38. El intruso
APPLE AVERY
Hace unos años, tuve un novio. Owen, era su nombre. Owen era, lo que se le podría definir como, un hijo de puta. Un completo y total hijo de puta. Yo tenía 16 casi 17, él tenía 20. Al principio era un amor y todo un caballero, hasta que tuvo ciertas actitudes que no me gustaban del todo. Bueno, a nadie le gustaría que empiecen a controlar sus horarios. A nadie le gustaría que lo agredan verbalmente diciéndole que era una puta, ni tampoco que te empujarán fuera de un auto. Ni hablar la vez que tuvimos una plática dónde me exigió tener un trío con otra chica cuando hablamos de mi orientación sexual, y menos hablar de que tenía vídeos íntimos de él y yo teniendo sexo, que yo no tenía ni idea. Pase meses superando ese infierno de relación. Incluso, solo una orden de alejamiento fue suficiente para que ese idiota me dejara en paz.
Después de él, simplemente ignoraba los daños que las personas podían provocar en mí.
¿Me estabas usando para superar a tu ex? Está bien.
¿Te aburrí? Está bien.
¿Vas a irte con alguien más? Está bien.
Yo nada más era desechable, siempre lo fui, y eso no me importaba.
Y, de cierta forma, con Emily fue igual. Sin embargo, me di la libertad de volver a sentir algo. Después de tantos años, luego de tantos daños, Emily lleno todos ellos, pero hizo más.
Ahora dice que me "ama".
Y yo también lo hago.
Pero ella volvió todo muy complicado.
Ahora, ella esta cómodamente durmiendo como un bebé, sus pestañas largas caen sobre sus pómulos como si fueran plumas, sus cejas marrones están semi fruncidas, su respiración es tan calmada, que me pone un poco más tranquila verla dormir.
He de confesar —que no es tan secreto— que siempre admire a Emily. La Emily que todos proclamaban Diosa, la Emily que todos querían en su cama, la Emily que todos envidiaban. Cada murmuró de ella en los pasillos de la universidad, dónde hablaban de lo grandiosa que era, más lo intimidante que siempre ha sido, hizo que mi atención se centrará en ella y solo en ella. Nunca me he fijado en nadie más desde que la vi. Mis ojos siempre estuvieron en Emily Brownbear desde el día uno. Sin embargo, con todo lo que ha pasado entre nosotras, me queda claro que la Emily "humana", es todo lo contrario de como los demás la pintaban.
A veces solo era una niña asustada, una niña herida y perdida. A veces solo era una idiota. Emily era muchas cosas, y estar consciente de que Emily era muchas cosas, era perjudicial para mí. Por qué a veces mi corazón, tan enorme y estúpido, me orillaba a perdonarla.
Amé tanto a Emily, que, por un momento, me olvidé de amarme a mí misma. Y eso era lo que más miedo me daba.
Así como me da miedo confiar lo suficiente en ella, y que vuelva a hacerme daño. Tenía miedo de creer en su "Te amo", y que de la nada fuera y se acostará con cualquier otro idiota.
Sí, la fidelidad no es el fuerte de Emily.
Sé que yo estoy haciendo lo mismo con Lina. Pero, jamás me atrevería a hacerle saber a Emily que la amo, sabiendo que le abro las piernas a otra.
Te amo.
Resonó en mi cabeza. Una y otra vez. De un lado a otro. ¿Podía creerle?
Jugué con el mechón castaño que reposaba en su frente, lo enrrollaba en mi dedo índice y lo volvía a poner en su frente. La yema de mi dedo viajaba de su sien hasta su mentón. Nada interrumpía la paz en su semblante.
Sonreí como imbécil.
Emily dijo que me ama.
Emily se está acostando con quién sabe quién.
Bufé mentalmente.
Hasta yo estaba en contra mía.
Sin embargo, si Emily mostraba un cambio genuino, con eso de ir a terapia, le creeré, y le diré lo mucho que también la amo. Mientras tanto, sigo enojada con ella, y sigo poniendo un muro igual de alto que el suyo.
Acaricié su semblante, en medio de sus cejas, besé su frente y mantuve mis labios pegados a su piel. Sin más, me levanté de la cama. Traté de conciliar el sueño, pero no puede en lo absoluto, eran muchas cosas que meditar. Y mis ganas de acurrucarme con Emily y espera que se me olvidará, no es una opción.
Quizás más tarde.
