ojos brillaron, me tomo de la mano y me hizo dar una vuelta.
—Este es, es el perfecto. —dijo, viéndome de pies a cabeza.
Ambas ayudantes suspiraron para luego sonreír aliviadas.
—¿Y usted? —preguntó la mayor—. ¿Tiene algo en mente?
—De hecho, sí. —volvio a ver mi vestido y entrecerró los ojos—. Quiero algo sencillo, de preferencia verde.
La mujeres la miraron confundida.
—Señorita Brownbear, usted nunca a pedido algo "sencillo". Bueno, la señorita L'Roux nunca no ha permitido vestirla así. —dijo la más joven. Supongo que refiriéndose a su cuñada.
—No se preocupen, Jenn lo entenderá. En la gala de mañana, quiero que todos vean a mi novia. —me miro y sonrió mordiendo sus labios—. Yo solo seré un accesorio.
Tanto las mujeres como yo, nos vimos asombradas. Jamás esperé que el narcisismo de Emily le permitiera verse como un accesorio. Pero, lo dijo con tanta naturalidad que parecía delirio. Y así como lo dijo, escogió un vestido verde sencillo, que combinaba muy bien con el mío. Seleccionamos un par de guantes y salimos de la tienda.
—Quiero un helado. —dije, apenas me senté en el auto.
—Claro, mi amor —tomó mi mentón y me dio un beso—. Te lo mereces.
He de decir que amaba esta faceta de Emily, dónde era más cariñosa y afirmativa con sus palabras. Era una versión de ella que no imaginaba que saliera a flote. Y no me quejo, pero es muy sorprendente. Fuimos a un centro comercial y compro el helado.
—Emily... —ella me miró y pregunto con su nariz el por qué de mi llamado—. ¿Por qué estás haciendo todo esto?
—¿Todo qué, cariño? —contra preguntó.
—Esto, —nos señalé—. El vestido, las joyas, el helado. ¿Debo de preocuparme de algo en la gala? Podemos no ir, no es necesario que inviertas tanto en mí.
Ella sonrió de lado, para luego verme y reírse por lo bajo.
—Apple, es nuestra primera aparición pública como pareja. Sé que lo que dijo la estúpida de Jessica te hizo sentir mal, pero es solo eso, una estúpida. Quiero que mañana todos te vean y vean lo que veo en tí. Mañana tienes que preocuparte por ser tú; una chica hermosa y carismática.
Me sonroje por completo, de mentón a orejas.
—¿Quién eres tú y que hiciste con Emilia Arrogante Margarita? —dije, apartado mi mirada de la suya para no ponerme más roja.
—La estoy enterrando para poder ser la mejor versión para mi novia.
No podía creer lo romántica que era Emily cuando quería, bueno, creo que sí puedo puedo. Por qué esa misma labia me llevo a su cama; esa labia y esos ojos hermosos y altaneros. Terminamos de comer y nos dirigimos al departamento.
Ya estaba anocheciendo y estábamos muy cansadas. Llegamos a casa cuando la última canción de P¡NK había terminado. Dejamos las compras en el sofá, ambas estabamos muy cansadas, así que yo solo me di una pequeña ducha, me puso uno de mis tops viejos y unos shorts igual de viejos. Me acosté en mi lado de la cama a leer un Fanfic Camren que me encontré por tiktok, mientras Emily salía del baño. La vi salir, con unos boxers negros y una toalla para secarse el pelo, se tiro al lado mío y apoyo su mentón en mi hombro.
—¿Qué haces, amor? —preguntó, mirando mi celular.
—Leyendo. —un jadeo acompaño mi respuesta cuando sentí los labios de Emily detrás de mi oreja.
Bajó por nuca, dando besos pausados, ahora eran sus dientes los que jugaban con el lóbulo de mi oreja.
—¿Tú qué haces? —pregunte, cuando sus manos empezaron a acariciar mis piernas.
—Nada, —se hizo la inocente—. Dije que yo pagaría el vestido, no que saldría gratis.
Fue más directa está vez y esparció besos sobre mi cuello. La posesividad con la que tomó mis muñecas y se subió sobre mí, me puso en alerta. Mi plan inicial de torturar a Emily estaba tambaleando.
—No quiero. —mentí. Emily paro enseguida, solo para levantar su cabeza y verme confundida. En un movimiento rápido. Nos di la vuelta, quedando yo sobre ella—. No quiero que hagas todo.
Su ronca risa inundó mis oídos, pero tenía que resistir, Emilia Brownbear no me podía tener a su merced tan fácil, de nuevo. Fui directo a sus pechos, los devoré como si mi vida dependiera de ello. Jugaba con uno, mientras con mi mano consentía al otro. Succionaba, mordía, besaba. Ella se revolvía entre las sábanas, y arqueaba sus espalda, jadeando y modiendo sus labios. Separé sus piernas, y copié un movimiento que a ella le encantaba hacer conmigo, choque mis caderas contras las suyas. Aproveche que estaba lo suficientemente sumida en su placer, para darle la vuelta. Con agilidad, me quedé sobre ella, le di una nalgada y ella gimió más alto de lo que regularmente me permite escucharla. Procedí a hacer lo mismo que con sus pechos, mordí y lamí como a mí se me antojo, mientras como escuchaba que gemia. Cuando sentí que perdí mi autocontrol, me separé de golpe, tome las sábanas y me tapé hasta el cuello.
—¿Qué fue eso? —pregunto, una vez que se recuperó.
—Nada. —me hice la dormida—. Ya terminé.
—¿Terminaste? —sentí como se arrodillaba—. Apple, ni siquiera comenzamos.
—Estoy cansada.
—Amorcito, será rápido, por favor.
—Dije, estoy cansada.
—Apple... —me rogó.
—Emilia.
Al no ver respuesta, bufó. Se acostó a mi lado y gruñó.
—¿Es enserio?
—Muy enserio.
Lo último que escuché es como rechinaba sus dientes y chasqueaba la lengua.
—¿Por que mierda no tengo un Satisfayer?
━━━━━━🍯━━━━━━
Epaaaa, volvió su novelita de confianza.
No tengo mucho que agregar, estoy viendo se les actualizo antes de año nuevo.
Bye!
—K.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro