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31- Una idiota Astral

Epa, qué bueno leerlos de nuevo. (No me funen) les hice un capítulo largo, para que comenten, [No me funen X2 :)]

Puse una canción del loquito de centro de Kanye, sí. Ignoremos que es de él. [No me funen x3 :)]

—K.

Tome la sábana de papel, la puse sobre el billete y exparcí la planta molida por todos su extensión. Le di unas cuantas vueltas, usando el dólar como banda para moldear perfectamente el producto. Sin más, apreté lo sobrante de papel y encendí mi porro.

Era pequeño, por qué no quiera quedarme tanto tiempo aquí. No, sabiendo que no sabía cómo me sentía, o por qué estaba haciéndolo. Quería estar en cama, lejos de las personas a las cuales podría lastimar. Lejos de mi misma, por qué también podría salir lastimada. Quería despejar mi mente y todo lo que la aquejaba.

No soportaba está sensación de no tener el control. No tenía el control de mis emociones, ni sentimientos, incluso de mi juicio, y eso me estaba matando. Estoy tratando de que mis decisiones pueda ser lo más justas posibles. Pero, creo que no lo estoy logrando. Estoy en un jodido callejón sin salida.

No quiero cansarlos con mi miseria, ya que solo es mía. Pero, en el fondo quiero que me entiendan, quiero que entiendan que me la estoy pasando mal por ser una pendeja.

—Oh, aquí estás —se sentó en uno de los sillones al frente mío. Solo traía sus pantalones de pijama verdes y una taza de té—. Pensé que te había ido cuando salí del baño. Creo qué...

Tenía unos pedazos de piernas que eran una maravilla, como la tela de algodón de amoldaba a ellas y dejan ver lo suficiente. Su abdomen no era marcado ni mucho menos, pero tenía las suficientes línea para verse sexy. Y sus ojos verdes, era una locura lo hermosos que son.

—Emily.

—¿Mmh? —Llegué a artícular, perdida en la cadenita de plata que tenía colgando entre sus pectorales.

Cadenita que hace minutos me estaba chocando contra la nariz, mientras gotas de su sudor me mojaban la piel.

—Te pregunte si vas a quedarte.

Salí de mi trance a patadas. Tenía que ser muy bueno para ser verdad.

—No —Le di la respuesta corta—. Sabes que yo no hago eso.

Bufó derrotado. Su carita bonita era la de un perro regañado. Empiezo a pensar que solo así me gustan.

—¿Ni ésta noche?

—Ni ésta noche.

—¿Por qué no?

—Porque no.

Sus ojos reflejaron tristeza. Mire a otro, lado incómoda. No era por qué no quisiera. Era que estaba tan perdida en mi cabeza que no entendía muchas cosas, y no quería estar en un lugar donde no me pudiera controlar. Esta vez fui yo la que se puso triste. Él noto eso.

—Ven aquí. —Le dio unas palmadas a esos pedazos de piernas que me encantaban.

Me paré de mi asiento, cruce hasta quedar frente a Jake. Volvió a hacer el gesto, y me senté en su regazo. Me abrí paso en su pecho y dejé descansar mi cabeza en él.

—Siento que estás abrumada, ¿Es por tu nueva relación abierta?

—Sí. Es complicado.

—¿No te sientes bien con ella?

—Es complicado.

—¿Por qué la pediste en primer lugar?

—Es complicado.

Una risita entre divertido y cansada salió de él. Beso mi coronilla y acarició mis brazos.

—Emily Brownbear, la chica más complicada que conozco.

—Podría ser.

No dijo nada por un rato. Solo se quedó callado, acariciando mis brazos. No entendía, Jacob era un imán para mí. No sé, por qué cuando pensé en otra persona para una relación pensé en él. ¿Será su forma tan enigmática de rechazarme las primeras veces? ¿O la calidez que regala cuando está de buen humor?

Jake era una casita. Hornea galletas para el geriátrico donde trabaja su madre, busca a su hermano menor a las fiestas que va, ha trabajado desde que salió de preparatoria, paralelo a eso ha estudiado mecánica para ser eficiente en su trabajo. Sé que solo lo estoy idealizando por lo mínimo, pero, él como persona, me agrada.

Además que, de una forma muy extraña, se me hace muy sexy. Me he acostado con personas que son todavía más atractivos, adinerados, sexys que él. Pero, le tengo un gusto culposo que es muy raro de explicar.

Es... Normal.

El tipo más común parado en América. Sería el equivalente de un padre de familia en los carteles de la familia tradicional. Y eso, por más bizarro que parezca, me gusta.

De todos modos, se lo atribuyó a mis Daddy Issues.

Gracias, Frederick I por no estar en mi infancia, ahora me gustan los Ned Flanders.

—Emily...

—¿Sí?

—No sé qué tanto estoy pidiendo —Tomo mis hombros, me hizo que lo viera cara a cara. Sus ojos no podían ser más sinceros—. Sé que estás en una relación, sé que este momento todo es "complicado" para tí. Pero, quiero que sepas que, cuando no tengas a dónde ir y el mundo te parezca abrumador, quiero que sepas que puedes venir aquí. Y no solo a mi cama. Puedo ser tu lugar seguro si es que así lo deseas.

Sentí, muy en lo profundo, un Deja vú. Como si está sensación había pasado antes. Alguien ofreciéndome un corazón el que habitar, y yo en la línea entre saltar o amarrarme al risco.

Los ojos verdes olivos de Jacob me abrazaron. Abrazaron mi corazón, haciéndole un espacio "seguro". Pero, ¿Que puedo hacer yo? Si después de tantos años ningún espacio es seguro. Si entre herir y ser herida, prefiero herir. Si entre amar y ser amada, prefiero que me odien. Conmigo, cualquier sueño o meta no funciona.

Jamás he tenido amor. Jamás lo tendré.

Como si Jake estuviera leyendo mis pensamientos, me abrazó. Luche con todas mis fuerzas por no llorar, y como siempre, hice un buen trabajo.

—¿Puedo abrazarte hasta que te sientas bien? —Susurró en mi oído.

—Sí, puedes hacerlo.

Sin más, su brazos me rodearon con fuerza y dulzura. El porro no sirvió para nada, todos mis sentimientos quedaron iguales o peores después de esa plática.

Así qué, después de un largo rato de abrazos y besos espontáneos, fui a casa, a la casa de mis padres. No tenía energía suficiente para ir al departamento, y estar sola. Principalmente, no quería estar sola.

Fui a mi habitación, tomé una larga ducha con agua caliente, esencia de almendras, velas olorosas a vainilla, y una copa de vino tinto que tenían abierta en la cocina, por qué a mi madre le gusta "dormir bien".  Y a mí también.

Me sumergí en la bañera, como si eso fuera a ahogar mis pensamientos negativos. Spoiler: Todos sabemos que no fue así.

A la mañana siguiente, una muy calmada María Emilia Márquez abrió mi habitación.

—Emilia Margarita Brownbear Marquéz, ¿Te vas a levantar o te vas a levantar?

—Mamá, déjame dormir —Me envolví más entre las sábanas, y emití un quejido—. Estoy fuera de servicio.

—¿Fuera de servicio? ¡Hoy tenemos reunión familiar en el club de campo! —Trato de jalar mi pie.

—¿A las 5 a.m?

—Emilia, son las 2 de la tarde.

Abrí los ojos de golpe. No puedo creer que dormí más de 12 horas, ¡Y aún tenga sueño!

—¿Por qué no me despertaste más temprano? —Me senté para adaptarme a la luz.

—Emily, ni siquiera sabía que estabas en casa. Llame a tu teléfono y nadie respondía, hasta que pase por tu cuarto y sonó. —Acarició mi cabello, para luego jalar mi oreja—. Mocosa dormilona.

Me habló en español, como todos sus regaños. Di un largo bostezo mientras ella hablaba. Mi familia era una de las cosas que siempre he extrañado de casa.

—Debes estar lista a tiempo, Margarita —Jalo las sábanas que me cubrían—. Sabes que a Xavier le irrita estar atrasado.

—Lo cuál es irónico, por que nació siendo un retardado. —Dije sonriente, a pesar que después ella me dió un zape en la cabeza.

Una vez que mi madre me dejó sola, me fuí al baño. Lastimosamente, como ella antes mencionó. Tenía que estar lista a tiempo para no poner irritado a Xavier. A él casi no le agradan los eventos sociales en general, pero era un domingo familiar, así que no tenía a dónde escapar. Al salir del baño, tome una falda ajustada verde, una blusa blanca y una sandalias. Para darle un poco armonía, tome unos pendiente dorados, una fina gargantilla con una cruz que también era dorada y un reloj sencillo. Me maquillé y peiné para ir a la sala, a esperar a Xavier.

Papá ya estaba ahí, junto con Frederick y la pequeña Kamala. La última estaba jugando sobre los zapatos de su padre. Por otro lado, papá se miraba en uno de los espejos de la sala, luchando contra su corbata negra.

—Hey papá, ¿Te ayudo? —dije acercándome a él.

—Claro, corazón.

Tome la tela y la empecé a acomodar para hacerme más fácil. En un par de movimientos, la corbata de mi padre quedó.

—Tu esposo tendrá suerte, las corbatas te quedan lindas —Dijo Frederick viendo mi nudo perfecto.

Le hice una señal de silencio. Papá y Fred me vieron espectantes.

—Frederick, yo jamás te había ofendido de esa manera.

Los dos hombres se rieron y volvieron a los suyo. Yo, acomodé aún más la corbata de papá, cuando mi madre bajo con Karter del brazo.

—¡Osito Karter! —Kamala corrió a saludarlo.

—Oh, son ustedes —Dije, con más sueño que ánimo.

—Wow, cuánta emoción, Emi. —Hablo el castaño, cargando a la pequeña.

—Disculpen, es que estamos esperando a la Xavier —Intervino papá.

Por cierto, estúpido Xavier.

—Iremos separados, ¿No? —Pregunta Karter, bajando a Kamala de sus brazos.

—Sí, pero debemos llegar juntos —Dice Frederick, acomodando el lazo del vestido de Kamala—. Somos una familia y como familia debemos aparecer unidos.

Mamá asiente ante el eslógan de su hijo mayor.

—Así es, debemos llegar unidos como la familia que somos, ¿No?

Ya parecen disco rayado. ¿Quiénes son? ¿Los Robinson? Aquí ninguno se parece al "Puma". Aunque, Xavier sería Petunia, ese es mi Headcanon.

—Lo mismo que dijo Frederick y mamá —Dije, luego de rodar los ojos.

Los sonidos de unos paso captaron nuestra atención. Eran Jenn y Xavier. Jenn lucía sospechosamente colorada y nervioso, pero muy hermosa en su vestido blanco de manta. Mientras que, Xavier disimulaba su respiración agitada con su habitual cara de culo.

—¿Nos vamos? —Dijo nuestro segundo sospechoso.

—Vámonos. —Afirmó mamá.

Buenas tardes, pero al parecer, solo para estúpido de Xavier.

Nos fuimos en autos separados. Frederick y Kamala en la Ranger de Fred. Jenn, Xavier y Karter en el Mercedes de Xavier. Y de último, Mamá, papá y yo en mi BMW. Total, era la hija soltera. La acompañante de mis padres próximos a la vejez, y esas cosas de gente antigua.

—¿Como va la cafetería? —Habló mamá, quien era mi copiloto.

—Pues muy bien, no puedo quejarme.

—¿Que tal los postres de verano? —Esta vez, habló papá, extrañamente interesado.

Él habla más de la decoración y la estética de la cafetería, casi no habla de comida. Sé que es insignificante, pero ese interés en pláticar se me hizo raro.

—Pues bien, a la gente le han encantado, están fascinados.

—¿Crees que acabando el verano te abrirás nueva sucursal? —Volvío a preguntar mi padre—. ¿O estás ocupada con otras cosas?

—¿Qué otras cosas, Pa? —Busque a cortar con sus rodeos.

—No sabemos, sabes que estamos preparando tu puesto en la empresa y pues estas haciendo tu vida marital.

Frené de golpe el auto, haciendo que mi madre y padre salieran hacia delante.

—¡¿Vida Marital?! —dije asustada—. ¡¿De donde sacaron eso?!

—Emily, corazón, somos tus padres. Antes de que tú hicieras las tortillas, nosostros ya teníamos un puesto de tacos —Mi madre y sus metáforas latinas.

—Quiero pruebas reales más allá de nuestro lazo familiar. ¡Esas son falsas acusaciones! —puse el auto en marcha, pero con más precaución.

Veo que está plática va a ser larga. Capaz nos termine catapultando a los tres fuera del auto si seguían así.

—Mi niña, uno no compra un departamento para estar solo. No cuando solo te la pasas en casa o en el departamento de tu mejor amigo —Esta vez fue mi padre.

Genial, ambos se habían puesto en mi contra. Ya no existe el respeto.

—Además, el día de tu graduación te fotografíaron con una chica que te llevo flores —Sentí mi cuerpo desfallecer—. Es curioso que sea la misma chica que Lucía describió que estaba en tu habitación, usando tu pijama un día de estos.

—Pff, e-eso no quiere decir nada —Por más extraño y ridículo que suene, me puse nerviosa—. Eso no quiere decir que sea, ni mi novia, ni que vaya a ser mi esposa, ni nada.

—Cariño, cuando tú madre y yo empezando a vivir juntos nos casamos a la semana —"Razonó" papá.

—Eran otros tiempos —Contraataque.

—Cuando Jenn se mudó con nosotros, acabando la universidad, Xavier se casó con ella a los 3 días. Ya hemos visto esto antes —Mi madre me atacó más fuerte.

—Los Brownbears somos enamoradizos y fieles a morir —Papá me vio a través del espejo—. Estás nadando contra corriente.

La plática con los viejos no llegó a nada —nada más que a ponerme nerviosa— sin embargo, ya habíamos llegado al club de campo. Fred sostenía la manito de Kamala. Mi madre y padre se tomaron de las suyas al igual que Xavier y Jenn. Mientras que a mí no me quedó de otra que tomar mi bolso con ambas manos para disimular mi soledad. Lo mismo le pasó a Karter, metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón.

Somos el suavitel que menos amor de mamá tiene.

Nos sentamos en nuestras mesas, y todos los conocidos de mis padres no se hicieron esperar. Hablaban de trabajos, Hobbies y cosas de adulto mayor. Por otro lado, estaba tranquila de que alguno de ellos sean de mente abierta. Porque, si mis padres vieron esa fotografía con Apple, debe de ser que estaba circulando por internet. Y, creanme, ser gay en un lugar tan hostil como es la alta sociedad no es muy agradable en algunos casos. Pero, por otros embrollos míos, la mayoría ya sabe cuál es mi naturaleza.

Sin embargo, no saben la naturaleza de sus hijas, con las que en más de alguna fiesta me he besado. Pero, ¡Hey! Yo no soy el medidor gay.

—¿Quieres vino?—Mi madre alza la botella de vino, señalando la copa de Karter.

—Karter no puede consumir licor, es menor de edad, tiene que esperar hasta los 21.—Se adelanta Xavier, "el Martir".

Mi madre rueda los ojos, esto se está poniendo interesante.

—¿Eres un alcoholímetro, Dante Xavier?

Uff, no le gustan que lo llamen por su primer nombre, ¡Dale con la silla, María Emilia!

Él resopla, chocando los cubiertos levemente sobre los platos.

—Solo decía que...

Ay, Xavi, no puedes contra esta.

—¿A qué edad bebiste tu primer trago?—Pregunta mi madre. Su palabras irradiando pelea a más no poder—. Por que yo recuerdo que en casa siempre desaparecía el tequila.

Frederick y yo ahogamos una risa, Xavier haciendo un pequeño puchero de niño berrinchudo genera demasiada gracia. En especial por qué no puede contra mi madre.

—Pásame tu copa.—Pide mamá, y Karter la obedece tratando con todas sus fuerzas de no reír. Llenó su copa y me la paso nuevamente, guiñándole un ojo.

Una risita se me escapó y Frederick me la siguió, reíamos como dos hienas, pero muy por lo bajo. El pelinegro nos pateó a ambos por debajo de la mesa. Mi madre, a como pudo, se estiró para pellizcarlo, pero esto causó que Fred y yo nos riamos más fuerte.

La velada paso tranquila. Un tal pianista que contrato la señora quiensabecomosellame —la encargada de este club— le cancelo de último momento, y Karter se "ofreció" a tocar una pieza. Digo "se ofreció" por qué realmente fue Kamala la que dijo que era excelente tocando el piano. Pero, Karter tenía más ganas de meterse una aguja por la pupila que de tocar piano.

Esto lo pueden leer en su libro, éste es el mío.

La tarde paso, entre un cielo anaranjado y la dulce calidez del verano. Ya anocheciendo, todas las familias jet set nos despedimos, no sin antes tomar fotos. Ya en el estacionamiento, alguien me llegó por detrás. Era Jaidev y Emma, dos hijos de estas familias con quiénes me suelo llevar bien.

—¡Brownbear! —me saludaron. Jaidev beso mi mano y Emma me dió un beso en la mejilla—. Que gusto verte.

—Lo mismo digo, chicos. ¿Como han estado?

—Cansados, tu mejor que nadie sabes que la belleza no descansa —Los 3 reímos ante el comentario de Jaidev—. Queríamos hacerte una invitación, vamos al bar de Robert más tarde y queríamos ver si te nos unías.