Me tengo que priorizar yo. Aún si eso signifique abandonar a Emily.
Salí de la habitación, una lámpara en la sala estaba prendida y una luz provenía de la cocina y se dispersaba en el sofá. Rápido divisé una cabellera rubia, ondeandose en la cocina, su dueño llevaba una camiseta sin mangas y unos calzoncillos de corazones. Me le quede viendo de brazos cruzados, mientras lo veía haciéndose un Sándwich.
Iba, secuestraba a mi novia, se la lleva a un bar y ultraja mi cocina. La cumbre del descaro.
El hombre no se veía tan viejo, pero se notaba que era mayor que Emily, y aún más mayor que yo. Quizás estaba sobre los 25... Rayando los 30. Pero, aún así, se veía juvenil. Con lo poco que interactúe con él, pude notar que no era tan mal tipo, pero seguía sin darme buena espina.
O eran mis celos latentes de estar frente a alguien más que se ha deleitado con la figura de Emily.
Cuando el rubio se dio la vuelta y me vio, se sobre salto.
—¡Apple! —dijo de un brinco—. Vas matarme del susto, niña.
Me alcé de hombros.
—¿Qué haces?
Estiré mi cuello para ver qué más tenía en la encimera, él lo noto y me sonrió.
—Justo veía si podía hacerme un chocolate caliente, ¿Quieres un poco?
Yo solo asentí y lo vi preparar todo. Emily tenía cientos de cosas e ingredientes en toda la cocina, después de todo, solo ella la usaba. Yo solo me hacía una maruchan, a veces. Devuelta con el rubio, note que tenía ciertas cicatrices en sus hombros, eran redondas y pequeñas, depende del ángulo de la luz desaparecían ante la luz. Su espalda estaba definida, y su trasero era más o menos redondo. Sí, el tipo no me daba buena espina, pero tampoco era desagradable a la vista.
Me sentí en uno de los taburetes altos de la cocina, después de quitarle la vista a su trasero, se dio la vuelta para poner una taza humeante de chocolate frente a mí, luego hizo lo propio y se sentó al frente. Noté que esas cicatrices estaban en sus brazos también. Está vez, puede reconocer que eran cicatrices de quemadura, pero no cualquier quemadura. Eran quemaduras de cigarros. Lo sé por qué mi padre tenía unas parecidas.
¿Con qué tipo de personas se mezcla Emily?
—Así qué, tú eres la famosa Apple. —él empezó a hablar, su tono era más suave que la primera vez, mientras soplaba su taza—. Emily te estuvo mencionando bastante. Estaba muy emocionado por conocer a la responsable de que Emily este tan... Distinta.
Reí por lo bajo, de manera sarcástica.
—¿Distinta? —esta vez fue en un tono más irónico.
—Sí, la última vez que la vi, se estaba besando a la prima de su novio mientras me enviaba mensajes de sexting a mí. —se rió al recordar eso—. Cuando volví verla está semana, a pesar estar en una cocina rodeada de chicos y chicas que eran muy su tipo, era como si no existieran. La vi, y dude que fuera ella, por qué no estaba encima de ninguna rubia.
Decidí creerle por qué, a decir verdad, eso era muy Emily.
—Y luego resulta que es por qué ya tiene una. —Él me apunto con su taza—. Desde que conozco a Emily siempre ha sido una revoltosa. Sin embargo, no quita que sea una gran persona.
—Sí, ella por lo general es eso. —le di un sorbo al chocolate—. ¿Desde cuándo la conoces?
Entrecerró los ojos y volvió a soplar su taza.
—Desde hace un año y algo. Soy mejor amigo de su ex
—¿Eres mejor amigo de Kenia? —recordé a la chica que nos encontramos en el apartamento el día de su cumpleaños.
—¿Kenia? Ni idea de quién ese esa chica. Soy amigo de Richard. —lo mire confusa—. ¿Richard Smith?
—No, ni idea de quién es. ¿Emily lo quería mucho?
El rubio no se guardó la sonora carcajada que dejó salir de sus labios. Por sorpresa, la risa duró más de lo que yo hubiera esperado, incluso salían lágrimas de sus ojos.
—Tienes muy buen sentido del humor, señorita Avery. —Se limpió los ojos—, Ellos dos eran un desastre, no tengo ni idea de por qué estaban juntos, menos de cómo duraron un año. Por eso me sorprendió ver a Emily así de diferente. Ella nunca se ha guardado a alguien, siempre fue "libre".
Por otro lado, yo lo mire "dolida", en el sentido de que, todos hablaban de mí como si yo tuviera a la verdadera Emily escondida en mi armario.
—No me mal intérpretes. —se adelanto a decir—. La nueva Emily es más adorable, es como si verdaderamente fuera un ser humano decente. Antes era más como "Hey, lindo, ¿Quieres ir a mi cama?", Te cogía, te tiraba un billete de cincuenta y se iba.
Reí ante su relato tan exagerado, y más por la naturalidad y simpatía con la que Erickson lo platicaba.
—Emily nunca fue así conmigo... —pensé en voz alta.
—Interesante. —me miro curioso—. Eso fue lo que me extrañó.
—¿Qué?
—Cuando nos volvimos a encontrar, ella fue muy "tranquila". Emily siempre ha sido muy lanzada; si alguien llamaba su atención, iba por ello sin ninguna complicación. Pero, cuando me vio, solo me saludo. Como si hubiera dejado de "gustarle" —Vi un poco de tristeza es un mirada a modo de dramatismo—. Debo de admitir que me llegue a sentir usado. Digo, ¿Cómo te sentirías si la última chica con la que tuviste sexo, se fue de tu apartamento solo diciéndote "adiós" y cuando vuelves a verla, simplemente te trata como "uno más"? —rasco su ceja derecha, quizás buscando palabras—. Tu has de saber que la atención de Emily suele ser muy adictiva.
Junte mis manos sobre la taza, vaya que se si la conocía muy bien. Bueno, quizás cayó igual que yo, y otros, ante los encantos de la británica.
—¿Estabas enamorado de Emily? —pregunté curiosa por saber toda la historia.
Él se quedo pensando, paso su mano por la nuca, revolviendo su cabello dorado, bajo la luz tenue de la cocina. Me vio apenado, como los cachorritos que hacen algo mal y solo bajan la mirada.
—Algo... Digo, es Emily Brownbear. Hasta los gays están enamorados de ella. —Los dos nos reímos—. Pero, no era conveniente que yo profundizará esos sentimientos. Emily estaba con Richard, aunque eso no era mucho impedimento. Yo estaba muy enfocado en mi trabajo, además, Emily jamás me hubiera visto como una relación seria.
Bebí un poco de mi chocolate, para seguir formulando preguntas que salían a flote en mi cabeza.
—¿Por qué Emily y Richard terminaron?
El rubio imitó mi gesto y se llevó la taza a los labios.
—La excusa de Richard, es que se dio cuenta que Emily se estaba acostando con Victoria, la prima de Richard, y conmigo. Por eso, "dejó a Emily". —hizo grandes comillas, para luego menear la taza—. Pero, para mí que hay algo más detrás.
Me incline para adelante, totalmente consumida por el chisme.
—¿Algo detrás? ¿Algo como qué?
Erickson se alzó de hombros.
—No lo sé.
—¿Entoces, por qué lo dices?
Estiró sus labios y vio la ventana de atrás.
—Richard sabía que Emily era bisexual, también sabía que se acostaba con otros chicos y chicas. Para ninguno de los dos era un misterio que se ponían el cuerno mutuamente. Supongo que Richard armó ese alboroto por Victoria. Es algo así como su "hermanita".
Igual que Erickson, giré mi taza para revolver los restos del chocolate. Nos quedamos callados por unos segundos.
—Es mi turno de preguntar. —dijo, emocionado.
Genuinamente, su emoción me hizo sentir querida.
—Bueno, supongo que es lo justo. —Abrí el interrogatorio.
—Empecemos con la básica, ¿Cómo se conocieron tú y Emily? —apoyó su mandíbula sobre su mano apoyada en la encimera.
—¿Ella no te conto eso? —me cruce de brazos, un poco indignada.
—No, fue muy al grano. —volvio a su postura para enumerar los puntos de su conversación—. Me dijo que tenía una novia que quería dejarla, me habló sobre su relación abierta, etcétera —lo mire desconfiada—. ¿Qué? Cómo buen chismoso quiero saber todas las partes del chisme.
Yo rodé los ojos, riendo un poco.
—Bueno, Emily y yo nos conocimos en la universidad. Todas hablan de ella y yo solo la veía pasar por los pasillos siendo la dueña de todo. Hasta que un día, un profesor quiso propasarse conmigo y le di un puñetazo, me gané una sanción y un paseo por la dirección; Emily me vio, miro mi mano lastimada y me llevo a la cafetería por hielo.