—¡Claro!, Sabes que nunca me pierdo la salida a un Bar.

Me despedí de ellos y subí al auto con mis padres. Cuando entre, ambos me vieron con la ceja levantada, un poco curiosos.

—¿Qué?—confundida por su actitud.

—¿Ya le pediste permiso para salir a tu esposa?

—¡Mamá! —Me quejé, y ambos se rieron.

Llegando a casa solo pensé en alistarme. Quizás esto es lo que necesito, ir a un bar con ricachones y hablas de mierda banales, como viajes por el mundo o negocios, mientras tomamos. Juro que estoy tan desorientada que quiero hablar de negocios.

Tuve el pensamiento intrusivo de invitar a Armond al plan, pero sé que está ocupado con sus padres, así que no lo quiero molestar. También pensé en Eva, pero supongo que tiene sus asuntos, también con su familia y su prometido. Y Karter, pues Karter no se veía tan de humor hoy, en especial por qué creo que ayer tuvo una fiesta.

Más sola que vaguito de centro. Me arme un outfit de esos que me encanta, con todo en negro y falda de cuero, más las botas altas que me hacen lucir como una Bratz y un maquillaje gótico, quedé más que perfecta.

Dios, si puediera follarme, me follaría. Es una lástima que eso solo lo puedan hacer los demás.

Pasadas las horas, me fui al bar. Sé que son curiosos, así que les explicaré quienes son quien. Jaidev es hijo de genios en robótica, hacen cosas para la medicina y mundo industrial, Emma es hija de comerciantes de autos a nivel internacional y Robert, el dueño del Bar, es hijo de hoteleros. Al fin y al cabo, ricos. La verdad es que eran agradables, pero puedo decir ir son mis mejores amigos. O que son mis amigos, si nos ponemos más realistas. Son más como buenos compañeros de tragos refinados.

—¡Emily, bienvenida! —Me saludo Robert—. Siéntete cómoda.

Pasamos una velada nada fuera de lo común. Solo éramos nosotros cuatro hablando con vinos, negronis, old fashions y demás. Me parecio curiosa la superficialidad con la que hablábamos de nuestra vidas. Éramos desconocidos hablando de nuestras ambiciones personales y ya. Bueno, no éramos tan desconocidos.

En una fiesta Robert me hizo un oral, y en una fiesta yo le hice un oral a Emma. Pero de eso se trata la vida, dar y recibir, ¿No?

Olvidelo, abusé del Cabernet. Del Whisky, el vodka y quién sabe de qué más cosas.

Pasada la noche, Jaidev y Robert nos dejaron solas a Emma y a mí. Y curiosamente Emma me estaba haciendo ojitos tan coquetos que no tuve ganas de resistirmele. Me lancé por sus labios, besándolos con hambre. Estábamos en una zona muy VIP del bar, la luz está baja y había poca gente, por eso no me importo tratar de meter mis manos en su falda a medida que aumentaba el beso. Pero, ella lo interrumpió.

—Perdón, Emily, no puedo —Sus ojos verdes evitaron mi mirada.

—¿Por qué? —pregunte algo confundida.

—No me mal interpretes me gustas y sé que mal no voy a pasarmela pero... Escuché que tienes novia.

Ay, mierda.

💡

—Pero estamos en una relación abierta —Me adelante a decir.

—¿Relación abierta? —ella se rió por lo bajo, paso su mano por mi mejilla—. Emily Brownbear, no sabía que fueras tan atrevida.

—Hay cosas que dejó a la imaginación —Le guiñé el ojo—. Iré al baño, podríamos seguir en mi departamento.

—Me parece perfecto.

Me levanté de mi asiento, salí de la sala VIP, y me dirigí al baño. A diferencia de los baños en las discotecas, este estaba vacío y muy bien acondicionado. Mis respetos a Robert, al parecer si sabe decorar bien un baño. Cuando termine de hacer mis cosas, por las mesas de una las otras zonas VIP encontré a una señora muy familiar, caminé hasta su mesa, dónde estaba sola, para verla mejor y confirmar mi sospecha.

—Señorita Brownbear Marquéz. —Sonrientemente me saludó.

—Ms. Rose Mary. —Yo hice lo propio.

¿Recuerdan la señora que "leyó" mi futuro? Era ella. Seguía siendo la misma mujer madura, elegante e imponente. Era una "vidente" después de todo.

—¿Qué te trae por aquí? ¿Vienes con tu pareja?