—Awww, —dijo el rubio enternecido—. Y luego te ofreció llevarte a su cama.
Reí por lo bajo. Sí, me queda claro que conoce mejor a Emily que yo.
—Después de un rato hablando, sí, sí lo hizo.
—Típico de Emily —suspiro divertido—. Cuéntame más, ¿Aceptaste?
—En ese momento, no. Fui a clases y se me perdió el rastro el resto de la semana. Hasta que una noche, saliendo de la Biblioteca, nos encontramos y me ofreció ir a cenar a su cafetería, solo nosotras solas.
El chico se rió un poco.
—Opa, ¿Lo hicieron en la cafetería? —pregunto, acomodándose en su silla, aún más emocionado—. Te creía más como una niña buena, Avery.
—No, un poco no —reí—. Justo cuando pensé en quitarle la ropa, se detuvo y dijo que habían cámaras. Pero, mi tía llamo, y dijo que no estaría en casa.
—¿Casa sola? —Listo, Erickson estaba inmerso en el chisme.
—Sí, casa sola.
—Prosigue, Avery, no me dejes a medias, por qué Emily no me contará nada. —rogó tomándome de las manos.
—Bien, pues esa noche lo hicimos. 10/10, toda una experiencia. —él se rió un poco, y yo lo mire de mal modo.
—Apple, ¿Tuvieron sexo o te llevo a Disney? ¿Qué es eso de "toda una experiencia"? —soltó otra carcajada, yo le seguí.
—Perdón, es que llevo dos horas conociéndote, —suspiré después de la risa—, y no me terminas de caer bien por qué te acostaste con mi novia.
El chico levantó ambas manos en símbolo de Paz.
—Tienes razón, pero soy terapeuta, a veces son muy confianzudo. —Se volvió a acomodar en el frente—. ¿Qué pasó después?
Hice memoria, tampoco planeaba contarle absolutamente todo. A lo mejor, a la mitad se aburriría.
—Bueno, durmió conmigo...—
Sus cejas se alzaron en sorpresa.
—¿Contigo? —me interrumpió.
—Sí, ¿Por qué?
Se alzó de hombros y tocó su barbilla para pensar.
—Emily nunca se queda a dormir. Con nadie. Ni siquiera lo hacía con Richard.
—¿Y eso por qué es impactante?
—Emily siempre ha sido una regla de 1. 1 hora de sexo, 10 minutos para ponerse la ropa y 1 minutos para despedirse. Y nunca es personal, es su modus operandig. Pero, ¿Por qué se quedó a dormir contigo? Digo, a penas eras una conocida.
Una risa nasal y algo sarcástica salió de mí.
—¿Destino? —pregunté, incrédula.
—¿Por qué no amor?
Ambos nos tomamos unos minutos para pensar. Yo miré a la ventana, aún había oscuridad, bien podrían ser las 3 de la mañana.
—¿Por qué Emily te pidió una relación abierta? —tomó su taza vacía y la mía, para llevarlas al fregadero—. De eso no me dijo mucho, solo que lo "necesitaba", pero es una necesidad muy... Vaga.
Suspiré e hice memoria, mis recuerdos me llevaron al día de su cumpleaños.
—El día de su cumpleaños estábamos ebrias y muy románticas, después de una increíble sesión de sexo, le dije que podría estar con ella toda la vida. Que quería que fuera mi esposa, la madre de mis hijos y todo lo que se le puede ocurrir a un "niña enamorada" como yo. Eso provocó que Emily...
—... Se asustara. —Dijimos ambos al mismos tiempo.
El agua dejó de correr, el puso en su lugar las tazas en su lugar, se dio la vuelta y me miró. Una sonrisa pequeña y amable se formó en sus rosados labios.
—Eso te lastimó. —me aseguró.
—Sí —le confirme—. Me lastimó demasiado.
—Si te lastimó, ¿Por qué te quedaste?
Jugué con un pequeño adorno de cristal sobre la encimera. ¿Por qué me quedé, si me prometí no quedarme en lugares donde no me amaban?
—Yo... Adoro a Emily, ninguna otra persona me hace sentir la mitad de cosas que Emily me hace sentir. Acepte está estupidez de la relación abierta para darle una "lección", también lo hice para saber si quiero seguir con ella. Ver si... Esto vale la pena.
Erickson se acercó a mí, tomó mis manos y me miró a los ojos, el verde de su iris me dio mucha tranquilidad.
—Te entiendo, Apple. Si yo amara a alguien tanto como tú amas a Emily, también me hubiera quedado. Quiero que sepas que haré todo lo posible por ambas, tengo en mente un buen terapeuta para Emily, incluso, puedo conseguirte uno si quieres. Tu prioridad eres tú, y la prioridad de Emily es ella, pero pueden cuidarse mutuamente. Solo el tiempo solucionará esto para ambas.
Me regaló una sonrisa y yo se la devolví. Le entró un bostezo, se cubrió la boca con una mano.
—Estuvo muy buena la plática, pero tengo mucho sueño. Tratar de que no funen a nivel nacional a una Géminis por tomar del pelo a una reportera popular es bastante cansado.
Compartimos la última risa de la madrugada, apagamos las luces de la cocina y caminamos a la sala, mire que su ropa y zapatos estaban a un lado.
—No es necesario que duermas en la sala, puedes dormir en el cuarto de invitados. —le ofrecí, apuntando dicho lugar.
—Gracias, Avery. —puso su mano sobre mi cabeza y revolvió mi cabello—. Descansa.
—Igual.
Ya con las luces del departamento apagadas, me dispuse a irme a la habitación. La conversación con Erickson fue muy agradable, puedo decir que dormiré un poco más tranquila lo que queda de madrugada.
Abrí la puerta de la habitación, en la oscuridad, lo único que iluminaba la habitación eran las luces de los demás edificio. No supe si era misma oscuridad o yo con algo de sueño, pero la cama estaba vacía.
—¿Emily? —la busque con la mirada. Las luces del baño también estaban apagadas.
Escuché un leve suspiro lloroso. Me acerqué al otro lado de la cama y ahí estaba. Era ella tirada en el piso, si cabello despeinado y sus ojos estaban cerrados, sus pestañas estaban llenas de lágrimas y sus mejillas húmedas por la misma razón. Me acerqué a ella, y me arrodille a su altura.
—¿Amor, que pasa? —Pregunté asustada y preocupada.
—Nada. —paso la mano por sus ojos para secarse se las lágrimas, pero la dejo ahí. Yo la mire descontenta—. Pesadillas.
—¿Quieres hablar sobre eso? —ella se quedó ahí, sin decir o hacer nada—. Estoy aquí, Emily. Podré no estar contenta contigo, pero sigo siendo tu novia, y como tu novia estoy dispuesta a escucharte.
Hablé, quizás con un poco más de autoridad que de simpatía. Pero, comprendí que tengo que tener cierta mano dura cuando se trata de que Emily abra sus sentimientos. Sus ojos se atrevieron a verme, estaban rojos, eso los hacía lucir más azules que verdes, se veían más vívidos. Con mi pulgar limpie una de las lágrimas que quedo a la mitad de su mejilla.
—Vamos a la cama. —dijo.
Suspiré pesado en mis adentros.
Sé paciente, Avery, sé paciente.
Tome sus manos para ayudarla a levantarse, al dármelas note que tenía las marcas de sus uñas. Me preocupe aún más, pero la mire a los ojos y esforcé una sonrisa. Quiero hacerle saber que estoy aquí para ella y que no tiene por qué ocultarme sus sentimientos. Al contrario, solo empeore más la situación, cuando soltó mi mano y una lágrima salió de sus ojos. Le di su espacio y me acosté en la cama, boca arriba.
Ella se acostó, paso un brazo sobre mi cintura, y se escondió en mi cuello. Yo pasé mi brazo debajo de ella, abrazándola, sosteniéndola.
—Perdón. —Susurró, sollozando.
—¿Por qué?
—Por todo, —hice un esfuerzo por verla, a penas podía ver su nariz.
—¿Amor, que es todo? —apoyé mi mejilla en su cabeza y acaricié su espalda.
—Perdón por lastimarte con mis decisiones infantiles. Perdón por hacer todas las cosas más difíciles. —se enterró más en mi cuello—. Entiendo si quieres irte, yo...
Antes de escucharla proseguir, me separé de ella y la besé. Fue un beso suave pero muy profundo. Metí mis dedos entre su cabello, mientras ellas me tomaba por la cadera, manteniéndome pegada a ella. Tantos días enojada, por una profunda tristeza, solo hizo que este beso se sentiera como una bocanada de aire fresco. Por desgracia, el aire empezó a faltarnos.