La mire extrañada. ¿Por qué todos preguntan esa mierda?

—¿Mi pareja?

—Sí, tu pareja. Tu media naranja, tu descosido, tu sol, tu luna. ¿Dónde está?

—No sé de lo que me está hablando, señora cartas mágicas.

Ella se vio visualmente confusa. Su semblante se oscureció casi por completo. Me apunto a la silla frente a ella, se manera autoritaria. Y yo, que ya cargó con suficiente sal, me senté.

—¿No hiciste caso en lo que te dije en la primera lectura de cartas?

—¿Lo de "déjarme" fluir, enamorarme y no tener miedo? —Ella asistió—. No.

La señora se dio una bofetada en la frente.

—Astros, pensé que era más inteligente, señorita Brownbear.

—¿Que quería que hiciera? ¡Las cartas dijeron que iba a salir mal! —Me crucé de brazos y la miré indiferente—. Técnicamente, deje fluir las cosas.

Ella volvió a pegarse en la frente. Su frustración empezó a ser percibida por las demás personas en las mesas, ya que algunas miradas curiosas se enfocaron en nosostras.

—Emily, las cartas no te dicen que hacer, lo que hacen es decirte el futuro. Tú puedes cambiarlo.

—Mire, Ms. Rose Mary, no sé si sus cartitas, sus estrellitas, velitas o piedritas se lo han dicho pero, ¡Conmigo no funciona! ¿Okey? —Esta vez la frustrada era yo—. Soy todo menos una pareja ideal.

La señora me tomo de las manos, manteniéndome en calma.

—Escúchame, Emilia. Tu famila está maldita. Todo lo que rodea a los Brownbears son eventos desafortunados. Son años y años de mala suerte que todos los descendientes cargan con ellos. Accidentes, traumas, incluso... Muertes.

Me deshice de su agarre, pero por alguna razón no quise levantarme de la silla.

—No escucharé una palabra más de usted —mentí, estaba intrigada por lo que esa mujer tenía que decir.

—Tu abuela se suicidó cuando tu padre tenía 11 años. Fue después de la muerte de su hijo menor —Contó. Yo empecé a tensarme, había algo mal.

—¿Y? Mi abuela era una actriz reconocida para ese entonces, puede googlear "Amélie Spencer Brownbear muerte" y tendrá alguna de las cosas que acaba de decirme. —Estaba buscando todas las formas para no darle la razón a la señora.

—Tu abuelo, también murió. Era alcohólico, ¿No?. Murió por la bebida. —eso era cierto, y no, no salía en ningún periódico o página web—. Pobre Frederick ¿Qué más puedes hacer si todos te acusan de matar al amor de tu vida?

Suspiré pesado. La causa de muerte solo la sabía solo la famila, en todos los medios solo se mencionaba un padecimiento, no su enfermedad con el alcohol.

Vamos Emily, puedes creer en esta mierda.

Si todo lo que dice es cierto, ¿Por qué mis padres no tienen esa supuesta "maldición"?

—Oh, querida Emily, ellos rompieron una. Queda otra.

—¿Y cuántas son o qué? ¿Tengo que preocuparme de 100 años de mala suerte o algo así?

La señora suspiró.

—Preocúpate por la que te arrojaron las cartas. Rompe la puta maldición y no arrastres al amor de tu vida. Puede ser una de las personas que conociste este último mes, no lo sé, usa la maldita cabeza —Estaba consternada, confundida y cansada—. Te invito a un trago, creo que lo necesitas.

Después de la plática con Rose Mary, y el trajo doble al que me invitó, cancelé con Emma, poniéndole una excusa bastante tonta como un "me llamó mi mamá". Con cautela, ebriedad y desolación, fui al departamento.

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Desde el país ganador de miss universo 🇳🇮😘

OLAAAAA 🌊
¿Que tal, mis pequeños homosexuales depresivos Astrales? ✨

He vuelto, gracias a Dios que ya he salido de vacaciones. Por qué les juro que la universidad me estaba matando, ya extrañaba escribir 😞, Pero aquí estamos.

Espero que en estas vacaciones al menos pueda tener un capítulo por semana. Ya qué, según mis cuentas a la novela le quedan de 5 a 10 capítulos Quizas son más (?.

En fin.

¿Que les pareció el capítulo? ✨

¿Ustedes cuáles creen que sean las maldiciones de los Brownbears? 🤔

¿Alguien más extraña a Apple 💖?
Por qué yo sí 😭😭😭

—K.

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