—Emilia, —sus ojos estaba tristes, lo notaba en el ausente brillo en sus pupilas—. Te perdono.
Volví a besarla, más suave, más lento. Necesitaba que creyera en mi perdón.
—Quiero mejorar, —habló luego del beso—. Quiero darte todo lo que he mereces Apple. Está bien que no confíes en mí, pero quiero hacerlo. De verdad. Tú... Tú no te mereces algo tan insignificante como yo.
Acaricié sus mejillas, a pesar de la falta de luz, sabía perfectamente donde están sus casi traslucidas pecas y sus bonitos lunares marrones.
—Amor, eres Emily Brownbear, eres todo menos insignificante.
—Soy una idiota. —Reconoció.
—Sí, pero no eres insignificante. —me reí un poco, pero ella no lo hizo.
—Apple, fui horrible contigo. Una completa imbécil. No me atreví a amarte y escondí todo ese amor buscando escapar. ¡Hice la estúpida relación abierta por qué no quería sentirme enamorada de ti! —pego las manos a sus ojos, con fuerza, como si quisiera desprenderse de esta realidad, que para ella no era más un mal sueño—. ¿No crees que soy patética? No sé cómo sigues aquí después de todo lo que te hice.
—Por que eres humana, y por lo general los humanos cometemos errores. —acaricié su cabello con suavidad. Fui lo más tranquila que pude por qué no quería hacerla sentir mal en un momento vulnerable—. Amor, yo no me enamoré de Emily "la Diosa" Brownbear. Yo me enamore de... Emilia Margarita Brownbear Márquez. Quien es, dulce, amable, cocina súper riquísimo, atenta y divertida.
—Pero, yo...
Volví a interrumpir sus estúpidos argumentos con un beso, esta vez fue corto, por qué quería que fueran mis palabras las que encontrarán su corazón.
—Emily, yo nunca esperé que tú convirtieras el agua en vino. Pero, sí esperé que fueras mi vino toda la vida. —acaricié su cabello con ternura—. Ya te fui honesta, rebasaste mis límites. Pero, he decidido darte la última oportunidad. Ahora, sé honesta conmigo, ¿Vas a desperdiciarla creyendo que eres insuficiente para mí?
Se atrevió a verme, mire una pizca de valentía en su mirada.
—Lo último que quiero es que te vayas, sin antes darte mi última pelea. —fue su turno de tomar mi rostro entre sus manos y analizarlo—. Apple Avery, este poco tiempo separada de ti me hizo ver que te amo. No necesito a ninguna otra mujer, ni ningún otro hombre; te necesito a tí. Te quiero solo a ti.
Suspiré aferrándome a mi poco carácter para no creer de lleno en ella y que volviera a lastimarme. Yo soy la que tiene el control.
—Demuestrame todo lo que estás diciendo, tus palabras ya no tienen ninguna solución, pero tus acciones son la que me dirán si voy a quedarme o no. —dije, con una dureza que ni yo misma sabía de dónde la saqué.
—Lo haré, juro que lo haré. —me besó—. Rompo nuestro acuerdo, ya no quiero una relación abierta. No volveré a acostarme con Jake, ni con ninguna otra persona.
A decir verdad, sus palabras me dieron paz, por el momento, por el bien de mi salud mental, iba a creerlo.
—Y tendremos una cita. —mencionó—. Solo tú y yo, mi amor.
Mi amor, no hace falta explicar la estúpida sonrisa que se me dibujo en la cara. Le hice un gesto para que volviera a recostarse en mí, ella me obedeció. Y es así como dormimos abrazadas por toda la madrugada. Me ordené a mí misma no confiar, pero tengo espectativas altas sobre las últimas semanas del verano.
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Ola 🌊 criaturutas come libros!
La verdad, tengo poco que contarles en esta nota de autor, solo puedo decirles que estoy muy feliz de tomar un ritmo más natural conforme a las actualizaciones, prometo que este año terminamos está hermosa historia. (Sí, después de tres años)
Espero que les haya gustado este capítulo, y sobretodo la narración de Apple, ya que estuve pensando en que los próximos capítulos narre ella. Más que todo, por logística. 🍎
Bien, sin nada más que agregar, Adiós!
—K.
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